Seré la Madre del Guerrero - Extra 3: Varias formas de salvar el mundo - Capítulo 227
Grace continuó hablando:
—Su efecto solo terminará cuando su corazón deje de latir. No tardará mucho. Está consumiendo su fuerza vital para descontrolarse.
—¿Hay alguna forma de salvarlo?
Por favor.
Diana, después de mucho tiempo, o quizás por primera vez, pensó esa palabra.
Por favor, por favor, cualquier método estaría bien…
—Uhm, esto es algo difícil de asegurar……
Grace comenzó a hablar con aire de preocupación.
—Se presume que la energía divina podría ser efectiva para calmar el descontrol.
—… ¿Energía divina? ¿La que yo poseo?
—Sí.
La mirada de Grace se posó en la mano de Diana.
—¿Intentaría canalizar su energía divina?
Diana se concentró de inmediato. Pronto, su mano se tiñó de una suave luz blanca.
—Lo domina bien.
—Pero… ¿cómo lo salvas con esto? Mi madre y mi padre mataron al Rey Demonio con este poder…
Tritan también era un rey demonio. Grace añadió una explicación:
—Las heridas causadas por la energía divina son letales para las criaturas del Reino Demoníaco. Por lo tanto, no se trata de herirlo, sino de inyectarle energía divina estando en contacto con él.
—¿Contacto?
—Cuanto más íntimo sea el contacto, mejor. Debe ser transferido de cuerpo a cuerpo.
Diana miró a Grace aturdida y suspiró levemente.
Entendió. El método.
—Sin embargo, más de la mitad del texto antiguo donde se menciona esto está perdido, y como es tan antiguo, la traducción no es del todo precisa. Es decir, podría no ser cierto.
—Pero también podría ser cierto.
—Si así prefiere interpretarlo.
Diana guardó silencio. Grace dejó que el silencio permaneciera un rato y luego preguntó. Había un problema mayor.
—Pero, ¿acaso él no regresó al Reino Demoníaco?
Incluso si no fuera el Reino Demoníaco, definitivamente no sería este mundo. Eso era lo que sugería la explicación de Diana, de que él había desgarrado el aire y desaparecido más allá de un espacio completamente negro.
—Lamento y me apena decirle que no puedo indicarle cómo ir al Reino Demoníaco.
—Eso está bien.
Diana se puso de pie. Sus ojos azules miraron a Grace. Con sincero agradecimiento.
—Acabo de recordar el método.
Una voz endurecida por la determinación resonó en el lugar.
—Gracias a tu apodo.
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Paso a paso
Pisotón.
Tritan avanzó, pisando charcos de sangre.
¿Quizás su sentido del olfato se había adormecido por el olor que había soportado hasta el cansancio? El hedor metálico de la sangre, que antes le perforaba la nariz, ahora apenas se sentía.
¿A cuántos había matado? ¿A cuántos les había cortado el cuello, a cuántos les había partido el corazón?
¿Cuántas veces había atravesado estómagos y arrancado alas?
No lo sabía. Eso pensó Tritan.
Él podía pensar. Sin embargo, solo «podía pensar». Controlar su cuerpo era una historia completamente diferente.
El cuerpo de Tritan no se movía como él deseaba. Ansiaba sangre y deseaba matar sin cesar, sin importar la voluntad de su dueño.
Tritan estaba exhausto. Pero, aun estando exhausto, no podía detenerse.
—Ugh……
Una criatura demoníaca, que milagrosamente había logrado sobrevivir entre la pila de cadáveres, se retorció. El cuerpo de Tritan se movió por sí solo. Apuntó con precisión a su objetivo y bajó el filo de su mano, rodeada por un aura roja.
—¡¡Aaaah!!
El grueso cuello de la criatura fue cortado limpiamente. Sangre tibia salpicó su rostro, pero la expresión de Tritan no cambió.
Después de matar a la criatura, Tritan siguió caminando. Vago sin rumbo por el vasto castillo demoníaco. Su objetivo era encontrar y matar cualquier criatura viviente que aún tuviera un soplo de vida, como la de hace un momento.
¿Cuánto tiempo había caminado?
De repente, sintió una sensación extraña, como si el aire se retorciera.
Inmediatamente después, la energía de una nueva forma de vida estimuló todos los sentidos de Tritan. Tritan se dio la vuelta. Enseguida, su interior se llenó de asombro.
—Tritan.
Se oyó una voz que no debía escuchar. Entre los escombros de los edificios destrozados y los horribles cadáveres esparcidos por todas partes, cabellos plateados resplandecientes y ojos como el mar brillaban.
‘Diana.’
¿Cómo llegó aquí? ¿Por qué?
Las pupilas de Tritan temblaron. Se sintió tan aliviado como alguien que encuentra un manantial mientras muere de sed. Al mismo tiempo, se desesperó como si hubiera descubierto que el manantial estaba envenenado. No podía creer la aparición de Diana, y no quería creerlo.
‘No, por favor.’
