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Mi Amado, A Quien Deseo Matar - Capítulo 231

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  4. Capítulo 231
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Cuando me tocaba estar de guardia, lo habría aceptado como algo planeado. Sin embargo, como tenía que hacer otras tareas del hogar y me veía obligada a estar en la oficina sin poder hacer nada, el juego de cartas no me resultaba tan divertido como de costumbre.

 

—¡Rummy!

—¡Ay, caramba!

 

Giselle recogió de inmediato una carta que otro oficial había descartado sin cuidado y la colocó al final de una de las combinaciones de cartas ya existentes en la mesa. En ese momento, aunque no se estaba divirtiendo, seguía fielmente su espíritu competitivo. Al final del pasillo, se escuchó el sonido de unos pasos subiendo las escaleras.

«Esas son las escaleras exclusivas del Departamento de Inteligencia. Ya debe haber llegado el siguiente turno de guardia de alguna división». Giselle no le dio importancia, ya que no era posible que viniera alguien a rescatarla. Estaba considerando si ignorarlo y reorganizar las cartas en su mano cuando…

 

 

¡Drrrk! ¡Bang!

 

 

Los otros oficiales se levantaron de golpe, derribando sus sillas, saludaron hacia las escaleras. Fue entonces cuando Giselle volteó la cabeza en esa dirección. En el momento en que se encontró con la mirada del Director, sus pensamientos, que habían estado funcionando a toda velocidad, se detuvieron abruptamente.

‘¿Por qué llegó tan temprano?’

Le había dicho de antemano que probablemente saldría alrededor de las 7, así que esperaba que viniera a buscarla a esa hora, pero ni siquiera eran las 6, la hora original en que habían quedado.

 

—Buen trabajo por venir el fin de semana.

 

Cuando el Director se acercó y devolvió el saludo, los oficiales bajaron la mano y rápidamente amontonaron las cartas frente a ellos en el centro de la mesa. Aunque su superior ya los había descubierto jugando mientras estaban de guardia, el Director se rio al verlos intentar deshacerse de las pruebas de forma torpe y tardía, luego dijo:

 

—Inclúyanme en la próxima partida.

 

Trajo una silla y se sentó frente a la mesa. El juego era solo para siete personas. Como se unió el Director, ahora eran ocho, por lo que decidieron formar cuatro equipos de dos. El Director, como si fuera lo más normal del mundo, acercó su silla al lado de Giselle.

 

—¿No sería mejor poner esto aquí?

—Sí, está bien.

 

Mientras arreglaban juntos las cartas que les habían repartido, el Director tomó la mano de Giselle, que sostenía el mazo. Ella pensó que no veía bien y ladeó las cartas más hacia él, pero él no soltó su mano.

 

—¿Dónde ponemos esta?

—¿Aquí? Y también podemos descartar esta.

 

Durante todo el juego de cartas, se susurraban al oído para que los otros equipos no los escucharan, por lo que sus cabezas se juntaban con frecuencia. Además, el Director tenía un brazo sobre el respaldo de la silla de Giselle, por lo que sus cuerpos estaban bastante cerca.

‘¿Este hombre siempre había sido tan caliente?’

Se sentía tan caliente como si estuviera al lado de una estufa. El Director también parecía sentir calor. Se quitó la chaqueta y la colgó en la silla, y como eso no era suficiente, se desabrochó los puños y se subió las mangas.

Cuando la manga izquierda se subió por encima del codo, los ojos de Giselle se abrieron de par en par. La semana anterior, un tatuaje de un trébol de cuatro hojas había estado tan borroso que no podía distinguir su forma, pero ahora ocupaba la parte interior de su antebrazo izquierdo de manera muy clara. Era comprensible que se hiciera un nuevo tatuaje de un trébol, ya que tiene el significado de un amuleto de la buena suerte.

Lo que la desconcertó fue que su nombre estaba audazmente tatuado junto a él.

