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Seré la Madre del Guerrero - Extra 4: Si Kaywhin hubiera visto el futuro - Capítulo 232

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  4. Capítulo 232
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¡Jijiji!

 

El caballo negro que iba a la cabeza de la partida de exterminio relinchó ruidosamente y se detuvo.

Kaywhin, con una expresión impasible, tiró con fuerza de las riendas para detener al caballo y miró al frente.

Luego, los miembros de la partida de exterminio que seguían a Kaywhin también detuvieron sus caballos.

 

—¿Qué sucede?

—…¿Una anciana?

 

Los caballeros de la partida de exterminio susurraron.

Se preguntaban por qué su líder y señor había detenido su caballo, entonces vieron a una anciana que había aparecido de repente y les bloqueaba el camino.

 

—Mendiga……

 

La anciana vestía harapos. Algunos caballeros fruncieron el ceño ante la lamentable apariencia de la anciana.

 

—¡Mi señor!

 

En ese momento, la anciana corrió hacia Kaywhin, agarró el dobladillo de sus pantalones y suplicó.

 

—Llevo dos días sin comer nada. Tengo tanta hambre que siento que moriré ahora mismo.

—¡Su Excelencia!

 

Algunos caballeros se quedaron horrorizados. Era una reacción natural. La anciana, con las manos sucias y llenas de mugre, había agarrado el dobladillo de los pantalones de Kaywhin, cuya posición no era otra que la de duque.

¡Cómo se atrevía una anciana mendiga a tocar la vestimenta del duque!

Uno de los caballeros que antes había fruncido el ceño ante la apariencia de la anciana se adelantó.

 

—Yo me encargo de…….

—No hace falta.

 

Kaywhin levantó la mano para detener al caballero que se adelantaba.

Luego, le ordenó a otro caballero que estaba detrás de él, en diagonal a su izquierda.

 

—Collin.

—Sí, Su Excelencia.

—Ve a comprar comida y agua. Dice que lleva dos días sin comer, así que será mejor algo suave.

—Entendido.

 

El caballero llamado Collin saltó de su caballo tan pronto como recibió la orden.

Regresó al cabo de un rato.

En las manos de la anciana, en lugar del dobladillo de los pantalones de Kaywhin, había comida recién hecha, tibia y suave, y agua en una botella limpia.

 

—Gracias. Muchas gracias, mi señor.

 

Mientras la anciana inclinaba la cabeza repetidamente para agradecer, Kaywhin, en silencio, volvió a tomar las riendas y puso en marcha su caballo.

 

—¡Arre!

 

A continuación, siguiendo a Kaywhin, los caballeros de la partida de exterminio patearon los flancos de sus respectivos caballos.

La partida de exterminio se alejó, creando una ráfaga de viento y un leve rastro de polvo.

Detrás de la partida de exterminio que se alejaba, la mirada de la anciana, que ya había enderezado la cabeza, los siguió por un momento.

 

—……Con esto bastará.

 

 

 

 

⋅•⋅⋅•⋅⊰⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅∙∘☽༓☾∘∙•⋅⋅⋅•⋅⋅⊰⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅

 

 

 

 

Kaywhin salió de su oficina cuando la noche ya era muy profunda.

Había sido un día más agotador que otros.

Y con razón, su jornada había sido extremadamente ajetreada.

Antes de que amaneciera, había liderado a sus caballeros en una expedición para exterminar monstruos en las montañas cercanas a su territorio.

Regresó después de terminar la incursión, ya era tarde en la tarde.

Desde entonces, Kaywhin había pasado su tiempo encerrado en su oficina, hasta hacía apenas un momento.

Sus hombros se sentían pesados. Solo un poco, pero lo estaban.

‘Necesito descansar’

Kaywhin, que había soportado una agenda que lo habría matado por exceso de trabajo si no descansaba de inmediato, finalmente se dirigió a su dormitorio.

Poco después, su gran cuerpo, ya cambiado de ropa, se recostó en la cama.

¿Sería porque había sido un día relativamente —de hecho, absolutamente— muy agotador?

El cuerpo de Kaywhin cayó en un sueño más temprano y fácilmente de lo normal.

 

—¡Hacerme venir hasta aquí en persona!

 

Kaywhin abrió los ojos. O, ¿es que ya los tenía abiertos?

Miró al frente.

‘¿Una persona?’

Vio una escena increíble. Un hombre alto, con los brazos cruzados, estaba de pie entre unas ruinas, observando a Kaywhin fijamente.

‘Y este lugar es…….’

Kaywhin frunció el ceño. Lo que había pensado que eran simples ruinas, al examinarlas de cerca, no eran solo ruinas.

‘El castillo ducal’

Este era el centro de su castillo. Aunque no sabía por qué estaba tan destrozado y en ruinas, completamente deshecho.

En ese instante, el pensamiento de Kaywhin se interrumpió. El hombre que lo observaba despegó los brazos y se lanzó sobre él.

 

 

¡Clang!

 

 

Kaywhin, por reflejo, levantó su espada para bloquear el ataque del hombre, solo entonces se dio cuenta.

De que sostenía una espada.

‘…¿Qué demonios es esto?’

En medio de su confusión, Kaywhin examinó de cerca al hombre que lo enfrentaba. Al observarlo con atención, se dio cuenta de que el que había pensado que era un hombre alto tenía una apariencia muy alejana a la de un ser humano.

Las garras largas y duras como el acero que atacaron a Kaywhin.

Una estatura inhumanamente grande, tanto que Kaywhin tenía que inclinar un poco la cabeza para mirarlo. No, incluso si eso fuera así…

Más que nada, las alas. El hombre tenía un par de alas negras azabache, similares a las de un murciélago, brotando de su espalda.

