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Mi Amado, A Quien Deseo Matar - Capítulo 234

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  4. Capítulo 234
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Besarse en el cine es de mal gusto, pero tomarse de la mano es una muestra de afecto decente y entrañable que se disfruta. Mi objetivo de hoy no era dejar que el tiempo pasara sin sentido, viendo una película que ni siquiera quería ver, sino mostrar mi afecto con claridad.

Sin embargo, en el momento en que intenté tomar su mano, Giselle la apartó rápidamente, frustrando mi intento. Sentí una punzada de sorpresa y confusión, su mirada estaba fija en mí, y, aunque no podía no sentirla, Giselle seguía mirando tercamente hacia adelante.

Como una mujer decidida a ignorarlo por completo.

Edwin le acercó la bolsa de palomitas que tenía en la mano. Como si lo hubiera estado observando de reojo, Giselle negó con la cabeza al instante.

 

—No, gracias.

 

Le entregó la bolsa entera a Giselle. Ella dijo que no, pero poco después, empezó a comerse las palomitas una a una.

Claro, lo que Giselle rechazó no fueron las palomitas, sino Edwin. Era la primera vez en mi vida que una mujer me rechazaba. Giselle era el tipo de mujer que podría hacer algo así, pero no esperaba ser rechazado en medio de una cita.

Yo había interpretado que, al aceptar la invitación, la puerta de su corazón aún estaba abierta y que me estaba dando una oportunidad.

Podría pensar que solo rechazó mi mano, no a mí, pero nuestra relación no era tan distante como para que tomarse de la mano fuera prematuro.

Entonces, ¿está siendo coqueta a propósito? ¿Quién sabe? En esos casos, la gente suele cerrar la puerta, pero abrir la ventana, dejando una pequeña oportunidad para que la otra persona se acerque. Sin embargo, esta mujer, que ni siquiera me miraba, estaba completamente cerrada, como si tuviera a un intruso enfrente.

Giselle, en ese caso, ¿por qué no rechazaste esta cita?

Por otro lado, la duda que me había surgido al ver a Giselle esta noche se hizo aún más plausible.

¿Será que de verdad solo le interesaba saber lo que tenía que contarle?

Edwin Eccleston puede rebajarse a ser un patán sin modales ni vergüenza, pero Giselle Bishop debe seguir siendo una dama. Fingí usar el anzuelo de «conversar» e, intencionalmente, omití la palabra «cita» para que no pareciera que Giselle era una mujer promiscua que traicionó a su cita para elegir a otro, sino que parecía que había caído ingenuamente en la astuta trampa de Edwin. Confiaba en que, siendo tan perspicaz, se habría dado cuenta de que era una invitación a una cita, pero, ¿estaba equivocado?

¿Lo dije de una manera demasiado indirecta?

 

—¿Sabes? A la futura Duquesa no le gustaría ver eso, ¿verdad?

 

Cuando grabé su nombre en mi cuerpo, expresé abiertamente mi decisión de que no habría otra mujer que Giselle para mí, pero me confundí cuando solo obtuve una crítica inesperada. ¿Estaba probando si mis sentimientos eran genuinos o no entendía lo que significaba para mí volver a grabar su nombre?

 

—Adivina, ¿por qué crees que te di el ramo de flores?

—Ah, es una multa. En ese caso, lo tomaré sin dar las gracias.

 

En ese momento, mi presentimiento de que era lo segundo se hizo más fuerte. No tendría razón para fingir que no era una cita si supiera que lo era.

‘Giselle, ¿tú ni siquiera te das cuenta de que esto es una cita, verdad?’

La razón por la que Giselle empezó a rechazarlo a mitad de la cita, o si realmente no sabía que era una cita, se revelaría al salir del cine. Si fuera un rechazo, intentaría irse sin escuchar lo que él prometió decirle, ya que era obvio lo que iba a decir.

Desde ese momento, Edwin empezó a desear de corazón que los amantes de la pantalla, que ni siquiera le interesaban, superaran todas las pruebas y adversidades y lograran su amor. Solo así podría terminar la película.

