Marquesa Maron - MARMAR - Libro 3 - Capítulo 308

Desde aquel día, Reikart caminó sin rumbo, en los pueblos que encontraba en su camino, se veía obligado a robar comida, para luego seguir caminando sin rumbo.

Hasta que un día…….

—¡Por favor, sálveme! ¡No vi al señor humano! ¡No diré nada! ¡Por favor, solo perdone mi vida!

—No te voy a matar, ¿oíste? Así que lo que dices es que hay una zona en conflicto ahí delante, que el comandante tiene el mapa de los alrededores, ¿es eso?

—¡Sí, sí!

—¿El comandante es un señor feudal?

—Así es.

—¿Es fuerte?

—¿Eh? Bueno……

El demonio, atrapado por Reikart, giró sus ojos saltones y dijo:

—Es increíblemente fuerte…….

—Increíblemente.

—Se rumorea que es un guerrero invencible, que domina el territorio más grande del sur. He oído que es un luchador entre luchadores, que prefiere los duelos individuales a los conflictos territoriales.

—Ah, ¿sí?

¿Tan fuerte es?

—¿Más fuerte que Ibratan?

El demonio miró a Reikart con horror. ¿Quién demonios era este humano para conocer el nombre de ese temible Gran Duque?

El demonio dudó qué responder y, balbuceando, abrió la boca.

—No… no sé si es más fuerte, pero… si sigue expandiéndose así, algún día no podrá evitar un duelo con el Gran Duque…….

—Oh.

Reikart dijo, con sus ojos azules brillando intensamente.

—Tendré que luchar yo primero.

Si es tan fuerte, por supuesto, tendré que pelear yo primero. ¿Quién sabe? Si demuestro en el Mundo Demoníaco que soy más fuerte que Ibratan, quizás ese orgulloso tipo se incline ante mí.

—Oye, la verdad es que yo tampoco estoy nada mal de cuerpo, ¿eh?

Sin embargo, como era el civilizado que llevó el fuego a la primitiva Haley, simplemente no se desvestiría ni mostraría su desnudez imprudentemente.

Reikart no dudó mucho.

—¡Comandante, sal!

—¡¿Quién es?! ¡¿Un intruso?!

—¿Dijiste señor feudal? De todos modos, que salga el más fuerte.

—¡Diga su nombre! ¡O disparamos!

‘Estos de verdad…….’

—Soy Reikart Maron.

Y añadió:

—Soy humano.

Como Haley había predicho, Reikart estuvo un tiempo buscando a los más fuertes en el sur. Algunos eran más fuertes de lo que se rumoreaba, otros no. Sus habilidades, personalidad y actitud variaban enormemente.

Lo único que tenían en común era que todos habían experimentado una amarga derrota a manos de Reikart y que odiaban y temían a los humanos.

—Dicen que eres el más fuerte por aquí, parece que sí.

—Prefiero que me mates.

—Qué extremo. Si fueras a morir por una sola derrota, ¿cuántos guerreros quedarían vivos en el Mundo Demoníaco?

—Tú, al ser humano, no lo entiendes. Para un señor feudal… el momento de la derrota en un duelo es el fin.

—De todos modos, nadie sabe que perdiste contra mí. No diré nada, así que no te preocupes.

—¡¿Cómo voy a creerte eso….…?!

—Créelo o no.

Reikart se levantó. Estaba en una de las grandes ciudades del sur y, en plena noche, luchó en secreto contra el señor feudal y ganó.

—Hazme un favor y corre la voz: que ha aparecido un hombre en el mundo humano que es míticamente fuerte, guapo y con un cuerpo perfecto.

—…¿Qué?

—Su nombre es Reikart Maron.

El señor feudal, tan asombrado que no podía decir nada, finalmente abrió la boca y preguntó:

—¿Tú… buscas a los más fuertes del Mundo Demoníaco?

—Bueno, se podría decir que sí.

—¿Y tiene que ser un demonio, sí o sí?

—¿Por qué?

‘¿Hay algo más aparte de los demonios?’

El señor feudal tragó saliva y dijo:

—Hay informes de que… ha aparecido un monstruo en el Bosque Lunar.

No sabían cuándo, de dónde venía, ni por qué había aparecido de repente. Decían que simplemente, en lo profundo del Bosque Lunar, habían aparecido bestias gigantes, como sacadas de mitos, y habían anidado allí.

—Incluso los dioses……

dijo el señor feudal con voz temblorosa.

—No pudieron contener a esa bestia……

—Oh.

Los ojos azules de Reikart brillaron intensamente.

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Maris preguntó:

—Si las dos mundos se unifican en el momento en que se abra la puerta al mundo humano, ¿qué te gustaría hacer?

