Cargando...
Novelas de Asure
  • Browse
    • Action
    • Adventure
    • Boys
    • Chinese
    • Drama
    • Ecchi
    • Eastern
    • Fantasy
    • Fighting
    • Fun
    • Games
    • General
    • Girl
    • History
    • Horror
    • Horrow
    • LGBT+
    • Male Lead
    • Manhwa
    • Realistic
    • Romance
    • Sci-fi
    • Sports
    • Teen
    • Urban
    • War
    • Wuxia&Xianxia
  • Authors
    • Libenia
    • Gakim
    • Purrine
    • Geon Eomul Nye
    • Dam Yeon Seo
    • Ahn Siha
    • Jaya
  • Ranking
  • New
Advanced
Sign in Sign up
  • Browse
    • Action
    • Adventure
    • Boys
    • Chinese
    • Drama
    • Ecchi
    • Eastern
    • Fantasy
    • Fighting
    • Fun
    • Games
    • General
    • Girl
    • History
    • Horror
    • Horrow
    • LGBT+
    • Male Lead
    • Manhwa
    • Realistic
    • Romance
    • Sci-fi
    • Sports
    • Teen
    • Urban
    • War
    • Wuxia&Xianxia
  • Authors
    • Libenia
    • Gakim
    • Purrine
    • Geon Eomul Nye
    • Dam Yeon Seo
    • Ahn Siha
    • Jaya
  • Ranking
  • New
  • User Settings
Sign in Sign up
Prev
Next
Novel Info

Mi Amado, A Quien Deseo Matar - Capítulo 127

  1. Home
  2. All Mangas
  3. Mi Amado, A Quien Deseo Matar
  4. Capítulo 127
Prev
Next
Novel Info

—¿Eres un mejor hombre solo porque lloraste conmigo? ¡Ja! ¿Crees que lloraste por empatía hacia mi dolor? Lloraste por lástima de ti mismo.

 

Su afilada provocación era irritante, pero, irónicamente, le alegró ver que la mujer —que antes se mostraba inusualmente desanimada— recuperaba su carácter habitual.

 

—¿Por qué tomas las palabras al pie de la letra? ¿De verdad no entiendes que te preguntaba por qué te aferras patéticamente a un hombre que solo siente obligación, no amor, hacia ti?

 

«Patéticamente». Esa palabra no entró por sus oídos, sino por su garganta, ahogando cualquier respuesta.

 

—He tenido sexo contigo por voluntad propia, incluso te dejé penetrarme sobria… y aun así dices que no me ves como mujer. Parece que el Duque no siente atracción por ti.

 

Su rostro pálido enrojeció al instante. Temblando como un cachorro furioso, parecía a punto de lanzarse a morderlo. Aunque, claro, nunca se atrevería a morder a su amo.

 

—¿Entonces tú me amarás en su lugar?

 

Como siempre, solo enseñó los dientes con palabras, fingiendo tranquilidad mientras soltaba una risa burlona.

 

—No necesito el amor de una sanguijuela como tú.

—¿Por qué repites lo que el Duque debería decirme?

 

Odias que te llamen sanguijuela, pero disfrutas herir a otros con la misma palabra. Su expresión confirmó que había acertado: era el insulto que más le dolía.

 

—El Duque tampoco necesita el amor de una sanguijuela como tú.

—… ¿Él te dijo eso?

—Claro que no. Yo lo digo por él.

 

Confesaba la mentira porque sabía que, si ella lo creía, volvería a hundirse. Como él esperaba, ella reaccionó con fiereza:

 

—¡No soy una sanguijuela! ¡Tú eres el maldito parásito! Vives usando el cuerpo y el nombre ajenos, sin gratitud, lleno de autocompasión, masturbándote en tu miseria. ¡Eso es ser una sanguijuela!

 

Bien dicho. Y cruel.

 

—Tú también vives con el nombre de otro, Natalia Rudnik.

 

No esperaba que mencionara su verdadero nombre —el que odiaba hasta estremecerse—. Su expresión fue la de quien recibe un bofetón.

