Seré la Madre del Guerrero - Extra 1: El amor surge a través de la crianza de los hijos - Capítulo 174
—¡Yelena! ¡Duque!
Edward estaba realmente contento de ver a Yelena y Kaywhin. Tanto, de hecho, que saltó de la cama para saludarlos, a pesar de su pierna rota.
—¡Vamos, oh…… ouch!
—¡Marqués!
Al casarse con la princesa, el reino Aiden concedió a Edward el título de Marqués. Yelena protegió sus ojos de los de Kaywhin mientras observaba el pomposo comportamiento de su hermano. Era un poco embarazoso.
—Whoa……. Casi me metes en problemas. ¿Qué estás haciendo aquí, de todos modos? ¿Has venido a ver si estoy bien?
—Sí.
Yelena asintió.
—Estoy bien.
Edward, que seguía tumbado en la cama con la pierna izquierda rota y bien escayolada, se quedó helado.
—No estoy ……bien ¿verdad?
—No estás muerto.
—¿No te dije ya en mi carta que estoy vivo?
En lugar de responder, Yelena se encogió de hombros. Pero a pesar de su respuesta aparentemente fría, la tez de Yelena se iluminó después de conocer a Edward.
—Mmmm. Bueno, está bien, pero gracias por venir. Y muchas gracias a ti, Duque. Estoy seguro de que no fue fácil para ti encontrar tiempo.
—No, no lo fue.
—Por cierto, Yelena, ¿por casualidad trajiste a los niños contigo?
La cara de Edward brilló con una anticipación no disimulada.
—Mis Anne y Dana, acabo de leer la carta que me enviaste …….
Edward aún no había visto a las gemelas, pero conocía sus nombres y apodos por su correspondencia anterior. Que conste que esto fue cuando los gemelos aún no gateaban.
Yelena echó por tierra las expectativas de Edward con una crudeza que podría haberse agarrado con la mano.
—No son tus Anne y Dana, son mis Anne y Dana, los dejé atrás.
—¿Por qué?
replicó Edward, luego bajó la cabeza hoscamente.
—No no. Por supuesto que sé el por qué. Debe haber sido una carga traer bebés pequeños con ustedes porque era un largo camino.
—…….
—Es demasiado peligroso ahí fuera para mis pequeños y delicados sobrinos ……. Deben estar preocupados, lo entiendo.
—…….
—Pero por lo que parece, vinieron con los magos, lo que significa que también podrían haber traído a Anne y a Dana, ¿no? Yelena, ¡no puedes ser demasiado sobreprotectora con ellos!
—Lo que tú digas.
Yelena no se molestó en corregir el error de Edward.
Edward siguió despotricando después de eso -sobre todo por no poder ver a los gemelos-, pero pasó mucho tiempo antes de que soltara a Yelena y a Kaywhin. Los llevaron a la habitación de invitados más lujosa del castillo.
El Duque y la Duquesa iban a pasar sólo dos días en el Reino de Aiden. Dos días por una razón. Ese era exactamente el tiempo que tardarían los magos que los habían llevado hasta Aiden en recuperar las fuerzas suficientes para regresar.
—¿Damos un paseo?
La pareja paseó uno al lado del otro por los terrenos del castillo de Aiden.
—Me alegro de que parezcas sentirte mejor.
—¿Yo?
—Tienes buen cutis.
—Ah, sí. Es un alivio ver a Edward así de vivito y coleando.
—Dijiste que habías tenido un sueño en el que veías el futuro.
Explicó Yelena a Kaywhin, torciendo un poco la verdad para dar sentido a su repentino viaje al palacio de Aiden.
—Sí, así es, fue una pesadilla, pensé que iba a morir en un accidente de carruaje…….
—¿Yo qué?
—¿Eh?
—¿No estaba yo en ese sueño?
Yelena dudó, pero luego se sinceró. Después de todo, era un sueño.
—Tú también mueres.
—¿Cómo?
— …… te mató un demonio.
—El demonio está muerto, por eso es diferente de la realidad.
—Por supuesto, es un sueño.
—¿Qué pasa con mi mujer? ¿Sobrevive?
—Eso espero, pero…….
No, ¿fue bueno?
se preguntó Yelena y rápidamente obtuvo la respuesta.
Un mundo sin familia, sin amigos, sin hogar y sin Kaiwhin. Hubiera sido mejor morir rápidamente. Y eso fue exactamente lo que ocurrió.
—Voy a morir, pero es el final de la historia de todos modos—
—Fallé en protegerte.
—¿Proteger qué? ¿Personas?
—A mi esposa.
—No había nada que proteger en primer lugar, porque no éramos una pareja en el sueño.
Así es. En el futuro como tenía que ser, Kaywhin no se casó con Yelena. Se casó con Mielle, los ánimos de Yelena cayeron en picado.
