La sirvienta fugitiva es amada por el Gran Mago - Capítulo 44

—Uy, qué frío hace de verdad.

Dijo Roina. Llevaba una cantidad de ropa sorprendentemente gruesa en comparación con cómo iba al principio. Era el resultado de que Maili le insistiera en que no podía ir así, que incluso con esa ropa sentiría frío.

En contraste, Maili, que miraba a Roina con orgullo por haberla abrigado bien, vestía una prenda que, aunque de material grueso y casi de gala, era mucho más ligera que la de Roina. Cuando Roina la miró con preocupación, ella le dijo que estaba bien, ya que siempre hacía ejercicios de invierno con los caballeros.

—¡Achís!

Y un niño que tiritaba. Josef, que era realmente sensible al frío, iba abrigado de forma similar a Roina, pero su rostro mostraba claramente que estaba soportando el frío con esfuerzo.

Y Lutan…

—¿De verdad no tiene frío?

—No. No se preocupe por mí, Roina.

Su ropa era la misma de siempre. La túnica de Gran Mago, negra y adornada con hilos de oro. Roina observó la túnica con atención. Sintió una ligera energía. «Ah, seguramente tiene magia». Lo entendió de inmediato.

‘Cuando tenga la oportunidad, la veré con más detalle y utilizaré su estructura’

Roina, más allá de usar la magia con total libertad, había encontrado diversión en la creación de objetos mágicos. Esto requería el dominio de complejos circuitos mágicos y la estructura y principios de los hechizos, lo que para ella era mucho más difícil y divertido que simplemente mover el maná para manipular los elementos.

‘Soy una investigadora nata’

Este método de teletransporte, que Maili había llamado arbitrariamente «Portal de la Torre Mágica», era más simple de lo que parecía. La Torre Mágica, que se podía ver y acceder desde cualquier lugar del Imperio, y viceversa, ¿no era así? Entonces, si se configuraban las entradas y salidas en diferentes lugares, se podía viajar largas distancias al instante.

Anteriormente le había preguntado si no se podía viajar sin pasar por la Torre Mágica, Lutan le había respondido que la magia que manipulaba el espacio era muy delicada, por lo que la magia de instalación era más segura. Lo que quería decir es que se necesitaba una puerta o alguna herramienta para conectar un espacio con otro, a fin de evitar accidentes como quedar atrapado entre espacios o perderse.

El lugar al que se trasladaron fue la entrada del Castillo del Dominio de Amastor. Al llegar, los guardias que estaban formados se sobresaltaron. Era inevitable, ya que habían llegado antes de la carta. Maili se aclaró la garganta.

—Abran la puerta. El Gran Mago ha venido en persona. Vaya usted y avise de antemano para que la recepción de los invitados sea impecable.

Josef, al verla así, suspiró y pensó:

Su hermana, más acostumbrada que él a dar órdenes a la gente, estaba desesperada por encargarle tareas a él, que deseaba vivir toda su vida como un erudito. Parecía que ella creía que él debería heredar el marquesado, pero él pensaba justo lo contrario. Creía que sería mucho mejor que Maili heredara el marquesado que él. Como un escriba que solo conocía la administración, no le gustaba salir a la luz pública y prefería estar solo. Más bien, pensaba que sería mejor hacerla a ella la señora del dominio y él quedarse como asistente.

Mientras los hermanos, que se llevaban bien, tenían pensamientos diferentes, avanzaron diligentemente y en un abrir y cerrar de ojos ya estaban dentro del Castillo del Señor. El interior del castillo estaba lleno de calor por los fuegos encendidos en todas partes. El león, símbolo de la familia Amastor, bordado en estandartes rojos, mostraba su majestad, y a diferencia de la capital, que era limpia y sin adornos, este era un antiguo castillo con muchas decoraciones y retratos que evocaban el paso del tiempo. Se podía sentir el espíritu y la tradición de un margrave.

En este antiguo castillo, Maili, vestida con su uniforme de caballero blanco, se veía realmente grandiosa y espléndida. Los sirvientes del castillo estaban acostumbrados a las instrucciones de Maili, lo que indicaba que ella visitaba el dominio con bastante frecuencia.

‘Con un dominio y un castillo así, se podría considerar incluso un desafío a la autoridad real’

Si era necesario, podrían resistir un asedio o separarse. De hecho, por eso el Estado siempre trató bien a los margraves. Era obvio que si los traicionaban, se produciría un gran levantamiento. A cambio, la familia habría respondido con lealtad inquebrantable.

‘El Imperio Cailum realmente se equivocó con este Gran Príncipe Heredero’

Era el año 998 del Imperio, que pronto cumpliría mil años. Se había mantenido por mucho tiempo.

‘Mil años…’

El contrato que el emperador fundador había hecho también tenía una duración de mil años. ¿Qué tipo de contrato sería? Por el contexto, probablemente algo relacionado con el renacimiento y la prosperidad del imperio. De hecho, no había una nación tan grande en el continente, así que supongo que fue un éxito.

Roina, guiada por los sirvientes, recorrió el viejo castillo, cenó, y pronto se fue a dormir. La razón fue que, como llegaron un poco tarde, decidieron que el problema del que habían hablado lo revisarían juntos a la mañana siguiente, al amanecer.

Por la ventana del pasillo del castillo del señor, se veía una gran luna llena. Incontables estrellas la acompañaban. Aunque era un paisaje común de ver en este mundo, aquí se veía aún mejor, quizás porque hacía frío y el cielo estaba despejado.

