Temporada de Reproducción - Historia Principal - Capítulo 86

Mientras inhalaba a destiempo y tosía, él puso una mano sobre su tráquea y murmuró un conjuro. Después de eso, aunque la llenaba con fuerza varias veces más, ella no volvió a tener problemas para respirar.

 

—¡Mmm, ah, ah, ahhh…!

 

Alcanzar el orgasmo era increíblemente fácil.

El peso del cuerpo robusto del hombre. El ambiente que envolvía la cama la hacía gemir.

El líquido, que no sabía cuándo había eyaculado, se había acumulado y empapado la ropa de cama. Antes de que se enfriara, él sacó el pene y la volteó.

 

—Una vez por detrás, cariño.

 

Sonaba como una gran bestia saboreando a su presa. Ante el áspero gruñido, Siren no pudo responder.

 

—¡Haaak!

 

Un pilar de fuego volvió a entrar, aplastando su delicada carne. Al hundirse hasta la raíz, sacando la cabeza del pene y volviéndola a hundir, fue como si fuegos artificiales blancos estallaran ante sus ojos.

Mientras se aferraba a la funda de la almohada, Yasamin envolvió su mano y le mordisqueó el lóbulo de la oreja.

 

—Ah, no… no…

—¿Qué es «no»? Dímelo bien para que lo entienda.

 

Mientras la embestía suavemente por debajo y le succionaba la oreja, ella sentía que iba a morir. Con la sensación de que su cerebro se derretía, Siren ya no podía ni hablar, solo sollozaba.

Me encanta, me encanta demasiado.

Solo la sensación, no los pensamientos, llenaba su interior.

En ese momento, su alma parecía residir únicamente en sus genitales.

 

—¡Aaaang!

 

Él la agarró por la cintura y luego la atrajo, embistiéndola con fuerza. Después de controlar la velocidad y luego empujarla hasta el límite repetidamente, Siren cayó lentamente en un estado de agotamiento.

Una gota de sudor le cayó en la concavidad de la espalda. Era tan caliente que por un momento confundió el sudor con lágrimas.

Se perdió por completo cuando él extendió una mano y le tocó el clítoris.

 

—¡Haaak, ah, ahng, ah, ah, ahhh!

 

Las pequeñas sensaciones de placer eran incontables.

El orgasmo real ya era el tercero.

Lágrimas empañaron los ojos de Siren, Yasamin volvió a eyacular.

Sintiendo el espeso semen derramarse por sus muslos, ya que no podía contenerlo todo dentro, Siren finalmente dejó ir su conciencia, que se desvanecía.

Lo último que recordaba era una palabra que Yasamin le susurró mientras la abrazaba con fuerza.

¿Era «te amo», o «te odio»?

¿O sería una palabra que significaba algo intermedio?

Sin tiempo para reflexionar, fue arrastrada al mundo de la inconsciencia.

 

 

 

 

 

 

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‘¿Eh, dónde… estoy?’

Parecía que hace un momento estaba en la cama con Yasamin, pero ahora yacía sobre un suave lecho de hierba.

‘No quiero moverme……’

Siren, que permaneció inmóvil durante unos minutos, mirando fijamente al cielo, despertó muy, muy lentamente los sentidos de su cuerpo.

No tenía ni idea de lo que estaba pasando, pero… el viento que soplaba era tan cálido que se sentía aliviada. Como si dijera que todo estaba bien, como si le dijera que no se preocupara, la brisa con un toque de primavera le acarició la mejilla.

Ah, claro. El canto de los pájaros. Ese canto de pájaros también le resultaba familiar.

Una bandada de alondras cantaba bellamente.

En resumen, esto era un bosque muy tranquilo.

¿Debería llamarlo un refugio donde no habría ninguna amenaza?

‘¿Por qué… estoy aquí? Además, se me escapan las lágrimas’

No se había dado cuenta de que estaba llorando, pero lo que le corría por las mejillas eran, al final, lágrimas.

Siren se limpió los ojos con el dorso de la mano y se incorporó en silencio.

Entonces, los narcisos que crecían junto a la cama de hierba se agitaron por sí solos, abriéndole paso.

Hasta un pequeño y claro manantial.

 

—Aquí…….

 

Al arrodillarse y mirar el manantial por un instante, Siren se sobresaltó.

El rostro que se reflejaba no era el suyo, era el de alguien completamente desconocido.

Lo más extraño era que ni siquiera podía describirlo.

No podía explicarlo. No podía formar una oración con ninguna palabra.

Como si estuviera prohibido.

‘¿Soy… yo, verdad?’

Levantó una mano y tocó la superficie del agua, y el reflejo hizo exactamente lo mismo. Sin duda, era ella.

Pero no tenía el pelo negro.

‘Pamila y Ananta me lo dijeron. La gente también me llamaba así’

Aquafuran.

Lo que se reflejaba allí era sin duda Aquafuran.

Dado que el poder asombroso que podía usar también era de Aquafuran, no era tan sorprendente.

‘Pero hay algo que me preocupa. Parece que esto es un sueño… ¿Por qué de repente tengo un sueño así?’

Sueño lúcido.

Significa el fenómeno en el que la persona que sueña es consciente de que el lugar donde se encuentra su conciencia es un sueño.

