La sirvienta fugitiva es amada por el Gran Mago - Capítulo 79

—¡Ah!

Los dedos de él retorcieron el pezón de Roina. Al mismo tiempo que sentía un dolor punzante, un éxtasis recorrió su cuello donde la lengua de él se deslizó. Roina se estremeció ante la sensación. «No, esto no es mi voluntad.»

—¡¡No, por favor—!!

Sintiendo que la fuerza volvía a abandonarla, forcejeó con todas sus fuerzas. Golpeó la muñeca de Ryu Hyeon y le clavó el codo en el estómago con toda su potencia. Sin embargo, él sofocó su resistencia desesperada con demasiada facilidad.

Ambos brazos quedaron atrapados detrás de su espalda. Él los sujetó con una sola mano, y su agarre era sorprendentemente formidable; no se movía por mucho que ella se esforzara. Roina luchó desesperadamente incluso en esa posición para escapar de él, pero él simplemente volvió a exhalar tranquilamente su aliento húmedo detrás de su oreja y le acarició el pecho con ternura. Sus senos blancos, aplastados sin fuerza en el agarre de él, parecían representar su impotencia.

—Otra vez mintiendo, cuando tu cuerpo siente esto…….

—¡Eso es! ¡Por tu culpa….! ¡Snif!

Él dominó su cuerpo con demasiada facilidad. Las puntas de sus dedos se deslizaron por cada parte de ella, acariciándola suavemente. Con ese toque, sintió una descarga eléctrica que le erizaba todos los vellos. Cada sentido de su cuerpo se despertó y se volvió sensible. Por mucho que se retorciera y luchara por liberarse, era inútil. Una sensación de placer, como un pantano, volvió a atraparle los tobillos.

Su dulce aroma la obligó a excitarse. Roina sintió, sin querer, cómo su vientre se contraía y se humedecía, y sus pies se curvaban. Sus piernas se aflojaban constantemente. Pero no podía rendirse. Si no era ahora, ¿quién sabía cuándo tendría otra oportunidad?

Recordó a la mujer que conversaba con Ryu Hyeon. Esa persona, con una voz extrañamente familiar. No debía haberse ido lejos. Quizás estaba justo fuera de la puerta.

—¡¡¡Ayúdenme!!! ¡Ugh!

Los dedos de él se deslizaron como serpientes hacia abajo, hacia su intimidad. Sus dedos se abrieron paso suavemente en su húmeda entrada. Los dedos fríos se agitaron dentro de ella, estimulándola. La excitación la dejó profundamente excitada. Suspiros jadeantes escaparon de su boca.

—No sirve de nada que llames. Juju.

Clic-clac

Los dedos que habían entrado fácilmente en ella rápidamente la derritieron por dentro. Con solo unos pocos gestos de su mano, ella llegó al orgasmo y expulsó una oleada de fluidos. Ryuhyeon sintió eso y exhaló un suspiro de satisfacción. Él también parecía muy excitado. Sintió su miembro, hinchado y envuelto en la ropa, rozar su trasero. Esa extraña sensación, que no podía ocultarse completamente con la tela, se frotaba contra su suave piel desnuda, como si fuera a incrustarse en ella. Su cadera se levantó, apretándose aún más. Por experiencia, ella ya sabía que en cuanto él bajara la tela y sacara su miembro, lo empujaría dentro de ella.

La sensación de su miembro entrando y saliendo se imaginó por sí sola. Su cuerpo, que ya conocía la extraña sensación que se sentía cada vez que él la penetraba, y la nueva excitación que su pene le provocaba, se llenó de expectación. Roina se sintió humillada por esperarlo y volvió a forcejear. La mano de él seguía dentro de ella. Más bien, añadió otro dedo, doblando los dedos y moviéndolos de un lado a otro, eligiendo solo los puntos que la hacían sentir más. Aunque ella se retorcía y pataleaba, él la sujetaba con fuerza. Volvió a sentir el cuerpo del hombre, mucho más grande que el suyo.

—¡¡¡Ah—! ¡Maldita sea! ¡Ugh! ¡¡Ayuda!!

Roina gritó con todas sus fuerzas, a la vez que temblaba por la punzada que le atravesaba el cuerpo. No podía permitirse volver a ser atada aquí. No podía seguir entregando su cuerpo a sus deseos como una bestia y vivir sumida en el placer. Iba a recuperar su ser. Roina tanteó su maná. El maná, aunque lento, la estaba escuchando. Roina reunió toda su energía para crear viento, abriendo la puerta que estaba ligeramente entreabierta y derribando objetos al azar. La energía que hasta ahora había sido absorbida, quizás porque ella la había comprendido por completo, se movió cuando gritó con todas sus fuerzas. La breve búsqueda había sido significativa. Sintió un ligero atisbo de euforia por ese hecho.

—Así que esto.

Él entonces, solo entonces, hizo un sonido como si estuviera molesto, y se retiró de su interior. Roina sacudió su mente confusa e intentó mantener la cordura. El aroma de él también se desvaneció un poco por el viento. Tenía que pensar rápido. ¿Cómo podía escapar? ¡Maldita sea, piensa! ¡Roina, por favor, piensa! Lo que antes se había nublado, ahora parecía un poco más claro.

