Seré la Madre del Guerrero - Extra 3: Varias formas de salvar el mundo - Capítulo 230

—¿Qué?

—La primera es que, el día después de mi muerte, él me siga hasta la muerte.

 

Diane gimió. Empezaba con una tragedia absoluta.

 

—¿Y la segunda?

—Seguir viviendo hasta el fin de su vida. Cuidando el linaje de nuestra familia, es decir, a tus descendientes.

—Se convertiría en una especie de deidad guardiana. Bueno, claro… ¿Y la tercera?

 

La última opción que Tritan había mencionado salió de la boca de Diana.

 

—Esperaría.

—¿Esperar?

—Que yo reencarne.

—……

—Cuando una persona muere, ¿realmente reencarna?

—¿Cómo voy a saber yo eso?

 

Diane negó con la cabeza. Luego, se hundió en el respaldo de la silla y permaneció en silencio por un largo rato. Diana esperó pacientemente y luego preguntó:

 

—¿En qué piensas?

—Primero, en que hice bien en decirle a nuestros padres que te habías ido de viaje. Si hubieran sabido todo esto, se habrían desmayado.

—No son tan débiles. ¿De quiénes son padres, si no?

 

Pero Diana también estuvo de acuerdo en que no era necesario revelarles toda la verdad a sus padres. Por eso, su gratitud hacia Diane, que había resuelto su ausencia con una mentira creíble, era sincera.

 

—¿Y? Pensaste durante mucho tiempo, ¿eso es todo?

—También……

 

Diane pensó en el tema de conversación, pero en alguien que no estaba presente, es decir, Tritan. Un profundo suspiro escapó de él sin querer.

 

—Tú y Tritan son realmente asombrosos. Te juro que yo jamás podría tener una relación así.

 

Diana, que se atrevió a ir al Reino Demoniaco para salvar a Tritan, Tritan, que incluso declaró que la seguiría hasta la muerte si ella moría.

Para Diane, era incomprensible. Incluso si intentara empatizar, era difícil, ya que ambos habían ido demasiado lejos.

 

—Quién sabe……

 

‘Jamás’

Diana escuchó las palabras seguras de su hermano gemelo y recordó esa misma época, hace apenas un año.

¿Cómo era ella entonces? Lejos de una relación ‘así’ que dejaría a Diane sin palabras, estaba segura de que nunca tendría una relación con un hombre en toda su vida. El futuro no es algo que uno pueda afirmar con certeza en el presente. Diana aprendió esa verdad más que nada esta vez.

Diana cruzó las piernas tranquilamente, con una expresión de ‘¿será verdad?’

 

—Eso solo el tiempo lo dirá.

 

 

 

 

 

 

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Después de una larga deliberación, Diana decidió casarse con Tritan.

Sin embargo, no invitaron a invitados. También estaba el problema de revelar la verdadera identidad de Tritan, así que Diana no deseaba que su matrimonio se hiciera público.

Así, la ceremonia se llevó a cabo con la presencia de la gente del castillo ducal y algunos parientes. El maestro de ceremonias fue Ben, el mayordomo retirado.

Después de la ceremonia, que incluyó el intercambio de anillos y el beso de promesa, Tritan se encontró con los duques en un lugar cerrado.

La pareja deseaba hablar a solas con Tritan por un momento, sin Diana. Diana estaba secretamente preocupada, y Tritan, nervioso.

 

—Tritan.

—Sí.

—Es una pregunta muy tardía, pero pensé que sería mejor hacerla.

—…….

—De todos modos, Tritan ahora es parte de la familia ducal, y su respuesta no cambiará el matrimonio, así que siéntase libre de responder.

 

Los ojos rosados, que irradiaban una calidez diferente a la de Diana, miraron fijamente a Tritan.

 

—¿Qué solía hacer, Tritan?

 

Era la pregunta que esperaba. Tritan dio la respuesta más honesta que pudo.

 

—…….Fui el dueño de un castillo en ruinas.

 

El castillo demoníaco había quedado medio destruido por la mano de Tritan, ya no podía cumplir su función, así que no era una mentira.

 

—Oh, vaya.

 

Yelena, sorprendida, abrió ligeramente los ojos y dijo:

 

—Entonces, ¿no tiene a dónde regresar? Excepto al lado de nuestra Diana.

—Así es.

—Ya veo.

 

Yelena, sin darse cuenta, intentó tomar la mano de su yerno, pero se detuvo. Sintió la mirada de su esposo. La mano de Yelena tomó naturalmente la mano de Kaihyn.

La pareja, con las manos tiernamente entrelazadas, dijo:

 

—Cuida bien de Diana, Tritan.

 

Tritan inclinó la cabeza.

Habían pasado mucho tiempo juntos para ser humanos, pero al ver a la pareja, que seguía priorizándose mutuamente, de repente sintió algo extraño.

¿Él y Diana también vivirían así? Décadas eran un tiempo muy corto para Tritan, pero se sintió seguro de que, incluso si esos años se convirtieran en todo su futuro, nunca se arrepentiría.

Tritan, con la cara de Diana claramente grabada en su mente, esperándolo fuera de la puerta, dijo:

 

—Gracias.

