Mi Amado, A Quien Deseo Matar - Capítulo 251
—Si el problema fuera la otra persona, simplemente lo evitaría… pero el problema no es él, así que me siento impotente.
‘Así que esta es la preocupación que tenías’
Edwin envolvió el rostro de Giselle, cuya sonrisa amarga se desvanecía, con sus manos y la acarició.
—Gracias por ser honesta conmigo.
Revelar tus defectos o preocupaciones y depender de los demás no es un símbolo de debilidad. Por el contrario, es una prueba de fortaleza.
De repente, se sintió conmovido. La niña que solía esconder sus sentimientos para proteger su orgullo y su relación, había crecido hasta convertirse en una adulta tan fuerte que ahora podía hablar de temas incómodos con facilidad.
Como siempre que Giselle dependía de él, sentía una gran felicidad. El hecho de que estuvieran considerando el siguiente paso en su relación significaba que su corazón se estaba abriendo, y eso le hacía latir el corazón. Por eso, incluso después de escuchar que ella no quería besarlo, sentía que se habían acercado en lugar de alejarse.
—Giselle, está bien si nuestro primer beso no es del todo feliz. Es solo uno de los innumerables besos que nos daremos.
Giselle apretó los labios. ‘¿Solo uno?’. ¿Acaso el primer beso no es un recuerdo especial que dura toda la vida? Sin embargo, para Giselle, no era más que un error que quería olvidar.
¿Sería que este hombre no entendía su ferviente deseo de que el primer beso que se dieran sin engaños, solo con amor, se convirtiera en un hermoso recuerdo? Los ojos de Giselle, que se habían entrecerrado, se abrieron de golpe con lo que él dijo a continuación.
—Supongamos que nos besamos diez veces al día.
—¿Tanto…?
—Y eso que lo reduje a la mitad.
La boca de Giselle se abrió.
—Eso es 3,650 veces al año. Más de 36,000 en diez años. En toda la vida, serán al menos 100,000 veces. ¿Crees que tantos besos van a ser incómodos?
Giselle soltó una carcajada ante su asombrosa lógica. Al mismo tiempo, tuvo que asentir porque tenía razón. La lógica de Edwin no era fundamentalmente diferente de la que Giselle había descubierto al llamarlo por su nombre.
Quizás, al igual que con su nombre, besarlo no sería tan malo después de todo. Y aunque así fuera, con cada beso, los malos recuerdos se desvanecerían y serían reemplazados por los bellos. No solo los besos, sino cada momento de amor. Y tal vez algún día, ella podría mirar atrás a esa versión insegura de sí misma y reírse de lo inmadura que era.
—Gracias. Me alegro de habérselo dicho. Me siento mucho más ligera.
Giselle, que sonreía con una expresión radiante como alguien que se ha quitado un peso de encima, de repente endureció su boca y levantó un dedo índice ante los ojos de Edwin.
—Claro, eso no significa que voy a besarlo de inmediato.
—Esperaré hasta que estés lista. El problema es que el otro no creo que espere.
‘Ojalá ese bastardo también se apiade de los sentimientos de Giselle. ¿Estoy pidiendo demasiado?’
Si él es la causa principal de su aversión a los besos, debería abstenerse aún más, pero era imposible que ese tipo tuviera tanta vergüenza. Sí, sin duda estaba pidiendo demasiado.
—Si ese bastardo vuelve a atacarte, no te contengas. Pégale, pátale, o sácale un ojo. No importa si están delante de otras personas. Ya le dije al mayordomo que lo llames si lo necesitas.
Con su insistencia, Giselle recordó lo que Lorenz le había dicho esa mañana cuando ella dejó a Loddy en la mansión Eccleston.
—¿De verdad que acordaron turnarse para tener citas?
Por lo tanto, hoy le tocaba a él, y le preguntaba si podían cenar juntos después del trabajo. Él la había estado molestando para que hiciera una reserva en un restaurante, y ella le había dicho que mejor cenaban en la mansión para que no la hiciera pasar vergüenza si se ponía a lloriquear de nuevo. Pero ahora, mirando hacia atrás, sentía que se había dejado manipular para aceptar la cita, y esa sensación de inquietud persistía.
—¿Acuerdo?
La mirada de Edwin se volvió afilada.
—¿No es un acuerdo cuando las dos partes están de acuerdo y en igualdad de condiciones?
La verdad era que el que podía tomar su cuerpo sin su consentimiento lo había obligado usando amenazas.
‘Incluso pudiendo interrumpir las citas en cualquier momento, te estoy haciendo una concesión, así que agradécemelo. Quiero matarlo.
A pesar de que había reforzado su mente esperando algo así, se sentía tan mal que no sirvió de nada.
Esa terrible realidad de que él todavía podía pasar libremente entre los dos cuerpos, mientras que ella solo recuperaba el control cuando el otro se debilitaba o bajaba la guardia y no tenía ninguna manera de evitar que se lo arrebataran, la sumió en la desesperanza de nuevo.
Incluso sintió la misma impotencia que cuando ese demonio apareció por primera vez y se dedicó a hacer maldades.
—Dice ser el ladrón, pero el que intenta robar a mi dama de forma taimada soy yo.
Ese embustero no solo lo había difamado ayer, sino que también había usado trucos para confundir los sentimientos de Giselle.
—Giselle, no sientas lástima por él. No es lamentable, y no tienes ninguna razón para compadecerlo. Ese tipo retorcido está actuando.
