Marquesa Maron - MARMAR - Libro 3 - Capítulo 285

¡La primavera es la primavera!

Mientras miraba las flores sin nombre que florecían a lo largo del río, me sentí inexplicablemente bien.

Como si, aunque tuviera una montaña de problemas sin resolver, al estar en un campo de flores primaverales, pensara: «¡Ay, qué más da! De alguna manera se arreglará».

Esa se parece a una flor de cerezo, y esa a una flor de trébol. ¿Puedo hacer un anillo con esta? Qué lástima que no tengo un hombre a quien dárselo.

Mi esposo en esta historia es un loco de esos que salen en las novelas de secuestro, así que si le diera algo así, seguro lo pisotearía con su zapato y se reiría.

«No hagas tonterías y quítate la ropa». ¿Qué haría yo si me dijera eso? ¡Me enoja solo de imaginarlo! Debería romperle la maldita pata.

—Lady Haley, ¿en qué está pensando?

—En mi esposo.

—Finalmente eligió. ¿Quién es? ¿El Gran Duque o Lord Reikart? ¿Es Príncipe Maris?

—No.

—¿Entonces?

—Estaba pensando que ojalá mi futuro esposo fuera un hombre amable y de buen corazón.

—¿Entonces sí tenía la intención de casarse?

La última pregunta la hizo Campanilla. Desde el burro, con una larga rama de hierba en la mano que agitaba de un lado a otro, se hizo una visera con su pequeña mano para cubrirse del sol y me preguntó:

—Lady Haley, ¿qué tipo de hombre le gusta?

—Un hombre guapo.

—Ah, ya me lo imaginaba.

—Un hombre divertido, un hombre sexy, un hombre bueno.

—¡En este mundo no existe tal cosa! ¿Sabe por qué un tipo ideal es un tipo ideal? Porque solo existe en la imaginación.

—¿Quién no sabe eso? Es solo un sueño, imaginación. Se puede hacer eso, ¿no? ¿Y tú, cuál es tu tipo ideal?

¿Las Dríades también se casan? Con los ojos brillando por la curiosidad repentina, le pregunté, y Campanilla resopló por la nariz.

—Mi tipo ideal es un elfo rico, buen agricultor y que sepa encender fuego. Está muy lejos de alguien que parece un mendigo, no sabe hacer nada y ni siquiera puede encender fuego.

—Uff, menos mal.

—¿Qué dijo?

—¿Y Valen?

Por el nombre, es un demonio, así que no será puritano, ¿verdad? No me sorprendería si nuestro bebé Valen fuera un libertino.

Me preparé mentalmente para no sorprenderme si este tipo, que parecía un bollo al vapor con una flor, se convertía en un demonio de la lujuria con cien mujeres u hombres a su cargo.

Pero Valen, con sus mejillas redondas como bollos sonrojadas, respondió:

—Nunca he pensado en eso. Si tuviera que elegir a la persona que más quiero en el mundo, por supuesto… es Lady Haley.

¿Eh?

—Es que me gusta mucho, mucho.

¿A mí?

—Quiero estar a tu lado para siempre.

Mientras decía eso y se reía tontamente, su corazón, que florecía tan intensamente como su cara roja, parecía visible ante mis ojos, y mi alma se ablandó como un bollo al vapor reventado.

—Valen.

—¿Sí?

—¡Tómame!

Cuando saqué al tímido de la mochila y lo abracé fuerte sin soltarlo, una risita resonó a lo largo del río.

¡Qué cosita tan linda! ¿Deberíamos simplemente dejar que los parientes busquen su propia vida y vivir aquí nosotros solos?

Podríamos construir una cabaña en el Mundo Demoníaco y cruzar en secreto al mundo humano cuando queramos, como si fuera una tienda de conveniencia. Soy una diosa, ¿no podré algún día ir y venir entre los dos mundos como si entrara y saliera de una tienda?

—¡Ay, qué lindo! ¡Me muero de ternura!

—Me hace cosquillas.

Mientras me frotaba hipnotizada contra las mejillas suaves de Valen, Campanilla me miró con ojos ardientes y me advirtió:

—No haga diferencias.

—¿Qué?

—Sabe que hay una razón por la que un niño que estaba bien se tuerce, ¿verdad? Y también sabe lo malo que es hacer diferencias, ¿verdad?

—¿De qué hablas? ¿A quién estoy discriminando?

—¡Solo consiente a Valen!

—¡Tú también solo consientes a Valen!

—Eso es verdad.

Campanilla arrancó la flor del extremo de la hierba que sostenía y la puso en el moño de Valen.

Por alguna razón, a Valen le encantó, y sonriendo alegremente, se alborotó el cabello con sus pequeños brazos.