 

—¿Qué hacen? Es su turno.

 

Los otros oficiales también se quedaron mirando su antebrazo, olvidando lo que estaban haciendo. Entonces, cuando el Director volvió a mover su brazo detrás de la espalda de Giselle, las miradas llenas de sospecha de todos se dirigieron a su rostro.

‘No me pregunten a mí. Yo también estoy desconcertada’

Nadie en ese lugar tenía el valor suficiente para preguntarle al Director. Mientras todos, excepto él, tenían incómodas preguntas en la cabeza, el juego de cartas se reanudó como si nada hubiera pasado, pero no tardó mucho en ser interrumpido.

 

 

¡Ring, ring!

 

 

—¿Dónde es?

—Es la habitación 303.

 

Giselle ya no podía concentrarse, así que se sintió aliviada de tener una excusa para levantarse de la mesa. Sin embargo, la persona que había llamado no era bienvenida en absoluto.

 

—Sí, hola, Señorita Martin.

 

Como hija de un diplomático del Tercer País, la mujer fue reclutada a la fuerza en Constanza para trabajar como espía en Mercia. Era conocida por ser malcriada en la habitación 303, ya que siempre hacía exigencias irrazonables y era histérica bajo el pretexto de que una persona de su alto rango hacía trabajos peligrosos para Mercia.

La personalidad difícil e histérica de Giselle Bishop en la Operación Comadreja se basó en esta mujer.

Resulta que el encargado de la semana pasada había prometido algo que la mujer aún no había recibido. El asunto no era urgente, pero aun así llamaba un domingo por una línea de emergencia para quejarse.

Como Giselle estaba de vacaciones, no sabía qué era lo que el otro oficial había prometido, ni siquiera si en un principio lo había hecho.

No era un problema que ella pudiera resolver de inmediato, así que le respondió que le pediría al encargado que lo revisara tan pronto como llegara a trabajar el lunes. Sin embargo, la mujer insistió en que lo resolviera de inmediato. Al escucharla, Giselle tuvo la sensación de que lo importante no era solucionar el problema.

‘Quiere que me arrastre como una sirvienta y la sirva, ¿verdad? ¿Por qué debería hacerlo?’

Pero Giselle era una militar y tenía sus deberes. Se contuvo las ganas de contestarle de mala manera y comenzó a calmarla.

 

—Señorita Martin, entiendo que esté molesta. Sí, sí, claro que sí. No, no es eso. Por favor, cálmese un momento…….

 

Al decirle que se calmara, se puso más nerviosa y gritó. Giselle sintió que le iba a explotar el tímpano. Arrugó la cara, separó el auricular de la oreja por un momento y cuando intentó volver a ponérselo, una mano apareció por detrás de ella y se lo arrebató.

 

—Señorita Martin, soy el Director en jefe de este lugar.

 

Tan pronto como el Director tomó el teléfono, la voz de la mujer que salía del auricular se suavizó notablemente. Es más, a medida que la llamada continuaba, su voz se tornaba más cariñosa y se oyeron hasta risitas.

‘Claro, con solo escuchar su voz, debe ser un hombre guapo’

Giselle frunció los labios con resentimiento, pero los labios del Director se curvaron en una sonrisa. Era la primera vez que veía a alguien sonreír mientras hablaba con esa desagradable arpía.

‘¿Será que se necesita una fuerza mental tan fuerte para aguantar como Director del Departamento de Inteligencia?’

El Director rodeó el hombro de Giselle y le dio un par de palmadas como para animarla. Luego, con un gesto de ojos hacia otro teléfono y cubriendo el micrófono con la mano, le susurró:

 

—Llama a Hawkins.

 

Cuando Hawkins contestó el teléfono, el Director le dijo que él se encargaría del asunto y despidió a Giselle para que siguiera jugando a las cartas. Sin embargo, nadie parecía tener ganas de continuar el juego.

 

—Pero, ¿por qué habrá venido el Director?