—Lo sé.
—Tampoco creas lo que dice de mí.
—No se preocupe. Le dije que no le creía.
—¿Y por qué dijiste que tenía un poco de razón?
Giselle sacó un poco la lengua y le sonrió con picardía.
—Bueno… es que no podía evitar sentir que tenía algo de razón.
—Si te sentiste así, lo siento. Me esforzaré más en el futuro.
—No hay nada de qué disculparse, pero me sorprende que pueda esforzarse más.
El rostro del hombre comenzó a recuperar su sonrisa al escuchar que en realidad estaba bastante feliz como estaban. Sin embargo, no duró mucho.
—Ay…..
Él soltó un profundo suspiro, se cubrió los ojos con una mano y se recostó en el sofá. Giselle lo miró, perpleja por el movimiento en su garganta, y le preguntó:
—¿Qué pasa? ¿En qué está pensando?
—Ojalá yo también fuera tan desvergonzado y no sintiera vergüenza como para llorar delante de ti.
—Entonces, llore.
‘¿Es este el momento de darle una orden?’. Pensó que el impacto no sería tan grande, ya que había visto a Lorenz llorar con ese mismo rostro. Fue una suposición completamente equivocada.
—Lloré ayer.
—¿…Qué?
La sola idea de que había llorado solo, sin que ella estuviera presente, fue un tremendo shock.
Quizás le había dolido más de lo que imaginaba tener que ver su propia sinceridad distorsionada delante de la mujer que amaba, sin poder refutarlo. Ahora, era el corazón de Giselle el que se sentía destrozado.
—Edwin.
—¿Sí?
Él le respondió de inmediato, se quitó la mano de la cara y la miró. Con solo llamarlo por su nombre, Edwin parecía mucho más animado, pero Giselle todavía no.
—¿Quiere que lo abrace?
Una sonrisa sutil se extendió por su rostro y se transformó en un rubor total. Pero por alguna razón, la borró de inmediato y se hizo el desentendido.
—No. No quiero que me digan ‘ladrón’ de nuevo.
No es que no quisiera que la abrazara porque ya había abrazado a Lorenz, sino que parecía querer algo diferente.
—Entonces, ¿qué tengo que hacer para que no lo acusen de ladrón?
Al escuchar la pregunta, supo lo que ella quería, y se mordió el labio inferior para contener la sonrisa. Luego, como si lo dejara escapar sin querer, reveló lo que quería.
—Un beso en la mejilla, por ejemplo.
Giselle no pudo contener la risa.
—No será un ladrón, pero sí es tan retorcido como otro que conozco.
—¿Retorcido? Esto es simple y sano.
Ahora que lo pensaba, durante toda la semana, él la había besado a ella, pero ella no lo había besado a él. Porque no había querido. Hasta ahora.
Cuando ella asintió, Edwin se levantó del sofá y se inclinó hacia Giselle. ‘Me pidió un beso, ¿pero por qué es él el que se inclina?’. Sin embargo, se detuvo justo delante de ella y giró la cabeza.
‘Se está ofreciendo a sí mismo para que lo bese’.
Giselle, cuyos labios ya estaban curvados por la risa, los frunció con dificultad y se los pegó a la mejilla de Edwin. De él salió un corto suspiro de deleite.
Avergonzada, se separó rápidamente. Cuando Giselle levantó la vista para ver la expresión de Edwin, se sorprendió. Esperaba que estuviera sonriendo, pero en cambio, apretaba los dientes como si estuviera a punto de explotar de rabia. Giselle inclinó la cabeza, confundida, y él se tocó el ceño fruncido y se quejó.
—Ese bastardo me lo robó.
Lorenz había aparecido en ese instante y se había robado un beso que no le correspondía.
—Eres un ladrón, bastardo.
Un insulto salió de la boca de Giselle.
—Si vuelves a aparecer antes de la cena, el plan de hoy se cancela.
¿De qué sirve tener un cuerpo si no puedes controlarlo a voluntad? Si Giselle no se presentaba, no tenía sentido. La amenaza debió funcionar, porque el bastardo no apareció ni una sola vez mientras Giselle besaba la mejilla de Edwin una, dos y hasta tres veces.
‘¿Lo habré besado muy fuerte?’. Si el jefe de inteligencia del ejército andaba por ahí con marcas de lápiz labial por toda la cara, el cuartel general del ejército se pondría patas arriba.
Él la observó con ojos llenos de afecto, mientras ella se esmeraba en borrar las marcas de lápiz labial. Cuando ella dejó de frotar, él soltó un suspiro de satisfacción y la abrazó. Como resultado, ella terminó con los brazos alrededor de sus hombros.
De repente, una sensación de déjà vu la invadió y entendió por qué el hombre que había pedido un beso le había puesto la mejilla primero.
Asure: Buenos dias pequeños, disfruten … no pude publicar diario, porque me ganó la hora en traducir en otros sitios, pero igual tengo los capítulos pendientes … disfruten
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M.Anne1
Los amorosos. Son tan lindos juntos 💕
M.Anne1
Muchas gracias por los capítulos fr hoy. Los he esperado con ansias ❤️
Merry
Muchas gracias por los capítulos de hoy Asure! Que pases lindo fin de semana!
Que sigan los tórtolos 🤭
anne
thank you for this updates 🥹🫶🏼
EmySanVal
Muchas gracias Asure! 🤍
Vamos a ver como avanza la relación entre estos tres! 😅