Marquesa Maron - MARMAR - Libro 3 - Capítulo 319

Me entraron las prisas. Al complicarse mi mente, mi reacción fue más lenta de lo esperado. Aunque había extendido mis alas, me detuve al no saber qué hacer de inmediato.

Mientras tanto, Maris, que estaba sentado frente a mí, extendió una mano, me agarró la mano y preguntó:

—Haley, ¿oyes la voz de Rango?

—¡Sí, sí!

—Escucha hasta el final. Puede que haya alguna pista sobre su ubicación.

Asentí frenéticamente y volví a escuchar.

[La distancia desde el este hasta el sur era grande, pero era manejable. Creo que vi a los soldados del gran duque de lejos… pero la guerra es lo de menos, esto es más urgente]

Así es. Era lo que diría Rango. La guerra de otros territorios y otros países es algo que puede pasar o no, pero para él, la prioridad era confirmar si el humano que había entrado en el Bosque Lunar era Reikart.

[Ya casi llego al Bosque Lunar. Dicen que hay muchos monstruos allí, espero que me vean como el cachorro de una bestia de las nieves y me tengan piedad…]

¿Ya casi llega al Bosque Lunar?

¿No acababa de decir que saldría del este?

Volví a sentirme inquieta. Parecía que la oración terminaba ahí. Al sentirme agitada, mis alas se estremecieron y aletearon. Maris, que me sostenía la mano mientras estaba sentada, se tambaleó y finalmente cayó de rodillas al suelo.

—¡Haley, espera!

—¡Dice que el «miembro de la familia» está en el Bosque Lunar!

—¿Qué?

Maris se sorprendió y me apretó la mano.

—¿Rei está en el Bosque Lunar? ¿No dijiste que viniste de allí?

—No sé por qué ha pasado esto. No sé si nos cruzamos, o si él ya estaba en el Bosque Lunar en ese momento… Rango dice que fue hasta el sur para buscarlo, pero en el Bosque Lunar viven monstruos. A pesar de que Rango es un asesino……

No se puede comparar con Reikart. Reikart está bien, pero él está en peligro. Es probable que Rango haya interpretado que los monstruos del Bosque Lunar son un montón de lobos como la bestia de las nieves.

Maris preguntó con urgencia:

—Dime los detalles. ¿Qué dijo Rango?

Sin poder plegar las alas, le recité a Maris el contenido de la oración de Rango. Él me escuchó atentamente, luego gimió profundamente y dijo:

—Los cazadores humanos están persiguiendo a Rei, si son hostiles con los humanos… lo más probable es que muera.

—Obviamente.

Mi «miembro de la familia» no es un héroe de cuento de hadas. Él era prácticamente un arma asesina, que la familia del duque Winter había creado y entrenado con gran esmero. Se volvió más manso porque se pasaba los días recogiendo patatas y alimentando a los cerdos en el Castillo de Maron, pero en realidad era un asesino en masa.

—Que los cazadores humanos mueran en el Bosque Lunar es algo inevitable, pero el hecho de que su fracaso haga que los demonios se pongan en alerta y formen una expedición para matar a Rei…

Ese era el problema.

Suspiré y dije:

—Quizás fue mejor que se quedara en el Bosque Lunar.

¿Qué hizo este idiota en el mundo de los demonios para que los cazadores humanos lo persiguieran hasta el espantoso Bosque Lunar? ¿Y por qué entró al Bosque Lunar en primer lugar?

—Dijo que tenía el pelo rubio espeluznante, ojos azules y que era un guerrero con un poder extraordinario.

—Ese es Rei.

Maris se echó a reír con incredulidad.

¿Qué hago ahora? Reikart probablemente estará bien. Sin importar qué monstruos haya en el Bosque Lunar, solo tengo que pensar en mi murciélago mascota como punto de referencia.

Rango probablemente no esté bien. Es un asesino dependiente que odiaba a los humanos, se fue a las montañas a vivir con las bestias de las nieves, y ahora se queja de que no puede vivir sin mí.

Esto no puede ser.

—Tengo que traerlos a los dos.

Tomé una decisión. Esta vez, tenía que actuar yo misma. Establecer el orden en el mundo de los demonios, mover el tablero de la guerra y crear un país, eso pueden hacerlo Ibratan y Maris. Aunque me quede aquí, no hay mucho que hacer aparte de alardear de mi poder.

Maris preguntó:

—Haley, ¿estarás bien?

—Si te lo preguntas, reza.

Aunque sea una oración que no llegará, hazlo de todos modos. Al escuchar mis palabras, Maris golpeó la bolsa donde dormía Buzzy y dijo:

—Aunque mi oración no llegue, hazme saber cómo estás. Pensar que estás deambulando por un mundo de demonios que no conoces, me vuelve loco de la ansiedad.

—Ey, soy una divinidad.

—Mi divinidad amada.

