Mi Amado, A Quien Deseo Matar - Capítulo 194
Uno a uno, los autos que transportaban a los agentes y espías comenzaron a partir. Giselle se quedó mirando fijamente ese lugar, hasta que los vehículos se convirtieron en pequeños puntos que desaparecieron a lo lejos, cruzando el parque. No sabía si era una ilusión óptica causada por la luz de la farola que le caía encima, pero su rostro estaba pálido.
¿Qué estarás pensando ahora mismo?
—Giselle, ¿estás bien?
Solo cuando Edwin le tomó la mano, que estaba fría por el gélido aire de la noche invernal, el aliento helado salió de entre sus labios sin color, pues todo el lápiz labial se le había borrado.
Tuk.
Como una marioneta a la que le cortaron los hilos, Giselle dejó caer la cabeza y se recostó en él. Edwin rodeó con sus brazos la espalda pequeña y temblorosa.
—Debe haber sido difícil, ¿verdad?
La cabeza, hundida en su pecho, asintió débilmente de arriba abajo. ¿Cuánto habrán desbaratado y revuelto el corazón y la mente de Giselle esos astutos ratones que no bastaría con ejecutarlos de inmediato en este mismo lugar?
—Pero sobre todo…….
Por eso, la mente y el corazón de Edwin también estaban hechos un desastre.
—Menos mal que estás a salvo.
—Es gracias a usted, Teniente Coronel, por haber venido.
Giselle lo abrazó, envolviéndolo con los brazos que tenía colgando sin fuerza.
—Claro que tenía que venir.
Edwin le dio suaves palmaditas en el cuerpo que se agitaba intermitentemente por las profundas bocanadas de aire.
—Realmente no iba a llamarlo, Teniente Coronel, pero ahora veo que fue lo correcto.
—Sí. Hiciste bien. No, estuviste excelente.
La posibilidad de que un espía enemigo, que tenía a Edwin en la mira, se acercara a su entorno se había previsto desde la guerra anterior. Por esa razón, Giselle fue enviada a un internado y nunca la visitó. Y eso que no estuvo retenido en el frente de batalla durante todo el tiempo que estuvo al mando de las unidades de asesinato, por lo que pudo haber ido a verla. Fue una decisión tomada únicamente por la seguridad de Giselle.
Sin embargo, en esta guerra, Edwin no se preocupó, ya que ocupaba un puesto sin relación con el combate, como comandante del batallón de entrenamiento. Aunque se había trasladado a un puesto clave, era un secreto y su nombramiento había sido apenas dos semanas antes.
Esos tipos se movieron muy rápido.
Antes de que pudiera advertirle. A pesar de eso, Giselle no solo reconoció al espía por sí misma, sino que reaccionó con inteligencia y astucia.
Si Giselle hubiera revelado imprudentemente que se había dado cuenta en ese mismo lugar, o si la hubieran descubierto por descuido, podría haber sido capturada por los espías. Esto significa que la llamada telefónica que recibió esa noche podría haber sido una amenaza de secuestro de Giselle.
No solo evitó sabiamente una situación que solo de imaginarla te dejaba sin aliento, sino que también creó las condiciones para aniquilar a los rezagados. Y a pesar de temblar de ansiedad por desconocer la operación, leyó la situación con calma y actuó. Edwin no solo sentía orgullo por Giselle, sino también gratitud, e incluso admiración.
—Giselle, eres la mejor. De verdad.
La abrazó con más fuerza, a ese cuerpo que por poco nunca más habría podido abrazar. El error de Edwin, raro en él al dejarse llevar por las emociones, no terminó ahí. Cuando Giselle, sin aliento por la cercanía de sus cuerpos, levantó la cabeza de su pecho, él, sin darse cuenta, inclinó la suya.
Chup.
Tan pronto como sus labios tocaron el lado del ojo de Giselle, Edwin se recompuso como alguien que pisa el fuego y separó sus labios. ¿Por qué hizo eso? No era un momento para atraer la atención del espía. Había cruzado la línea de las muestras de gratitud o consuelo permitidas entre un hombre y una mujer.
Y también lo de abrazarla hasta que sus cuerpos se tocaran. Edwin soltó los brazos que aún rodeaban el cuerpo de Giselle y se alejó un paso. Su rostro ardió, y el aire frío que lo rodeaba se sintió de repente refrescante.
¿Qué pensará Giselle de mí?
Giselle, a quien observó con una preocupación diferente a la de hace un momento, estaba sonriendo. Como alguien embelesado.
¿Qué rayos estás pensando ahora mismo?
‘Me elogió.’
Giselle no recordaba haber escuchado nada bueno del Teniente Coronel desde que ingresó al ejército. ¡Y ahora no solo había recibido un elogio, sino que la llamaba «la mejor»!
—Ajussi.
Giselle, que sonreía tontamente, llamó a Edwin. Era un apelativo que siempre había querido escuchar, pero que en ese momento lo hacía sentir bastante incómodo.
—…¿Por qué?
—¿Se dio cuenta cuando lo llamé así por teléfono?
Ah.
Lo que Edwin había hecho no le importaba a Giselle en absoluto.
Claro, por supuesto.
—Hoy en día, no hay forma de que tú me llames «Ajussi» con tanto cariño.
Sí, así es.
—Yo también tengo esa agudeza.
—Debería decir «vergüenza», ¿no?
Pues……
Giselle, ¿tengo yo realmente vergüenza?
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¿Qué hacer con esta persona?