Inclinó la cabeza, y el Aquahuran del agua la imitó.

Siren lo miró un momento y luego se levantó.

Cuando se había desmayado por el sexo salvaje con Yasamin, sintió que iba a morir, pero aquí sus pies se sentían increíblemente ligeros. Con una sensación de frescura, como si pudiera correr para siempre, una sonrisa se formó en los labios de Siren.

 

—Kyuu-uuh…….

—Kyuaang!

 

Y esa sonrisa se hizo más profunda y brillante cuando salió a la entrada del bosque.

Dos criaturas de cuatro patas, que Siren veía por primera vez como «Siren», jugaban tumbadas boca arriba.

Exteriormente se parecían a leones, pero el color de su pelaje brillaba en dorado. Ambos tenían ojos de diferentes colores, un ojo verde y el otro azul.

Además, tenían una joya transparente en la punta de la cola, y la misma joya incrustada en la frente.

También tenían dos pequeños cuernos…

 

—Kyaaang!

—Kkyang!

 

Las dos bestias, al sentir su presencia, se levantaron de un salto y corrieron animadamente hacia ella.

Siren, sin darse cuenta, abrió los brazos y los abrazó, y de repente se dio cuenta.

Quizás la estabilidad que había anhelado durante tanto, tanto tiempo era precisamente esto.

Abrazando a las pequeñas y suaves bestias en sus brazos, Siren rogó:

Ah, que este sueño sea eterno. Y que se haga realidad.

 

—Mamá.

—¡Mami!

 

De repente, los dos niños, que tenían forma de bestia, se transformaron en humanos.

Uno tenía el pelo negro, el otro era igual que el de Yasamin…….

 

—¡Gasp!

 

Siren jadeó y se despertó, mirando rápidamente a su alrededor.

Así que aquí, aquí es… la cama.

‘Los brazos de Yasamin’

El sueño que acabo de tener… ¿Fue real?

 

—¿Siren?

 

Tan pronto como su presencia cambió, Yasamin la llamó. Con voz tierna pero insistente.

 

—¿Qué pasa? ¿Tuviste una pesadilla?

—No……

—¿Entonces?

 

Él es paciente. Pero nunca lo deja pasar por alto.

Era casi seguro que iba a presionarla para saber qué había soñado y por qué reaccionaba así.

‘Ah, pero… ¿cómo se lo digo? Que soñé con nuestros hijos’

¿Y si Yasamin se ilusionaba? ¿Qué pasaría si eso no pudiera hacerse realidad?

Mientras mascullaba con preocupación, el brazo que la rodeaba la cintura se apretó más.

 

—Si no me lo dices…….

—…….

—¿Te haré cosquillas hasta que confieses?

—….…!

 

No, eso no.

Siren era extremadamente cosquillosa.

Con solo que él soplara, ella temblaba. ¿Y ahora cosquillas?

Aunque la amenaza sonaba algo tierna, no dejaba de ser una amenaza, así que Siren se apresuró a hablar.

Pensó que sería mejor decir la mitad de la verdad que la verdad completa.

 

—So, soñé. Había un manantial muy claro y un campo de narcisos…

—Una descripción familiar.

—Se reflejó una existencia cuyo rostro no pude dibujar. Pero… lo supe instintivamente. Esa existencia era Aquahuran… y aunque me da vergüenza decirlo… era muy hermosa.

 

Aunque no estaba mintiendo, le dolía la conciencia no revelar todo.

Ignorando la sensación de punzadas en el pecho, Siren soltó las palabras sin respirar.

Yasamin escuchó todo lo que ella dijo.

 

—Aquafuran también es la diosa de la sabiduría y la belleza.

 

Entonces él le picó la mejilla con el dedo y murmuró con pereza.

Ante eso, Siren apretó fuertemente la manta que cubría su pecho.

 

—Mi señora es la reencarnación de Aquafuran.

—No, no se burle.

—¿Por qué?

—Yo no podría serlo.

 

Ella era un monstruo.

No, había sido un monstruo.

Siren, que había estado lamiendo y lamiendo esa verdad para que no se le formaran costras, conocía bien su lugar.

‘Que soy Aquafuran, la verdad es que medio lo creo y medio no’

Dime más.

Para que pueda saber quién soy.

Para que pueda creer quién soy.

Fue entonces.

Cuando las elegantes cejas del hombre se fruncieron ligeramente y sus hermosos labios se abrieron.

 

—¿Crees que yo me metería con algo feo?

—Eso es…….

—Si vas a tener pensamientos extraños, simplemente no pienses. Solo súbete encima de mí y mueve la cadera.

 

Ante la dulce voz que parecía engañar suavemente a su presa, Siren sintió el deseo de ser engañada.

‘Yo también soy hermosa, yo también soy útil, yo también…’

Murmurando para sí misma, se subió sobre Yasamin. Yasamin, que la miraba fijamente a la luz de la luna, sonrió.

 

—Así es. Eres hermosa.

—…….

—Eres la mujer perfecta para que un animal como yo se aparee contigo.

 

La noche que creía terminada se prolongó hasta el amanecer.

Siren, sumergida en el éxtasis que la sacudía por completo, deseó con todo su corazón:

Ah, que ese sueño se haga realidad algún día.

Que nosotros también… tengamos una familia.