¡Ay, caray, otra vez!

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Había caído la noche en la frontera del Bosque Lunar. El combate se había calmado frente a la puerta del infierno, que estaba completamente abierta. Montañas de cadáveres formaban colinas por todas partes.

Curiosamente, los cadáveres de las bestias que salían del infierno no olían a carne podrida, sino a cenizas.

Dos lunas brillaban en el cielo negro. Reikart se acomodó en un acantilado, un poco alejado de las montañas de cadáveres. Luego, hábilmente, encendió una fogata.

Su cabello rubio, que le llegaba a los hombros, estaba cubierto de tierra. Su rostro, lleno de pequeños rasguños, reflejaba un profundo cansancio.

A su lado, un monstruo que conoció por primera vez en la frontera yacía exhausto.

El pecho del monstruo subía y bajaba lentamente. Estaba tan cansado de la larga batalla que ni siquiera tenía fuerzas para masticar la carne.

Reikart dijo:

—Come.

El monstruo no se movió. Había llegado a su límite. Si no comía, no podría luchar al día siguiente. Entonces, las bestias del infierno lo harían pedazos.

Por supuesto, Reikart, que había aprendido a ser entrometido de Haley, no iba a dejar que muriera.

—Eres un monstruo que requiere mucha atención.

Se levantó con un quejido. Luego, arrastró el cadáver de una bestia que estaba cerca, lo preparó y lo metió en el largo hocico del monstruo.

—Come.

El monstruo miró a Reikart con incredulidad, pero no rechazó la comida. Masticó lentamente con la poca fuerza que le quedaba. El sonido crujiente de los huesos de la bestia resonó en el acantilado.

—Come y lucha. ¿Cómo se supone que voy a detener esto yo solo?

Reikart también se sentó frente a la fogata y asó la carne de una bestia sin nombre. Luego, se la tragó sin tiempo para saborearla.

—Entonces, ¿esta es la frontera entre el mundo de los demonios y el infierno, verdad? Esas bestias son demonios del infierno que intentan cruzar la frontera para entrar al mundo de los demonios. Y tú eres el guardián de la entrada.

Aunque no hablaban el mismo idioma, él había comprendido toda la verdad de forma sorprendente. El monstruo, que había terminado de comer en un instante, miró a Reikart con los ojos semicerrados.

Luego, muy lentamente, emitió un rugido suave. Al rugir, dejó caer la cabeza al suelo y descansó plácidamente.

No era una amenaza. No era un lamento. Era una forma de saludo. Era una muestra de favor y un ritual para aceptarse mutuamente en la manada.

Reikart, que comprendió el hecho de forma instintiva, intentó emitir un sonido similar al del monstruo.

—¿Urrr… grrr? Krrr…

Luego, se tumbó al lado del monstruo.

—No te preocupes. No suelo dormir bien en el campo de batalla. Antes no era así, pero al luchar en el mundo de los demonios, siento que mi cuerpo está superando sus límites. Qué ironía, no sé quién es el verdadero monstruo.

Al ver a Reikart, que se había quedado dormido con unos ronquidos atronadores después de decir eso, el monstruo soltó un fuerte resoplido. Luego, lo cubrió con una de sus alas.

Fue una noche tranquila.

Los cazadores humanos aparecieron a la tarde del día siguiente.

Reikart, que acababa de terminar una batalla, estaba buscando una bestia menos horrible entre la montaña de cadáveres que había formado ese día.

—¡Ahí está! ¡Atrápenlo!

Flechas de ballesta con veneno y una red de hierro cayeron sobre él. Algunos arrojaron bolsas que emitían un humo denso.

—¡No importa si no lo capturan vivo! ¡Hay que atraparlo como sea!

Ellos no subestimaron las habilidades de Reikart. Se mantuvieron a distancia y usaron armas efectivas de manera eficiente.

Reikart no se dejó atrapar fácilmente por sus ataques. Subió a un árbol como si estuviera haciendo acrobacias, saltando de un lado a otro. Luego, con el cuerno de una bestia que llevaba en la mano, desvió todas las flechas de ballesta que le disparaban y preguntó:

—Oigan, ¿tienen algún condimento?

—¡Disparen!

—Sal y azúcar… ese tipo de cosas. Si tuvieran pimienta, sería genial. También una olla y especias.

—¡Mátenlo! ¡No lo dejen escapar!

Reikart murmuró:

—Ah, extraño a Haley.

¿Qué haría Haley en una situación así? Estos tipos están decididos a matarme, así que no hay necesidad de contenerse. Cuando tienes enemigos delante y detrás, ¿cuál es la forma más inteligente de actuar?

—Hacer que los que están delante y los que están detrás luchen entre sí.

Habiendo encontrado una respuesta que se adaptaba a su estilo, Reikart comenzó a atraer sutilmente a los cazadores humanos que lo rodeaban hacia el acantilado.