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Mi Amado, A Quien Deseo Matar - Capítulo 258

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  4. Capítulo 258
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RING RING.

Pero, desafortunadamente, justo en ese momento sonó el teléfono en la puerta y el duque no pudo cumplir su objetivo. El duque solo fue a contestar el teléfono después de dejarle a Dawson el material para tejer, incluido el ovillo de lana.

—Que nadie lo toque.

El perro, que había estado acechando el ovillo de lana a los pies del duque, se abalanzó hacia él. Dawson se levantó rápidamente y lo puso en lo alto de la estantería.

La misión de Dawson hoy era proteger el tejido.

No era solo para protegerlo del perro. Cuando el duque se ausentara y si él hacía algo extraño con el calcetín, le dijo que se lo quitara de inmediato. Así que, eso significaba que tenía que protegerlo de la otra personalidad también.

No sé si no le gusta la mujer que está conociendo o si no le gusta el duque, pero parece que ese monstruo interfiere en su romance. Es una relación extraña de tres.

¿Sabrá esa dama que el hombre con el que está saliendo tiene una personalidad malvada? Sabiendo el carácter del duque, no creo que se lo haya ocultado. ¿Cómo será la sensación de salir con un solo hombre que es como dos?

Aunque la conozca, no me atrevería a preguntarle, pero conocerla es mi mayor deseo en estos días.

Ya que el duque la consideró una mujer que puede soportar una relación de tres, no debe ser una mujer común.

La persona que nunca había mostrado interés en las mujeres está tan enamorado que está haciendo cosas que nunca antes había hecho. Por eso, no solo Dawson, sino todos están tan curiosos que no se pueden concentrar en el trabajo. Sin embargo, hasta ahora, nadie en la oficina de secretaría del duque ha visto a la amante del duque. Señor Loise dijo que parecía ser una mujer soldado, lo cual nos sorprendió mucho.

¿Cómo pudo un hombre que trataba a sus subordinados por igual, sin importar el género, enamorarse de uno de ellos?

Quise llamar al Mayor Hawkins, su antiguo superior que aún trabaja bajo él, para averiguarlo, pero me soltó una larga retahíla de insultos.

GUAU. GUAU.

Dawson se quedó mirando en silencio al perro que lloraba mientras saltaba hacia el calcetín en la estantería y, de repente, se dio cuenta de algo.

Pensándolo bien, ¿el dueño de este perro no trabaja en el ejército? Si a veces lo veo yendo y viniendo del trabajo con el duque, deben trabajar en el mismo lugar.

Entonces, ¿lo sabrá Señorita Bishop?

Pero él nunca le preguntaría quién es la amante del duque.

… Un momento. No será Señorita Bishop, ¿o sí?

Es una fantasía absurda. Incluso en los días en que su relación era tensa, el duque la amaba lo suficiente como para enviarlo a él a velar por ella, pero no había ninguna duda de que ese amor no era un amor de hombre. Llevaba así varios años, ¿habría alguna razón para que cambiara ahora?

Aun así, sería bueno que fuera Señorita Bishop.

La persona que más sufre por la enfermedad del duque es él mismo, pero para ser franco, el dolor es algo que le pertenece al enfermo. «Una joven que no le pertenece a nadie, ¿por qué tuvo que sufrir?». Dawson deseaba que Señorita Bishop fuera recompensada por todo ese dolor.

Aunque, tal vez, ahora no quiera amor. Si ese es el caso, no hay nada que hacer. Si se ha desprendido del pasado sin remordimientos, en realidad sería lo mejor para Señorita Bishop.

Para ser honesto, esto podría ser mi propio egoísmo, por haber tenido que observar de cerca ese dolor». Dawson, que alguna vez le había sido leal a Edwin Eccleston hasta el punto de arriesgar su vida, lo hacía por su inquebrantable lealtad y sentido de responsabilidad, no por su mente brillante, que nunca abandonaba a su gente.

Si un hombre así, de repente, se hubiera olvidado de la deuda que sentía hacia una joven a la que le había hecho daño física y mentalmente, y se hubiera enamorado de otra mujer, se sentiría traicionado de una manera extraña. Dawson no quería decepcionarse de su superior, a quien tanto respetaba.

⋅•⋅⋅•⋅⊰⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅∙∘☽༓☾∘∙•⋅⋅⋅•⋅⋅⊰⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅

—Lo siento. Estaba esperando una llamada. Te llamaré de nuevo mañana por la noche. De acuerdo.

Respondió pensando que era Giselle, pero no lo era. Terminó la llamada a toda prisa, pero el teléfono, cruelmente, no volvió a sonar, por mucho que esperó.

¿Está tan ocupada que no puede hacer una llamada?

Creí que no era tan grave. A este punto, Edwin ya no estaba molesto con Giselle, sino preocupado.

Pero, el principio de Edwin era no interferir en los asuntos de sus subordinados a menos que no pudieran resolverlos ellos mismos. Si intervenía ahora, parecería una persona que no sabe diferenciar entre el trabajo y la vida personal.

Pero, ¿cuándo he sido alguien que sepa diferenciar la vida personal de la laboral?

Eso se acabó desde que crié a un niño en la base militar.

Edwin finalmente tomó el auricular. En lugar de marcar un número como de costumbre, se conectó a la central telefónica.

—Por favor, con la recepción del Hotel Rose and Crown en Whitcliffe.

Unos momentos después, el empleado del hotel respondió y le preguntó qué necesitaba.

