Mi Amado, A Quien Deseo Matar - Capítulo 236
—No. Eso significa que es una mujer que conozco, ¿verdad?
El Director soltó un pequeño soplo de aire. Era un sonido ambiguo, que podía ser una risa o un suspiro.
—Así es. Es una mujer que conoces muy bien.
—Lo sabía.
La petición de ayuda no parecía ser solo para un consejo de amor. Era para que la ayudara a unirse con alguien que ya conocía.
—Entonces, ¿quién crees que es?
El Director, que tenía una postura rígida, se relajó apoyando los brazos en la barra, recargó su cabeza en sus dedos índice y corazón, y miró a Giselle con una mirada sesgada, esperando su deducción.
—Si es una mujer que ambos conocemos, debe ser alguien del ejército o una empleada del ducado…
—Es del ejército.
¿Había alguna mujer en el ejército que le interesara al Director? Giselle pensó por un buen rato y apenas logró rescatar un nombre.
—¿Capitana Heather Keegan?
—Qué mala impresión te he dado. Tendré que mantenerme alejado de la Capitana Keegan a partir de ahora.
—¿Entonces, la Sargento Eileen Buckley?
—También me mantendré alejado de la Sargento Buckley.
Giselle nombró a todas las mujeres militares que conocía en el servicio de inteligencia, pero la lista de «mujeres de las que el Director debería mantenerse alejado» solo se hacía más larga, y no había una respuesta correcta.
—¡Ah! Ya sé.
—……
—No es militar, ¿verdad? ¿Es de la sala de decodificación?
Allí hay muchas mujeres civiles. Pero la expresión del Director solo se volvió más apática.
—Entonces, ¿es militar, pero no de nuestra unidad? ¿Phyllis, la que trabaja en el bar?
—¿Y esa quién es?
—Entonces……
A partir de ese momento, Giselle recitó los nombres de las mujeres militares solteras que se le ocurrían, pero él siempre se reía entre dientes y movía la cabeza. Poco después, Giselle, al quedarse sin opciones, se aventuró más allá del cuartel general del ejército, hasta el campo de entrenamiento.
—¿Patricia Warren?
—Ay, mi cabeza……
El Director cerró los ojos y se quejó, frotándose las sienes con las puntas de los dedos como si le doliera la cabeza.
—Deme una pista.
—Te estás alejando cada vez más de la respuesta. Búscala cerca.
—Ya mencioné todos los nombres de las mujeres militares que trabajan en nuestro servicio de inteligencia, que es lo más cerca que puedo buscar.
—Todavía te queda un nombre.
Es cierto. A Giselle le quedaba un nombre que intencionalmente no había dicho.
—Entonces, ¿será…….?
Como si sintiera que la respuesta estaba cerca, el Director abrió los ojos y levantó la cabeza que tenía apoyada en sus dedos.
—¿La sargento Kershaw?
—…
—¿En serio?
—¿La sargento Kershaw es más joven que yo?
Como es de mala educación preguntar la edad de una mujer, Giselle se dio cuenta hasta ese momento de que su asistente era mayor que el Director.
—Ah, ¿sí? Es cierto que es una mujer que trabaja muy bien, pero…
—¿Y de qué sirve? La sargento Kershaw es una mujer casada.
—Por eso pensé que estaba enamorado de ella en secreto.
—¡Por Dios!
La cabeza del Director volvió a caer. Esta vez, la hundió completamente en sus manos.
—Giselle… siento que voy a llorar.
—¿Le parece tan gracioso que me equivoque tanto?
—Me dan ganas de llorar de la risa.
Dijo que la persona que lo hizo llorar debe secarle las lágrimas, así que tomó la mano de Giselle y se limpió el área de los ojos. Aunque fue muy poco, realmente sintió humedad en las yemas de sus dedos. Para Giselle, era una situación impactante en muchos sentidos.
—Qué extraño. ¿Por qué no lo entiendo? Soy muy buena para estas cosas…
—Claro, eres muy buena para esto. Últimamente me he dado cuenta de que eres terriblemente despistada en asuntos del corazón.
La palabra «despistada» la hizo reaccionar y su espíritu competitivo se encendió.
—Espere un momento.
Giselle extendió su palma y detuvo con urgencia al Director, que estaba a punto de levantar la cabeza para dar la respuesta correcta.
—¿A quién se me olvidó?
—Ay… Te estoy dando todas las pistas y aun así no lo sabes.
La mano que lo estaba deteniendo se sintió un poco cosquilleada cuando el Director hundió su cara en ella y murmuró. Giselle la quitó rápidamente y la agitó. Pero para los demás, parecía que no quería sentir el tacto, sino que negaba lo que él decía.
—Ah, es que estoy bebiendo. En cuanto se me pase el efecto del alcohol, lo recordaré.
Y para despertar, nada es mejor que la nicotina. Giselle hurgó en el bolsillo de la chaqueta de su uniforme, sacó una cajetilla de cigarrillos y un encendedor. Sacó uno con la boca, pero el encendedor de Giselle no se encendió primero. Lo hicieron los ojos del Director, que la miraban.
¿Va a regañarla otra vez?
Giselle respondió sin quitar el cigarrillo de entre sus dientes.
—Mis bronquios están bien.
—Esa no es la única razón por la que me molesta que lo hagas.
Giselle inclinó la cabeza hacia un lado, dejando de encender el encendedor. La lengua rosada lamiendo el interior de los dientes blancos que sostenían el cigarrillo se veía aún más clara. Se veía tan provocativa. Mientras miraba el agua que se le acumulaba en la boca a Giselle, la boca de Edwin se le llenó de saliva y, al mismo tiempo, sintió que su garganta se secaba.
Tak.
