Cargando...
Novelas de Asure
  • Browse
    • Action
    • Adventure
    • Boys
    • Chinese
    • Drama
    • Ecchi
    • Eastern
    • Fantasy
    • Fighting
    • Fun
    • Games
    • General
    • Girl
    • History
    • Horror
    • Horrow
    • LGBT+
    • Male Lead
    • Manhwa
    • Realistic
    • Romance
    • Sci-fi
    • Sports
    • Teen
    • Urban
    • War
    • Wuxia&Xianxia
  • Authors
    • Libenia
    • Gakim
    • Purrine
    • Geon Eomul Nye
    • Dam Yeon Seo
    • Ahn Siha
    • Jaya
  • Ranking
  • New
Advanced
Sign in Sign up
  • Browse
    • Action
    • Adventure
    • Boys
    • Chinese
    • Drama
    • Ecchi
    • Eastern
    • Fantasy
    • Fighting
    • Fun
    • Games
    • General
    • Girl
    • History
    • Horror
    • Horrow
    • LGBT+
    • Male Lead
    • Manhwa
    • Realistic
    • Romance
    • Sci-fi
    • Sports
    • Teen
    • Urban
    • War
    • Wuxia&Xianxia
  • Authors
    • Libenia
    • Gakim
    • Purrine
    • Geon Eomul Nye
    • Dam Yeon Seo
    • Ahn Siha
    • Jaya
  • Ranking
  • New
  • User Settings
Sign in Sign up
Prev
Next
Novel Info

Rezo, para que me olvides - Capítulo 168

  1. Home
  2. All Mangas
  3. Rezo, para que me olvides
  4. Capítulo 168
Prev
Next
Novel Info

Me miraste con ojos extrañados, alzando la cabeza. Yo intenté quitarme la cadena del cuello para mostrarte la prueba.

 

—Dayna, ¿qué haces aquí?

 

Justo en ese momento se metió una voz que no era bienvenida. Soltaste mi mano, que habías estado sosteniendo, y te levantaste de repente. Al darme la vuelta, vi que Rupert venía caminando hacia nosotros, pasando la iglesia.

 

—El sacerdote me estaba dando su bendición.

—¿A esta hora, en este lugar?

 

Rupert nos miró a ambos alternativamente, como si sospechara de un engaño. Mentí para salvar tu honor.

 

—Solo le di mi bendición a Señorita Loveridge, con quien me encontré en el camino a la iglesia mientras paseaba.

—Killian, si no quieres que haya un sucio rumor de que una señorita a punto de convertirse en marquesa está teniendo una cita secreta con un sacerdote, espero que actúes con más cuidado. ¿Estoy pidiendo demasiado?

—…Lo siento. No lo pensé bien.

 

Ahora que lo pienso, me arrepiento de no haber revelado la verdad en ese momento, como si hubiera hecho estallar una bomba. Pero en aquel entonces, al verte en aprietos, opté por disculparme.

 

—Sacerdote, la que no pensó bien fui yo. Siento mucho haberlo molestado a tan altas horas de la noche.

—¿Por qué querías la bendición? ¿Tienes miedo de dar la vida por el país?

—Claro que no. Solo le pedí que la operación fuera un éxito.

—Mi Filomena, no necesitas pedir algo así. Me tienes a mí, un descendiente de Godwin.

 

Al oír tu conversación con Rupert, volví a sentir náuseas. Ya no podía soportar ni la verdad ni nada, así que me levanté para irme. Pero el idiota arrugó la cara al ver la caja donde estábamos sentados.

 

—¿Cigarros?

 

Sobre la caja estaban el paquete de cigarros y la caja de cerillos que habías sacado. Te pusiste pálida en un instante. Afortunadamente, ese día todavía no habías fumado.

 

—Entonces, que tengan una noche de descanso tranquilo bajo la gracia de Dios.

 

Tomé los cigarros y las cerillas como si fueran míos y pasé al lado del idiota. Él te rodeó con sus brazos y me protestó, como si yo fuera un vándalo que te estaba acosando.

 

—Espero que no fumes delante de mi prometida.

 

Este tipo, que fuma a cada rato. Me pareció increíble. ¿Y solo eso me pareció increíble?