‘Busque a Giselle Bishop y pásame la llamada’

Se quedó mudo con su primera frase. «Estoy en una misión de seguridad vestido de civil, ¿es sabio hacer que mi nombre resuene en el vestíbulo del hotel?». Después de pensarlo por un momento, Edwin cambió su petición.

—En el vestíbulo, por favor, busque a la madre de Loddy y pásame la llamada.

Poco después, una voz enojada le preguntó a Edwin:

-¿Está haciendo que una mujer soltera sea una madre?

—Entonces, ¿qué tal si la hago una mujer casada?

Una risa clara como la luz del sol de verano estalló al otro lado del auricular. Pero se apagó rápidamente, y una voz sombría y débil se deslizó por el teléfono.

-Todavía estoy esperando.

Giselle había estado esperando todo el día a Pauline Martin, una mujer que era hija de un diplomático del tercer país. Ella había sido enviada a infiltrarse en Mercia como espía, pero se había entregado a las autoridades, convirtiéndose en una doble agente bajo coacción de Constanza.

A cambio de su cooperación, Martin pedía constantemente cosas. Para Edwin, las visas para sus amantes al menos eran algo sensato.

Sin embargo, sus demandas de choferes, guardaespaldas, un departamento en la zona residencial de Richmond y una asignación mensual equivalente a la ganancia de un año de un hombre de clase media—en resumen, una vida de clase alta garantizada—no fueron aceptadas. Si se descubriera que una mujer cuyo padre no era el embajador en Mercia ni tenía un esposo o un amante de clase alta de repente se hiciera rica, Constanza sospecharía y se daría cuenta de su traición.

Edwin consideró que Martin tenía suficientes conexiones y un nombre de prestigio para mantenerse a sí misma. El principio para los agentes dobles era que se mantuvieran por sí mismos, con solo un poco de asistencia en caso de emergencia.

Pero Martin no pudo deshacerse de su deseo de beneficiarse de su posición como doble agente y continuó haciendo demandas excesivas. Al final, se atrevió a chantajearlos y desapareció hace unos días, dejando solo una carta en la que decía que regresaría a su país de origen.

La habitación 303 se convirtió en un caos. Había una posibilidad de que la mujer hubiera salido del país y entregado información de Mercia o la identidad del Servicio de Inteligencia del Ejército a Constanza. Si el enemigo comenzaba a sospechar que la mayoría de los espías eran agentes dobles de Mercia, los cimientos de toda la operación se vendrían abajo.

Sin embargo, para Edwin, todo parecía una extensión de su chantaje. Era obvio que, al ser una mujer sin dinero, pero con conexiones, se escondería con sus familiares. Su suposición fue acertada: Martin fue encontrada en un hotel en una ciudad completamente opuesta a su país de origen.

Era domingo por la mañana, el día de la cita de Edwin y Giselle.

Como era de esperar, el «ladrón» de ayer había robado todos los planes que Edwin tenía para su cita. Aunque le enfurecía, trató de pensar que era algo bueno, pues así podría pasar todo el día en casa con Giselle.

Con esa mentalidad, esperó a la hora acordada, solo para que Giselle llegara a su casa en la mañana.

—Dicen que encontraron a Martin anoche.

 

—¿Y qué?

Al parecer, el equipo que fue a Whitcliffe tocó la puerta de su habitación de hotel, pero ella no la abrió ni respondió. Era una situación en la que podían haber forzado la puerta y arrestarla, pero si se supiera que lo hicieron, su vida como agente doble terminaría. Así que habían intentado persuadirla de salir con palabras, pero ella seguía sin salir.

Lo que le interesaba a Edwin no era la situación.

—Usted no es la oficial a cargo.

Todos debían ayudar a buscar al espía desaparecido, pero una vez que lo encontraban, era suficiente con un pequeño grupo de oficiales a cargo.

—Martin dijo que podría ser útil una oficial que no conozca. Por eso me pidieron que fuera.

Por eso había venido a dejarle el perro. Que el único gusto de su vida que había esperado por más de una semana desapareciera en un instante… Estaba tan aturdido que, a pesar de ser el jefe de la operación, dijo algo tan estúpido como esto:

—¿Por qué me elige al trabajo a mí?

 

—Aprendí de Ajussi que a los trece años me eligió a mí por encima del trabajo.

 

—Sí, somos muy parecidos. Supongo que por eso nos amamos.

Mentalmente se insultó a sí mismo llamándose un «ladrón» por robar sus propias palabras, pero como Giselle se rio, no le importó.

—Pero esto no es algo que pueda elegir. No tengo ninguna razón para no ir.

 

—……

 

—Las citas no son una razón de fuerza mayor, director.

Él lo sabía. En estos días, no sabía qué hacer con la brecha entre lo que sabía y lo que quería. A pesar de seguir la razón y llevar a Giselle a la estación central, no pudo deshacerse del sentimiento de arrepentimiento.

—Giselle, no es una misión en la que seas totalmente necesaria. Esta vez no se puede evitar, pero la próxima vez, inventa una excusa como los demás.

 

—¿Qué excusa voy a inventar? Los demás pueden decir que un familiar está enfermo.

 

—¿Por qué no puede usted? Puede decir que yo estoy enfermo.

A Giselle le pareció tan ridículo que él dijera eso, dando a entender que ella no tenía familia, que soltó una carcajada.


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Comments for chapter "Capítulo 258"

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1 Comment

  1. Merry

    🙁
    Adios al romance y todo lo demás
    Gracias por el capítulo Asure!

    septiembre 3, 2025 at 3:06 am
    Responder
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