Roina le echó un vistazo a esa luna y pronto se fue a dormir. Este lugar era tan frío que había que cerrar bien hasta las contraventanas. Obviamente, no podía dormir mirando la luna.

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—¡¡Señor!! ¡¡Ay, por favor, encuentren a mi nieta!!

Esa fue la primera voz que escuchó cuando se levantó por la mañana y bajó las escaleras adormilada. La voz parecía ser de una anciana.

—Nuestra Sophia, una niña que iba a casarse al terminar este invierno. Ay, ay, tiene todo un futuro por delante. ¡Por qué no me llevas a mí, malvado!

Era un lamento sumido en una profunda tristeza. Que una joven hubiera sido secuestrada y desaparecido parecía ser, al menos, la verdad.

Ella bajó con pasos rápidos al salón del primer piso. Allí, la abuela, que parecía ser la dueña de la voz que había escuchado antes, estaba sentada sollozando, y Maili, quien le había puesto su abrigo, le estaba diciendo algo. La abuela, probablemente por haber estado de pie un buen rato afuera del castillo, tenía la punta de la nariz y las mejillas muy rojas.

—La Orden de Caballeros formará una patrulla y empezará a rondar el territorio a partir de hoy. Lo mismo no volverá a ocurrir, y haremos todo lo posible para encontrar a los desaparecidos.

—Ay, señor, por favor, por favor se lo ruego. He vivido solo para mi nieta. ¡Qué hermosa es esa niña, no puede morir sin haber florecido! ¿Por qué no se llevan a esta anciana que pronto morirá y se llevan a mi nieta? ¡Cuántas veces…!

Maili la abrazó fuerte. «La encontraremos», se prometió a sí misma.

Roina sintió un nudo en la garganta al ver esa escena.

—Soy el señor, no. Le he dicho varias veces que me llamen caballero o comandante en lugar de señor, pero de alguna manera siempre me llaman señor.

Así que al final me di por vencido. Maili dijo eso con una expresión avergonzada.

El desayuno sencillo era, sorprendentemente, pan de centeno y sopa de papa. Un menú que uno nunca imaginaría que comería un noble normalmente. Sin embargo, Maili y Josef, acostumbrados, manejaban sus cucharas y troceaban el pan. Roina también levantó la cuchara con un poco de desconcierto. La sopa de papa era su plato favorito. No había razón para negarse. Aunque parecía una comida modesta y sin pretensiones, como era comida del castillo del señor, la sopa con un poco de tocino y queso estaba realmente deliciosa.

—Entiendo. Son bastante confiables para la gente de la propiedad.

—Todo es porque no conocen la verdadera naturaleza de esa bruja, ay, no, ¿qué dije?

Maili entonces, de repente, giró la cuchara que sostenía como si fuera un dardo apuntando a la frente de Josef, y la tomó correctamente. Era realmente ambiguo si el hecho de que él siguiera desafiando a pesar de ser golpeado una y otra vez debía considerarse la tenacidad de la familia Amasto.

—¿Los incidentes ocurren principalmente de noche?

—Mmm, eso parece. Han desaparecido uno o dos durante el día, pero no estamos seguros de si fue realmente por una bestia.

—Si se trata de un fragmento de magia, será más cómodo que actúe de noche. La energía mágica se mueve de forma más activa cuando la luna está en lo alto.

Ante esas palabras, Roina se sonrojó las puntas de las orejas sin querer. Pensó en las numerosas noches que pasó con él.

—Uf, justo ahora que las mujeres jóvenes son el objetivo, la moral de la gente está muy alterada. Estoy segura de que habrá quienes aprovechen esta oportunidad para cometer crímenes, así que les he dicho que la seguridad debe ser manejada con mucha más sensibilidad y rigurosidad.

Gestionar un territorio es un trabajo difícil. ¿Los demás nobles se preocuparán tanto? Algunos sí, otros no. Pero parecía que los nobles podían ser mejores personas de lo que Roina imaginaba. Al menos, la gente del Ducado Amasto parecía ser así.

—¿No es solo un auto-secuestro orquestado por secuestradores, en lugar de magia? Como si se cubrieran con pieles de bestia. En la oscuridad no se ve bien.

Ah, Maili suspiró.

—Si fueran tan osados, no saldrían cuando la Orden de Caballeros anda por ahí descaradamente. Por ahora, vamos a revisar y luego pensaremos.

Mmm, Josef emitió un sonido nasal mientras apoyaba la barbilla. Parecía estar pensando en varias cosas. Roina lo miró con satisfacción. Un erudito que estudia con pasión siempre brilla. Y ver que se preocupaba incluso por el bienestar de la gente lo hacía sentir especial y digno de admiración. En ese momento, por un instante, se encontró con los ojos de Josef. Él había mirado de reojo a Roina. Sin esperar encontrarse con su mirada, muy avergonzado, ¡bah! Soltó el pan de centeno. Pareció atraparlo con movimientos bastante rápidos, pero se le resbaló de la punta de los dedos y el pan de centeno dio una vuelta en el aire antes de caer en la sopa de papa de Maili.

—¡Guau, qué buen tiro!

—Oh, gracias.

—No, esto no fue intencional… Cómetelo todo, cerdito.

Después de eso, todos fingieron no darse cuenta de que Josef tenía un gran chichón en la cabeza.