Mi Amado, A Quien Deseo Matar - Capítulo 157
‘No importa si eres la número uno, este maldito mundo no permite que las mujeres triunfen’
Giselle, con el sabor del cigarrillo desapareciendo, arrugó y desechó en el cenicero del basurero el que apenas había fumado, después de usarlo para quemar el periódico universitario que había traído para ver los avisos de empleo.
—¿Y si al menos hago un posgrado?
Ante la desesperada pregunta de Elena, todas fruncieron el ceño y negaron con la cabeza, haciendo que sus hombros se encogieran.
—Mi padre dice que podría conseguirme un puesto en la empresa. Pero a lo sumo sería como secretaria o mecanógrafa. Tengo el orgullo de una graduada de Kingsbridge.
Su hermano mayor, que había ido a una universidad mucho peor, era nada menos que vicepresidente.
—Consigue el trabajo de secretaria y luego desplaza a tu hermano y te quedas con la empresa.
—Ese es un plan excelente. Giselle, ¿te unes a la rebelión?
—Su Alteza Real, esta humilde ladronzuela se conformará con la colección de whisky de Señor Yelinsky.
—¿Entonces vas a dar el examen de abogacía?
Giselle estudiaba derecho como doble especialización. Había elegido ciencias políticas más por emoción que por razón.
Algún día le mostraré al rey que me he convertido en una política experimentada y que ya no soy una niña que se deja engañar por trucos baratos.
Mirándolo en retrospectiva, fue una razón realmente infantil. No tenía los contactos de Howard, así que era obvio que no llegaría lejos en política, ni siquiera lograría entrar en ese mundo, y terminaría fracasando.
¿Acaso un atisbo de razón había previsto este futuro? Fue una suerte inmensa haber elegido otra especialización práctica que la libraría del destino de una desempleada con estudios superiores.
—Si no funciona, tendré que dar el examen.
Gracias a eso, los caminos se habían multiplicado, pero eso no significaba que el panorama fuera precisamente prometedor.
—Y luego tendré que abrir mi propio bufete.
En realidad, también había solicitado empleo en el departamento legal de varias empresas, pero había sido rechazada masivamente desde la etapa de solicitud. En esta situación, incluso si obtenía la licencia de abogada, no podría entrar a un bufete de abogados, así que el único camino que quedaba era abrir su propio bufete.
‘Pero, ¿quién le confiaría un caso a una abogada novata?’
Sus amigas parecían pensar lo mismo.
—Cuando abras tu bufete, haz unas cien tarjetas de presentación y yo las distribuiré por ahí.
—Yo también, yo también.
Arthur y Elena se ofrecieron a ayudar, pero Howard dijo algo que no se sabía si era para ayudar o para fastidiarla más.
—¿Quieres que le pida a mi padre que te consiga un puesto en el palacio real?
—No, gracias.
Al menos tuvo la delicadeza de no sugerir que le pidiera un puesto a Duque Eccleston, lo cual era un alivio.
Aunque Giselle nunca lo había dicho con sus propias palabras, ahora todos sabían que había roto su relación con él. Se habrían dado cuenta desde que dejó la Sociedad Patriótica de Estudiantes y empezó a conducir sola, sin el caballero y guardaespaldas que la seguía como una sombra. Por supuesto, la gente creería que el Duque había sido quien rompió la relación primero.
Giselle lo había dejado, pero se aferró con determinación a sus estudios y a su vida cotidiana. Al principio pensó que lo correcto era irse lejos de este país, pero de repente sintió rabia por la vida que no le quedaría si hacía eso. Duquesa Roxworth probablemente no había recomendado su fuga al extranjero pensando en la vida de Giselle, una completa extraña para ella.
Mientras resistía, la gente a su alrededor comenzó a cambiar. Aquellos que desde el principio habían sido desagradables o envidiosos se regocijaban por la ‘caída’ de Giselle. Las personas que se le acercaban adulándola como si fuera la Duquesa Eccleston ahora la trataban como si no existiera. No era sorprendente, ya lo había previsto.
Lo que sí era sorprendente era que Howard Garfield, quien más que nadie debería haber disfrutado de la desgracia de Giselle, no lo hubiera demostrado hasta ahora. Por eso ese tipo le parecía extraño.
—Nos vemos mañana, Giselle.
—Nos vemos mañana.
Cuando terminó el descanso de un cigarrillo, las tres amigas le hicieron señas a Giselle.
—Dicen que cerca de los grandes almacenes Mirage hay un restaurante nuevo que abrió el antiguo jefe de cocina del palacio real. ¿Qué te parece ir ahí hoy?
Sus amigas se alejaban mientras elegían dónde almorzar. Hacía bastante tiempo que Giselle no comía con ellas.
Había dicho que tenía que ir a casa a pasear a su perro, pero era solo una excusa. En realidad, necesitaba ahorrar dinero.
Un cigarrillo es algo que tanto los ricos como los huérfanos pueden fumar sin que haya mucha diferencia, pero con la comida la diferencia es enorme. Si intentara seguir el ritmo de gasto de esas chicas, sus gastos de un mes se irían a números rojos en tres comidas. Pero pedirles que se ajustaran a su presupuesto cada vez le daba vergüenza y hería su orgullo.
—Loddy, ya llegué.
Después de dar una vuelta por la orilla del lago con Lodi y almorzar algo rápido con lo que había en la cocina, Giselle volvió a salir de casa en coche.