 

 

 

 

 

 

⋅•⋅⋅•⋅⊰⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅∙∘☽༓☾∘∙•⋅⋅⋅•⋅⋅⊰⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅

 

 

 

 

 

 

Incluso después de salir del cine y caminar por la concurrida calle nocturna, el Director no dijo una palabra.

¿Qué le pasa?

No era una persona de muchas palabras, pero este silencio se sentía diferente al de costumbre. El coche, que estaba estacionado en la calle, comenzaba a aparecer a la vista. Ahora era el momento de decidir a dónde ir.

 

—Dijiste que hablaríamos mientras tomábamos algo, ¿verdad? ¿A dónde vamos?

 

‘¿Por qué sonríe ante esta pregunta?’

Era una sonrisa que, a la vez, se veía feliz y desanimada.

 

—¿Por qué se ríe?

—Giselle.

—¿Sí?

—Porque eres demasiado linda.

 

En el momento en que fruncí el ceño ante la repentina actitud de niño que me daba, algo cayó ruidosamente desde arriba. Instintivamente, cerré los ojos, pero me estremecí al sentir el calor de una mano que me acariciaba la mejilla y volví a abrirlos. La mano del Director estaba mojada.

 

—Está lloviendo. Sube, rápido.

 

Solo habían caído una o dos gotas, pero él me envolvió como si estuviera cayendo un aguacero y me llevó hasta el coche, para luego acomodarme en el asiento del copiloto. Cuando el Director se sentó en el asiento del conductor, la lluvia comenzó a caer de verdad.

 

—¿Conoces algún lugar cerca? Si no, podemos ir a uno que yo busqué.

—Sí, conozco un lugar. Un bar que se llama ‘Royal Oak’. Solía ir mucho, está a unas dos cuadras de aquí.

 

Era un lugar que, cuando era estudiante, frecuentaba con mis amigos como si fuera una biblioteca. Al ser elegido por niños ricos, parecía que encajaría bien con el gusto del Duque Eccleston.

En realidad, cualquier lugar sería mejor que los bares del cuartel general del ejército, donde los potrillos desbocados hacían un desastre, y de todos modos, al Director casi no le gustaba beber, así que ¿qué importaba?

El hombre en el asiento del conductor asintió sin ninguna objeción y encendió el coche. Después de dos cuadras, un letrero con un barril de roble gordo y una corona encima empezó a verse.

 

—Es ahí.

 

‘¿Acaso soy la única persona que trabaja mañana por la mañana?’

Siendo domingo por la noche, las calles estaban tan llenas de coches que no había dónde estacionarse.

Finalmente, encontraron un lugar vacío después de pasar tres edificios y el coche se detuvo. El Director salió, tomó el paraguas del suelo del coche y lo abrió. Todavía caían pequeñas gotas de lluvia en la ventana del coche, pero solo era una llovizna.

Giselle se puso la gorra de oficial que seguía sosteniendo en la mano y salió del coche. Mientras cerraba la puerta, el Director, que acababa de poner un pie de la carretera en la acera, volvió a poner una expresión de desánimo. Esta vez no se rio, sino que suspiró.

 

—Giselle Bishop, no pudiste esperar un poco.

—¿Y qué si me mojo un poco? ¿Crees que soy un terrón de azúcar que se derrite en el agua?

—Para mí, sí lo eres.

 

Se acercó, le cubrió con el paraguas y le dijo esas palabras tan dulces como el azúcar con una sonrisa traviesa. Yo también debería haberme reído y tomado su comentario como una broma, pero tal vez era un terrón de azúcar, porque mis pensamientos se disolvieron por completo. En mi cabeza vacía, solo resonaba un suspiro.

‘Dios mío, ¿por qué me pones a prueba de nuevo?’

 

 

 

 

 

 

⋅•⋅⋅•⋅⊰⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅∙∘☽༓☾∘∙•⋅⋅⋅•⋅⋅⊰⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅

 

 

 

 

 

 

El interior oscuro del bar estaba, como de costumbre, lleno de humo de tabaco, como una niebla espesa.

‘¿En serio soy la única que trabaja mañana por la mañana?’

Eran casi las diez de la noche de un domingo y no había ni una mesa vacía. El único lugar con espacio era la barra.