La mirada que le dirigió el militar disfrazado de chofer significaba «declaración del denunciante». El teniente coronel le dijo que se la tomaría al día siguiente, durante horas de trabajo, diciendo que habría sido un día agotador y difícil para él, pero Giselle se mantuvo firme en dar su declaración de inmediato.
No había forma de que pudiera conciliar el sueño si regresaba a casa así.
Mientras tanto, el teniente coronel no le pidió a nadie más que tomara la declaración, sino que lo hizo él mismo. A solas con Giselle en su casa.
En algún momento, ni Giselle ni el teniente coronel se preocupaban realmente por su otra personalidad. No era porque confiaran en ese loco, sino por la creencia de Giselle de que ya no se dejaría llevar.
El tipo, como era de esperar, apareció de repente durante la declaración. Pero todo lo que dijo fueron las tonterías habituales.
—¿Ese idiota te abrazó?
—No.
—Edwin Eccleston te abrazó.
—¿Y qué?
Entendía la primera pregunta, pero no sabía con qué intención había hecho la segunda. Le preguntó de vuelta y lo miró fijamente, pero el loco le devolvió la mirada con los mismos ojos. Luego, como si hubiera encontrado la respuesta que quería, torció una comisura de sus labios y sonrió.
¿Será que pensó que todavía me afectaba ese hombre?
Realmente era un pensamiento estúpido.
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Las paredes grises que lo rodeaban por los cuatro costados desprendían un húmedo olor a moho. La mesa de metal y las dos sillas, los únicos muebles de la habitación, seguramente nunca habían salido de allí para ver la luz del sol. El hedor a metal oxidado y corroído se parecía al olor a sangre.
Desde que fue arrastrado a este lugar aquella noche, el hombre había sentido constantemente que se había equivocado al entrar en un matadero del que, una vez dentro, nunca podría salir por su propio pie. Pensando en su futuro, su presentimiento no estaba equivocado.
En un matadero, los únicos que no contienen la respiración son los matarifes. El teniente coronel Eccleston, sentado frente a él al otro lado de la mesa, era uno de ellos.
Incluso los oficiales que habían sido más crueles con el hombre ahora contenían la respiración como ganado a punto de ser degollado, mirando al teniente coronel con ojos ansiosos por conocer la voluntad de su amo.
¿Cuál sería exactamente el papel del teniente coronel Eccleston en el ejército?
Esa era la misión del hombre, pero había fallado, así que aún no lo sabía. Sin embargo, que un comandante tan alto como un teniente coronel hubiera bajado hasta este sótano para interrogar al espía en persona… ¿Se habrían saltado los interrogadores alguna pregunta importante? Los oficiales estaban claramente preocupados por caer en desgracia ante su superior.
Si no conocieran al demonio.
Edwin Eccleston. Un caballero de apariencia gentil, pero un demonio cruel por dentro.
El hombre estaba repasando los registros que había leído una y otra vez, tanto que recordaba incluso la forma de la tinta corrida. Según el informe del campo de prisioneros donde Edwin Eccleston estuvo recluido, de vez en cuando se transformaba sin previo aviso en otra persona. En un asesino que jugaba con los humanos como si fueran ratones, e incluso los mataba por diversión.
Una bombilla colgante parpadeaba sobre la mesa de metal oxidado, el único objeto que separaba al hombre del teniente coronel. Cada vez que la sala de interrogatorios se sumergía en la oscuridad y volvía a iluminarse, el hombre era atormentado por la horrible alucinación de un monstruo que saltaba del cuerpo del teniente coronel para abalanzarse sobre él.
‘No. De hecho, me sentiría agradecido si me mataran aquí mismo y ahora.’
El miedo irracional debía ser el resultado de que no lo habían dejado dormir durante días. El hombre contuvo la respiración que había estado tomando profundamente para recobrar la cordura. Fue porque el teniente coronel, que lo había estado diseccionando con la mirada en silencio, abrió la boca sin previo aviso.
—¿Cómo te sientes después de pasar unos días en el corazón de nuestro ejército, donde tanto te esforzaste por infiltrarte? ¿Estaba a tu gusto?
No hay necesidad de asustarse. El hombre reprimió la tensión con una respiración profunda y respondió con fingida indiferencia.
—No me puedo quejar.
Con muchos significados implícitos.
—Así es. Yo tampoco recibí un trato de invitado de honor en su campo de prisioneros.
¿Por qué justo un campo de prisioneros? Los pasajes del informe que había logrado apartar de su mente volvieron a invadirlo. ¿Quién me busca ahora, el caballero o el demonio? El hombre se sintió aún más confundido.
Por supuesto, no podía saber que el demonio no lo buscaría si no le había puesto una mano encima a una mujer.
Mientras tanto, la culpa del caballero por haber destrozado el corazón de la mujer tampoco era leve. Edwin había intentado no enfrentarse al enemigo que había hurgado en el rincón más doloroso de Giselle, porque sentía que no podía tratarlo de manera humanitaria de acuerdo con las regulaciones y los acuerdos. Pero lo que lo hizo romper su promesa fue, de hecho, ese rincón doloroso de Giselle.
Estaba vivo. Pero ahora es inútil, así que podría morir. Si la cúpula se entera de que fui arrestado, podría ya estar muerto.
Se refería a la vida o muerte de Nikolas Rudnick.
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Eliz_2000
Es decir que sí es el hermano de Giselle?
Merry
Que ya se besen xD