Rezo, para que me olvides - Capítulo 191

Y sin embargo……

—¿Por qué no ha……?

—Parece que no la abrió.

¿Por qué me devolvió mi carta? Y sin siquiera leerla.

Llorando, abrí la carta de Killian antes de escuchar su respuesta.

⌈A la estimada Señorita Dayna Loveridge⌋

Me desesperé desde la primera línea.

Estimada. Que Killian me escribiera esa expresión tan trillada y formal, que habla de cariño pero está más lejos del amor, me destrozó.

Que al menos no me llamara Marquesa Mansfield era una esperanza, pero el contenido posterior destruyó por completo mi ilusión.

⌈Estoy bien. Como usted es una persona bondadosa, si ha estado preocupada por mis noticias, quiero decirle que no tiene por qué estarlo.

También escuché que usted está bien, y que se ha olvidado de mí.

Esperaba que no fuera mentira, pero al ver que me ha estado buscando, supongo que sí lo era⌋

Rupert Mansfield, ese estafador, debe haber vuelto a mentir.

Si está haciendo esto por sentir pena, quiero decirle que no tiene que sentirla en absoluto. Que esté aquí no es culpa suya, sino mi elección, así que me gustaría que la respetara.

Al contactarme solo a través del abogado de mi madre, supongo que se enteró de la verdad. Si es por eso, Dayna, no olvide que intenté matarla.

Ahora no tengo a nadie a mi lado y no tengo necesidad de trabajar, así que he tenido mucho tiempo para reflexionar lentamente sobre el pasado. Cuanto más lo repaso, más claro se vuelve.

Mi amor estaba equivocado.

La vez anterior, cuando le conté mi historia, olvidé mencionarle que, por miedo a que usted se enterara de la verdad y me dejara al regresar a casa, intenté embarazarla antes de cruzar la frontera. Lo recordará.

Cada vez que me enfrentaba al riesgo de perderla, tomaba una decisión cobarde.

Incluso si usted me defendiera diciendo que fue solo porque perdí la razón por un momento, es un hecho que un hombre así no es un buen hombre.

No gaste su precioso corazón en un imbécil como yo.

Usted fue infeliz porque Rupert era despreciable y yo, cobarde. No tengo cara para usted, que se vio envuelta sin culpa y solo sufrió.

Honestamente, quiero que sea libre tanto de mí como de Rupert. Deseo que disfrute de las cosas que tuvo que renunciar por haberse involucrado con él y conmigo, y ruego que algún día encuentre a un hombre que merezca intercambiar amor verdadero con usted.

Además, por favor, encuentre a un hombre que siempre ceda ante usted, no a uno al que usted deba ceder.

Si en el futuro se queda con Rupert, por la razón que sea, e incluso si conoce a otra persona, quiero pedirle esto aún más:

No lo soporte por amor.

Usted aguantó todo lo que hizo Rupert. Y yo no soy la excepción. Incluso cuando me malentendió pensando que tenía otra mujer, usted lo soportó. Por favor, no lo haga nunca más. Me preocupa que sea tan bondadosa.

Así que, por favor, no intente perdonarme esta vez solo porque se enteró de la verdad. Eso también me preocupa.

Dayna, en Highland, no tenía a nadie más que a mí a su lado y tuvo que depender de mí, pero ahora no es así. Tiene un padre de prestigio, y también tiene el estatus de marquesa y bienes. Eso le dará más fuerza que yo.

Y aunque por fuera parece frágil, usted es fuerte por dentro. Parece impulsiva, pero en otras palabras, es hábil para improvisar, es sensible, percibe rápidamente las cosas, y, aunque es ingenua, conoce bien cómo funciona el mundo.

Así que usted puede arreglárselas sola.

Ahora le resultará difícil, pero llegará un día en que pensará que esta fue la decisión correcta. Probablemente me preguntará cómo puedo decir que esto es correcto cuando se imagina mi futuro.

Dayna, se lo diré honestamente. Estoy exhausto. Ahora quiero descansar. ¿Podría entenderme?

Esto no es culpa suya.

Me preocupa que piense que estoy haciendo esto porque estoy enfadado con usted, pero no la culpo.

Al contrario, le estoy agradecido.

Me basta con que usted haya sabido que fui su primer amor. Otros malentendidos no tienen sentido para mí.

Ahora que lo pienso, tengo un ruego más. Lo que pasó entre nosotros, entiérrelo como algo que solo nos concierne a nosotros. ¿Puede hacer eso por mí?

Mis saludos y peticiones terminan aquí.

Ahora es el momento de la despedida.

Me pesó no haberme despedido de usted la última vez. En ese momento no se me ocurría un buen adiós, pero se me ocurrió tarde. Me alegra tener la oportunidad.

Sea feliz, Dayna.

