La sirvienta fugitiva es amada por el Gran Mago - Capítulo 37

El espacio cambió en algún momento y se convirtió en un dormitorio. Roina se dio cuenta de que, en algún instante, estaba envuelta en suaves sábanas y acostada en la cama. Lutan se acurrucó en sus brazos.

Ella llevaba hoy un vestido de tela cómoda, con innumerables pliegues que lo hacían fácil de estirar y que caía naturalmente abrazando su cuerpo. Fue por eso que, cuando Lutan lo bajó, sus blancos pechos quedaron expuestos con tanta facilidad. Él succionó uno de sus pechos mientras bajaba más su vestido. Las yemas de sus dedos, que la tocaban suavemente, le hacían cosquillas. Ella se estremeció ante la punta de su lengua que jugaba con su pezón y las yemas de sus dedos que se deslizaban sobre su piel desnuda como en un tobogán.

Era demasiado estimulante. ‘Si esto sigue así, otra vez solo yo temblaré por la excitación’. Con un ligero sentimiento de venganza tímida, llevó su mano suavemente hacia la parte inferior de su abdomen. Y, mientras palpaba su firme vientre, intentó quitarle la ropa.

Entonces, como si su tacto lo excitara aún más, él dejó escapar un áspero suspiro. Parecía como si gruñera. Él le quitó el vestido por completo y luego también se quitó la parte de arriba. Su vestimenta, que consistía en una larga túnica, también se desprendió fácilmente.

—Mmm.

Sintió el aire frío tocar su piel. Roina, repentinamente avergonzada, se cubrió un poco el cuerpo con ambas manos. Como estaba completamente desnuda, eso no sirvió de mucho.

Lutan bajó la cabeza tal cual y presionó sus húmedos labios sobre su vientre. Una sensación húmeda y suave penetró su ombligo. Roina aspiró aire con extrañeza.

—Lu, Lutan, ahí un poco, ah.

—¿Un poco?

Él movió su lengua lentamente. Su largo cabello, que hoy estaba atado suelto hacia abajo, rozó ligeramente su vientre, haciéndole cosquillas. Ante la inesperada estimulación, la cintura de Roina se arqueó. Sintió el interior de sus muslos y sus dedos de los pies se encogieron.

Su mano separó su monte de Venus. Cuando sus largos y fríos dedos tocaron entre sus piernas, Roina tembló ligeramente. Él continuó introduciendo su lengua entre su ombligo y deslizándola hacia abajo. Sintió una sensación extraña y cálida en el interior de su vientre. Ah, ella arqueó su cintura una vez más. Ante la sensación insoportable, puso sus manos sobre sus hombros e intentó apartarlo suavemente, pero él no se movió.

—E, extraño. Lutan.

Su dedo se deslizó en el instante entre sus labios. Aunque no la penetró, solo rozó la entrada, sus labios vaginales, como si ya estuvieran listos para recibir al hombre, succionaron su dedo con placer.

Hup, sintió todo con su cuerpo sensibilizado. En realidad, sentía como si su bajo vientre ardiera cálidamente. Para colmo, Lutan deslizó sus labios y estimuló su bajo vientre. Flores de calor florecieron en cada lugar por donde pasaban sus labios y su lengua.

Él, tal cual, abrió una de sus piernas con su mano izquierda y besó la parte superior de su monte de Venus. Roina contuvo el aliento por un instante. El aliento de él llegó a su lugar más íntimo.

Él pronto sacó su lengua y separó la parte más sensible de su vulva, encontrando sin dudarlo su pequeño clítoris y haciéndolo girar. Huk, Roina entonces tomó aire. Al mismo tiempo, su dedo separó su interior húmedo y entró. Su lugar íntimo, ya suficientemente húmedo y preparado, aceptó su dedo sin ninguna resistencia.

Sintió el dedo que entró en su interior y su lengua que tocaba su clítoris. Su otra mano sostenía firmemente su muslo abierto. Incluso eso era estimulante. Una mano grande, firme y elegante que presionaba su muslo.

Cloc, resonó un sonido lascivo y húmedo. Su dedo comenzó a moverse lentamente. Solo con eso, Roina sintió que su vista se nublaba.

—Huu, ugh.

Él la miró con ojos profundos. Ella era su única estrella. Nadie más podría desearla nunca más.

Roina, con un gemido que salía espontáneamente, echó la cabeza hacia atrás y agarró la sábana. Sus blancos y bien formados pechos temblaron siguiendo su movimiento.

Él estimuló su clítoris aún más y estiró sus dedos. Su monte de Venus, como si no fuera suficiente con eso, devoró sus dedos con avidez. ¡Haang!, ella dejó escapar un gemido sin darse cuenta. Parecía como si él estuviera revolviendo su interior, su lugar íntimo, hasta convertirlo en un lodazal. Su mente ya parecía derretida y mezclada confusamente. Solo sentía su dedo moviéndose dentro de ella, tocando ese lugar sensible, y el movimiento de su lengua que la excitaba aún más.

