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Mi Amado, A Quien Deseo Matar - Capítulo 159

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  4. Capítulo 159
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Novel Info

—Eres un psicópata con una personalidad retorcida, un mentiroso patológico que disfruta con falacias y de cambiar de opinión a cada rato, un desvergonzado al que no le importa hacer daño a los demás, un inútil sin dinero que solo sabe usar su boca para matar a la gente, un holgazán que vive sin ambiciones ni planes para el futuro, pero……

—…….

—Si me amas, puedo darte una oportunidad.

 

El hombre no pudo ocultar la expectativa en su rostro, como si esperara ser rechazado de golpe, tal como había sucedido con la propuesta de volver con el duque.

 

—¿En serio?

—Si vienes como el verdadero tú, no como Edwin Eccleston.

 

Giselle aún recordaba vívidamente cómo la esperanza se desmoronó y la desesperación brotó en su rostro en ese instante.

 

—Sabes que no se puede.

 

Sí, lo sabía.

Por lo tanto, fue un rechazo cortés pero cruel.

 

—Adiós. No vuelvas a aparecer con esa cara.

 

La expresión que puso el hombre en su última despedida todavía revoloteaba vívidamente ante sus ojos.

Una expresión a punto de llorar.

El hombre, que siempre ocultaba sus ganas de llorar con risas, aquella vez dejó al descubierto su corazón vulnerable. Quizás por lo inesperado, esa imagen permaneció grabada en su mente, imborrable.

Considerando que no la había buscado en años desde aquel día, Lorenz debió haber puesto fin a su amor no correspondido. Después de todo, si ella había podido lograrlo, ¿por qué no él?

El tiempo era la mejor cura. Y…

 

—Nos reuniremos hoy en el Royal Oak para tomar algo. Falta poco, ¿por qué no matas el tiempo en algún lado y vamos juntos?

—No voy. Dejo el alcohol a partir de hoy.

 

Pfff, Howard se burló.

 

—Claro, hoy dejas el alcohol y en cuanto sea medianoche, vuelves a beber.

 

Giselle no tenía nada que decir ante la burla.

 

—¿Hacemos una apuesta? Si apareces, yo pago la cuenta de hoy.

—¿Y si no aparezco?

—Nosotros nos divertiremos sin ti.

—……

—No lo olvides. A las diez en el Royal Oak.

 

Al regresar a casa, Giselle no solo fue recibida por Roddy, sino también por…

¡Cartas! ¡Cartas! ¡Cartas!

Mientras recogía una a una las cartas que el cartero había dejado en la ranura de la puerta, Giselle se apresuró a abrir una que tenía el nombre del consejo local, donde había tenido una entrevista el mes pasado.

 

Gracias por dedicar su valioso tiempo para considerar ser miembro del Consejo de Staffordshire. Hemos revisado cuidadosamente su solicitud, pero lamentablemente no podremos contar con usted en esta ocasión…..

 

¡Bah, una notificación de rechazo!

La tiró al bote de papel reciclado junto a la entrada, y cuando iba a recoger las demás del suelo, se detuvo.

…..…¿Una postal ilustrada?

La cogí deprisa y le di la vuelta, pero el remitente no era Edwin Eccleston.

Claro, cómo iba a serlo. Él, incluso para enviar postales, las mandaba en un sobre con el sello de oro de la Casa Eccleston grabado.

La postal era de una profesora que había querido mucho a Giselle cuando iba a Fullerton. Eligió una de las bonitas postales que había coleccionado mientras trabajaba en la librería, escribió una respuesta y guardó la postal recién recibida en la caja de correspondencia.

Entre los numerosos papeles, los sellos dorados de Eccleston aparecían esporádicamente. Incluso después de que Giselle cortara lazos, el duque de vez en cuando le enviaba tarjetas o postales preguntando por ella.

El primer año, había esperado que él se diera cuenta de su amor y regresara. Al mismo tiempo, vivía inmersa en la idea contradictoria de querer desapegarse por completo. Por eso, nunca lo contactó primero ni respondió a sus mensajes.

Qué joven era entonces.

Con el paso de los años, maduró y su corazón se aclaró, y solo entonces comenzó a responder las saludos del duque con normalidad. En ocasiones especiales, como su cumpleaños o festividades, Giselle incluso le enviaba tarjetas primero.

El contenido siempre se mantenía dentro de un «estoy bien y espero que tú también lo estés». Ni Giselle ni él habían mencionado nunca la posibilidad de encontrarse.

El Duque, al parecer, ya no se mantenía tan recluido como antes, sino que viajaba. Desde hacía unos dos años, le enviaba postales con paisajes, viendo su firma en una esquina, parecía que incluso pintaba.

Parece que está bien. Qué alivio.

Por cierto, ¿Lorenz habrá muerto o seguirá vivo?

El duque nunca mencionó el paradero de ese tipo. Como no dijo que hubiera muerto, quizás siga vivo.

 

—Giselle, lo hiciste genial. Hoy también sobreviviste.

 

Giselle terminó el día y se acostó, dándose unas palmaditas en el hombro antes de extender la mano bajo la cama.

 

—Loddy también sobrevivió, así que eres genial. Buenas noches.

 

Solo cerró los ojos después de acariciar al viejo perro que ya roncaba, tendido en el cojín junto a la cama.

 

—Adiós.

 

Esa cara a punto de llorar volvió a aparecer ante sus ojos, oscureciendo la vista. A partir de ese momento, dormir dejó de ser un descanso y se convirtió en una lucha.

 

—Ah……

 

Después de una hora de forcejeo, Giselle llegó a la conclusión de que no podía dormir porque sentía un vacío en el estómago. Solo había una manera de llenar ese hambre.