—Lo lindo es lo mejor.

—Así es.

Campanilla, complacida, saltó del burro.

—¿Descansamos un rato? Así el burro toma agua y nosotros comemos algo.

—Me parece bien.

Aunque parecíamos mendigos, hasta ahora no habíamos encontrado ningún peligro en nuestro viaje.

Dijeron que era una zona rural en las afueras del Mundo Demoníaco, y solo aparecían pueblos del tamaño de una uña a lo largo del río; ni rastro de grandes ciudades o campos de batalla.

—A estas alturas, algo debería haber aparecido, ¿no?

—Ya apareció.

—¿Qué cosa?

—Un nuevo amigo.

Girando la cabeza en la dirección que señalaba Campanilla, pude ver al murciélago monstruoso cazando peces con inocencia en la orilla del río a la distancia.

—Parece que tenía hambre.

—Hasta sus horarios de comida coinciden con los nuestros… Qué tipo tan chistoso.

Con la suave brisa primaveral, el sonido refrescante del agua del río, y el murciélago monstruoso sacudiendo la cabeza con un pez grande en la boca a lo lejos, nos sentamos en la hierba, uno al lado del otro, y extendimos la comida que habíamos conseguido.

—Yo… podría estar algo feliz.

—¡No se ponga feliz! ¡Quién sabe qué les estará pasando a nuestros parientes en este cruel Mundo Demoníaco!

—Seguro que están bien.

En lugar de preocuparme por Reikart, que es el número uno en fuerza física en el mundo humano y se abrió camino al Mundo Demoníaco, me da pena los demonios y monstruos a los que debe estar golpeando.

Maris, con solo sonreír, seguro hace que los demonios le traigan comida y ropa. Tal vez la mujer más rica del Mundo Demoníaco se esté ofreciendo como su sirvienta.

Ibratan, bueno, el Mundo Demoníaco es su hogar.

—¿Y ese sacerdote falso? ¡Nuestro descarado Quentin!

¡Oh, cielos!

Las caras de los dos, que había olvidado, flotaron sobre el horizonte, y mi conciencia frenó de golpe.

Aunque Rango hace bien el papel de sacerdote, era un exasesino, así que no creo que esté en peligro físico. El problema era que se sentía muy solo.

No sé por qué, pero desde que me conoció, el tipo que vivía en la montaña con lobos se volvió un paciente con ansiedad por separación. Tal vez ahora esté empapando su almohada con lágrimas cada noche, buscándonos.

Pero el que más me preocupaba era Quentin.

Un príncipe heredero criado con todo tipo de lujos que solo sabe mandar a los demás, ¿no estará siendo cruelmente acosado por los demonios en el Mundo Demoníaco?

Aun así, no es tan tonto, así que seguro está escondiendo bien el hecho de que es humano, ¿verdad?

Todos deberían saber que hay cazadores de humanos en el Mundo Demoníaco.

Mientras pensaba eso, escuché la voz de Misty.

[Lady Haley.]

Era una voz tan reverente que me sentí culpable por ser su diosa.

[Espero que haya tenido un día tranquilo. Nos dirigimos a Selbon, dejando atrás la primera ciudad. Afortunadamente, conseguimos dos carruajes, así que nuestro viaje continúa sin problemas.]

Qué alivio. Me preocupaban los ancianos y los débiles.

[Aunque mi cuerpo está cómodo, mi corazón está pesado por la preocupación por Lady Haley. Si se separó de los cazadores de humanos a salvo, si Campanilla y Valen están bien…]

Misty es realmente devota.

No es fácil orar llamando mi nombre tres veces al día. ¿Cómo puede ser tan diligiosa?

Lo agradezco. Sí, lo agradezco, pero…

El problema era que yo era coreana.

—Oye, si espero tu punto, voy a morir de vieja. ¿Tengo que escuchar lo que dijiste anoche también en la mañana, al mediodía y en la noche? Esa oración, ¿no puedes simplemente decir lo que quieres y luego rezar?

[No.]

—¡¿Por qué?!

[Tengo la premonición de que no funcionará si mi sinceridad no llega.]

—¡Por más que sea! ¡También tienes que pensar en mí, que estoy escuchando!

[Entendido. Lo tendré en cuenta. La razón por la que estoy orando con esta cigarra es…]

¿La razón?

[Ah, también hay un demonio que escucha la voz de Lady Haley por primera vez. Acérquense por aquí. Solo tienen que escuchar a esta cigarra.]

¡Ey! ¡¿Cuál es la razón?!

Con una risa ligera, Misty dijo:

[Hemos encontrado el rastro del Príncipe Maris.]

Ah…

[A través de los humanos que cruzaron al Mundo Demoníaco por la puerta que se abrió al mundo humano.]