Mi Amado, A Quien Deseo Matar - Capítulo 150

El hombre que no sabía obedecer órdenes unió sus labios sin dudar. Al principio, como siempre, la forzó con su fuerza, y la mujer se resistió con vehemencia.

Pero después de que él comenzó a besarla suavemente, como si la calmara, ella se volvió dócil, incluso hasta el punto de besarlo primero. Era incapaz de entender la psicología de la mujer.

Mientras compartían un dulce beso, Giselle recordaba lo que había sucedido hacía poco con este hombre. Era el día en que Ajussi se había enfrentado a la princesa heredera. De camino, Lorenz apareció y exigió una compensación.

—Hoy te has portado bien, así que te daré un paseo.

—¿Parece que soy un perro?

Pero él no se negó.

—Me gusta mucho que últimamente no causes problemas y me obedezcas bien. Sería aún mejor si sigues así en el futuro.

—¿Ahora parezco una niña?

Lorenz actuó con desdén, pero seguía insistiendo. Quería que ella dijera que le gustaba, incluso inventando virtudes que no existían.

—Dijiste que no te gustaba que te trataran como a un perro o a una niña, ¿verdad?

La respuesta que él había dado en ese momento le vino a la mente justo en ese instante.

—Cuando estás al borde de la muerte por sed, incluso bebes agua de mar. Aunque sepas que acelera tu muerte.

Solo mientras compartían un beso que, cuanto más lo tragaba como agua de mar, más sed le daba, se dio cuenta de su significado.

Este es un veneno dulce. Acelerará la muerte de este amor. Una efímera sensación de alivio que no puede detenerse a pesar de presagiar una sed eterna.

—Hukhuk….

Al final de un beso bastante pegajoso y caliente, la mujer se aferró a él y de repente rompió a llorar.

—Ajussi, lo siento.

Había esperado que fuera por la culpa de haber besado a él, traicionando al Duque, pero el hombre traicionado resultó ser Lorenz.

—No quiero que la otra personalidad de Ajussi desaparezca.

—…….

—En realidad, también deseaba que Sir Loise nunca aprendiera, para que solo yo pudiera reconocerlo por el resto de mi vida.

Giselle deseaba que Ajussi no pudiera vivir sin ella, así como ella no podía vivir sin él. Sin embargo, a diferencia de Giselle, que solo lo tenía a él, él tenía muchas cosas, y Giselle era solo una de esas muchas cosas. Así había sido.

Ahora es diferente. Para Edwin Eccleston, Giselle Bishop es una existencia única e irremplazable. Edwin Eccleston ahora no puede vivir sin Giselle Bishop.

Uno de los deseos de Giselle se había hecho realidad milagrosamente. La chica que no conocía sus límites no se detuvo ahí y se volvió aún más codiciosa.

—Ojalá este momento durara para siempre….

Así, deseaba vivir toda su vida como personas indispensables el uno para el otro, dependiendo solo el uno del otro. Y que algún día, al darse cuenta del destino, él sintiera amor por ella.

—Tuve un mal sueño.

—…….

—Lo siento.

En realidad, Lorenz también había tenido una fantasía similar.

Que solo Natalia lo reconociera. Y que el Duque la mantuviera a su lado por el resto de su vida.

Es un deseo que se desvía del final que se había propuesto al comenzar todo esto. Por lo tanto, Lorenz también había tenido un mal sueño.

A pesar de eso, no sintieron la alegría de ser cómplices. Solo sintieron una sensación de vacío por haber sido víctimas unilateralmente de esa mujer.

Un momento antes, mientras la llevaba a la habitación, la mujer le había susurrado algo al oído, diciéndole que era un secreto para Ajussi.

—No quiero que mueras.

¿Por qué?

¿Acaso ahora tú también me amas?

¿Por qué habría esperado que, borracha, no pudiera ocultar sus verdaderos sentimientos sin darse cuenta? Sabiendo que en el corazón de la mujer no había nada más que ese maldito amor por Edwin Eccleston.

Una miserable comprensión sigue. Ahora, por fin, ha leído correctamente los pensamientos que guiaron las acciones incomprensibles de la mujer.

Apagar la luz justo antes del beso probablemente fue para no mirarlo a los ojos. Para que pudiera equivocarse y pensar que estaba besando a «Ajussi».

—Bésame despacio y con cuidado.

Esto también significaría que quería que la besara como Ajussi.

—Llámame Giselle.

Como Ajussi.

Sí, con gusto.

Antes de comenzar otro beso cruel, Lorenz hizo alarde de uno de sus pocos talentos e imitó perfectamente a Edwin Eccleston una vez más.

—Está bien. Te amo, Giselle.

Y sufre, Natalia.

Muramos juntos. Abrazando un amor doloroso que no se puede lograr.

Así que no debes renunciar a este doloroso amor.

Lorenz abandonó el mal sueño y la empujó hacia el final original.

—Giselle, te amo. Solo tú existes para mí. Por siempre.

Fomentando ese mal sueño que nunca se haría realidad.

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Al día siguiente de Navidad, apareció una declaración de Duque Eccleston en el periódico diario.

Era una refutación que afirmaba que el escándalo entre la princesa heredera y el Duque, que se había informado en la víspera de Navidad, era una ficción sin fundamento alguno.

