Mi apacible exilio - 20

Pensé que era un sueño. Las cosas que solo podían suceder en la imaginación estaban ocurriendo con tanta naturalidad.

 

—Oh, me preocupé porque tu voz era débil.

—….

—Sabes, estaba pensando en llevarte al médico yo mismo.

 

Era una persona que parecía entender mis palabras, a pesar de que tenía una opinión negativa de mí. Sin embargo, por alguna razón, hoy de repente era diferente.

¿Por qué de repente?

¿Fue por lo que le dije hace un rato?

 

—Como puedes ver, no es tan grave.

—Supongo que sí.

 

Bruno se dio la vuelta con indiferencia y recogió el pomo roto de la puerta.

 

 

Zas.

 

 

Levanté la vista hacia el pomo que fue arrojado bruscamente al suelo.

 

—Lamento lo de esto.

—¿El diseño?

 

Bruno fingió hurgar en sus bolsillos y agitó sus manos vacías.

 

—No lo tengo.

 

Realmente está loco.

 

—Supongo que lo dejé.

 

Mientras lo veía responder con tanta naturalidad, lentamente señalé con el dedo hacia la puerta.

 

—¿Puedes irte?

 

Bruno parecía haber decidido irse por las buenas ya que se había dado la vuelta.

Le di una última oportunidad, pero él siguió mi dedo y miró hacia afuera, luego movió los pies y se adentró más en la casa.

 

—Estoy cansado del viaje. Voy a descansar un rato.

 

Honestamente, pensé que nunca vería a una persona tan extraña como Yuri Tenet en mi vida. Sin embargo, el mundo era más amplio de lo que pensaba.

¿Quién hubiera pensado que un aldeano que era solo un poco molesto de repente se volvería diferente?

Todavía no era tan malo como Tenet, pero con esa única frase, Bruno había alcanzado ese nivel.

 

—Mi guardia no te dejará tranquilo si te ve.

—No tienes que preocuparte por eso. Vi que estaba ocupado cuando entré.

 

Me estaba diciendo que lo aceptara en silencio ya que él no vendría aquí por un tiempo.

Me tranquilicé a pesar de que las situaciones absurdas continuaban una tras otra.

 

—Si estás de acuerdo con leche, puedes llevártela.

—En lugar de leche, me gustaría un poco de té. El que me diste.

 

Hubo un momento de silencio.

Asentí e hice un gesto hacia el interior.

 

—De acuerdo. Te invitaré una taza como agradecimiento.

 

 

 

 

 

 

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De hecho, la cocina era el dominio del hombre, así que tuve un poco de problemas para encontrar el té.

Simplemente dejaba que Yuri se encargara de preparar el té ya que a menudo me seguía.

Abrí todos los armarios y finalmente lo encontré en el cuarto.

Bruno fue brevemente hacia la chimenea, pero pronto se sentó a la mesa, exhalando un humo acre de cigarrillo.

 

—No podrás saborear el té correctamente si fumas.

—No importa. No espero que sepa bien.

—¿En serio? Eso me quita un gran peso de encima.

 

Bruno me miró fijamente a la cara mientras yo sonreía hipócritamente. Luego, movió sus labios en silencio y exhaló el humo acre a través de sus labios abiertos.

 

—Me viste correctamente.

—….

—Voy a irme de esta aldea hoy.

 

 

Clic.

 

 

La luz se encendió fácilmente cuando presioné el botón.

Saqué un juego de té que no coincidía.

 

—Me preguntaba qué estabas haciendo, actuando tan loco de repente. ¿Solo estabas actuando así porque te vas a ir?

—…Pareces ser bastante valiente también, preparándome té con tanta calma.

—Te dije claramente que te fueras. Pero no quisiste irte, así que ¿qué otra opción tenía? No te habrías ido incluso si te gritaba y te empujaba.

 

Bruno escuchó mis palabras tranquilas sin refutarlas.

 

—¿Y bien? ¿Viniste a lastimarme antes de irte?

—….

—Parecía que no te agradaba. Creo que fue así desde la primera vez que nos conocimos.

—Eres perspicaz. Supongo que por eso los nobles matan a la gente con palabras en lugar de con puños.