Cuando el encendedor se encendió, sus gruesos labios se fruncieron y rodearon la punta del cigarrillo. Así es como el lápiz labial rojo quedaba impregnado en el corcho marrón.
Cada vez que veía las marcas de sus labios en las colillas que Giselle dejaba en el cenicero, Edwin sufría durante todo el año de un impulso muy infantil y vulgar de querer poner sus propios labios sobre ellos. En momentos como este, se veía obligado a admitir, a pesar de años de negación, que el pervertido que había en su cabeza era, en realidad, el reflejo de sus propios deseos reprimidos.
Si era tan difícil resistirse a ver solo la marca, ¿cómo sería cuando la veía con los labios y la boca? Tenía que luchar contra el impulso de arrebatarle el cigarrillo y tirar de ella para poner su boca sobre la de ella, aprovechando que la tenía desprevenida.
¿En ese momento también sacarías el nombre de otra mujer de esos labios?
Giselle dejó el encendedor sobre la barra, se quitó el cigarrillo de la boca, volteó la cabeza hacia un lado, exhaló el humo lejos y luego volvió a mirar al Director. Él no le dijo la otra razón por la que le molestaba, solo la miraba con ojos atormentados.
—Giselle…
Giselle volvió a llevarse el cigarrillo a la boca. El Director pronunció su nombre como un suspiro y extendió la mano. “Me va a quitar el cigarrillo”, pensó. Giselle rápidamente echó la cabeza hacia atrás y la giró bruscamente para esquivarlo.
La mano vacía, que se había quedado flotando en el aire entre sus miradas, cayó pesadamente. Agarró la cajetilla que Giselle había dejado en la barra. A ella se le encogió el corazón pensando que se la quitaría entera, pero él solo sacó un cigarrillo.
—Por tu culpa, a mí también me dieron ganas de fumar.
—Pero si a usted no le gusta.
No podía creer que ver a alguien más fumar le diera ganas a él también.
—Logras que quiera hacer algo que ni siquiera me gusta. El amor es algo terrible, ¿no crees?
El Director se llevó el cigarrillo a la boca, esbozando una sonrisa amarga. Giselle agarró el encendedor para encendérselo, pero él le hizo una pregunta inesperada.
—¿Qué piensas de la frase “encender un cigarrillo con otro es como besarse”?
«Recuerda la tontería que siempre dice Lorenz». Pero, ¿por qué dijo eso justo cuando estaban hablando del amor no correspondido del Director?
Seguramente había un contexto. ¿Estaría probando si Giselle todavía sentía algo por él? ¿O sería una advertencia para que no creara malentendidos con Lorenz que pudieran afectar su vida amorosa?
Giselle se quitó el cigarrillo de la boca por un momento y, sin importar cuál fuera la respuesta, le dio una que satisfaría a cualquiera de los dos.
—Decir que algo tan simple como eso es un beso, es porque debes de estar muy hambriento.
Se volvió a llevar el cigarrillo a la boca y presionó la palanca del encendedor. Solo se escuchó un tak, tak, pero no se encendió. «¿Se habrá quedado sin gasolina?». Giselle, distraída con el encendedor, no se dio cuenta de que el hombre sentado frente a ella sonrió como alguien que ama a la persona que le ha clavado una daga en la espalda y no puede hacer nada al respecto. Ella solo asintió con la cabeza sin darle importancia al lamento que él había murmurado impotente.
—El amor es algo terrible.
Logra que me sienta identificado con ese patético hombre que tuvo que insistir en que algo tan simple como eso era un beso. Me pone celoso del tipo que pudo hacer esa cosa tan fea y decir esas palabras lamentables, y me hace desear imitarlo de una forma aún más miserable.
¿Hasta dónde puede el amor empujar a una persona a caer?
Tuk.
Justo cuando el encendedor por fin se encendió y Giselle estaba a punto de encenderle el cigarrillo, una mano grande se acercó de repente y le agarró la barbilla. Ella se estremeció y levantó la mirada para encontrarse con sus ojos. Él inclinó su rostro hacia ella y se detuvo justo cuando las puntas de los dos cigarrillos se tocaron.
¿Por qué este hombre, que siempre ha sido tan recto, estaba haciendo algo tan bajo como lo que haría ese tipo?
Ella, sorprendida, inhaló sin querer y la punta de su cigarrillo se quemó de golpe. Él soltó un leve gemido, como de dolor, e inhaló. La punta del cigarrillo de él se puso tan roja como la de Giselle.
Lo único que se elevaba entre los dos, fusionado en un solo ser, era la imagen de un calor ardiente. Sin embargo, ambos se sintieron avergonzados, como si hubieran presenciado otro tipo de pasión. Tal vez era porque la mirada clara y penetrante del hombre era demasiado ardiente e íntima para estar tan cerca, a pesar de la densa neblina de humo que se interponía.
Si le hubieras preguntado a cualquiera que no supiera la relación que tenían, sin dudarlo respondería: “esa es una mirada de amor”.
Tuk.
El encendedor que se le había escapado de la mano a Giselle cayó al suelo, entre sus piernas entrelazadas.
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Merry
Aaaaaaaaay ya meritooooo
Pero aún no vemos si ya se dio cuenta y lo acepta!
Gracias por el capítulo Asure!
EmySanVal
Necesito q Edwin sea claro con Giselle y se lo diga directamente… Cómo les gusta jugar con mis sentimientos 😫
Mi única expectativa ahora es esa imagen, aunque el «casi» no me da esperanzas y el «primera cita» me las devuelve 😕…
Gracias por el cap! ❤
Eliz_2000
Ya besense maldita seaaaa
magui96
Me encanta la imagen 🫶 estoy enamorada de los dos..!