Rezo, para que me olvides - Capítulo 186
‘¿Qué tan borracho estará para haber olvidado por qué no puede acostarse conmigo?’.
Me arrojó a la cama, espantado. Apenas levanté la cabeza, su mano gruesa agarró mi cabello con brusquedad.
‘¿P-por qué de repente está tan enojado?’.
Temblé y lo miré a la fuerza. Me miró con los ojos muy abiertos y apretó los dientes.
—Te acostaste con él porque era tu marido, ¿por qué me rechazas a mí? ¿No te gusto porque tengo las piernas mal?
—Ha…
Pensó que me había espantado al ver sus piernas, no su entrepierna. Fue un malentendido tan absurdo que solté una risa nerviosa, olvidando que me tenía agarrada del pelo.
Ahora lo veía. No estaba borracho, sino ciego por los celos que sentía hacia Killian, olvidando por qué no debía acostarse conmigo.
—¿Te ríes? ¿Me crees gracioso?
—¡Hok!
Pensé que me soltaría el pelo, pero me volteó para acostarme boca abajo. Apenas intenté escapar, me agarró del cuello.
¡Boom!.
El vestido suntuoso se rasgó de arriba abajo, de cuello a cintura. A ese animal loco que intentaba destrozar incluso el corsé que llevaba debajo, le pregunté desesperadamente:
—Cuando mi vientre empiece a crecer, ¿de quién será el bebé?
La mano que intentaba abrir el corsé se detuvo.
—¿De quién sea, se convertirá en el próximo marqués, no?
Él no podría distinguir si era su hijo o el de ese hombre. Tendría dudas si se parecía a mí, y también si se parecía a él. Porque él y ese hombre se parecían de una manera desagradable.
¿Querría vivir el resto de su vida atormentado por la sospecha de que su heredero era en realidad el hijo del hombre al que ha estado celando toda la vida? La pregunta era si quería que el único motivo de orgullo de su familia, su linaje, fuera arrebatado por alguien que había considerado su rival durante toda la vida.
Esa era la razón por la que él no podía acostarse conmigo.
—Maldito ladrón de mierda.
Parecía haber recuperado la cordura. El marqués me soltó como si me arrojara y huyó como si no quisiera quedarse un segundo más en la misma habitación que yo.
Apenas se fue, corrí con las piernas aún temblorosas y cerré la puerta con llave.
—Haaa…
No me sentía segura solo con la cerradura, así que me recargué en la puerta con todo mi peso. Mi visión se nubló y las lágrimas brotaron.
—Snif… ¿Por qué lo hiciste…?
Le reclamé a mi yo del pasado a través de mis lágrimas. Odiaba a mi yo del pasado que se había casado con un rufián que no era mejor que el animal más asqueroso que conocía.
—¿Por qué me casé…? Ugh…
La vista de mi vestido rasgado de arriba a abajo me dio náuseas.
‘¿Cómo puedo soportar esto?’
No puedo soportarlo.
Si ese hombre es el verdadero, huiré.
Si era el falso, huir era ya algo obvio.
De cualquier forma, huiré de aquí.
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Ese día, estaba segura de que había rascado la poca dignidad del marqués hasta el fondo.
‘Entonces, ¿no intentará deshacerse de mí primero de alguna manera?’
Sin embargo, no hubo noticias del marqués durante cuatro días. Me sentí decepcionada, ya que en el fondo esperaba que él pusiera fin a este matrimonio primero.
Mi abuela tampoco pudo ocultar su decepción. Intentó invitarlo de nuevo, pero el marqués lo rechazó todo, con la excusa de que estaba ocupado. La anciana todavía no entendía por qué esa noche había sido un fracaso.
‘Él nunca se encontrará conmigo hasta que esté seguro de que no estoy esperando un hijo de ese hombre’
¿Quizás le quedarían unos tres o cuatro meses? Eso significaba que había ganado tres o cuatro meses para prepararme para escapar.
Pero yo era impaciente y decidí escapar hoy mismo.
—Debería ir a ver al marqués. Ahora mismo.
—¡Dayna, es una excelente idea!
No había sido invitada. Tampoco había avisado de mi visita. A pesar de que iba a cometer la descortesía de tocar la puerta de alguien sin previo aviso, la anciana no solo no me detuvo, sino que sonrió de oreja a oreja y trató de acompañarme.
—Tengo que ir sola. Soy parte de esta familia, pero tú no, abuela. Si llegas sin invitación, la gente susurrará que no tienes modales.
—Ah, tienes razón…
La excusa que había preparado parecía lo suficientemente plausible, y la anciana no sospechó.
—Asegúrate de disculparte y de ser dócil esta vez. ¿Entendido? Y no olvides traer un heredero.
La anciana, que no me dejaba salir de la casa sola, me dio el coche, el chófer y los guardaespaldas antes de que se lo pidiera. Me subí al asiento trasero del coche sin dudarlo. La anciana me despidió con una sonrisa de alegría.
—Vuelve pronto.
‘Ja, no volveré nunca más’
Primero iría a la mansión del marqués en Dunrye y luego escaparía.
Aunque no era imposible escapar en el camino, había algo que quería verificar en la mansión del marqués antes de hacerlo.
‘La caligrafía del marqués……’
Así como él no quería vivir el resto de su vida atormentado por las dudas sobre la paternidad del hijo que yo pudiera tener, yo tampoco quería vivir atormentada por la duda sobre quién había sido mi primer amor.
Durante los cuatro días que siguieron, traté de verificar su caligrafía. Le pregunté a mi abuela si el marqués había enviado alguna carta a nuestra casa, pero me dijo que en los últimos años solo se habían comunicado por teléfono. Busqué viejas cartas, pero solo encontré algunas escritas a máquina o por un secretario.