El camarero estaba parado justo enfrente, por lo que no era el mejor lugar para tener una conversación privada. Además, tenían que sentarse uno al lado del otro, lo cual no era lo que quería.

‘¿Vamos a otro lugar?’

…….esa frase solo la pensé, pero no la dije. Me di cuenta de que un hombro del Director estaba mojado. El paraguas era lo suficientemente grande para los dos, pero mientras caminábamos, Giselle mantuvo su distancia, lo que parecía ser la causa.

Sería mejor sentarse uno al lado del otro en la barra que caminar por ahí buscando un bar tranquilo, acercándose de nuevo. Al menos, la distancia sería mayor que la que había debajo del paraguas.

 

—Buenas noches. ¿Qué les sirvo?

 

Apenas nos sentamos, el camarero se acercó y preguntó. No había manera de que no reconociera a Giselle. Había estado yendo durante cuatro años, y tan solo unos días antes había estado con sus amigos.

Normalmente me saludaba amablemente y me recomendaba el trago del día, pero ahora preguntaba qué quería ordenar, como si fuéramos clientes nuevos. Parecía que, al haber un hombre a mi lado que no conocía, pensó que no sería bueno que diera la impresión de que soy una clienta habitual. No era necesario ser tan precavido, pero me vino bien que no me recomendara bebidas fuertes como whisky o ron.

 

—Una cerveza, por favor.

 

Hoy, tenía que sacar un tema difícil, así que decidí mantener la mente clara.

 

—A mí también, lo mismo.

 

El camarero destapó una cerveza, la sirvió en dos vasos y se fue, dejando la botella. Justo cuando iba a levantar mi vaso a mis labios, el Director golpeó ligeramente el borde de su vaso con el mío.

Desde las flores hasta el brindis, se está comportando como alguien que tiene algo que celebrar o conmemorar. ¿Estará relacionado con lo que tiene que decirme hoy?

Sin embargo, a pesar de que vino a tomar algo, no fue directo al grano.

 

—¿Qué te pareció la película?

—Me gustó más de lo que esperaba.

 

La charla trivial no era mala. Después de todo, Giselle tampoco podía decir de repente: ‘A partir de ahora, mantengamos nuestra distancia’

 

—Me tenía nerviosa pensando que el protagonista masculino moriría y tendría un final triste. No pude relajarme hasta el final. La historia, la actuación y la dirección eran realmente impresionantes hasta el final.

 

Mientras recordaba las escenas que me habían parecido más impactantes y hablaba sin parar, la cabeza del Director se inclinaba cada vez más hacia mí. Me sentí sofocada, no solo por su perfume, que era diferente al de siempre, sino también por el aroma amargo de la cerveza en su aliento y por el olor a menta, ya muy tenue después de un largo rato de haber comido mentas, que me estimulaba los sentidos de una manera muy fuerte.

Justo cuando estaba pensando que su rostro estaba demasiado cerca, se acercó aún más y me susurró al oído.

Asure: ya pasaron 84 años y sigo esperando delicioso :v …. disfruten, pasen buen domingo

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Comments for chapter "Capítulo 234"

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5 Comments

  1. EmySanVal

    😅 Asure totalmente de acuerdo contigo, me atrevo a pensar q tod@s aquí pensamos lo mismo… q incertidumbre!
    Gracias por el capitulo, lo disfruté! y Feliz domingo para ti también! ❤️

    agosto 10, 2025 at 5:35 pm
    Responder
  2. rouss

    muero con tus comentarios Asure; Ja, ja, ja.
    Gissele está igualita a la prota de los diarios de la boticaria, todos saben de la tensión romántica menos ella.

    agosto 10, 2025 at 5:40 pm
    Responder
  3. magui96

    Giselle sabe pero está en negación jajaja ay dios este chisme se está poniendo bueno pero ya necesito q haya acción del delicioso.

    agosto 10, 2025 at 9:01 pm
    Responder
  4. Merry

    Jajajajja
    Igual que todos Asure! 🤭
    Gracias por el capítulo de hoy, bonito fin

    agosto 10, 2025 at 9:38 pm
    Responder
    1. Eliz_2000

      x2 Asure x2

      agosto 11, 2025 at 6:09 am
      Responder
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