Cuando el Señor que amo se duerme, se despierta el Señor al que quiero matar.
Giselle está enamorada de Edwin, el hombre que la rescató del campo de batalla y la crió.
Sin embargo, un romance entre él, el más noble de la tierra, y ella, la más despreciada, es imposible.
Por mucho que intente renunciar, su corazón sigue inclinándose hacia la bondad de él, hasta que una noche…
—Te amo, Giselle
—¿Quieres decir…? ¿Cómo mujer…?
—¿Qué otra cosa podría ser? ¿Crees que haría esto si te amara como a una hija?
Su amor se siente como un sueño hecho realidad, pero entonces…
—Lo siento de verdad, pero este juego infantil se ha acabado
Su amor era todo una mentira.
Me considerabas tu Señor y por eso me dejabas hacer lo que quisiera.
Era repugnante. Sólo te recogía y te criaba como a un perro.
El Señor tiene doble personalidad, Giselle es manipulada por ‘Lorenz’, la personalidad del enemigo que mató.
—¿Y si mato a tu precioso ‘Señor’ y me apodero de este cuerpo para amarte?
—No necesito el amor de una sanguijuela como tú. Te mataré
—Te amo. Te amo, Señor, por favor, ámame también
—Giselle, no quiero perderte. No así
Edwin, incapaz de ver a la niña que crió como una mujer.
Giselle, incapaz de verlo como algo más que un hombre.
Y Lorenz, deleitándose en su discordia.
Tres deseos que no pueden coexistir chocan, en última instancia conduce al desastre …
—Has ganado. ¿Estás satisfecho ahora?
A medida que este catastrófico melodrama llamado deseo alcanza su clímax,
¿Quién mata en nombre del amor?