Temporada de Reproducción - Historia Principal - Capítulo 78

Pararme a su lado, algo impensable cuando la conocí por primera vez como «Siren», ahora era una realidad.

Ella sonrió un poco y luego agitó su mano en un gran gesto, levantando una ola.

—Encuéntrenlo. Encuentren dónde se esconde ese barco con miles de personas a bordo. Y avísenme.

Los Raksha de agua, que habían recibido la orden, corrieron sin aliento.

¡Splash!

Con un sonido brusco, el agua salpicó y una bandada de delfines azulados nació. Burbujas brotaban dentro de sus cuerpos translúcidos y aerodinámicos.

Mientras los delfines, brillando hermosamente bajo la luz de la luna, avanzaban en docenas de direcciones, Siren se detuvo un momento a esperar.

—Ah… me muero, mi amor.

—¿Por qué?

—De lo impresionante que eres.

Los ojos de Yasamin, que la miraban, se nublaron con embeleso.

Y cómo no iba a ser así.

Por muy grave que fuera la situación, para él, en realidad, esto era solo algo que pasaría.

Para él, la eternidad era solo Siren. Por lo tanto, lo único que tenía significado era Siren.

Ella, la que no desaparecería. La que no se desvanecería. El pilar de su ser y su apoyo espiritual. La única.

La eternidad.

Quizás él estaba enamorado de la eternidad.

—Gracias por volver como Aquafuran. No pensé que volvería a ver esta imagen…

Es como un sueño. Un sueño que, al despertar, dolería tanto que querría arrancarme el corazón.

Pero en el momento de dormir, es una trampa tan dulce de la que no se puede escapar.

Yasamin miró el Raksha de luz azul que flotaba alrededor de Siren y recordó un día de hace mil años.

Ah, así de brillante estaba ella la noche en que él admitió que se había enamorado…

—Por allí. Vamos.

Al instante siguiente, Siren, al notar la señal del delfín, giró bruscamente.

El barco se encontraba en el mar occidental, cubierto de niebla.

El barco, visto a través de los ojos del Raksha animalizado, era verdaderamente inmenso.

‘Pero lo extraño es que nadie está en cubierta. Es imposible controlar a tanta gente’

Cuando hay muchas personas, sus deseos son naturalmente diferentes.

Alguien querría salir a tomar aire fresco por la claustrofobia.

Pero no había señales de vida en ningún lado del barco, ni a la derecha ni a la izquierda.

Era como un barco fantasma.

—Yasamin. ¿Qué pasa si las personas dentro de ese barco también son todos infectados…?

—Sí.

—Trata de no matarlos si puedes. Quiero intentar devolver a los infectados a su forma humana.

En lugar de preocuparse si funcionaría o no, quería intentarlo primero.

Yasamin, comprendiendo sus intenciones, asintió sin decir una palabra.

—Lo intentaré, a menos que me ataquen y no tenga otra opción. Pero un barco, por su naturaleza… no sé si funcionará. Es muy estrecho y cerrado.

—Si sientes que vas a sucumbir, entonces no habrá nada que hacer. Aunque sea lamentable.

No hay elefante que sienta lástima por una hormiga pisoteada. Uno hará todo lo posible por no pisotearla, pero si no se puede evitar… entonces no hay nada que hacer.

De camino al barco, Siren y Yasamin discutieron sobre el hechizo para devolver a los infectados a su forma humana. Yasamin nunca había pensado realmente en ello antes, pero parecía que tenía algo en mente.

—¿Hechizo de reversión de maldiciones?

—Sí, consiste en atraer el Raksha de la maldición y repelerlo. ¿Qué piensas, mi amor?

—Suena muy bien.

—Solo lo pensé, pero nunca lo intenté. No tenía ninguna razón ni obligación de encargarme de su salvación.

Era natural. Yasamin no era un dios, sino un hombre bestia. Por muy larga que fuera su vida, no tenía ninguna razón para compadecer a los humanos. Además, aunque sus habilidades técnicas fueran superiores, la cantidad total de Raksha que podía manejar y la propia respuesta del Raksha, así como su pureza, eran cosas que un hombre bestia no podía imitar de un dios.

—El barco se está moviendo de nuevo…

Siren frunció el ceño y volvió a levantar una ola. Esta vez, era una ola aún más grande que la anterior. Al estrellarse, el rocío era tan inmenso que eclipsó la luna, y por un momento, un remolino se formó. Poco después, una ballena hecha de agua apareció ante ellos.

—Será más rápido montar esto que caminar.

—Ah, lo recuerdo. Te gustaba montar en cosas así.

—¿Todavía hablas de viejos recuerdos?

—Sí. Es todo lo que tengo.

Yasamin parecía realmente feliz. Sin embargo, esa sonrisa se desvaneció gradualmente al ver el barco oscuro a lo lejos.

—Parece que han unido tres barcos grandes.

—Sí, parece que no lo hicieron de la noche a la mañana.

Es decir, Hiyes había estado planeando esto durante bastante tiempo.

Al llegar cerca del barco, subieron el agua y usaron la presión para descender a la cubierta. A pesar de haber llegado en silencio, la quietud era escalofriante. Siren tembló, sintiendo un escalofrío que le helaba los huesos, y Yasamin la abrazó en silencio por detrás.

