Mi Amado, A Quien Deseo Matar - Capítulo 121
Fue un contacto demasiado leve para llamarlo beso, pero cada uno de sus pequeños movimientos desencadenaba un torrente en el pecho de Giselle.
La punta de su lengua, que había permanecido inmóvil como si no supiera adónde ir, rozó la de ella. No supo si fue un error, pero instintivamente la persiguió cuando él intentó retirarse. En el momento en que sus pieles húmedas se encontraron, Giselle sintió entre sus muslos cómo Ajussi se tensaba de golpe.
Ella retiró rápidamente la lengua y observó su reacción. Sus ojos, que habían permanecido cerrados con fuerza, se abrieron de repente. Giselle también se paralizó, pero el brillo cambiante en su mirada la convenció de que quien la miraba ahora no era Ajussi y sintió alivio.
—¿Qué pasa?
El demonio chupó sus labios con curiosidad.
—¿Sucedió algo?
—¿Sucedió algo?
Fingió serenidad, pero empezó a inquietarse: ¿acaso no notará, a través del lugar donde estamos unidos, que mi pulso se acelera?
—¿Dije algo raro?
La intensidad de su mirada la hizo sentir incómoda. Pero si pregunta eso, significa que duda, pero no está seguro, ¿no?
—¿Tú alguna vez has dicho algo normal?
—Si tu Ajussi hubiera regresado, tal vez sí.
—…¿En serio?
Giselle abrió los ojos exageradamente, fingiendo mayor sorpresa. El hombre pareció caer en la trampa, pero no abandonó del todo sus sospechas. Bajó la vista para comprobar si seguían unidos. Y no se detuvo allí: confirmó que su miembro aún estaba erecto, que el sexo de Giselle seguía palpítandole, que no había pasado mucho desde el clímax… y solo entonces dejó de dudar.
—Sí, claro. Eso sería imposible.
¿Y si, por vergüenza, no hubiera vuelto a su postura inicial? Solo imaginarlo la mareaba. Menos mal… Giselle tragó en secreto un suspiro de alivio.
—Ya terminamos, suéltame.
Apenas superó la crisis, Giselle intentó escapar de él, pero el hombre la retuvo sin soltarla.
—¡Ay! Prometiste que solo sería una vez.
—¿Quién dijo que ya terminó? ¿Acaso no sabes que una comida no termina hasta el postre, después del plato principal?
Mientras él comenzaba a lamer cada rincón de su cuerpo, decidido a saborear su victoria, Giselle lo empujó con desesperación.
No. Cuando Ajussi regrese, tiene que estar vestido.
Si esta vez despertaba mientras él chupaba sus pechos o hundía la lengua entre sus piernas, Giselle moriría de vergüenza antes de que el propio Ajussi reaccionara.
Pero el demonio atrapado entre sus muslos no se movió ni un centímetro. Si la fuerza no funcionaba, tendría que usar la cabeza. El primer pensamiento que surgió fue fingir cansancio para que él la abrazara y así quedarse dormida. No era un mal plan. Así, aunque Ajussi recuperara el control, él no se daría cuenta.
Pero… ¿si al dormirse, el demonio también regresaba a ese lugar en su mente con puertas y habitaciones? Podría encontrarse con Ajussi. Al pensarlo mejor, no parecía tan buena idea.
—Yo sí quiero postre de verdad. Tengo hambre.
Mejor lo mantengo despierto por ahora.
—Cómprame algo rico.
Para salir, tendría que abrir la cerradura. ¿En el momento en que él gire el dial, Ajussi podrá ver la contraseña en su mente? Incluso si no la veía, tal vez el hecho de recordarla le ayudaría. Ahora eso sí que era un plan perfecto.
Pero, ¿no le parecería sospechoso al hombre que ella, que hasta hace poco lloraba de rabia y desesperación, de pronto tuviera hambre y lo mandara a hacer recados?
—¿Qué quieres comer?
Contra todo pronóstico, él no parecía desconfiar en absoluto. Más bien, como si le alegrara que Giselle le pidiera algo, incluso anotó su pedido.
—Ahora vengo.
Tú vuelve o no vuelvas, como quieras.
Cuando el hombre se vistió y salió, la verdadera espera comenzó.
Ajussi, vuelve pronto.
Esta vez, la esperanza era real.
—Ya regresé.
—…….
—Vamos, acércate. Te estaba esperando. Así es como se recibe a alguien.
—Te esperé.
—No a ti… a Ajussi.
Pero aunque el demonio volvió, Ajussi no lo hizo. Esa tarde, Giselle se sentó en el sofá y miró con preocupación el rostro del hombre dormido sobre su regazo. ¿Y si Ajussi está escarbando en los recuerdos escondidos y lo descubre? Había intentado de todo —excepto algo obsceno— para evitar que este demonio se durmiera, pero al final había caído rendido.