Sintió que el hechizo en la habitación se dispersaba sutilmente. Y también que Ryu Hyeon intentaba cubrirlo extendiendo su propia energía. Ahora, sin duda, se había creado una abertura. Quizás ahora su voz podría alcanzar a alguien.

Roina provocó un viento aún más fuerte y gritó, esperando que su voz se extendiera lejos con la brisa.

—¡Tú me conoces! ¡¡Ayúdame….!! ¡Uf!

La mano de Ryu Hyeon le cubrió la boca. Roina movió la cabeza con todas sus fuerzas e intentó deshacerse de él, pero el dulce aroma que la rodeaba de nuevo le quitó la fuerza rápidamente, y al final solo pudo forcejear débilmente. Su fuerza se desvanecía. Su mente, que ya estaba aturdida, se confundió aún más al inhalar ese aroma. Su cuerpo ya estaba completamente empapado y sensible, esperando el inminente acto, en total contradicción con su voluntad.

‘¿Qué hago? ¿Cómo…….?’

Roina pensó débilmente antes de que su mente se nublara por completo. El hombre detrás de ella cubrió todo su entorno con su energía. La energía de la oscuridad. La que lo cubría y se lo tragaba todo…

La punta de su lengua lamió su cuello y luego la mordió con fuerza. Ella no pudo moverse, como si hubiera sido atravesada por los colmillos de una víbora.

Él, que la había provocado de manera más ruda y apresurada que antes, pero aun así hábilmente, se relajó al sentir que ella había perdido completamente la fuerza. Con la victoria asegurada, una sonrisa se dibujó en sus labios.

Él la abrazó por la cintura y la atrajo con fuerza hacia él. Le mordió suavemente la punta de la oreja y la lamió. Roina, siguiendo su instinto, soltó un jadeo y arqueó la espalda ante la sensación de su lengua.

—No intentes escapar. Ya eres mía. Mi nido.

En ese instante. Oyó un «ugh» detrás de ella. Roina, aferrándose a su aturdida mente, giró la cabeza. La fuerza en la mano que la sujetaba cedió, liberándola. Ella se tambaleó uno, dos pasos, alejándose de él. Detrás de él, una mujer con el rostro sonrojado sostenía un artefacto mágico. Sí, era un rostro que conocía.

Era una sirvienta con la que no tenía mucha interacción. Esa persona, con la boca y la nariz cubiertas por un paño, había golpeado a Ryu Hyeon en la nuca con el artefacto mágico.

—¡Tú, no hay tiempo, rápido!

gritó Erica.

Roina sintió que su mente se aclaraba de golpe y miró a Ryu Hyeon. Él estaba agachado, con las manos en el suelo.

‘Ahora es el momento. Esta es la única oportunidad’

Roina instintivamente revivió la magia, como la canción de Quius que había recordado antes. Murmuró, ajustando el tono. Se adentró en la oscuridad dispersa, despertando la magia dormida. La magia que rodeaba el espacio comenzó a bailar y moverse, poco a poco, según su voluntad.

—¡¿Qué estás haciendo?!

Vio a la sirvienta de cabello lila pálido acercarse corriendo hacia ella, furiosa. Detrás de esa sirvienta, un hombre con el cabello blanco trenzado se acercaba. Para colmo, el hombre parecido a una serpiente negra se movió. Pronto despertaría.

Roina, en cambio, tranquilizó su mente y se concentró aún más. Si esta concentración se rompía, el intento sería un fracaso. Por lo tanto, tenía que darlo todo. Bloqueó los sonidos y sensaciones de su entorno y se concentró por completo en sí misma. Sintió como si una brisa cálida la envolviera.

Incluso la oscuridad que impregnaba el entorno respondió a su llamado, formando una melodía. Parecía imposible que se moviera, pero simplemente su naturaleza era diferente, y también esto podía moverlo. Roina se dio cuenta de eso. Concentró todo el dulce aroma que había nublado su mente en un solo lugar, inmovilizándolo. Pronto recuperó la claridad mental.

Ryu Hyeon levantó la cabeza con una expresión de ira que ella nunca había visto. Parecía que iba a gritar algo, pero el tiempo se ralentizaba gradualmente.

Roina, envuelta en la cálida brisa y en la canción de la magia, sincronizó el tiempo de este lugar. Sus ojos brillaron con un tono dorado.

De repente, el tiempo dentro de este espacio se detuvo.

—Tú……. ¿Quién eres?

Roina levantó la mirada, que había mantenido baja, y miró a la mujer frente a ella. Pudo ver su expresión de completa confusión.

—La dueña de toda la magia.

Pasó junto a Ryu Hyeon, quien extendía una mano, caminó tranquilamente para tomar la mano de Erica.

—Vamos. Salgamos de aquí.

Erica miró a Roina con ojos vacilantes.

—…..…Sí.

Finalmente, ella también respondió.