A Charlotte Faryl le habían dicho desde niña que tenía que convertirse en emperatriz para ayudar a su familia. Tal como deseaba su padre, se comprometió con el prometedor Primer Príncipe, un candidato a emperador. Sin embargo, fue su hermano menor, el Segundo Príncipe, quien finalmente se convirtió en emperador.
El Primer Príncipe, que perdió la batalla política, fue desterrado al territorio occidental que pertenecía a la emperatriz, y Charlotte, su antigua prometida, fue enviada a la desolada frontera norte, donde no había nada más que campos de nieve y montañas nevadas.
Ella esperaba en silencio una muerte miserable, ya fuera por congelación o inanición, cuando un huésped inesperado apareció.
—Mi nombre es Yuri Tenet, Lady Faryl.
No era otro que la mano derecha del nuevo emperador.
—¿Por qué está aquí?
—Escuché que estaba buscando un sirviente.
Dijo que venía a servirla.
—… ¿Me está tomando el pelo?