 

—¿Por qué no admitimos que ambos somos sanguijuelas pegadas a alguien para chupar su sangre? ¿Qué te hace tan superior? ¿Ah, pero tú sí agradeces a tu anfitrión y pagas sus favores? ¿Por eso te desvives por ser útil, aunque sea arrastrándote?

 

Preguntando «¿Qué profesión ayudaría al Duque?», ofreciendo tu cuerpo a otros hombres y espiando por él. «Duque, Duque, mi vida entera es para usted». Dan asco tus esfuerzos de esclava no solicitada.

 

—¿Y acaso el Duque alguna vez ha querido tu gratitud? ¿Sabes por qué te dice que vivas como quieras?

—… ¿Por qué?

—¿Qué podrías darle alguien como tú?

—…….

—¿Qué valor tiene un mendigo que solo tiene su cuerpo para ofrecer, frente a un hombre que lo posee todo? Aunque te despedaces por él, el Duque preferiría a un sirviente competente antes que a ti.

 

Ella no replicó. Lo sabía.

 

—El Duque no te necesita. Viviría igual de bien sin una sanguijuela como tú. Tiene suficientes perros leales a su lado —podría formar un batallón— para protegerlo el resto de su vida.

 

La mujer seguía apretando los dientes, furiosa, pero el rubor de su rostro se había convertido en palidez.

 

—Sí, dan asco mis gimoteos y mi autocompasión. Pero tú deberías tener un poco de esa misma lástima. Preocúpate por no tener a nadie de tu lado cuando el Duque te deseche. Al menos tú deberías estar de tu parte, Natalia.

 

Ella frunció los ojos, que hasta entonces no habían dejado de clavársele.

 

—¿Qué? ¿Te molesta «Natalia»? ¿Prefieres que te llame Giselle? Solo te pusieron un nombre elegante —como a un perro de raza— para ocultar lo que eres: una mestiza callejera. ¿Te enorgullece un nombre que solo es un disfraz? ¿Crees que cambiártelo fue un acto de respeto? Si el Duque te hubiera amado de verdad, habría amado incluso tu miserable origen.

—No… Él nunca…

—Ah, otra vez con tu servilismo no solicitado.

 

Patético. Callaba cuando la atacaban a ella, pero en cuanto criticaban al Duque, abría la boca. Era insoportable.

 

—Despierta, Natalia. Por mucho que muevas la cola, ¿crees que un Duque con la sangre más noble del mundo miraría siquiera a una Roselle? Si ni siquiera cuando abres las piernas se acerca, ¿no lo entiendes?

—¡T-Tú eres el culpable! ¡Todo es por ti, maldito psicópata!

 

De pronto, se lanzó contra él, agarrándolo del cuello con frenesí, sacudiéndolo como una posesa.

 

—¡Yo nunca ambicioné al Duque! ¡Él jamás habría sabido nada de mis sentimientos si no fueras por ti! ¡Bastardo! ¡Muérete! ¡Desaparece, demonio!

—¡Te mataré sin falta! ¡Devuélveme al Duque y desaparece, maldito ladrón!

 

Mientras la mujer seguía gritando amenazas vacías que no le hacían mella, Lorenz se puso a canturrear, burlón, inventando una canción para Natalia:

 

—Pobre Natalia, la que sobrevivió devorando a sus propios perros, uno, dos, tres… Qué triste. ¿Sabes por qué los hombres que ardían por ti como perros en celo se enfriaron al verte? ¡Qué asco besar una boca que ha mordido carne canina!

—¡Aaaah!

 

La mujer soltó su cuello con un alarido. Cuando levantó las manos, Lorenz esperaba otro golpe ciego, otro acto del que se arrepentiría después. Pero en lugar de eso, ella se agarró de su propio cabello y tiró con fuerza, como si quisiera arrancarlo.

 

—Basta.

 

Le atrapó las muñecas para impedírselo, pero entonces ella intentó estrellar su cabeza contra la pared de la cabecera de la cama. Su corazón se hundió de golpe; la lucidez le golpeó como un cubo de agua fría. Abrazándole la cabeza, Lorenz admitió para sí mismo que había cruzado la línea.

