Temporada de Reproducción - Capítulo 70
Así fue como Nicoletta regresó a casa.
¡Qué bueno sería si hubiera terminado ahí! La situación de un cachorro que ha perdido a sus padres es tan lamentable que, aunque tenga que andar con cuidado, es mejor vivir en su propia casa.
—Al final, así resultó.
Pero esa noche, Nicoletta regresó casi enloquecida, cargada en la espalda del guerrero que le habían enviado como escolta.
Siren, que observaba la escena, tragó amargura y ordenó que le asignaran una habitación.
—Déjala tranquila hasta que se calme. Solo asegúrale las comidas.
—¡Sí, ama!
No había de otra. Lo había esperado, pero… era lamentable.
La muñeca de Nicoletta, que casi se la llevan a rastras, caía sin fuerzas. Mientras Siren observaba, Yasamin se acercó y la abrazó.
—No te preocupes demasiado, cariño.
—Sí.
—Seguro le ofrecieron un puesto de espía si regresaba a casa. Por eso está fingiendo demencia de forma exagerada.
—……
No era algo en lo que no hubiera pensado, así que ella giró la cabeza en silencio para mirarlo. Los labios de Yasamin estaban torcidos con malicia. Sus ojos verdes también estaban llenos de asco.
—Ya verás. Veremos qué elige.
—Sí, por ahora, esperemos y veamos.
¿Acaso los humanos no son hermosos precisamente porque son seres que eligen?
Hay muchas tentaciones, pero el ser humano mismo elige qué manzana morderá.
Los dioses solo observan.
Siren sintió el calor de Yasamin y pensó en el sur.
Pensaba en cuándo podría terminar este asunto aquí y regresar allá.
—Sei, ¿en qué piensas?
El brazo que la abrazaba por la cintura se apretó. La restricción era conmovedora, como si no le gustara que ella estuviera distraída.
—Nada. Solo pensaba si el sur está bien.
—Debe estar bien. La tierra es la misma.
—Me refiero a la gente. Lo sabes.
Cuando Siren frunció el ceño ligeramente, Yasamin resopló.
—No sé. Ahora mírame solo a mí. Hace mucho que no estamos juntos.
—Vaya… El perrito está en celo.
La sensación que se posaba entre sus nalgas era pesada. Que la frotara lentamente era encantador, y cuando enterró sus labios en su nuca como si estuviera impaciente… Honestamente, era adorable.
No podía decir que no.
‘Al final, siempre cedo ante este hombre’
Siren se dio la vuelta y le pasó los brazos por el cuello, el hombre sonrió y la levantó en brazos.
Era el comienzo de una noche apasionada.
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Justo cuando la cama de la pareja se desmoronaba con furor, un veneno incoloro e inodoro fue liberado lentamente en las vías fluviales sin que nadie lo supiera.
Solo un sonido de burbujeo flotaba entre el canto de los insectos.
Los sirvientes, una vez terminaron su tarea, desaparecieron rápidamente y solo el agua fluía con indiferencia.
Lo habían vertido en el punto más lejano del canal que se dirigía al palacio real, así que, con el tiempo, llegaría hasta el interior. Hasta las gargantas del rey y la reina.
Que en ese preciso instante se estuviera generando diligentemente agua nueva dentro del palacio… era algo que nadie sabía.
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A veces, es mejor tener relaciones por la mañana que por la noche, cuando uno está cansado. El cuerpo, aún adormilado, es más suave y relajado.
En esos momentos, basta con un ligero toque para que se moje abajo, haciendo que sea fácil penetrar.
Con esos pensamientos perversos, Yasamin se subió sobre su esposa, quien dormía boca abajo.
Más suave que de noche, con un ambiente tierno y apacible.
—¡Augh……!
La verga, gruesa y erecta, se hundió con un empuje, Siren se estremeció. Sus gemidos eran tan hermosos que Yasamin le dio pequeños besos en la nuca y cerca de las orejas, haciendo que los temblores se extendieran con más intensidad por su columna.
Kiiik.
Al mover las caderas mientras se apoyaba en el colchón, se escuchaba un ruido peculiar.
Al principio, Siren estaba medio dormida, pero pronto se abandonó al placer que la invadía desde abajo.
En realidad, ella no tenía que hacer nada. Solo quedarse quieta y el placer la inundaría por sí mismo.
—Su Alteza, ¿está despierta? Creo que debería salir un momento.
Ah, había algo que Siren tenía que hacer.
Alarmada por la voz de Eltan desde fuera de la puerta, Siren se apresuró a morder la funda de la almohada. Los jadeos seguían saliendo, pero así podría reprimirlos rápidamente.
—¿Su Alteza?
Toc, toc, toc.
Un golpe algo impaciente resonó. Parecía que Eltan sabía que Yasamin estaba despierto, lo que hizo que Siren se sintiera aún más avergonzada.
—¿Qué hacemos, cariño? Hay gente afuera.
—¡Hmph!
—Parece que te estás mojando más. Ah……. qué bien.
Un suspiro escapó de los labios del hombre. Era porque las paredes internas que se adherían a su pene estaban muy calientes.
Aunque por la mañana no apretaba tanto, por eso mismo se sentía más como hacer el amor. Y en cuanto a Siren, esta forma le gustaba más.