Quizá sea más fácil recuperar el cuerpo mientras duerme…
Así que luchó contra el peso de sus párpados para permanecer despierta, pero Ajussi seguía sin regresar.
¿No podrá volver?
…¿No será que solo aparece cuando llegamos al clímax?
Solo pensarlo le hizo arder el rostro y brotarle un sudor frío.
Por favor, que no sea así.
Se abanicó las mejillas encendidas, el movimiento molestó al hombre, que frunció levemente el ceño y se removió.
¿Es Ajussi?
Pero no: al evitar la luz, hundió el rostro en su vientre, tomó su mano y la acarició torpemente antes de volver a dormirse.
Pero… ¿por qué no se va?
Excepto el día que la llevó a la cabaña, siempre venía al amanecer y se iba antes del alba. Pero hoy había aparecido temprano y ahora, con la hora del té acercándose, seguía plantado en el penthouse.
Además, nunca antes lo había visto dormir…
Si fuera Ajussi, desearía que este sueño —tenerlo descansando en mis brazos— nunca terminara. Pero este tipo solo parece usarme de almohada… ¡Qué fastidio!
¿Por qué diablos no desaparece ya?
Si él hubiera regresado a la residencia y devuelto el cuerpo a Ajussi como siempre, Giselle ya habría sido rescatada. El Ajussi que ella conocía habría deducido su ubicación con solo mirar por la ventana.
¿Será que este maldito lo sospecha y por eso no se va?
Giselle miró al hombre dormido con ojos llenos de inquietud. ¿Qué estaría pasando ahora dentro de esa mente que nunca descansa? Al imaginarlo, sus mejillas se encendieron de rojo una vez más.
El Ajussi dijo que podía abrir las puertas de ese mundo interior y hurgar en los recuerdos… ¿No habrá visto todo lo que pasó entre este demonio y yo?
Dios mío, no puede ser.
La vergüenza que sintió cuando Ajussi vio su desnudez, la pena al imaginarlo sufriendo por una relación que nunca quiso… todo se enredó en su pecho, ahogándola. Le costaba respirar, como si algo la oprimiera por dentro.
¿Qué haré? ¿Qué pensará de mí ahora?
Giselle dejó caer la cabeza con fuerza contra el respaldo del sofá y se cubrió el rostro con las manos. Si no se escondía así, no podría soportar la vergüenza.
—Giselle.
Al escuchar su nombre, abrió los ojos de golpe y levantó la cabeza. Justo entonces, el hombre se incorporó sobre sus piernas y sus miradas se encontraron a centímetros de distancia. Aquel azul cálido solo podía ser…
—Ajussi…
Ahora estaba segura: solo con mirarle los ojos, sabría distinguirlo del demonio.
—Ha vuelto.
Olvidó al instante la angustia que sentía hace un momento, preocupada por cómo enfrentarse a él. Al verlo de nuevo, no pudo evitar sonreír. Sin embargo, Ajussi no le devolvió la sonrisa. Con expresión grave, como temiendo ser escuchado, murmuró tres números con urgencia:
—32, 18, 1.
—Gracias, Ajussi.
Él frunció el ceño y le dio un leve empujón en el hombro.
—Vete primero.
Mientras ella se levantaba, le dio instrucciones rápidas: ‘Apenas salgas, toma un taxi y ve a la residencia de Eccleston. Busca a Sir Loise. Yo me encargaré del resto.’ Era lógico: si salían juntos y el demonio recuperaba el control, todo habría sido en vano. Giselle asintió y dio un paso hacia la puerta.
—Hasta luego.
Ajussi no asintió. En lugar de eso, esbozó una sonrisa, pero su expresión seguía siendo amarga. Mala señal. Giselle se detuvo en seco.
—Ajussi, espera… ¿No estarás pensando en…?
De pronto, un pensamiento heló su sangre: ¿Estará planeando suicidarse? Sin dudarlo, regresó corriendo y le agarró la mano con fuerza.
—Venga conmigo.
—No digas tonterías. Sabes que no puedo.
—Si usted no va, yo tampoco.
¿Por qué esta niña inteligente elige justo ahora hacer un berrinche? Edwin no lo entendió… hasta que vio cómo sus ojos se llenaban de lágrimas.
—Si usted muere, yo también moriré.
—Giselle…
Mis decisiones no hacen más que herirte. El dolor de ella le atravesó el pecho.
—No moriré. Te lo prometo. Ahora, por favor, vete.
Aunque hablaba en serio, Giselle no le creyó.
Madara Info
Madara stands as a beacon for those desiring to craft a captivating online comic and manga reading platform on WordPress
For custom work request, please send email to wpstylish(at)gmail(dot)com