Y olvídese. Deje todos nuestros recuerdos y vivencias conmigo.

Quiero decir que yo me llevaré todos los recuerdos, así que usted olvídelo todo y viva como si nada hubiera pasado.

Si aun así no puede olvidarme, ¿podría recordarme como un hombre loco?

Cuando se sienta sola de repente, pensando que nadie la ama, recuerde por un instante que al menos hubo un hombre loco que la amó tanto como para intentar secuestrarla al infierno, y luego siga su camino.

Deseando que el camino que recorra de ahora en adelante esté lleno de suerte y felicidad,

Killian Akroyd

Antes de leer la carta de Killian quería llorar, pero después de leerla quise morir.

Tal como presentía, la carta no era una respuesta, sino su testamento.

‘¿Dice que va a morir con una calumnia? ¿Y que me quede tranquila viendo eso?’

Killian me pedía comprensión y respeto, pero yo no podía entenderlo ni un poco, y tampoco quería respetar su elección. Desobedecí su última petición y le escribí otra carta.

⌈Killian, no tiene por qué disculparse por haber intentado matarme. En realidad, yo también intenté matarlo a usted.

Se lo confieso ahora… Cuando Falkner me dijo que usted era un espía, yo planeaba matarlo y luego suicidarme. Con la misma arma con la que usted intentó matarme y suicidarse. ¿Lo ve? Somos iguales.

¿Dice que no es un buen hombre? ¿Y yo le parezco una buena mujer?

Así que no necesita sentirse mal por mí.

La persona que debería disculparse soy yo.

Yo también he tenido mucho tiempo para reflexionar sobre el pasado.

Cuando creía que era Rize Lenner, volví a hacer votos matrimoniales con usted y le hice esta promesa: si Dios me diera a elegir solo entre mis recuerdos perdidos y usted, lo elegiría a usted sin dudarlo.

No cumplí esa promesa. ¿Y cuántas promesas más habré incumplido? La verdadera mentirosa fui yo.

Al recordar mi amor egoísta, una frase que usted me dijo sigue dando vueltas en mi cabeza.

Usted dijo que, al final, la persona que más amamos es a nosotros mismos.

Parece que en mi caso no ha cambiado el hecho de que me amo a mí primero, ni antes ni ahora. Aun cuando decía amarlo, en realidad, cuando me encontraba en una encrucijada, me anteponía a mí misma.

Y sin embargo, yo lo presionaba con mi amor, y usted me aceptaba incondicionalmente por la razón de que me amaba.

No es exagerado que usted malinterprete que yo no lo amé, sino que lo quise a mi lado por necesidad. Tiene razón al estar exhausto y querer alejarme.

Le prometo que ya no volverá a pasar. Esta promesa sí la voy a cumplir. Si intento romperla, por favor, dígamelo.

Y de ahora en adelante, yo seré su apoyo. Entonces, ¿podría volver a mi lado?

Hasta a mí misma me resulta tramposo verme rogándole y aferrándome a usted, cambiando de actitud como si volteara la palma de mi mano. ¿Qué pensará usted? Aunque no me guarde rencor, al menos le resultaré molesta. Incluso si me dice que realmente no le caigo mal, no le creeré mucho.

Aunque yo no lo recuerde, usted ya fue mi apoyo una vez, fue rechazado cruelmente, volvió para sostenerme de nuevo, y ahora ha sido abandonado otra vez. Entiendo que no quiera volver conmigo.

Pero, incluso si se da por vencido conmigo, no se rinda con usted mismo.

No tiene que darme otra oportunidad, ¿pero podría al menos seguir vivo?⌋

Le envié la carta de nuevo con el abogado, pero esta vez ni siquiera la aceptó.

—Hip, él está muy… cof, cof, enfadado conmigo.

Soy la clase de mujer que convierte a ese hombre en un tipo mezquino porque no quiere aceptar la realidad de que su corazón se ha ido. Por eso su corazón se ha ido.

—No quiere ver tu carta porque cree que su corazón se tambaleará. ¿No te lo dije? Él es muy terco.

Ahora no me quedaba más remedio que estar de acuerdo con Señora Akroyd.

Killian es terco. Había cedido su obstinada persistencia solo ante mí, y por eso yo nunca había sabido lo terco que era.

Sin saberlo, creí todo este tiempo que yo había sido arrastrada por Killian. Cuando en realidad, fue él quien fue arrastrado por mí toda su vida hasta terminar en esta situación.

‘¿Por qué ya no cede ante mí? Solo una vez más, le pido que ceda.’

Volví a mirar sin cesar la última carta de Killian mientras derramaba lágrimas.

Él me dijo que buscara un hombre que cediera ante mí, y ahora ya no cede ante mí. Es como si ya no quisiera ser «mi hombre».

‘¿Ya no me ama?’