Por lo perezoso y cómodo que era.
No, en realidad, debería haber sido perezoso y cómodo, si no fuera por el invitado inesperado.
‘Por favor, ah…….’
Odiaba hasta la muerte esas palabras que él le susurraba deliberadamente al oído. Alguien está a punto de enloquecer, mientras él parece tan relajado.
—Deberías decirle que se vaya. Si no, va a abrir y entrar. ¿Eh?
Yasamin, que había tomado la delantera, sonrió de oreja a oreja y aceleró el movimiento de sus caderas. El ritmo, que era lento, de repente se aceleró, Siren ya no pudo evadirlo mordiendo la almohada.
—¡Uhm, hmph, uh-uhng…!
—Tienes que decirlo claramente. Así lo entenderán.
—¡Huuuung!
Como él la molestaba con tanta insistencia, ¿qué podía hacer? Al final, solo podían brotar gemidos de su boca.
Siren apretó las sábanas con una expresión de resentimiento.
‘Lo escucharon. Seguramente lo escucharon’
Afuera reinaba el silencio, como si se hubieran marchado discretamente. Rogando que no lo hubieran oído, ella aceptó el cada vez más violento movimiento de pistón.
Yasamin, completamente extasiado, estaba ansioso por devorarla.
Apartó el cabello de un lado y mordisqueó el hombro descubierto. La besaba y lamía, mientras la embestía sin cesar.
‘Ámame, consiénteme. Mírame solo a mí’
Con tantas muestras de afecto que la dejaban sin aliento, ella solo podía dejarse llevar impotente.
‘Ah, se da cuenta de que soy débil por la mañana. Qué astuto’
Pero no le disgustaba.
Sobre su mano que apretaba las sábanas, se superponía la mano grande y fuerte del hombre.
Como si quisiera llevarse hasta su dolor, o como si no quisiera que él ignorara incluso eso.
A estas alturas, Siren ya entendía hasta cierto punto la obsesión de Yasamin, así que no se resistía del todo.
—¡Ah, aah…!
—Ugh.
Un breve gemido escapó de su garganta. Con las manos entrelazadas, ambos alcanzaron el clímax al mismo tiempo. Sin que nadie fuera primero.
Y luego, abrazándose el uno al otro, ¿qué mayor felicidad podría haber?
—Te amo. Te amo, Sei.
Yasamin susurró tiernamente a su esposa, que estaba acurrucada en sus brazos. Su mirada era tan extasiada que cualquiera que lo viera pensaría que estaba loco.
Un color completamente diferente al habitual, que solía ser indiferente o con aversión.
Una afecto tan intenso que solo con recibir su mirada, le daba un escalofrío por la espalda.
Siren, por fin, miró de frente el corazón de Yasamin.
No lo evitó por ser demasiado grande y profundo, sino que quiso ver cuán alto era por arriba y cuán profundo por abajo.
Probablemente, solo el hecho de recorrerlo todo le llevaría una eternidad.
—¡Ejem!
En ese momento.
—Por favor, Altezas… Acabo de regresar. Si ya terminaron… ¿podrían salir?
Mientras acariciaba la mejilla de Yasamin, la voz de Eltan se escuchó de nuevo desde afuera. El rostro de Siren se puso completamente rojo y se escondió bajo el edredón, mientras Yasamin estallaba en una carcajada sin aliento.
—Ah, de acuerdo. Salgo, así que cállate.
Acariciando la cabeza de Siren, que había escapado, él se puso rápidamente la bata. No se había puesto los pantalones, pero ¿qué importaba? Afuera estaba Eltan, y ellos ya habían visto todo lo que tenían y no tenían que ver.
—Ja, por fin salen.
—Habla.
Yasamin asintió con la cabeza y Eltan abrió la boca con seriedad.
—Sí, parece que ha ocurrido la situación que Su Alteza advirtió. No es algo definitivo, pero después de probar el agua de varios canales del palacio real, siguiendo sus instrucciones… todos los insectos murieron.
—Era de esperarse.
—Por ahora, estamos usando el agua potable que Señor Jin nos ha proporcionado, Señora Pamila está preparando el agua para el baño, pero nos falta personal. Por favor, salga y cuide a la gente, Su Alteza.
Era un comentario bastante atrevido, pero Eltan podía decirlo porque Yasamin parecía divertido.
—¿Los resultados de la prueba en otros canales que no sean los que van al palacio real?
—Por ahora, están intactos.
—De acuerdo. Me visto y voy.
Yasamin agitó la mano, cerró la puerta y caminó con pasos firmes hacia el edredón.
—Cariño.
—….…
—Amor mío. Voy a regresar, descansa.
—…Vete ya.
La llamó «cariño» a propósito, no respondió nada.
Si fuera otra persona, su altivez sería inaceptable, pero ¿por qué con Siren estaba bien? No sabía por qué le encantaba hasta la muerte.
—Nos vemos más tarde.
Sí, empezar la mañana así realmente le daba energía.
Yasamin se puso el pantalón sin mucho cuidado y se estiró.
Aquí no era el sur, así que el aire era bastante fresco.
Incluso eso fue una mañana satisfactoria.
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