‘¿Cómo es que no escribió una sola carta de amor con su propia mano en diez años de compromiso?’
Yo era una persona que guardaba todas las cartas de mis compañeros de la escuela privada. Por lo tanto, era imposible que no hubiera guardado las cartas de un amante.
‘Me parece que no escribió a propósito, por miedo a que se descubriera que su caligrafía era diferente’.
Tenía fuertes sospechas, pero no tenía pruebas. Y estaba de camino a la mansión del marqués para confirmar mis sospechas y eliminar cualquier atisbo de duda.
‘Lo confirmaré y, sin importar el resultado, huiré de inmediato’.
¿A dónde?
Ni siquiera yo lo sabía. Porque no sabía dónde vivía Killian.
Realmente había escapado sin ningún plan. De todos modos, ¿un plan que no se me ocurría hoy, se me ocurriría mañana por más que lo pensara? Si esperaba a que se me ocurriera un plan, nunca saldría de esa casa.
‘Padre Ackroyd y la familia Ackroyd son famosos, ¿no? ¿Qué tal si voy a la estación de tren y le pregunto a alguien si me pueden decir dónde está?’.}
Dentro del coche que se dirigía a la mansión del marqués, agarré con fuerza el asa de mi bolso de cuero que tenía en el regazo. En él estaban mis pertenencias.
Las cartas, el pin del uniforme, el retrato. Y la ropa que él me había comprado.
Todavía no estaba segura de la verdad, pero no pude dejar atrás sus regalos. Era por la misma razón por la que no había podido deshacerme de ellos.
Me puse el sombrero que no cabía en la bolsa y los zapatos pesados. Me daba pena usarlos, pero no podía llevar la caja entera.
—¿Qué llevas en esa bolsa?
Mi abuela ya había sospechado del gran bolso que llevaba para una salida tan corta.
—Tal vez me quede a pasar la noche…….
Con esa excusa, me salí con la mía. Si hubiera llevado la caja, no lo habría logrado.
Esta era mi segunda fuga, después de la de Einsental. Por lo tanto, sabía lo importante que era tener fondos para escapar.
Obtener dinero fue difícil. No podía salir de la casa y si pedía dinero, sospecharían.
Afortunadamente, tenía un poco de dinero en mi caja fuerte y lo reuní. Si no era suficiente, empeñaría las joyas que me había puesto para lucirme y el anillo de bodas que llevaba a la fuerza.
‘Creo que lo hice bastante bien para algo que preparé a toda prisa…’
Mi corazón se sentía cada vez más inquieto. Sin darme cuenta, me presioné las uñas, con la piel roja y arrancada por los nervios.
‘Dios, por favor, ayúdame a escapar a salvo’
Y que pueda encontrar a Killian a más tardar mañana.
—Señorita Loveridge, digo, señora, no recibimos ninguna noticia de que venía……
El mayordomo de la mansión del marqués reaccionó como se esperaba.
—¿Tengo que avisar con antelación cuando vengo a mi propia casa?
—…Claro que no, señora. Mis disculpas por mi falta de respeto. Por favor, pase.
La excusa que había funcionado con mi abuela también funcionó con el mayordomo del marqués.
—El marqués no se encuentra en este momento.
—¿Ah, sí?
Qué suerte.
—¿Le llamo para avisarle que está aquí?
—No, no es necesario. No puedo pedirle que venga si está ocupado.
Le dije que esperaría al marqués y que me gustaría ver la mansión.
—Yo la guiaré.
El mayordomo no me dejó sola. ¿Le habría dicho el marqués algo sobre mí? ¿O era así normalmente?
—¿Qué habitaciones usa el marqués más a menudo?
—Su habitación está por aquí.
No le había preguntado por su habitación, pero para no despertar sospechas, lo seguí sin protestar y fingí que la estaba admirando. Mientras lo hacía, busqué con disimulo por todas partes, pero no encontré ni una sola nota garabateada.
—Me gustaría ver dónde trabaja.
—La biblioteca solo se puede abrir con el permiso del marqués.
—Soy la esposa del marqués y esta es mi casa. ¿Por qué necesito permiso?
—Lo siento, pero el marqués me dio instrucciones. Tendrá que hablar con él al respecto.
Esta vez, ni siquiera mi posición como marquesa funcionó.
‘¿Dio la orden de que no podía entrar aquí? ¡Esto me hace sospechar aún más!’
Después de eso, seguí al mayordomo por todas las habitaciones, pero en ninguna parte pude verificar su caligrafía.
—¿No está cansada? He pedido que le traigan unos refrigerios por aquí, por favor, descanse.
El mayordomo me dejó en el salón del segundo piso y se fue.
‘Voy a intentar abrir la puerta de la biblioteca’
Quizás no estaba cerrada. Me senté y fingí descansar, esperando a que la sirvienta trajera el refrigerio y se fuera, luego salí al pasillo sin hacer ruido.
—Señora, ¿necesita algo?
Inmediatamente me encontré con una sirvienta que estaba en el pasillo.
—¿Dónde está el baño?
—Yo la guío.
Después de ir al baño, aunque no lo necesitaba, la sirvienta me siguió. Como si me estuviera vigilando. Tenía un mal presentimiento.
‘Parece que saben lo que planeo. Entonces, ya le deben haber avisado a él, ¿verdad? Es mejor irme antes de que él llegue y las cosas se pongan incómodas’
Si el marqués me atrapaba mientras intentaba verificar la verdad, sería difícil escapar. Volví al salón, agarré mi bolso y mi sombrero que había dejado al lado del sofá y me di la vuelta.
—¿Por qué has venido?
El marqués entró en el salón.
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