 

—¡Howard Garfield, prepárate para lamentar tu apuesta, porque voy a acabar con todo el alcohol del Royal Oak!

 

 

 

 

⋅•⋅⋅•⋅⊰⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅∙∘☽༓☾∘∙•⋅⋅⋅•⋅⋅⊰⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅

 

 

 

 

Sentado junto a la ventana bañada por el sol, el hombre trasladaba al lienzo de su caballete el marcado frente de invierno y primavera que cruzaba la cresta de la montaña exterior.

Aunque el ambiente de guerra se cernía sobre el país, aquello no le concernía. Edwin Eccleston ya no era un soldado y ya había servido a la nación más allá de lo que le correspondía a un individuo.

Si supieran que la recompensa por ello fue una enfermedad mental casi incurable y una vida solitaria por la pérdida de su ser amado, nadie se atrevería a señalar al militar retirado que, mientras la nación temblaba ante los presagios de guerra, se escondía en un valle montañoso anónimo, pintando tranquilamente.

‘¿También tendré que irme de aquí pronto?’

No estaba lejos de la frontera con Constanza. No le temía a morir en la guerra. La razón era que no quería enfrentar el pasado al observar las formaciones de soldados.

Incluso cuando se decía que era como un árbol seco en lugar de una persona viva, Edwin disfrutaba de la compañía de la gente, por lo que solía visitar a sus familiares. Sin embargo, en los últimos años, rara vez tenía ganas de reír o charlar, así que vagaba por lugares desconocidos.

Y también por lugares sin recuerdos con esa chica.

Así fue como terminó vagando por lugares desconocidos, capturando paisajes en su lienzo.

Lienzo, no película.

Edwin ya no podía sostener una cámara. Fue desde el día en que sacó y miró una foto de Giselle.

Ese día tranquilo de verano, a la sombra apacible de las ramas de un sauce, se paseaban en bote, huyendo del sol abrasador. Una barca solitaria sobre un lago cubierto de nenúfares en plena floración, como una alfombra. A lo lejos, el brillo resplandeciente del agua.

Y en el centro de ese hermoso paisaje, la chica que brillaba más que nada.

Y el amor en sus ojos, que en ese entonces no vio, pero que ahora se le aparecía con claridad meridiana, dirigido hacia él.

Nuestros últimos días de inocencia.

Si pudiera regresar a ese día, ¿qué decisión tomaría? Cualquier decisión, al menos, no terminaría como esta.

Todas las personas cambian, y no se puede evitar; por eso, se captura y se conserva para siempre su imagen antes de cambiar. Las fotografías habían sido un consuelo para Edwin, pero ya no lo eran.

Desde entonces, no pudo volver a tomar una cámara. Aun así, no pudo abandonar el viejo hábito de capturar los momentos que veía, así que tomó un pincel en su lugar.

Pero ahora, ni siquiera en sus pinturas incluye personas.

Aun así, de vez en cuando, el rostro juvenil de la chica rubia se mezclaba entre los cuadros, lo que le causaba desconcierto. Era obra de ese tipo.

Ese comportamiento extraño, que no sabía si era una protesta para que los recuperara o su propia forma de expresar la nostalgia, tuvo su última aparición hace aproximadamente un año. El primer año después de que Giselle los dejara, la época en que los retratos se volvieron tan descabellados y salvajes que ni siquiera se podían llamar excentricidades, ahora parecía lejana.

Por alguna razón, la otra personalidad de Edwin había permanecido en silencio durante mucho tiempo. No parecía haber desaparecido. La torre sumergida y los aviones de combate volando bajo el mar seguían intactos.

No debía estar tramando ningún plan en silencio. Después de todo, a Edwin solo le quedaba su propia vida para quitarle.

¿Estaría él también recluido? En el lugar donde estaba Giselle, en sus recuerdos.

No tenía derecho a chasquear la lengua, considerándose estúpido y patético. Edwin no era diferente.

Aunque vagaba solo por lugares donde nunca había estado con ella para no recordar a Giselle, la primera sensación que experimentaba al encontrarse con un paisaje nuevo era: «Si pudiera mostrarle a Giselle lo que estoy viendo». Al final, a donde fuera, siempre pensaba en Giselle; un lugar donde no la recordara, no existía en este mundo.

‘¿Debería pintar esto también en una acuarela pequeña y enviársela a Giselle?’

En realidad, ya tenía decenas de cuadros acumulados con esa intención. Solo intercambiaba correspondencia con Giselle unas cuatro veces al año, así que tardaría décadas en enviarlos todos.

Edwin garabateó su firma en la esquina del cuadro terminado y se levantó. Lo contempló desde lejos, abarcando la pintura al óleo de una sola mirada, y la sensación era diferente a cuando la pintaba.

 

—¡Guau!

 

Ante la exclamación repentina de una mujer, Edwin se volteó, con la barbilla apoyada en los nudillos.

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Comments for chapter "Capítulo 159"

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4 Comments

  1. Connie Aranda

    Quien será???? Necesito leer más

    mayo 22, 2025 at 1:07 am
    Responder
    1. luciaperez

      un nuevo interés amoroso? ay noo .tengo sentimientos encontrados 🙁

      mayo 22, 2025 at 5:57 pm
      Responder
      1. Asure1409

        lamento decepcionarlas pero no :v … ya publique el capitulo recien

        mayo 22, 2025 at 6:20 pm
        Responder
      2. Asure1409

        pues no :v … ya esta el siguiente capítulo

        mayo 22, 2025 at 6:21 pm
        Responder
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