Sinceramente, quise golpearlo y tirarlo al suelo, pero me contuve a duras penas porque tú, mientras te sostenía, me decías «gracias» con la boca.

 

—Espera. Yo también vine por algo.

—Ah… ¿Qué es?

—Nos casaremos mañana.

 

El shock me dejó congelado en mi lugar. Pero esa noticia no solo me sorprendió a mí.

 

—¿Mañana?

 

Preguntaste sorprendida a Rupert.

 

—Los preparativos ya están listos. ¿Qué diferencia hay si nos casamos mañana o en una semana?

 

Resulta que ya habían hablado de casarse antes de infiltrarse en Heilant. Pero al parecer, no tenían la intención de casarse al día siguiente.

Probablemente Rupert lo decidió unilateralmente en cuanto nos vio reunidos en secreto. Le habrá dado miedo que te contara la verdad. Pensó que, aunque supieras la verdad, no podrías escapar una vez casada.

 

—¿Por qué? ¿Quieres posponerlo, mi amor? ¿Hay alguna razón para hacerlo?

—Claro que no. Está bien, mi amor.

 

Tú, sin conocer sus negras intenciones, sonreíste radiantemente, rodeaste su cuello con los brazos y hasta te colgaste de él.

Me dolió que llamaras a Rupert ‘mi amor’, pero pude soportarlo. Después de todo, eso era mío. Tenía una tenue esperanza de que, al amanecer, cuando te contara la verdad, volvería a ser mío.

Lo que realmente destrozó mi esperanza fue tu mirada. Lo mirabas con ojos perdidos de amor.

Con esa mirada, la verdad se desvaneció.

Me asaltó la duda de si tendría algún sentido para ti ahora, aunque el primer hombre del que te enamoraste no fuera Rupert.

Tal vez me decepcionó ver cómo mirabas con tanto cariño a esa basura humana.

De todas formas, no podía saber cómo reaccionarías hasta que te lo dijera. Sin embargo, en aquel momento me sentía tan agotado que solo podía pensar en el peor de los casos. Aunque me decidía a hacerlo, terminaba rindiéndome, repitiendo para mí mismo: «que sea lo que tenga que ser».

‘Que sea lo que tenga que ser’

De nuevo, di media vuelta y empecé a caminar de regreso a la casa parroquial, cuando Rupert me volvió a llamar.

 

—Sacerdote, nos gustaría pedirle que oficie nuestro sacramento del matrimonio mañana.

 

Ese bastardo, que seguro nació de una semilla del demonio, ¿hasta dónde tiene que destrozarme para estar satisfecho? Quizás no estaba satisfecho porque no le había mostrado mi propia sangre derramada.

 

—No creo que pueda, nunca he oficiado un matrimonio. Te buscaré a otro sacerdote en la parroquia cercana.

 

Incluso entonces, usé una excusa plausible para negarme, ocultando mi corazón sangrante detrás de una cara impasible.

Así que, por supuesto, tú tampoco sabías la verdadera razón por la que rechacé oficiar el matrimonio.

 

—¿No puede usted unirnos como marido y mujer?

 

A la mañana siguiente, después de la misa, me buscaste y me lo volviste a pedir.

 

—Si esperan unos días, un sacerdote mucho más experimentado oficiará la ceremonia.

 

Me negué de nuevo, dando la misma razón. Pero tú no cediste.

 

—No necesito un sacerdote experimentado. Por favor, hágalo usted. Solo necesito que haga lo básico.

—Si tienen que casarse hoy, podría buscar a otro…

—No es que quiera casarme hoy, es que quiero que lo haga usted.

—¿Por qué tendría que oficiar yo su boda?

 

En ese momento mi paciencia se había agotado y no pude esconder mi rechazo. Pero tú, sin darte cuenta, me dijiste:

 

—Creo que si usted oficia la boda, Rupert y yo podremos vivir felices. Usted es un hombre bendecido por Dios.

 

Eres tan cruel como Rupert… pero ¿qué sabías tú cuando me destrozaste el corazón? No pude reprochártelo.

…Al final no pude rechazar tu petición.

¿Quién en el mundo une a la mujer que ama con otro hombre? Aunque esa mujer amada se lo pida.