Al refutar un artículo que citaba a una fuente anónima, lo habitual es que la propia persona no se pronuncie y se mencione a una fuente anónima. El hecho de que la persona en cuestión respondiera directamente con una declaración oficial era ciertamente inusual.

Los periódicos no se publican en Navidad. Mientras Ajussi no pudo negarlo de inmediato, la inminente boda entre Duque Eccleston y la princesa heredera seguramente se convirtió en tema de conversación en las mesas de todo el país durante un día. Era obvio que habían publicado un artículo falso justo antes del día libre, esperando que la novela se extendiera por todo el país y se convirtiera en un hecho consumado.

Así que Ajussi eligió un enfrentamiento directo. En su declaración, reprendió a los medios de comunicación que publicaron un artículo infundado sin verificar los hechos y dañaron la reputación de una dama.

En la radio, lo elogiaron como un caballero por defender a la dama. En realidad, probablemente solo estaba contraatacando a un enemigo que lo había atacado primero.

Giselle se sintió bastante aliviada por la clara respuesta de Ajussi. Sin embargo, hoy no podía evitar sentirse ansiosa.

—Su Majestad, le deseo un año nuevo saludable.

—Espero que el Duque también tenga un año nuevo saludable y tranquilo.

Siguiendo a Ajussi, que había sido invitado al evento de Año Nuevo, Giselle volvió al palacio una vez más. Era como si los protagonistas del rumor que había causado revuelo en Navidad estuvieran reunidos en un solo lugar. Giselle se sentía muy incómoda y nerviosa, pero las personas involucradas parecían estar bien.

La reina saludó amablemente a Ajussi con un saludo de Año Nuevo sin mencionar el incidente, la princesa heredera sonrió todo el tiempo.

¿Cómo podía sonreír alegremente después de que su plan fallara?

Involuntariamente se sintió ansiosa, preguntándose si no estaría tramando algún plan para cambiar la situación y darle la victoria. Tal vez el demonio dentro de Ajussi también estaba tramando algo.

—¿Quieres que mate a la princesa heredera por ti?

Le preocupaba romper la promesa que le había hecho a Giselle. Lo que le daba un ligero alivio era el hecho de que estaba cumpliendo bien su promesa de mantener en secreto para Ajussi lo que había sucedido esa noche. Si Ajussi lo hubiera sabido, no habría traído a Giselle hoy.

—Duque, cuánto tiempo.

—Este año, en lugar de un artículo falso sobre el matrimonio, permítame entregarle una invitación de boda real.

—Por cierto, hablando de ese artículo…

Como fue justo después del escándalo, era natural que las miradas curiosas se dirigieran a Ajussi y a la princesa heredera. Cuando terminó el evento y comenzó la recepción, los nobles se acercaron y, fingiendo saludos de Año Nuevo, comenzaron a interrogarlo sobre varias cosas.

—Solo vi a Su Alteza brevemente durante la ceremonia de investidura y la fiesta de cumpleaños de Duquesa Roxworth. Me disculpo por haberle causado molestias a Su Alteza.

—Parece que unos reporteros malvados volvieron a escribir una novela para aumentar las ventas de Navidad.

—Parece que no fueron los reporteros de la casa real quienes escribieron eso. Si lo hubieran hecho, sabrían que Su Alteza la Princesa Heredera nunca tomaría como consorte a un hombre que no es de la realeza.

—Sí, me pareció extraño. ¿Alguien que se avergüenza de que mi padre no sea de la realeza intentaría que sus hijos heredaran la sangre de unos nobles insignificantes como nosotros?

—Qué terrible que sus hijos sean mestizos reales como usted.

—Ni siquiera mestizo, solo un cuarto.

Debido al comportamiento habitual de la princesa heredera, nadie creía que le gustara a Ajussi. Qué alivio.

—Para no ser utilizado de nuevo por los demonios que empuñan la pluma la próxima Navidad, cásese este año sin falta.

—Ahora que lo pienso, ¿dijo que su hijo mayor se casará este verano?

Justo cuando el tema estaba a punto de cambiar a otra cosa, un camarero con una bandeja se acercó al grupo y ofreció bebidas.

—Sin alcohol, por favor.

Ajussi le entregó la copa que le ofreció el camarero a Giselle. No es de buena educación que una acompañante acepte y beba algo así. Sin embargo, como lo hizo en la ceremonia de investidura, él cuidó de Giselle como si fuera su pareja acompañante. Involuntariamente sintió un cosquilleo en el corazón y sus hombros se elevaron.

Justo cuando se llevó la copa a los labios, ya que tenía sed, los ojos de Giselle se abrieron de par en par.

Era increíblemente dulce.

Le ardía la lengua. Además, debido a la carbonatación, le picaba doblemente la lengua.

¿Qué jugo es este? Parece que mezclaron varias cosas.

Aun así, estaba bastante delicioso y se lo bebió de un trago. Rápidamente se lo bebió todo y le entregó la copa vacía a un camarero que pasaba.

—Oh, oh…

Su torpeza en los movimientos era inquietante, y tal como temía, el camarero que dejó la copa derribó otras copas que ya estaban en la bandeja.