Trabajaba tres días a la semana por las tardes en una librería, para ganarse la vida.
En realidad, con los dividendos de los bonos del estado que había recibido al hacerse adulta, podría vivir como una hija de familia rica. Pero no había tocado ni un centavo y lo había dejado intacto en el banco.
Ya era suficiente vivir en la casa que él le había dado como para comportarse como una sanguijuela. Originalmente iba a alquilarla y mudarse a una residencia estudiantil, pero lo descartó porque no permitían animales.
Loddy también era un perro que había empezado a criar por el Duque, pero devolverlo la hacía sentir como si estuviera perdiendo. Y tampoco quería ser una dueña cruel otra vez.
Por otro lado, deseaba devolver todas las propiedades como los bonos del estado o la casa, que no le daban ninguna sensación de victoria y solo le causaban remordimiento de conciencia…
‘Devolver mis regalos ¿Significa que me odias?’
Con esas palabras, ya no podía atreverse a pedirle que se los llevara de vuelta.
‘Cumpliré mi promesa de vivir por ti para siempre. A cambio, ¿me prometerás que vivirás por mí?’
Ahora que estaba acostumbrada a conducir, a menudo le venían a la mente pensamientos innecesarios mientras sostenía el volante. Hoy, sin querer, recordó otra vez la respuesta que él le había enviado a la carta de Giselle.
‘¿Acaso pensabas que me iría de este mundo?’
Pero hasta ahora, casi tres años después, Giselle seguía viva y perfectamente sana.
—El amor es suficiente con una vez. Los errores, ni siquiera una vez es suficiente.
Mientras tarareaba la canción que salía de la radio del coche, esperando a que cambiara la luz del semáforo, el borde de su campo de visión no dejaba de molestarla. Al girar, vio que el conductor del coche de al lado, con una calvicie brillante que no parecía importarle en este invierno, tenía la ventanilla bajada y gesticulaba mientras hablaba. La estaba mirando a ella, así que claramente era con ella.
—¡Una mujer conduciendo!
Al bajar un poco la ventanilla, el grito del hombre le llegó claramente a los oídos.
—¿Qué clase de marido tan patético tendrá? ¡Tsk, tsk!
Cuando conducía sola, a menudo la molestaban por ser mujer, aunque no hubiera dado ningún motivo. Giselle bajó la ventanilla por completo y, mostrando todos sus dientes, sonrió con sus labios pintados de rojo intenso mientras gritaba:
—Si sobrevivo a chocar contra tu chatarra y tú sigues respirando, sabrás qué clase de hombre es mi marido. ¿Quieres probar?
Con la palanca en punto muerto, pisó a fondo el acelerador, haciendo rugir el motor con fuerza, al mismo tiempo que simulaba girar bruscamente el volante hacia él.
—¡Huy!
En ese instante, el hombre no solo se estremeció por completo, sino que incluso gritó y se sobresaltó.
—Como siempre, los que tienen la voz más fuerte son los más cobardes.
Se rió a carcajadas para que la oyera, el hombre, con la cara roja hasta explotar, le apuntó con el dedo.
—¿Esta no será una… una loca?
Y así, con una excusa realmente insignificante para no tener que tratar con ella, salió huyendo en cuanto cambió la luz del semáforo.
—Siempre los pequeños son los que conducen coches grandes.
Rita le había enseñado a conducir por la ciudad. Y, por supuesto, también le había enseñado a lidiar con los que la molestaban.
Rita y Giselle se reunían cada cambio de estación para ponerse al día. Como una mujer a la que le pegaba más el alcohol que los coches elegantes o las cenas finas, se encontraban en un bar. Rita seguía trabajando en la casa del Duque, incluso después de que el puesto de guardaespaldas de Giselle desapareciera. Por eso, decía que le sobraba el dinero e insistía en pagar las copas cada vez.
—Buenas tardes.
—Giselle, bienvenida. ¿Podrías empezar colocando las revistas de hoy?
—Sí, claro.
Nada más llegar a la librería, Giselle empezó a sacar las revistas recién llegadas de las cajas y a ordenarlas. La primera caja, que contenía revistas de música popular, la colocó tarareando alegremente. Pero al abrir la segunda caja, frunció el ceño como si hubiera levantado la tapa de un cubo de basura.
‘Eccleston aliviado por la muerte de la Princesa Heredera’
Era un tabloide que Giselle detestaba profundamente.
‘Pobre árbol el que fue sacrificado.’
A pesar de ser un número nuevo, lo escondió en lo más profundo del estante de revistas de cotilleo, colocando otras revistas delante para ocultarlo. Pensó que con eso bastaría, pero la cantidad de basura fresca que había llegado hoy era asombrosa.
‘Un afortunado que escapó de la muerte.
Un allegado del Ducado de Eccleston dijo que si la Princesa Heredera y el Duque se hubieran casado, el Duque también habría muerto joven, por lo que suspiraron aliviados……’
¿Allegado? Que levante la mano. El periodista que escribió este artículo inventado seguro que la levanta con orgullo.
Asure: Prácticamente estamos en la mitad de la novela (314 capítulos), estimo que noviembre termino la novela :v …. disfruten
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EmySanVal
Muchisimas gracias Asure! 😍
Connie Aranda
Muchas gracias por el esfuerzo!
arr
thank you so much for the translation.
Merry
Waaoooo! Ya a la mitad!
Que rápido, gracias por el capítulo Asure!