‘No. Si ese idiota de Rupert muriera, Dayna al menos tendría la posición de marquesa para compensar lo que perdió por su culpa. Una prometida no obtendría nada.’

Aun sabiendo que era el ser más estúpido del mundo, tuve que inventarme excusas en vano para convencerme de que no estaba haciendo una completa tontería. Pero las excusas perdieron su fuerza apenas la ceremonia comenzó…

Dayna…

¿Sabes lo que se siente estar en el lugar equivocado, viendo cómo otro hombre se pone en mi sitio y te pone un anillo en el dedo anular?

Y lo que se siente tener que declarar con mi propia boca que tú y ese idiota son marido y mujer…

Me gustaría decírtelo, pero no hay palabras en el mundo que puedan expresar lo que sentí.

Aun así, me alegro de haber estado allí. Porque me di cuenta de algo al ver a Rupert durante el matrimonio. ¿Puedes creer que gracias a eso sigues viva?

Sonará como la justificación de un loco, pero escúchame.

Ahora lo recordarás. El día de tu boda, los aviones de combate del enemigo volaron hasta la base militar.

 

—¿De verdad tienen que casarse en un momento así? No estoy pidiendo que lo cancelen. Podrían posponerlo unas horas hasta que todo termine.

—Sacerdote, sigue siendo un cobarde, tanto antes como ahora.

—…Tú sabes que no pido posponerlo por miedo.

—Dayna, ¿también le tienes miedo a las moscas de Heilant, como el sacerdote?

 

A Rupert no le importaba en lo más mínimo tu seguridad.

 

—Que nuestro amor y valor perduren para siempre en la historia, como Godwin y Filomena.

 

Además, él se puso el anillo de bodas en tu dedo anular, haciendo una especie de maldición. Era el tesoro de su familia, el anillo de bodas de Godwin y Filomena.

 

—Mi Filomena.

 

Debí darme cuenta desde el momento en que empezó a llamarte así.

El idiota que decía que la vejez era algo feo y que quería morir en su mejor momento, también quería matarte a ti en tu mejor momento.

Y que desde un principio, no quería una mujer a la que amar, sino una mujer para enterrar con él.

Cuando dijiste que ibas a participar en la operación, creí que Rupert no dejaría morir a la mujer que amaba. Pensé que aunque pudieras morir por un accidente, él no desearía tu muerte.

No confiaba en él, sino en el sentido común. Es sentido común que uno no quiere que la persona que ama muera.

 

—Dayna, mi esposa, te amo. Te amaré apasionadamente hasta el día en que muramos.

 

Pero empecé a dudar de que te amara. Pensé que todo lo que había hecho, como si te amara locamente, era solo una actuación para mí.

 

—¿Tú también me amas? Dilo en voz alta. Para que a Dios le sea agradable oírlo.

 

Empecé a sospechar cuando, después de la boda, nos refugiamos bajo tierra y él te obligó de repente a decir en voz alta que lo amabas. Porque el único que podía oírte ahí era yo.

Mi sospecha se hizo cada vez más fuerte.

Que tú eras solo una flor para adornar la tumba de Rupert.

Que ese idiota te mataría.

Esta vez, no me dije «que sea lo que tenga que ser».

Podía soportar que me arrebataran, que amaras a ese demonio, pero no podía soportar que murieras.

Después de meditarlo toda la noche, al día siguiente fui a buscar a Rupert.


Prev
Next
Novel Info
Madara Info

Madara stands as a beacon for those desiring to craft a captivating online comic and manga reading platform on WordPress

For custom work request, please send email to wpstylish(at)gmail(dot)com

Comments for chapter "Capítulo 168"

MANGA DISCUSSION

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

*

Contact Us
  • Contact
  • Help & Service
Resource
  • Terms of Service
  • Privacy Policy
Referral
  • Buy theme
  • Other products

© 2025 Madara Inc. All rights reserved

Sign in

Lost your password?

← Back to Novelas de Asure

Sign Up

Register For This Site.

Log in | Lost your password?

← Back to Novelas de Asure

Lost your password?

Please enter your username or email address. You will receive a link to create a new password via email.

← Back to Novelas de Asure

Caution to under-aged viewers

Rezo, para que me olvides

contains themes or scenes that may not be suitable for very young readers thus is blocked for their protection.

Are you over 18?