Marquesa Maron - MARMAR - Libro 3 - Capítulo 282

—¿Eh?

—No se parecen en nada a su madre, así que deben parecerse a su padre, pero incluso así, los dos son muy diferentes entre sí.

¡Ay, no!

Todas las miradas se centraron en mí. Justo cuando estaba a punto de hipar, esta vez fue Valen quien balbuceó, sollozando:

—M-mi papá…

El pequeño, que hasta ahora no había dicho ni una palabra y solo masticaba carne seca en mis brazos como un niño intimidado, habló con sus grandes ojos llenos de lágrimas:

—No sé quién es…

¡No, no!

¡No es así!

¡Si es así, me convertiría en una mujer con dos maridos! ¡Y para colmo, sería una criatura abominable del siglo que tuvo un hijo con cada uno de ellos y luego huyó!

—Vaya, no lo parece.

¡Lo ves!

Según lo que me contó el cazador, este bosque era uno de los lugares más remotos del Mundo Demoníaco, conocido desde hace mucho tiempo como el «Bosque donde la Luna está atrapada», o simplemente el Bosque de la Luna. Tan antiguo era su apodo que pocos recordaban cuál era su nombre original.

—Eso es porque sigue ahí, de día y de noche. ¿No decían que hace mucho tiempo un dios atrapó la luna para iluminar la oscuridad del Mundo Demoníaco? Algo así había, una leyenda.

—¿Dios qué? Todo es un invento.

—¿Verdad?

—Oye. En lugar de preocuparte y arruinar el trabajo, ¿por qué no las llevas hasta afuera en vez de dejarnos solo a la mujer y a los niños?

—De acuerdo. Me preocupa mi hermana menor, que dejé en casa. Tiene justo la edad de ellos.

—Tu hermana menor caza jabalíes sola.

—Por eso es una suerte.

Uno de los dos soles que vi era la luna. Y se decía que esa luna solo salía en este bosque.

No ignoré la leyenda que mencionaron los cazadores. Un bosque donde el dios del Mundo Demoníaco encerró la luna con sus propias manos hace mucho tiempo.

¿Cuál sería la razón? ¿Acaso este bosque guardaba algún secreto?

Ibratan dijo que no había dioses en el Mundo Demoníaco. Había pasado tanto tiempo que casi no quedaban quienes recordaran o siguieran a los dioses.

—Si ya descansaron, apurémonos.

Valen nos representó y dio las gracias a los cazadores.

—Gracias.

—Vamos, pequeña.

Ellos ya no les preguntaron a los niños quién era el papá que los había abandonado. En su lugar, caminaron al frente por un bosque sin sendero.

Aunque el murciélago monstruoso seguía volando en lo alto del cielo, desde que ellos aparecieron, se había mantenido en silencio, sin siquiera emitir un grito, como si nada hubiera pasado.

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—¡Señorita Misty!

Pasó bastante tiempo hasta que los demonios que habían salido de reconocimiento regresaron.

Después de uno, dos y, para cuando llegó el quinto día, le informaron a Misty que ese lugar era el territorio de un noble que pertenecía a la periferia del Mundo Demoníaco.

—Buen trabajo. ¿Cuánto tiempo tomará llegar a Selborn?

—¿Se refiere al pueblo natal de Tristan? Creo que tomará mucho tiempo. Además, el noble de aquí está expandiendo su poder de manera aterradora, así que hay muchos conflictos por todas partes.

—¿De verdad?

—Los rumores son increíbles. Dicen que era un noble de carácter débil, pero un día empezó a ambicionar el poder y ahora se ha convertido en el Señor con la tierra más grande del oeste.

—Los nobles son así por naturaleza.

—¿Qué haremos?

—Ya hablé con la Señorita Haley, así que avancemos firmemente hacia Selborn.

—¿Hablaron?

Los demonios preguntaron cómo era posible. Confiaban plenamente en Haley y la seguían, pero en una situación de separación como esta, ¿qué podría hacer ella?

Misty, con el rostro preocupado, sacó la cigarra de magia de su bolsillo.

—Miren.

—¿Qué es esto?

—Es un mensajero que Señorita Haley me envió.

¿Un mensajero? ¿Esto?

Los demonios cerraron la boca.

A diferencia de Misty, no escucharon la voz de Hailey de inmediato. Pero tampoco parecía una cigarra común.

El insecto parecía entender todo lo que Misty decía: si le pedían que viniera, venía; si le pedían que fuera, iba. Incluso de su cuerpo negro como la noche emanaba una sutil y fragante magia.

—Debemos orar.

Misty se prometió a sí misma.

—Debemos orar con sinceridad, con todo nuestro corazón, para que llegue. Solo así podremos escuchar su voz. Mientras avancemos hacia Selborn, oraré a ella a la misma hora todos los días.