 

 

 

 

 

 

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El cabello plateado, cortado más de dos palmos y apenas llegando a los hombros, revoloteaba desordenadamente con el viento. Diana, de pie en el acantilado, sintiendo el viento y mirando hacia abajo, sus ojos brillaron.

 

—Lo encontré. ¿Tú también lo viste?

—Por supuesto.

—Vamos, llévame.

 

Tritan respondió de inmediato a la petición de Diana. La abrazó por la cintura y saltó del acantilado. En lugar de caer al vacío, sus cuerpos volaron suavemente y aterrizaron en su destino.

 

—¡Grrr!

 

La bestia completamente negra reaccionó con agilidad al aura de Diana y Tritan. No, la palabra «bestia» era demasiado suave. La criatura tenía la apariencia de un lobo, pero si se observaba de cerca, tenía muchas peculiaridades.

Para empezar, sus colmillos eran anormalmente largos, su cola estaba cubierta de escamas y cuernos en lugar de pelo, y en su espalda, aunque de tamaño insignificante, tenía alas.

 

—¡Así que tú eres el monstruo que interrumpe el sueño profundo del señor! ¿Tu nombre era… Quimera?

—¡Gwaaaah!

 

La Quimera aulló como si respondiera. Tampoco era el aullido de una bestia común.

 

—¿Por qué diablos crean algo así? Vaya, la invención es incomprensible. Tendré que preguntarles cuando la atrape.

 

Diana murmuró y sacó la espada de su cintura. Sus movimientos, sin prisas, denotaban una gran confianza.

La Quimera, al erguirse, tenía un tamaño cinco veces mayor que el de un hombre adulto común, pero Diana, oculta bajo su gigantesca sombra, no mostraba ninguna señal de tensión.

‘Bien, veamos…’

¿Debería primero arrancarle esas alas inútiles, tan pequeñas en comparación con su cuerpo? Diana estaba pensando eso y agarrando el mango de su espada cuando…

 

—…Kiiing, kiiing.

—¿Eh?

 

La Quimera, con las orejas gachas, de repente emitió un sonido quejumbroso como un cachorro y se dio la vuelta, huyendo. Diana miró a la Quimera que se hacía más pequeña con asombro por un momento, para luego voltear hacia Tritan.

 

—¿Fuiste tú otra vez?

—No hice nada, Diana.

 

Tritan fingió estar incómodo y se hizo el desentendido.

 

—Como sabes, no soy humano. Creo que ese monstruo lo sintió instintivamente y huyó.

—Si no pudieras hablar…….

—Vamos.

 

Como el objetivo principal siempre había sido encontrar el nido de la quimera, la misión no se había descarrilado. Diana y Tritan persiguieron a la quimera. Entonces vieron cómo la quimera desaparecía tras atravesar una roca.

 

—Vaya, ¿también usó magia de ilusión? Con razón los equipos de exterminio no pudieron atraparla a pesar de que enviaron tantos.

 

Diana chasqueó la lengua y persiguió a la quimera, atravesando la roca. Tritan la siguió. Enseguida, se reveló una cueva espaciosa. Ambos se adentraron aún más en la cueva hasta que finalmente encontraron a la quimera y a quien se presumía era su dueño.

 

—¡¿Qué, qué?!

 

El hombre, que acariciaba a la quimera como si fuera su mascota, se sobresaltó y retrocedió.

 

—¡¿Cómo llegaron hasta aquí?!

—Hola. He venido a arrestarte por infundir miedo en toda la propiedad y por herir a varios de los inocentes habitantes del lugar.

—¿Arrestarme? ¡Por decisión de quién!

—Por mi decisión.

 

Diana miró alternativamente al hombre y a la quimera, y luego negó con la cabeza.

 

—Quería preguntarte por qué creaste algo así, pero… creo que no necesito escuchar la respuesta. Parece que es solo una cuestión de gustos y sentido estético.

 

La forma en que el hombre acariciaba a la quimera era extremadamente amable y tierna.

 

—¡Hmph! ¡Ustedes jamás podrán llevarse a Kiki y a mí!

—Dios mío, hasta tiene un apodo cariñoso.

—No sé cómo lograron que Kiki y ustedes, siendo solo dos, llegaran hasta aquí, ¡pero mueran!

 

El hombre rápidamente tocó algún lugar en el suelo de la cueva. Entonces, una explosión se produjo en el techo de la cueva, y grandes trozos de roca cayeron sobre Diana.

 

—¡Diana!

 

Tritan rápidamente abrazó a Diana y se lanzó, evitando el derrumbe del techo y cayendo al suelo.

Tritan la protegió con su cuerpo. Sus fuertes brazos, con el cuerpo esbelto de Diana atrapado entre ellos, se apoyaron en el suelo. Diana miró la elegante línea de la mandíbula de Tritan, su clavícula, y sus firmes pectorales que no podían ocultarse bajo la delgada tela de su ropa, y luego abrió la boca. El panorama era excelente, pero eso no era lo importante en ese momento.

 

—…….Tritan, ¿vas a seguir haciendo esto?