 

Serví el té de color rojo brillante sin responder y lo coloqué frente a él.

 

—Es cierto que no tenía una alta opinión de ti como dama, pero no pensé que fuera al punto de querer hacerte daño. ¿Cuánto sabes?

 

Bruno sacudió la ceniza de su cigarrillo en la mesa sin tocar el té.

 

—¿Por qué viniste aquí?

—A recuperarme.

—¿A un campo frío como este?

—No tienes que estar físicamente enferma para recuperarte.

—Quería escuchar tus razones, pero seguiste mintiéndome.

 

Lanzó el cigarrillo a la mesa, dejando una marca negra carbonizada.

 

—No te odié simplemente porque eres una dama.

—……..

—No pude evitar quedarme atrapado en este campo. Pero en el momento en que te vi, tan bellamente vestida, luciendo tan elegante y encantadora………

—….

—…Me revolvió el estómago.

 

Había pensado que simplemente me despreciaba debido a su complejo de inferioridad hacia la nobleza. Pero él era un ser humano mucho más perverso que eso.

 

—Rascaste mis entrañas e hiciste un alboroto.

—Lamento si así es como parezco ante ti.

 

Me pregunté por qué de repente estaba actuando así y me di cuenta de que mi forma indirecta de hablar había hecho explotar a Bruno.

Pero cuando miré a los ojos de Bruno, me di cuenta de que no era eso.

Había venido aquí con el pretexto de entregar algo, y había intentado provocar a Tenet intencionalmente.

Si había planeado esto desde el principio, todo tenía sentido.

La leche que había estado hirviendo en la parte de atrás hizo un gorgoteo ominoso.

En silencio, di unos pasos hacia atrás, posicionándome para poder tirar la leche en cualquier momento.

A Bruno no pareció importarle lo que estaba haciendo.

Volvió a la chimenea y encendió un nuevo cigarrillo.

 

—Tienes razón. Me encanta este lugar, pero al mismo tiempo, estoy harto de él.

—….

—Mi padre, que está contento de vivir en este rincón con unas pocas docenas de personas, y los idiotas que se inclinan y se arrastran ante él, todos me están poniendo de los nervios.

 

Pronto la habitación se llenó de humo de cigarrillo.

 

—De todos modos, me voy de este lugar hoy.

—….

—Con mucho dinero.

 

Ahora finalmente reveló su propósito.

 

—Segundo piso.

 

Señalé las escaleras con una cara tranquila.

 

—El dormitorio más grande del segundo piso es el mío. Si miras en el armario, encontrarás algunas cosas de valor.

—….

—Tómalo todo.

 

Bruno, que había estado siguiendo mi dedo hacia las escaleras, me miró con una expresión inexpresiva.

 

—¿Crees que estoy haciendo esto por esa pequeña cantidad de dinero?

—….

—Si ese fuera el caso, no me habría molestado con esto. Simplemente te habría robado.

 

Bruno, que estaba a punto de volver a sentarse a la mesa, se acercó a grandes zancadas hacia mí.

Eran solo unos pocos pasos, pero cerró la distancia en un instante.

Antes de darme cuenta, Bruno estaba parado justo frente a mí, mirándome y susurrando conspiradoramente:

 

—Eres la hija de un noble de alto rango, ¿no es así?

—…Quién te dijo eso…

—El barón está preocupado por ti, o eso he oído.

 

Y sin previo aviso, extendió su mano.

 

 

¡Splash!

 

 

Instintivamente, agarré la olla de leche hirviendo y se la arrojé.

Bruno, que estaba mirando el dorso de su mano enrojecido, agarró mi hombro mientras intentaba pasar corriendo a su lado y me arrojó al suelo.

Mi cara golpeó el áspero piso de madera.

 

—No me gusta mi padre.

—….

—No quiero vivir una vida sencilla como mi padre.

 

Incluso en esta situación, él continuó hablando de sí mismo con calma.

Sentí una mezcla de humillación y miedo.

Su mano me agarró el tobillo sin piedad, y yo me aferré a la pata de la mesa con todas mis fuerzas.

 

—Voy a venderte y a vivir una vida de lujo en un lugar nuevo.