—No se siente el calor de personas vivas. Hay rastros de vida, pero…

—¿Acaso… aquí también, todos se han convertido en infectados?

—Probablemente.

Yasamin frunció el ceño, extendió una mano y creó una serpiente. La serpiente, sacando la lengua, desapareció y no tardó en regresar con una mano mordida en el hocico. La sangre de la mano estaba coagulada, y por su aspecto seco, parecía que llevaba más de tres días separada de su dueño.

—Hmm.

Siren soltó un breve quejido, miró la mano, luego se enderezó y observó los alrededores. Habían desembarcado en el barco de la derecha. Probablemente, Hiyes estaría en el centro.

—Si no se siente el calor de personas vivas, vayamos al barco del centro, Yasamin.

—¿De acuerdo?

—Hiyes debe estar vivo.

¿No es así? No habría tramado algo tan grande para morir.

Pero, extrañamente, tampoco había señales de vida en el siguiente barco, ni en el que le seguía.

Respuestas de personas vivas. Lo que se conoce como signos vitales.

El sonido de un corazón latiendo y la sangre circulando con fuerza. Cuando Yasamin le dijo que no escuchaba nada de eso, Siren se quedó verdaderamente perpleja.

¿Acaso Hiyes no estaba en el barco en absoluto?

—Al final, no queda más que entrar.

Murmuró Yasamin en voz baja, empujando suavemente a Siren hacia atrás.

Craaaack.

Luego, huesos afilados brotaron de sus brazos. El arma biológica, capaz de destruir todo lo que se interpusiera en su camino, brillaba de un blanco puro bajo la luz de la luna… era deslumbrantemente hermoso y aterrador.

¡Screeech!

¿Para qué abrir la puerta con las manos? Bastaba con usar el Raksha para tirar de ella.

Lenta, lentamente, la puerta que daba al interior del barco se abrió.

—…….

¿Qué habrá pasado realmente dentro de este barco, donde se esperaba que hubiera una figura importante del clan Nu?

Un hedor a sangre penetrante llenó el aire con la ráfaga de viento.

Yasamin, mirando el interior oscuro como la entrada al infierno, creó varias bolitas de fuego del tamaño de la uña de su meñique y las envió hacia abajo.

—Parece que no podremos evitar pelear.

El sonido de los infectados gruñendo al ver las bolitas de fuego se unió, creando una vibración. Siren sintió que el suelo temblaba bajo sus pies y asintió a las palabras de Yasamin.

Si los degollaba o los ahogaba en el mar… no había otra opción antes de que el hechizo se completara.

—Me quedaré aquí e intentaré crear un hechizo para devolver a los infectados a su forma humana.

—De acuerdo. Entraré y saldré rápido.

—Sí.

Entrar con él solo sería un estorbo.

Aunque su divinidad se había recuperado en un 88%, aún no podía vivir eternamente. Si la mordían, no sabía qué le pasaría.

No moriría, pero tampoco quedaría ilesa.

‘Ayúdame, Raksha. Haz realidad mi deseo, sigue mi voluntad’

Para que pueda terminar con todo. Para que pueda salvar a la gente que se pueda salvar.

El viento sopló con fuerza alrededor de Siren, quien cerró los ojos. Sus ropas se agitaron y su cabello oscuro ondeó.

El agua del mar, respondiendo al poder de la diosa, tembló violentamente y golpeó el costado del barco, haciéndolo cabecear y tambalearse.

Siren, con los labios apretados, observó su entorno con sus sentidos, no con sus ojos.

No veía nada en realidad, pero sí sentía y aferraba el Raksha. Solo el Raksha.

Al principio se escuchaban los gemidos de los infectados, pero a medida que pasaba el tiempo, ni siquiera eso llegaba a sus oídos.

Las yemas de los dedos de Siren, que había entrado en un estado de éxtasis total, se movieron de forma natural.

Con el Raksha negro, que nunca antes había tocado, comenzó a calmar suavemente la energía que se desbocaba con fiereza.

‘Por favor, escúchame’

El Raksha de agua se adhería fácilmente a su mano sin necesidad de forzarlo, pero este poder maldito no. Se retorcía como una anguila, tratando de escapar, haciendo un alboroto y quejándose.

Al final, el sudor frío le perló la frente a Siren, pero ella no se rindió.

Quería revertir la maldición de ser un infectado a toda costa.

‘Un poco más, solo un poco más……..’

Tenía que crear una imagen, como si estuviera pintando una obra de arte.

Siren usó el Raksha negro para dibujar el fondo.

Una noche completamente oscura.

Y luego, arrastró el Raksha blanco para crear una forma humana.

Cuando el Raksha amarillo se posó sobre la figura humana con las manos juntas, brilló espléndidamente, como si estuviera rodeada de estrellas.

Justo cuando el hechizo creado por Siren, quien estaba medio aturdida, estaba a punto de completarse.

Era el instante exacto en que iba a dibujar los dos ojos sobre los labios ligeramente sonrientes y la nariz pronunciada.

—¡Muere!

¡Whump!

El cuerpo de Siren se tambaleó violentamente por el ataque repentino que la apuñaló por la espalda.