Los celos son una emoción, no una razón. Aunque sabía que ya no existían, no se sentía bien.
Buscó a alguien a quien culpar: ¿Por qué me lo has recordado?
—Tú, ¿por qué tienes tanta curiosidad por mis sueños…….?
—¡Leah, no puedes ir allí!
Una voz urgente la interrumpió. Un momento después, una pequeña sacudida le atravesó la pierna.
—¡Ay!
Gritó el pequeño niño que había corrido hacia ella y chocado con ella.
—Leah, ¿estás bien, ouch, lo siento mucho.
—No, no lo sentí.
Sin pensarlo, Yelena se arrodilló y examinó a la niña caída.
Era tan pequeña. ¿Tendría tres años? ¿O cuatro?
—Leah. Deberías dejar de llorar y pedir perdón también.
—No pasa nada.
Sacudiendo la cabeza a la cuidadora de la niña, Yelena estudió a la niña, que rompió a llorar, preguntándose qué la molestaba tanto, luego levantó la cabeza para encontrarse con la mirada de Yelena y dejó de llorar con un sollozo. Señaló a Yelena con un dedo esponjoso y diminuto.
—……Por favor.
—Uh, oh, oye, lo siento, es tan pequeña, pero ya sabe reconocer a la gente…….
—¡Pooh Pooh!
—Shhh, Leah, no voy a hacer eso. Tienes que estar callada.
—¡Pooh Pooh, voy contigo!
—¡A dónde vas!
La joven cogió a la niña asustada.
—Disculpe. Soy Vizcondesa Marsha, si quieres verme hoy, puedes encontrarme en…….
—Está bien, yo me encargo.
La mujer hizo una cortante reverencia a Yelena y desapareció rápidamente con la niña en brazos. Mientras tanto, la niña, asomándose entre los brazos de su madre, saludó a Yelena con la mano.
Yelena le devolvió el saludo. Una sonrisa se dibujó en su rostro.
—Kaywhin. ¿Qué edad tenía ese niño? ¿Tres?
—Parecía de esa edad.
—Anne y Dana también tendrán esa edad, ¿no?
—Creo que sí.
—Qué mono sería hablar y corretear así, cómo…….
—…….
El silencio envolvió a la pareja. Al ver la profunda preocupación en el rostro de Yelena, Kaywhin se apresuró a hablar.
—En todo caso, será mejor que ahora, cuando sea tan grande como yo y empiece a hablar.
—¿De verdad?
—Sí.
—Bien.
La esperanza es algo precioso. Yelena decidió seguir siendo optimista y cogió la mano de Kaywhin.
Después de hablar de los gemelos, ella naturalmente quería saber lo que estaba pasando en la mansión.
—¿Crees que estarán bien?
—Estarán bien, Sydrion está ahí.
—Sí, no cualquiera, sino el Señor de la Torre Negra…….
No espero que Sydrion sea un buen niñero. Pero admiro sus habilidades mágicas.
Si Anne sube a la cima del mundo, él la bajará mágicamente, si Diana tira cosas al suelo, él las recogerá mágicamente, lo que significa que se puede confiar en él para limpiar el desastre.
Y el Señor de la Torre Negra no es el único que cuida de ella.
El cuidado emocional lo proporcionaría otra persona. Yelena apretó con más fuerza la mano de su marido, preguntándose si ya habría llegado al castillo la persona adecuada.
—¿Seguimos caminando?
—Sí.
La pareja continuó su tranquilo paseo.
***
Sydrion entró en pánico.
Era algo poco frecuente en su temperamento, por lo demás imperturbable, pero era claramente el desconcierto lo que lo controlaba en ese momento.
—¿Señorita Liliana? ¿Cómo ha llegado hasta aquí …….?
El portal brilló y Liliana Sorte apareció frente a él. Liliana se sorprendió igualmente al ver a Sydrion.
Pero los dos no llegaron a saludarse enseguida, ya que Diane y Diana, que acababan de despertarse, gritaron al unísono.
Las gemelas lloraban porque tenían hambre. Liliana y Sydrion corrieron rápidamente a la cocina y, con el estómago lleno de papilla, los gemelos volvieron a quedarse profundamente dormidos.
—…….
Y entonces se desencadenó la situación actual.
Sydrion observaba a Liliana sin decir palabra en el dormitorio de los gemelos, espacioso pero escasamente amueblado, sin apartar su mirada de la de él mientras vigilaba a los gemelos dormidos.
—……Los dos están dormidos y no creo que se despierten hasta dentro de un rato.
—Señorita Liliana.
—¿Sí?
Sus miradas se cruzaron por fin, por primera vez desde su encuentro en el patronato. Sydrion ofreció un saludo tardío.
—Ha pasado mucho tiempo.
—……Sí, ha pasado mucho tiempo.
—Sé que es repentino, pero estar aquí de repente me recuerda la vez que fui rechazado por la señorita Liliana.
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