‘¿Qué voy a hacer? ¿Y por qué me pregunta eso?’

—Yo solo tengo que volver a casa con mi gente…

—¿Y si el ejército demoníaco pisotea esa tierra herida por la iglesia y los ejecutores? ¿Si los guerreros del Mundo Demoníaco, que deciden todo por la supremacía de la fuerza, descubren que los humanos son en realidad débiles y cobardes?

Mientras preguntaba, Maris mantenía su expresión habitual: un rostro limpio, una mirada profunda y una sonrisa de ensueño en los labios.

Si los dos mundos se unieran y humanos y demonios se volvieran vecinos… ocurrirían tragedias, grandes y pequeñas. Se malinterpretarían y se rechazarían, y quizás incluso se asesinarían y se odiarían.

Pero, ¿no es eso mi responsabilidad?

—Incluso si eso ocurriera… yo buscaría a mi gente.

Eso no cambiaría.

—Y si hay algo que pueda hacer para evitar una tragedia, lo haré.

Lo que no pueda hacer, no debo hacerlo porque no puedo. ¿No es obvio? Ni siquiera los dioses son omnipotentes. No se puede cortar dos mundos que se aferran y se niegan a separarse como si fueran tofu, ¿verdad?

—Si, después de encontrar a toda mi gente, no hay una forma adecuada, entonces…

Pensé en mis vasallos que dejé en el mundo humano. Pensé en aquellos que se habían convertido en mi familia. ¿Qué pasaría si no pudiera verlos por mucho tiempo? Lo medité.

Seguro extrañaría a Asta. También me preocuparía. Si había logrado su sueño de convertirse en el primer monarca unificador de los Tres Reinos, si alguien la había molestado en el proceso. Aunque Asta, al fin y al cabo, era la protagonista de la historia original, así que seguramente se las arreglaría bien.

También me preguntaría todos los días cuánto más habría crecido mi Romero en el Castillo Maron. Si seguía siendo tan amable, y si, como ya podía caminar sola, hasta dónde habría ido.

Sevrino también, Fátima también. Tanto demonios como humanos.

—Vivirán bien sin mí.

No fue algo que dijera intencionadamente. Simplemente las palabras salieron de repente. Probablemente vivirían bien sin mí. Tan diligentemente como lo habían hecho hasta ahora, siendo vecinos amables unos con otros.

Pero Maris se rió a carcajadas.

—Yo creo lo contrario.

—¿Eh?

—Probablemente no vivirán bien. Cada día hablarán de ti, si no regresas, y te esperarán día y noche. Descubrirán cómo abrir la puerta por cualquier medio necesario y cruzarán al Mundo Demoníaco para buscarte.

—No puede ser.

—¿Crees que no?

Cuando Maris dijo eso, me sentí extrañamente inquieta. Era una historia creíble. Si yo no regresaba, Severino intentaría abrir la puerta al Mundo Demoníaco por todos los medios. Si la Papa Anastasia pudo hacerlo, él también lo lograría.

Asta sería igual. Aunque tuviera que posponer su ambicioso sueño de ser la primera monarca unificadora de los Tres Reinos, primero cruzaría al Mundo Demoníaco para encontrar la manera de traerme a mí y a mi gente.

Romero…… mi Romero podría evolucionar a un Árbol del Mundo en el Mundo Demoníaco.

Había demasiada gente terca. Debería sentirme feliz por ser amada, pero solo sentía una extraña amargura.

Maris volvió a reír a carcajadas y dijo:

—Por eso estoy ayudando al Gran Duque.

—¿Qué otra maquinación tienes?

—No quería que esa figura de la que te enamoraste se convirtiera en el rey del Mundo Demoníaco. No quiero hacerle nada bueno a ese tipo. Sinceramente, hasta me gustaría que lo eliminaran en secreto las fuerzas rebeldes.

Maris sonreía dulcemente mientras decía cosas aterradoras.

—Pero soy un hombre que siempre debe estar preparado para lo peor… Así que, cuando los dos mundos se unifiquen, me he estado preguntando cómo minimizar el caos.

Maris dijo que ni siquiera se imaginaba que yo viviera separada de mi gente.

Prefiere que los dos mundos se unan, aunque tenga que ser así.

—El Mundo Demoníaco necesita orden. En ese aspecto, yo también estoy de acuerdo con el físico. El resultado final de que humanos y demonios se rechacen y se aniquilen mutuamente… te entristecería.

¿Triste… yo?

—Tenemos que establecer al menos ese nivel de comunicación y compromiso.

—Maris, tú…….

—¿Qué te parece? ¿Es suficiente para ponerle un anillo en el dedo a la mano de un dios?