Marquesa Maron - MARMAR - Libro 3 - Capítulo 277

¡¿Primavera, dices?!

—¡Qué primavera ni qué nada!

¿Primavera? ¿Acaso el invierno pasado se congeló y murió toda la primavera? ¿Así es este maldito Mundo Demoníaco normalmente?

¿O simplemente tengo la peor suerte del mundo y caí justo en este páramo?

—Todo esto es culpa de Señorita Haley.

—¿Yo por qué?

—¡Usted es el símbolo de la mala suerte! ¿De qué sirve que yo sea un hada llena de suerte? ¡Con una masa tan poderosa de mala suerte a mi lado! ¡Nunca he visto a alguien con tan mala pata como usted, Señorita Haley!

—¿Ya terminaste de hablar?

—¡No!

Mientras Campanilla despotricaba con pasión, Valen no dejaba de buscar a los demonios que nos habían acompañado, deambulando por el bosque donde habíamos caído.

—¿No hay nadie por ahí? ¿Eh? ¡Señor Misty! ¡Soy Valen! ¡Si está cerca, por favor, conteste!

Valen, que iba de un lado a otro con sus cortas piernas, me lanzó una mirada furtiva, Campanilla se dejó caer al suelo y dijo:

—Todo es inútil. Mire. Tantos demonios pasaron por la puerta y nosotros caímos solos en un lugar apartado. ¿Cuál será la razón?

—Ey, Campanilla.

—La persona que hizo la puerta hizo algo mal, o esa persona hizo algo mal al cruzar la puerta, o todo esto es nuestro destino…

¿Destino?

Campanilla, que hasta ahí había hablado, se levantó de nuevo de un salto y dio una vuelta.

Un bosque denso se extendía por todas partes, sin señales de casas ni caminos. Lo único que se oía era el aullido distante de un animal. De vez en cuando, cuando soplaba el viento, se escuchaba el roce de las hojas.

Sin darme cuenta, dejé escapar una sincera impresión:

—Parece el Castillo de Maron.

Campanilla gritó con horror:

—¡No!

—¿Qué no? Ey, tú, ¿cómo puedes perder tanto el rumbo? Piensa en el día en que fuimos por primera vez al Castillo de Maron. Deambular por ese bosque contaminado por el poder demoníaco, luego llegar a ese castillo viejo…

—¿No es usted, Señorita Hailey, quien perdió el rumbo? ¿Qué tiene que ver esto con el castillo de Maron? ¡Por muy viejo que fuera, allí había un castillo! ¡También había muros, camas, ventanas y una cocina!

—¿De qué sirve una cocina con un edredón desmoronándose, ventanas que no cierran y donde ni siquiera se podía encender fuego?

—¿Entonces ahora quiere que los tres durmamos cubiertos con hojas? ¿Que vivamos acurrucados como topos bajo las raíces de los árboles? ¿Sin poder encender fuego, buscando frutos demoníacos sin saber si se pueden comer o no?

—No sería tan imposible.

—¡Yo no!

—Es que tienes el estómago lleno.

—¿El estómago lleno…?

—Digamos que es la providencia de una deidad para purificar a un hada corrompida por el lujo y los placeres. ¿Tengo razón?

Miré a Valen buscando su aprobación, y sus ojos suaves y redondos se movieron sin rumbo entre Campanilla y yo, y luego asintió rígidamente.

—Sí, sí, es cierto.

—¿Cierto de qué? ¡Valen, piense! ¡Piense en esos días en que se levantaba todas las mañanas oliendo el sol, comía la deliciosa sopa de carne que le preparaba Fátima y salía canturreando a los campos llenos de trigo!

—Sí, fue hace tan poco…

—Dijeron que en el Mundo Demoníaco ya era primavera, así que pensé que al llegar encontraríamos flores por doquier. ¡Pensé que, incluso si caíamos en el legendario Selbon demoníaco, solo necesitaríamos tierra para cultivar! ¡Pero mire esto!

¡Whooosh!

¡Whoooosh!

Justo en ese momento, sopló un viento fuerte. Los árboles altos crujieron ominosamente, temblaron.

Como los árboles eran grandes, había más sombra que sol, y el musgo crecía como césped en el bosque oscuro.

Valen, que había renunciado a encontrar el camino, se dejó caer junto a Campanilla y murmuró:

—¿Adónde habrá ido el Señor Misty?

Al cruzar la puerta, claramente teníamos compañía. Solo hubo una ligera diferencia de tiempo, pero Misty y los demonios se habían adelantado a nosotros.

—Tienes razón.

Yo también estaba como Valen. Creí que solo con cruzar la puerta, Misty nos recibiría con una sonrisa radiante.

¡Pensé que nos daría un tour alegre como un guía, diciendo: «Bienvenidos al Mundo Demoníaco»!

—Después de gastar energía deambulando nada más llegar, me ha dado hambre. ¿Sacamos algo de la comida que trajimos?