—Huu, hmm, ¡ah! Lu, tan, para, hmm.

Él, como si no la hubiera oído, introdujo su dedo aún más profundo. Sintió su vientre llenarse apretadamente y el éxtasis extenderse. Él dobló su dedo y lo introdujo profundamente en su lugar más sensible. Como tampoco dejó de estimular su punto álgido, Roina sintió esa sensación de calor concentrándose en su clítoris, llegando como una ola imparable. Él revolvió todo su ser solo con sus dedos.

—¡Huu, aaaaah! ¡Haang!

¡¡Ah!!

Ella no pudo resistirse al placer explosivo que la recorrió como una cascada y dejó escapar un gemido. Él exploró su temblorosa vulva a su antojo. Intentó retorcer la cintura, pero la estimulación solo se intensificó. Su bajo vientre se contrajo y vibró con un punzante dolor. Un chorro de líquido caliente humedeció sus dedos en contra de su voluntad.

Solo entonces él apartó sus labios y levantó lentamente la cabeza. Todavía llevaba los pantalones puestos, pero a pesar de la ropa, la forma de su verga hinchada y a punto de estallar era claramente visible. Roina aspiró aire.

Sintió que las lágrimas se le acumulaban en los ojos por el placer y, sin darse cuenta, lo miró con ojos suplicantes.

—Rápido…

Te deseo. Ella lo dijo con los labios. Lutan presionó sus labios cuidadosamente contra la frente de ella, como si tratara algo precioso. Sus labios eran como un sello de fuego, y ella pensó que quizás quedarían llamas en el lugar donde habían pasado.

En ese instante, él la giró. Ella se encontró boca abajo en un instante. Él la aprisionó por detrás y le mordió el lóbulo de la oreja. Huk, ella, que sentía todo su cuerpo como una zona erógena debido al clímax que acababa de experimentar, dejó escapar un gemido húmedo.

—¿Puedo entrar en ti?

Roina. Su voz baja llegó desde atrás. Sintió su pesado cuerpo masculino desde detrás de sus nalgas. Era la primera vez que él la penetraba por detrás, así que Roina sintió una nueva tensión. Él presionó una de sus muñecas contra la espalda con una mano, y con la otra metió la mano debajo de su bajo vientre, levantando su parte inferior del cuerpo. Como resultado, ella quedó boca abajo con solo las nalgas levantadas. Apenas Roina enrojeció por la vergüenza momentánea, sintió su miembro caliente tocar su entrada. Apenas su glande se posó en su entrada, su vulva emitió un sonido húmedo y lo recibió. Su miembro fue succionado naturalmente hacia adentro.

—Kjut.

—Juk, ¡ah! Sí, tú, entra, ya.

Rápido. Por favor… Perfórame. Las nalgas de Roina se levantaron solas y se acercaron a él, y su miembro entró un poco más en un instante. Apenas había entrado en la entrada, todo su cuerpo vibró. Era una sensación cercana a la alegría. Lutan hizo un ruido entre los dientes como si no pudiera soportarlo más. Lentamente empujó su cintura más adentro.

Su enorme verga, al que parecía que nunca se acostumbraría, entró apretadamente en su interior. Su cuerpo, que hacía poco había experimentado un clímax, se estremeció ante la fuerte estimulación cada vez que su miembro entraba un poco más.

—Huaa, uh, ah, Lutan.

—Huu, Roina…

Él, como si hubiera llegado a su límite, le mordió la parte posterior del cuello una vez y luego, sin previo aviso, movió su cintura bruscamente y la embistió.

—¡Huaaang! ¡Aaaah! ¡Haaa!

—¿No debería atreverme a poseerte?

Roina no tenía fuerzas para responderle. Su miembro chocaba pesadamente contra su interior, sacudiendo fuertemente su clímax, el clímax dentro de ella. Su miembro que entraba por detrás era demasiado grande y profundo. Ante un placer tan enorme, no podía hacer nada más que temblar al ritmo de sus movimientos.

Él volvió a mover su cintura bruscamente y golpeó pesadamente la puerta de su interior. Él presionó sus labios y succionó la parte posterior de su cuello, su espalda y su cintura, dejando marcas. Como si quisiera hacerla suya.

—Si eso no es posible, ja, kuk, al menos déjame ser tuyo.

Diciendo eso, puso su mano sobre su pubis y la sujetó. Al no temblar ella, su miembro se deslizó aún más profundo. Un enorme placer, la puerta del pesado placer que había llenado apretadamente su interior, finalmente se abrió.

—¡¡Uhu, aaaaah!! ¡¡Ah!! ¡¡Haaa!!!

Él introdujo su miembro aún más profundo en su interior. Su energía se arremolinó y llenó apretadamente su interior. Como si quisiera ocupar cada rincón de ella. La duda que había creado una gran sombra dentro de ella en innumerables relaciones casi había desaparecido. En su lugar, lo que llenaba su interior era un hombre de ojos dorados. Que la deseaba sin cesar.