 

No había nada más divertido que hablar de tu jefe cuando no está presente.

 

—Como venía tan elegante, pensé que había venido por una emergencia después de tener una cita……

 

Definitivamente lucía como alguien que iba a una cita. Un hombre que se veía tan deslumbrante incluso con un uniforme militar aburrido y de colores neutros, se veía aún más radiante con un traje de corte elegante y colores sofisticados. Su peinado también era el mismo, con gomina y peinado hacia atrás, pero el estilo se veía mucho más libre y a la moda. Su apariencia había cambiado por completo.

‘¿Tendrá una cita durante el día también?’

Ayer no se veía muy diferente de lo habitual, así que probablemente no venía de otra fiesta.

‘Espera… tal vez… ¿realmente fue una cita?’

Un escalofrío recorrió a Giselle de repente.

‘¿Habrá una mujer en su vida, y yo intenté emparejarlo con otra?’

Si es así, ¿por qué iría al cine con Giselle en lugar de con esa mujer?

‘¿Será que la frase ‘hay algo que tengo que hacer hoy’ era una confesión de que tenía novia?’

Qué típico de Edwin Eccleston. Giselle pensó que se sentía mal por romper la cita de ella, que ni siquiera había pedido, por eso estaba expresando su afecto pasando tiempo juntos, para luego confesarle que tenía novia.

‘No había ninguna necesidad de que hiciera eso’

 

—Si está tan tranquilo jugando a las cartas con nosotros, no parece ser una emergencia…….

—¿Acaso le dijiste que la teniente está cubriendo el turno de otra persona?

—¿Eh?

 

Giselle estaba tan metida en sus pensamientos que ni siquiera se dio cuenta de qué estaban hablando sus compañeros.

 

—Me refiero a que, ¿no será que dejó su cita y vino porque escuchó que Teniente Bishop estaba sola en la habitación 303?

 

La sobreprotección del Director hacia Teniente Giselle Bishop ya era muy conocida en el Departamento de Inteligencia. Por eso, el rumor de que al Director le molestaba extremadamente que Giselle se quedara sola en la oficina, ya fuera en un turno nocturno o de guardia, y que él se quedaba a cuidarla en esos momentos, se había extendido por todas partes.

 

—Se me hizo raro que no viniera hoy.

—El Director es demasiado. La Teniente es una adulta que puede cuidarse sola, no es una niña.

 

El oficial que estaba sentado al lado le dio un codazo a su compañero en las costillas.

 

—No es una niña, por eso debe estar preocupado.

 

El compañero incluso guiñó el ojo de forma enigmática. En ese momento, los ojos y la boca del oficial al que le habían dado el codazo se abrieron de par en par, como si se hubiera dado cuenta de algo.

 

—Ah… Entonces, ¿será…?

 

Y justamente miró a Giselle.

 

—¿Qué será?

 

Parecía que Giselle era la única que no entendía a qué se referían con «será».

 

—¿No será que en vez de dejar su cita, va de camino a una?

—¿Eh?

—Con la Teniente, los dos solos.

—El Director y yo no somos ese tipo de pareja.

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Comments for chapter "Capítulo 231"

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3 Comments

  1. magui96

    Todos se dieron cuenta menos Giselle jajaja

    agosto 6, 2025 at 2:17 pm
    Responder
    1. EmySanVal

      Es natural q Giselle no se dé cuenta, aunque para los demás sea obvio, despues de q Edwin la rechazara, y le dejara claro q nunca la veria como mujer, ella no puede imaginar q este enamrado de ella … Para Edwin no va ser fácil convenserla de lo contrario
      Gracias por el cap! 😍

      agosto 6, 2025 at 4:35 pm
      Responder
  2. Merry

    Sssss parece que Giselle está reaccionando 🤭
    Se pone más y más interesante cada vez
    Muchas gracias por el capítulo Asure

    agosto 6, 2025 at 4:01 pm
    Responder
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