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Seré la Madre del Guerrero - Extra 3: Varias formas de salvar el mundo - Capítulo 216

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  4. Capítulo 216
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La voz de Tritan se volvió cuidadosamente grave. Sus ojos se afilaron. No había sentido ninguna señal de intruso. Usó sus sentidos animales, como el oído y el olfato, para explorar los alrededores.

Mientras tanto, Diana se sobresaltó tardíamente ante sus palabras.

 

—Espera, ¿qué? ¿Puedes escuchar mi pulso?

—Así es.

—¿Por qué?

—Eso es… ¿porque puedo escucharlo?

—¿Cómo?

 

Tritan cerró la boca con perplejidad. Era una pregunta de Diana, no de otra persona, así que quería responderle lo más que pudiera, pero si le preguntaba el «cómo», él no tenía mucho que decir.

 

—…Simplemente se escucha.

 

Diana miró fijamente a Tritan por su respuesta pobre, luego se llevó la mano al pecho.

 

Tum-tum, tum-tum.

 

El latido se transmitía a través de su palma.

‘¿Puede escuchar esto? ¿El de otra persona, no el suyo?’

¿Podría el oído ser tan sensible?

Luego, Diana bajó la mano. Ciertamente, el intervalo entre los latidos era más corto de lo habitual, pero a este nivel, era normal.

 

—…No hay ninguna amenaza alrededor. No necesitas estar en guardia.

—Si es así, qué alivio.

—Parece que tienes una audición increíblemente buena.

 

Solo entonces Tritan pensó si debió haber ocultado que podía escuchar el pulso de los demás. Ya era demasiado tarde, sin embargo.

 

—Eso también debe ser algo innato, ¿verdad? ¿Como el hecho de que casi no duermes?

—Así es.

 

Tritan respondió apresuradamente. Por un instante, incluso se notó cierta ansiedad en su voz, por si Diana lo consideraba sospechoso o extraño. Tritan no llegó a preguntarse por qué sentía incluso ansiedad por algo así.

 

—Bueno, sí. Puede ser. Yo también tengo el oído bastante agudo para ser humana. Aunque no te alcanzo.

—……

—De alguna manera, ¿es natural? Me ganaste.

 

Diana parecía aceptar fácilmente la audición anormalmente excepcional de Tritan. Tritan se sintió aliviado sin darse cuenta. Relajado, le siguió el juego a Diana.

 

—Incluso donde yo estaba, mis sentidos eran los más desarrollados. Porque yo era el más fuerte.

 

Sus propias historias surgieron naturalmente, pero Tritan no sintió que hubiera cometido un error. Pensó que esto era algo que podía contar.

Según lo que había descubierto a través de sus conversaciones, Diana, que de alguna manera había podido enfrentársele de igual a igual, también parecía ser la persona más fuerte de esta tierra.

Como era de esperar, Diana no se mostró sorprendida.

 

—Me lo imaginaba. Entonces, ¿eras el rey?

—¿Eh?

—Dijiste que el más fuerte se convierte en rey. Donde tú estabas.

—……

—Entonces debiste ser el rey.

—……Así es.

 

Tritan respondió con cautela. Echó un vistazo a la expresión de Diana. No creía que con solo eso pudiera adivinar su verdadera identidad, pero…….

En ese momento, Diana se abrazó las rodillas. Sus ojos azules observaron a Tritan con más atención que nunca. Luego, unas palabras que Tritan no había previsto salieron de sus labios.

 

—¿Y por eso no tenías amigos?

 

No sonó a burla. Más bien, era serio.

 

—¿Porque eras el más fuerte y también inusualmente diferente?

 

Había una intención de… reconfortar a la otra persona.

 

—Debió ser solitario.

—……

—¿No te aburrías?

—Aburrido……

 

Tritan asintió con la cabeza sin darse cuenta.

 

—Me aburría.

 

Al decirlo, lo entendió con claridad.

La vida en el Reino Demoníaco era monótona. Había nacido rey. Gobernar el Reino Demoníaco y estar por encima de todas las bestias demoníacas no fue algo que Tritan hubiera luchado por conseguir. Desde su nacimiento, fue un gobernante contra su voluntad, atado a asuntos que no le interesaban ni le divertían.

Las bestias demoníacas, como si leyeran el humor del rey, a veces traían presas al castillo para entretenerlo.

Pero incluso eso era algo en lo que Tritan no encontraba significado ni diversión. Unas pocas señas bastaban para acabar con la vida de un oponente que suplicaba clemencia o que atacaba con locura. No sentía ninguna emoción.

Se decía que las bestias demoníacas se excitaban al ver sangre por instinto, pero eso no se aplicaba a él.

 

—……También me sentía solo.

 

Tritan estuvo de acuerdo con Diana, y al mismo tiempo, miró dentro de su propia alma.

No solo su apariencia era diferente. En muchos aspectos, él no encajaba en el Reino Demoníaco. Se sentía solo. Era cierto. Siempre se sintió distante.

Decenas de miles de bestias demoníacas se postraban a sus pies, alabándolo, pero Tritan, en realidad…

 

—No es un lugar en el que me haya sentado por voluntad propia.

 

Tritan se sorprendió al decir eso. Era la primera vez que lo decía. Esta historia.

 

—Nunca… quise ser rey.