 

Vi a Bruno levantar el pie. Luego procedió a pisotear mi muñeca, la cual intentaba proteger desesperadamente.

Jadeo. Ni siquiera pude gritar.

Las lágrimas corrieron por mi rostro debido al dolor repentino.

 

—Personalmente lo lamento por ti. Si funciona, negociaré con tu familia y te enviaré de vuelta con ellos…

 

El dolor insoportable estaba adormeciendo mi vista y mi oído.

Justo cuando Bruno agarró mi tobillo otra vez y me jaló hacia él, escuché un sonido de crujido cerca.

 

—…¡Ugh!

 

Y luego, con un golpe sordo, algo se rompió.

Levanté ligeramente la cabeza y parpadeé, y las lágrimas que se habían acumulado corrieron por mis mejillas.

Yuri Tenet estaba de pie allí con las manos alrededor del cuello de Bruno.

Me miró brevemente con un rostro inexpresivo, luego estrelló la cabeza de Bruno contra la mesa.

Intenté levantarme, pero mi cabeza palpitaba.

Debí haberme golpeado la cabeza cuando caí.

Me las arreglé para ponerme de pie, apenas pudiendo apoyarme en mi mano izquierda con mi mano derecha colgando adormecida a mi lado.

 

—…Ugh.

 

Solo entonces mi aliento regresó en jadeos cortos y rápidos, como si mis vías respiratorias acabaran de ser despejadas.

Había manchas de sangre embarradas sobre la mesa. Y se arrastraban por todo el camino hasta la puerta principal, dejando una marca espeluznante.

 

—…Ugh.

 

Respiré superficialmente de nuevo y de alguna manera logré caminar.

A través de la puerta destrozada, pude ver copos de nieve blancos arremolinándose en el aire.

Una vez que estuve afuera, pude darme cuenta de la situación.

Un carruaje estaba estacionado no muy lejos, y un hombre que parecía un cochero yacía tendido a su lado, ordenadamente alineado. Debió haber estado intentando cargarme en el carruaje.

Lentamente bajé la mirada y escudriñé el suelo de nuevo.

Mientras miraba hacia abajo, pude ver el rastro de manchas de sangre por donde el hombre había sido arrastrado, junto con la gota de sangre ocasional.

Roy, el caballo, que estaba junto a la puerta, me reconoció e intentó detenerme como si me estuviera reteniendo.

Lo ignoré y seguí el rastro.

El rastro era muy largo.

Conducía hasta el borde del oscuro bosque fuera de la mansión.

A medida que me acercaba, pude escuchar el sonido de algo golpeando a una persona muy claramente.

Antes de darme cuenta, estaba muy cerca.

Con un sonido terrible, Yuri Tenet estaba simplemente golpeando al hombre hasta convertirlo en pulpa.

Estaba tan concentrado que ni siquiera notó que me acercaba.

 

—…Sir Tenet.

 

Cuando finalmente logré hablar, mi voz estaba temblando muchísimo, a diferencia de lo habitual.

Fiu. Intenté recuperar el aliento y metí mis manos temblorosas en mis mangas.

 

–Thud.

 

Solo entonces se detuvo la agresión unilateral.

El hombre me miró sin responder.

 

—…¿Está muerto?

 

El hombre respondió con calma, su voz desprovista de emoción.

 

—Aún no.

 

Luego, con un rostro inexpresivo, levantó su puño derecho de nuevo.

 

—Es suficiente.

—…..….

—Bájalo.

 

El hombre simplemente me miró fijamente con sus ojos de aspecto vacío.

 

—Cof.

 

El hombre abrió la boca cuando Bruno, que apenas respiraba pero todavía estaba vivo, tosió, mientras el hombre decía:

 

—Yo me encargaré del cuerpo.

—……….

—Fingir una muerte accidental no es nada. Conozco a todos los que estuvieron involucrados en esto, y me encargaré de todos ellos…

—No es de eso de lo que quiero hablar.

—…¿Entonces qué?

 

 

-Thud.

 

 

El hombre le dio un puñetazo a Bruno en la mandíbula con su puño derecho de todos modos.

 

—Quiero matarlo.