 

—¡Suéltame!

 

Frustrada por no poder golpearlo ni siquiera a sí misma, forcejeó para zafarse de sus brazos.

 

—¡No toques este cuerpo sucio que sobrevivió comiendo perros!

—Lo siento. Me equivoqué. No hagas esto, ¿vale?

 

Quizás fue porque Lorenz, por primera vez, se arrastró como un perro apaleado para disculparse, que ella dejó de debatirse. Se calmó, aunque su cuerpo quedó empapado en sudor frío, jadeando. Cuando la soltó, ella se levantó de inmediato, como si no soportara seguir en la misma cama, y empezó a pasearse por la habitación, resoplando. Él asumió que solo estaba intentando calmar su ira.

 

—Voy a matarte.

 

Susurraba una y otra vez la misma frase, pero él lo ignoró, pensando que eran solo palabras vacías.

Otro error.

La mujer se detuvo de pronto, tomó la lámpara junto a la ventana y la alzó con un movimiento brusco mientras volvía la mirada hacia Lorenz. Su rostro, pálido como un cadáver, se distorsionó en una expresión aterradora. Las lágrimas caían a chorros mientras sonreía, radiante, en una imagen que solo podía describirse como espeluznante. Hasta su voz, alegre pero cargada de palabras siniestras, erizaba la piel.

 

—Voy a morir ahora. Y tú también.

 

¡Crash!

 

La mujer estrelló la base de la lámpara contra el ventanal a sus espaldas. Un crujido seco resonó, seguido de una red de grietas que se extendió desde el punto del impacto, como si las fracturas de su mente estallaran al exterior.

 

¡Clink! ¡Clank!

 

El vidrio cedió. Una lluvia de esquirlas afiladas se desplomó sobre ella, clavándose en su cabeza, sus hombros, salpicando el suelo en un torbellino peligroso. Y allí, en medio del caos, ella seguía riendo.

 

—Si me caigo desde aquí, moriré de verdad.

—Qué suerte para ti.

 

Mientras Lorenz se abalanzaba para detenerla, ella terminó de romper los fragmentos restantes del marco y se encaramó al borde limpio de la ventana, como si fuera un columpio a treinta y cinco pisos del suelo. Un resbalón, la muerte sería instantánea.

 

—¡Basta!

—No te acerques.

 

Con solo un paso de distancia, él extendió la mano, pero ella levantó los pies del suelo en advertencia, balanceándose precariamente en cuclillas mientras el viento huracanado enredaba su cabello dorado y desgarraba su ropa. Parecía que la ráfaga podría arrebatarla en cualquier momento.

Lorenz quemaba por arrastrarla de vuelta a sus brazos, pero sus pies se clavaron al suelo.

Prev
Next
Novel Info
Madara Info

Madara stands as a beacon for those desiring to craft a captivating online comic and manga reading platform on WordPress

For custom work request, please send email to wpstylish(at)gmail(dot)com

Comments for chapter "Capítulo 127"

MANGA DISCUSSION

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

*

2 Comments

  1. Semanur

    ts beautifulİ

    abril 28, 2025 at 12:41 pm
    Responder
  2. Eliz_2000

    Anda la osa. La esperanza valió la pena. Muchas gracias, Asure!

    abril 29, 2025 at 12:27 am
    Responder
Contact Us
  • Contact
  • Help & Service
Resource
  • Terms of Service
  • Privacy Policy
Referral
  • Buy theme
  • Other products

© 2025 Madara Inc. All rights reserved

Sign in

Lost your password?

← Back to Novelas de Asure

Sign Up

Register For This Site.

Log in | Lost your password?

← Back to Novelas de Asure

Lost your password?

Please enter your username or email address. You will receive a link to create a new password via email.

← Back to Novelas de Asure

Caution to under-aged viewers

Mi Amado, A Quien Deseo Matar

contains themes or scenes that may not be suitable for very young readers thus is blocked for their protection.

Are you over 18?