 

Desde que rompió el caparazón de su huevo y pisó la tierra del Reino Demoníaco, era la verdad que nunca había pronunciado. Porque sentía que no debía hacerlo.

Todas las bestias demoníacas decían que había nacido para ser rey. Desde que fue concebido en el huevo de la Bestia Divina Demonio, todos coincidían en que ese era su destino. Parecía algo que no podía ni debía rechazar.

Pero ahora que lo pensaba, en efecto, no era lo que él deseaba.

Él simplemente…….

 

—Tritan.

 

La mano de Diana tomó la mano de Tritan, que estaba a un lado. Pero esta vez fue un poco diferente. Sus dedos se entrelazaron perfectamente entre los de él.

Tritan contuvo la respiración por un instante y luego respiró lenta y profundamente.

Era extraño. No estaban en combate, pero sus sentidos se sentían intensamente agudizados.

Además, este tipo de temblor no lo había sentido ni siquiera en situaciones de batalla.

Mientras Tritan no podía controlar sus músculos tensos por su propia voluntad, Diana habló.

 

—¿Alguna vez escuchaste eso? Que los amigos se parecen. O, ¿era que las personas que se parecen se hacen amigas?

—…¿Se parecen?

—Sí. Justo ahora parece que encontramos algo en común.

 

Estiró las rodillas y apoyó las manos en el suelo. Su suave cabello plateado le cubrió los hombros y los brazos.

 

—Yo no era la reina, pero sí estaba en una posición que requería cargar con bastantes cosas.

 

“Estaba.” Es pasado.

 

—¿Eso significa que ahora no lo eres?

—Exacto. Se lo pasé a Diane.

 

Diana sonrió, bajando la mirada. Sus largas pestañas proyectaban sombras como abanicos. En ese instante, Tritan, sin darse cuenta, recordó el cumplido que acababa de aprender.

«Bonita».

Ah, claro. Era para eso que se usaba.

 

—Tus pestañas…

—¿Sí?

—Tus pestañas son muy bonitas, Diana.

 

Tritan se sintió interiormente orgulloso de haber usado la palabra aprendida en el momento justo. Diana se detuvo y, sin motivo, se echó el cabello hacia atrás. Su abundante melena plateada se movió hacia atrás, revelando brevemente y luego ocultando de nuevo sus orejas ligeramente enrojecidas.

 

—Gracias.

—……

—En fin, cof, yo también lo cedí porque no era una posición que quisiera… ¿Tú no puedes hacer eso?

 

Los ojos de Tritan vacilaron. Nunca lo había pensado.

Ceder la posición de rey. Dársela a otro, y él…

 

—Entonces yo, ¿a dónde iría?

—Aquí.

—……

—Puedes quedarte aquí. Soy tu única amiga, ¿no? ¿Qué te parece quedarte al lado de tu único amigo?

—Pero si me vences en el combate, ¿no debería irme?

—Solo no te dejes vencer.

—…….

—¿No tienes confianza? No lo creo.

 

Tritan apenas había conseguido la victoria después de dos días de lucha contra Diana. Si solo se consideraba eso, sus habilidades parecían casi idénticas. Pero Diana se dio cuenta de la realidad cuando comenzó a enseñarle a Tritan a controlar su fuerza.

Tritan nunca había usado una espada antes. Había sido la primera vez que empuñaba una espada de madera en el combate con Diana. Por eso le parecía extraño. El modo en que había atrapado la espada de madera cuando se la lanzó había sido muy torpe.

Al final, Tritan había luchado contra Diana con un arma que no solo le era desconocida, sino completamente ajena. Cuanto más se adaptara Tritan al manejo de la espada, mayor sería la diferencia entre sus habilidades.

Al principio le pareció increíble, pero ahora incluso pensaba que era mejor. Cuanto mayor fuera la brecha de poder, más tiempo se quedaría Tritan a su lado.

Un tiempo considerable, quizás toda la vida…

‘Sí, la amistad dura para siempre, después de todo.’

Pensando eso, Diana esperó la respuesta de Tritan. Pronto sus labios se movieron.

 

—…Lo pensaré.

—Bien, piénsalo bien.

 

La respuesta ambigua, de todas formas, contenía una posibilidad. Diana sonrió ampliamente. Justo entonces, un rayo de sol brilló. Una palabra le vino a la mente en un instante, y la mandíbula de Tritan se movió naturalmente.

 

—Si «bonita» es un cumplido, ¿»deslumbrante» significa lo mismo?

—¿Qué?

—Diana, deslumbran…

—¡Basta!

 

Diana le tapó la boca a Tritan, que hablaba sin darse cuenta, al mismo tiempo pensó: parece que a su amigo le quedaban bastantes cosas por enseñarle, además de cómo controlar la fuerza.

 

 

 

 

 

 

⋅•⋅⋅•⋅⊰⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅∙∘☽༓☾∘∙•⋅⋅⋅•⋅⋅⊰⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅

 

 

 

 

 

 

Pasó un mes.

Durante ese tiempo, Tritan, quien había estado tomando lecciones constantes con Diana, finalmente mostró los frutos de su aprendizaje. Derrotó a un caballero del castillo ducal sin dejarle ni un solo rasguño.

 

—¡Tritan! ¡Bien hecho!

 

Diana, genuinamente feliz, abrazó a Tritan con fuerza.

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