—Dríade glotona.

—Qué lindos son los cerdos.

—Eso es verdad.

Mientras Campanilla sacaba su lonchera de la mochila, tomé la mano de Valen y di otra vuelta. Simplemente no podía aceptar esta realidad.

—Después de tanto esfuerzo para hacer del Castillo de Maron un lugar habitable, ¿ahora volvemos a la vida primitiva en el fin del mundo?

—El esfuerzo lo hicimos nosotros. Usted, Señorita Haley, solo dormía, comía y jugaba todos los días.

—Cállate.

—La verdad, a veces duele.

—No es que duela, es que no quiero oírla.

—Es lo mismo.

Como las piernas de Valen eran cortas y le resultaba incómodo ir lejos, lo envié con Campanilla y extendí mis alas para levantarme en el aire.

Si miraba desde lo alto, algo tenía que ver, ¿no?

Fue en ese momento que extendí mis alas de poder demoníaco completamente negras y ascendí hacia el cielo, más allá del árbol más alto, hacia el vasto cielo abierto.

Me encontré con un monstruo cara a cara.

—¿Eh?

—…….

Sus pupilas divididas verticalmente se expandieron de golpe y el monstruo me miró. Tenía ojos amarillos, escamas rojo oscuro, el cuerpo cubierto de protuberancias que parecían cuernos, colmillos amarillentos que sobresalían de su largo hocico.

Pero lo más asqueroso eran sus alas.

Unas terribles alas de membrana sanguinolenta, cubiertas de venas, se extendían ampliamente sobre mi cabeza, haciendo que el cielo se viera rojo en ese instante.

—Ah……

Había sido demasiado confiada.

Pensé que me había vuelto insensible a los insectos y monstruos, rodando entre todo tipo de flora y fauna en el Castillo de Maron. ¿No era yo la que no pestañeaba ni ante una polilla o una araña, ni siquiera ante un zombi, y los regañaba en voz alta?

¡Pero esto es demasiado!

¡¿Por qué nadie me dijo que en el cielo del mundo demoníaco viven murciélagos del tamaño de un avión ligero?!

—¡Ahhhhhh!

Cuando grité, el murciélago monstruoso también abrió su largo hocico y soltó un chillido horrible:

¡Kieeee!

—¡Qué pasa! ¡¿Qué sucede?! ¡¿Quién está molestando a nuestra Señorita Haley?!

—¿Señorita Haley? ¡Es peligroso! ¡Baje!

Abajo, Campanilla lanzó la lonchera y corrió hacia mí, Valen pataleaba y abría sus cortos brazos al máximo.

—¡Vete! ¡Lárgate de aquí! ¡Nuestra Señorita Hailey solo tiene una fuerza bruta increíble, pero no sabe pelear!

—¡Señorita Haley, salte a mis brazos rápido!

Campanilla y Valen gritaban algo, pero no llegaba a mis oídos. En ese momento, mi mente solo pensaba en alejar a ese murciélago gigante.

¡Es un murciélago! ¿Qué pasa si mis crías contraen una enfermedad?

¡No sé qué vive en el mundo demoníaco, qué gérmenes hay, qué habilidades tiene ese murciélago!

¡Mi hada y mi demonio son como plantas de invernadero que crié con tanto cuidado en el invernadero de Maron!

—¡Lárgate!

—¡Kieeee!

—¡Lárgate!

—¡Kieeeeeck!

—¡Lo siento!

La palabra «lo siento» salió reflexivamente. No sé por qué, pero de repente, formé una mano en forma de pistola y la apoyé con la otra, disparando una bala de poder demoníaco hacia el murciélago.

Como un protagonista de película de acción.

Envolví una pequeña cantidad de poder demoníaco en la punta de mi dedo, lo cargué y disparé sin siquiera pensar en apuntar.

Pero algo era extraño.

La bala que yo creaba era una especie de remolino de poder demoníaco del tamaño de un guisante, pero la que volaba hacia el murciélago monstruoso era tan grande como un bazooka de caricatura.

—¿Eh?

Y para colmo, se hizo más grande a medida que avanzaba.

La bala se convirtió en un proyectil de cañón, el proyectil de cañón se convirtió en un misil en un instante.

Vi cómo los ojos amarillos del murciélago monstruoso temblaban violentamente.

Lo siento. Escapa.

No sé si mis palabras lo alcanzaron. El murciélago monstruoso retorció todo su cuerpo para cambiar de trayectoria. Se oyó un crujido de articulaciones, pero gracias a eso, logró esquivar el misil de poder demoníaco por muy poco.

Yo, el murciélago monstruoso, Campanilla y Valen, nos quedamos mirando atónitos cómo el misil que había volado caía en el denso bosque primitivo, devastando por completo los alrededores.

Asure: Aperturamos con la comedia de siempre …. Pasen buen domingo, el ultimo de junio.