Entonces, las alas que brotaban de la espalda del hombre aletearon con fuerza. El polvo ocultó la vista de Kaywhin.

Kaywhin vaciló por un breve instante, de inmediato, un resultado cruel le siguió.

 

 

¡Zas!

 

 

—Ugh.

 

Las garras del hombre le hicieron un largo corte en el brazo izquierdo a Kaywhin. Kaywhin, primero, recuperó su espada y retrocedió rápidamente.

El hombre no persiguió a Kaywhin de inmediato.

En cambio, permaneció en el mismo lugar, observando a Kaywhin como si fuera un juguete interesante.

 

—Eres excepcional para ser un humano. Mi legión no ha podido contigo hasta ahora.

—…….

—Pero estás muy agotado. Qué lástima, qué lástima.

 

El hombre chasqueó la lengua, como si de verdad le apenara.

 

—Si estuvieras en plena forma, habría sido una pelea un poco más interesante……

 

Diversión. El hombre hablaba como si toda la situación no fuera más que un simple juego para él.

Un pliegue se formó en el entrecejo de Kaywhin. No por otra razón, sino por el dolor que comenzaba a subir por su brazo izquierdo.

¿Habría veneno en las garras? Su brazo izquierdo herido dejó de responder de inmediato.

‘…….No puedo entenderlo’

Todavía no había forma de confirmar lo que estaba sucediendo en ese momento.

Sin embargo, una cosa era clara.

Todas las sensaciones, incluido el dolor, eran demasiado vívidas.

Tanto que no podía siquiera suponer que no fuera la realidad.

 

—Cuando termine la batalla, adornaré tu cabeza en el castillo del Rey Demonio por un tiempo. ¿Qué te parece? ¿No es un honor?

 

Kaywhin levantó su espada en silencio.

Pasara lo que pasara, era una batalla a vida o muerte. Si perdía ante ese hombre, podría morir.

No. Moriría sin duda.

 

—¡A ver cuánto aguantas!

 

Sin embargo, a pesar de esa certeza, en el rostro de Kaywhin, mientras bloqueaba el siguiente ataque del hombre, no se podía encontrar rastro de desesperación.

 

—…Señor.

—…….

—¡Mi señor!

 

Kaywhin abrió los ojos. Esta vez, de verdad los «abrió».

En su visión clara, libre de somnolencia, apareció un rostro familiar. Kaywhin murmuró:

 

—¿Ben?

—Sí, mi señor. Soy yo.

 

El viejo mayordomo respondió con una mirada preocupada.

 

—Es que hoy se ha despertado inusualmente tarde…….

 

Ben dudó y luego preguntó:

 

—¿Acaso tuvo una pesadilla?

—…¿Una pesadilla?

 

Kaywhin repitió aturdido lo que había escuchado.

¿Una pesadilla? ¿Así que eso fue un sueño? ¿El haber luchado contra un hombre de identidad desconocida en un castillo ducal en ruinas?

Kaywhin se incorporó de golpe. Levantó la mano y palpó su pecho izquierdo.

Debajo de la fina camisa que usaba como pijama, sintió los músculos firmes y gruesos.

Eso era todo. No había heridas, ni dolor. Claro, su corazón había sido perforado por las garras del hombre en la última parte de la batalla.

Kaywhin miró a su alrededor. Era su dormitorio.

Intacto, sin nada roto ni derrumbado. Muy lejos de ser un lugar en ruinas……..

 

—…Ha.

 

Kaywhin suspiró suavemente.

Una pesadilla, ¡así que había sido una pesadilla…….!

 

—¿Mi señor?

—…No es nada. Iré directamente a la oficina, así que prepara la comida allí.

—De acuerdo.

 

Ben asintió dócilmente y se retiró del dormitorio.

Kaywhin se quedó en la habitación, desabrochándose la camisa para cambiarse, y se detuvo un momento, sumido en sus pensamientos.

…….¿De verdad fue un sueño? Todo fue tan vívido, tan real……

Para ser un sueño…

‘……..No’

Kaywhin interrumpió sus pensamientos y terminó de desabrocharse la camisa.

Si no fue un sueño, ¿entonces qué?

Incluso si eso hubiera sido la realidad… ¿qué?

Kaywhin recordó su muerte en el sueño, que no sabía si era un futuro o una simple pesadilla. No fue un final particularmente malo.

 

 

 

 

⋅•⋅⋅•⋅⊰⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅∙∘☽༓☾∘∙•⋅⋅⋅•⋅⋅⊰⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅

 

 

 

 

Kaywhin vivió un día como cualquier otro, lo que significa que estuvo increíblemente ocupado.

Se despertó al amanecer y se acostó bien entrada la noche.

Principalmente, se dedicó a sus tareas en la oficina durante todo el día, y si tenía tiempo por la tarde, a veces supervisaba personalmente el entrenamiento de los caballeros del castillo ducal.

De vez en cuando, sacrificaba horas de sueño para ir a exterminar monstruos o inspeccionar el territorio.

Así pasaron dos meses. Fue entonces cuando, de repente, una visita inesperada llegó al castillo ducal.

En realidad, no se le podía llamar visita. Era una intrusa que nadie esperaba.

 

—Es una anciana mendiga.

 

Un sirviente se quejaba en el pasillo mientras le informaba a Ben.

 

—Dice que no se irá hasta que vea al duque, ¿puede creerlo? ¿Por qué los soldados no pueden simplemente echar a una anciana así…? ¡Oh!

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