—Entendido.

Los demonios asintieron. Algunos estaban perplejos, pero no se opusieron.

Si era para recuperar a Hailey, harían cualquier cosa, incluso más que eso. Orar frente a una cigarra no era nada.

Bueno, ella no era una deidad común.

—Partamos.

Así, después de unos días, Misty pudo llegar a una pequeña ciudad dentro del feudo de un noble cercano.

Ese lugar, que hasta hace poco no era más que un campo de batalla, ahora exigía registrar el origen y el propósito de los demonios que entraban y salían, por orden del señor feudal.

Misty dudó un momento y luego se adelantó en nombre de su grupo.

—Somos comerciantes itinerantes, hemos perdido todo a manos de ladrones y estamos regresando a casa.

—¿Ladrones? ¿Hay ladrones por aquí?

—No sé si son ladrones profesionales o no… pero parecía mejor entregarles nuestras pertenencias que arriesgar nuestras vidas.

—Sabia decisión.

—Ahora queremos dejarlo todo y regresar a casa para dedicarnos a la agricultura.

—¿Por qué no se asientan en nuestra ciudad? La guerra ha terminado, pueden estar tranquilos.

—Lo pensaremos.

—El Señor feudal, por alguna razón, está reclutando una gran cantidad de soldados y administradores. Léalo si quiere.

El papel que le entregó el guardia realmente anunciaba la contratación de soldados y administradores. Misty, incapaz de rechazar su amabilidad, fingió leerlo superficialmente mientras entraba a la ciudad.

Era pleno día y había mucha gente en las calles. Quizás porque la guerra había terminado, el ambiente también era animado.

Mientras caminaba por la calle, Misty volvió a pensar en Hailey.

‘¿Estará saliendo del bosque a salvo? La comida que traíamos ya debe haberse acabado. Ojalá Valen pudiera ayudar, pero con ese cuerpecito, lo más que puede hacer es no ser una carga’.

¡Un creyente preocupado de que un dios pase hambre!

‘Señorita Haley, por favor, a salvo… No, eso no. Quizás debería rogar por la seguridad del Mundo Demoníaco’.

Al caminar, llegó a la calle de las posadas. Misty, que quería hacer descansar a su agotado grupo y luego conseguir un mapa para ir a Selborn, se le acercó un demonio y le dijo:

—Señorita Misty.

—¿Sí?

—La cigarra… está rara.

¿La cigarra?

Misty arrugó bruscamente el papel que sostenía y se dio la vuelta.

—Aquí.

Al ver la mano que él le extendía con una expresión de desconcierto, la cigarra le hacía señales extravagantes a Misty.

Yo. Tengo. Algo. Que. Decir.

—B-bueno, vayamos a un lugar apartado.

—¡Rápido! Rápido.

Misty se puso al frente, y el grupo la siguió.

Con pasos inquietos, mirando a su alrededor con cautela y una postura encorvada como si llevaran algo escondido. Su comportamiento, que había sido de lo más natural al pasar la entrada de la ciudad, se volvió sospechoso a ojos de cualquiera.

[Oye, ¿a dónde vas? ¡Te dije que tengo algo que decir!]

—Solo un momento. Solo un momento…

[Es algo urgente. ¿Solo un momento?]

—De acuerdo. Primero, vayamos a un lugar donde no haya nadie y…

[Me encontré con unos cazadores humanos.]

Por un instante, estuvo a punto de soltar una maldición.

Misty, sin darse cuenta, preguntó en voz alta en medio de la calle:

—¿Están a salvo?

[Por ahora.]

—Cómo es posible, un momento. Ah.

[Dije que era una mujer con dos hijos que huía de un marido loco. Y que como tenía dos maridos, los hijos tenían diferentes padres, la historia es así…]

—¡¿Qué dijiste?!

La cigarra se llevó una mano a la frente y suspiró, mirando al cielo.

[Se podría decir que es una heroína trágica con un encanto fatal.]

El demonio que sostenía a la cigarra miró a Misty con una expresión perpleja.

Misty, sin darse cuenta, reanudó su marcha. Luego, con una expresión de calma, le preguntó a la cigarra:

—¿Campanilla y Valen son los hijos de Señorita Haley?

[Así es.]

—Supongo que no había otra opción, ya que sus apariencias son muy diferentes. Entonces, haz esto.

[¿Cómo?]

—De entre Señor Ibratan, Señor Reikart y Sir Maris, elige a quien tenga una apariencia lo más similar posible y haz que actúe como el padre biológico…

[¡¿Qué demonios dices?!]

—Si es posible, que sea Señor Ibratan.

[¡Uf, los cazadores regresan! ¡Hablamos después!]

La cigarra se puso histérica y luego volvió a ser un insecto normal.