Tritan quería decirle a Diana que huyera. Imaginó desesperadamente gritarle que no debía estar allí, que se marchara de inmediato.
Pero la imaginación no se hizo realidad. El cuerpo de Tritan traicionó su voluntad sin falta.
‘No, no, no, no.’
Tritan dio un paso hacia Diana. Una horrible aura roja envolvió y ondeó por toda su mano. Cuando Diana estuvo a su alcance, Tritan le lanzó un manotazo, apuntando a su cuello.
‘¡No!’
Fue su último esfuerzo. Su pensamiento tuvo una influencia muy mínima en su cuerpo. La mano de Tritan dudó por un breve instante antes de golpear el cuello de Diana. Esa oportunidad fue suficiente. Diana, con la espada que tenía en la mano, apartó la mano de su oponente y se abalanzó sobre él. Luego, inmediatamente le robó un beso en los labios.
—….…!
Piel contra piel, la lengua invadió. Con la saliva, una energía refrescante pasó por la garganta de Tritan.
El foco volvió a sus ojos rojos. Las venas que se habían hinchado tanto en sus pálidas mejillas y en su recta frente disminuyeron su volumen como por arte de magia.
—¿Diana…?
Los labios se separaron. Tritan apenas logró emitir una voz. No sabía cuánto tiempo hacía que no pronunciaba «lenguaje».
—Vaya, el efecto es inmediato. Grace es un genio, después de todo. Deberíamos erigirle una estatua cuando volvamos.
—¿Cómo es posible esto…? Diana, ¿cómo llegaste aquí?
Tritan finalmente soltó la pregunta que le había surgido desde el momento en que vio a Diana.
—¿Por qué, por qué viniste?
Diana, en lugar de responder de inmediato, examinó a Tritan.
Ojos con capilares reventados, piel con venas abultadas.
Inconscientemente, levantó la mano y acarició el rostro que tenía a la vista. Un toque cariñoso teñido de lástima.
Tritan se estremeció, encogiendo un hombro.
—¿Cómo llegué? Bueno, tenía mis métodos. Nuestro mundo tiene más cosas extrañas de lo que parece.
—…..
—Y la razón por la que vine…
Diana subió a la Torre del Sabio, que, según se decía, concedía los deseos de quien llegara a su cima. A pesar de la invasión de las bestias demoníacas de hacía veinte años, la torre estaba intacta, sin una sola grieta o pedazo roto. Le tomó tres meses completos llegar a la cima. La voz de la torre se maravilló con Diana.
[¡Un humano que ha subido a la torre en tan poco tiempo! ¡Es algo que no ocurría en milenios!]
Para ella, habían sido tres meses más largos que una eternidad, ¿resultaba ser un período tan corto como para ser merecedora de tales elogios?
En cualquier caso, a Diana no le interesaba cuán grandioso era el logro que había conseguido. Solo quería obtener lo que deseaba lo antes posible. Así que, tan pronto como escuchó la voz, pidió un deseo: que la enviaran al lugar donde estaba Tritan. La dueña de la voz se mostró perpleja.
La voz de la torre le preguntó a Diana:
[He leído tu situación. Quieres salvar al rey del Reino Demoníaco. ¿Por qué? Tú eres humana y él es un demonio. Ambos son seres que no pueden mezclarse……]
La respuesta de Diana fue sencilla.
—No intento salvar a un demonio.
—Claro que no.
—Estoy intentando salvar a Tritan.
—Vine a salvarte.
Ante las palabras de Diana, Tritan la miró como hipnotizado. Sus labios se movieron. En ese instante, un intenso dolor de cabeza y una sed de sangre lo envolvieron de nuevo.
—¡Kuk…!
—Vaya, la efectividad es más corta de lo que pensé.
Diana volvió a tomar a Tritan por la solapa y unió sus labios. Gracias a esto, Tritan, que recuperó el control de su cuerpo, abrazó a Diana con fuerza por la cintura.
—Diana, Diana……
—¿Qué te pasa? Parece que vas a llorar.
Pero Diana, aunque lo decía, también tuvo que esforzarse mucho para no dejarse llevar por la emoción.
—De todos modos, al final, solo un beso no es suficiente. Bueno, está bien. Esto es algo para lo que estaba preparada.
Diana tomó la mano de Tritan.
—Tritan, ¿es este el lugar donde solías vivir?
—…Sí.
—Así que comías y dormías aquí. ¿También tienes un dormitorio?
Tritan asintió con la cabeza. No solo tenía uno, sino muchos. Por supuesto, solo unos pocos no estarían destrozados por la sangre, los cadáveres y las huellas de la batalla.
—Vamos, guíame.
—¿Adónde? ¿Al dormitorio?
—Sí.
La mano de Diana, que sostenía la de Tritan, se apretó.
—Te lo explicaré cuando lleguemos.
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Paso a paso
El dormitorio al que Tritan guio con gran consideración estaba lo más lejos posible del lugar de la masacre. Por supuesto, estaba igualmente intacto.
Tan pronto como llegaron al dormitorio, Diana empujó a Tritan sobre la cama.
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