La sirvienta fugitiva es amada por el Gran Mago - Capítulo 36

Roina era una estudiante excepcional.

—En este caso, entonces, ¿cómo sería? Según lo que explicó antes, esta dirección es la correcta, pero parece difícil aplicarla en este método.

—Oh, así es. Esa parte era una variable considerada un enigma incluso en los círculos académicos existentes, pero recientemente se reveló adecuadamente con la publicación de una nueva teoría.

Solo tres días después de aprender la teoría de Josef, ya estaban teniendo un apasionado debate.

‘Es bastante interesante.’

Las fórmulas mágicas de este mundo eran como las matemáticas. A un nivel que ella podía entender.

‘Y después de aprender la teoría, siento que realmente puedo entender cómo está compuesta mi mana interior.’

Lo que más le preocupaba era el conflicto entre la energía oscura y el mana. Sentía que la energía oscura se neutralizaba y escapaba gradualmente a medida que se fusionaba con Lutan, pero aún había muchas veces en que sentía que le faltaba algo. Ahora entendía vagamente la razón. Las cosas que se le escapaban de las manos de forma intangible ahora se sentían tangibles.

Además, Josef era un chico más divertido y agradable de lo que pensaba. Hizo todo lo posible para explicárselo bien. Aunque fue un corto período de tiempo, gracias a él pudo captar aproximadamente el panorama general de este mundo. La situación política entre cada país y la historia de este imperio. Incluso el flujo de la economía. También se debió a su rápida comprensión, pero ciertamente habría sido mucho más difícil y habría llevado mucho más tiempo sin él. No es fácil dar adecuadamente el conocimiento que ella necesita y responder a las preguntas de inmediato.

Ese día, Josef se había ido y ella estaba ordenando el lugar. Un hombre se acercó a ella y besó suavemente su cabeza. Una sensación cálida y reconfortante.

—¿Te ha ayudado mucho?

Era el Gran Mago que se había ausentado por un tiempo. Roina levantó la cabeza para mirarlo. Lutan, como si fuera natural, superpuso sus labios a los de ella. Roina también levantó la cabeza y permitió sus labios. Una refrescante y agradable sensación, y un tierno afecto que le hacía cosquillas en el corazón, se derramaron sobre ella.

A Roina le gustaba, pero al mismo tiempo tenía una ligera inquietud en su corazón. ¿Era ella misma alguien digna de recibir este amor? No estaba segura. Lutan había tenido esta actitud desde poco después de conocerla. Siempre la había valorado mucho, pero

‘El mago primordial.’

Esa persona que no aparecía en ninguna parte de la mitología fundacional.

Podría ser que la apreciara por esa persona de su vida anterior, la vida anterior que él había descrito. Es decir, pronto, el afecto que él sentía podría no ser por la propia Roina, sino por ese mago primordial. Ugh, su corazón dolía un poco.

Consciente o inconscientemente de sus sentimientos, Lutan la invadió aún más profundamente. Sintió un escalofrío ante la mano que acariciaba naturalmente su espalda y cintura. Uh, Roina dejó escapar una voz húmeda sin darse cuenta. Sentía que cada lugar por donde pasaban sus dedos se volvía demasiado sensible. Ella estaba reaccionando a todo de él.

Pronto, Lutan, que había separado sus labios, la miró. Roina recuperó el aliento que le faltaba por el beso.

—Ayuda, sí. Mucha.

—¿En serio?

Lutan dijo eso mientras acariciaba su labio con su pulgar. Sus ojos estaban un poco hundidos.

—Roina, me alegra si te ha ayudado.

Inclinó la cabeza y mordió ligeramente la punta de la oreja de Roina. Un aliento caliente fluyó ligeramente hacia su sensible oreja, e inmediatamente sintió que su bajo vientre temblaba con tensión.

—¿No estás pasando demasiado tiempo con él?

—No, espera.

Roina, avergonzada, abrió mucho los ojos y lo empujó ligeramente.

—¿Estás celoso ahora?

—……Sí.

Él respondió con un ligero espacio, pero lenta y claramente.

—Estoy celoso.

—Huh, qué tontería.

Cuando ella intentó replicar, Lutan volvió a desear sus labios. Extrañamente, él le pareció lindo. Como un berrinche de un niño pequeño. Pero tenía que decir lo que tenía que decir. Roina lo empujó esta vez con un poco más de fuerza. Esta vez, él se deslizó y se apartó como ella lo empujó.

—¡Josef todavía es un niño!

‘¿Acaso le parecí alguien que podría sentir emociones románticas por un niño?’ Roina experimentó por primera vez con Lutan una sensación de desconcierto que le impedía hablar correctamente.

—No es un niño. A los 17 años pronto será adulto.

—¿Ese es el problema? De todos modos, todavía no es adulto.

No era su intención en absoluto. Roina tomó las mejillas de Lutan y le levantó la cara. Él no tenía expresión, pero de alguna manera parecía ligeramente ofendido.

—Lutan, ¿tú, que sabes todo eso, estás así? ¿No estuviste observando toda nuestra conversación?

Él claramente había dicho antes que sabía todo lo que sucedía en esta torre mágica. Roina normalmente trataba de no ser consciente de eso, pero ante este tipo de cosas, inmediatamente se le venía a la mente.

—Ese hombre insolente, ¿no la está monopolizando a usted…?

—¿¿Eh??

Roina estaba cada vez más atónita y abrió la boca. Lutan, como un pájaro picoteando, succionó sus labios superior e inferior alternativamente. Como si estuviera haciendo una monería para que ella lo mirara.

¿Tenía él también este lado infantil? Roina estaba realmente sorprendida por el nuevo aspecto de Lutan que acababa de descubrir. Él había dicho esas tonterías, pero aún mantenía su habitual apariencia de hombre guapo, frío, impecable y perfecto. Era increíble que una apariencia tan hermosa y delicada pudiera decir cosas tan infantiles.

—Lutan, no me interesa Josef.

Él la miró fijamente. Como si eso no fuera suficiente.

Roina suspiró y dijo:

—Me gustas tú.

Tan pronto como ella dijo eso, el Gran Mago la abrazó.

—¿De verdad?

—Sí. Por supuesto.

Ella se puso de puntillas y lo besó. Fue un beso de bebé, un rápido contacto y separación. Él, como si eso le bastara, bajó la cabeza de nuevo para superponer sus labios a los de ella. Roina abrazó el cuello de Lutan y lo besó una vez más. Lutan, excitado por el gesto de ella, se acercó cada vez más a ella. Roina no podía quitarse la sensación de que él se estaba comportando cada vez más como un perro grande.

Aprovechando un breve espacio entre sus labios, ella continuó hablando.

—Si no me gustaras, no intentaría tocarte así, constantemente.

Lutan acarició su oreja, su cuello y su clavícula en orden. ¿Desde cuándo su aliento, que ella había pensado que era frío, se sentía caliente? Ella pensó eso mientras recibía sus caricias. Cada lugar donde sus labios tocaban se calentaba insoportablemente.

Lutan no se detuvo ahí. Acarició lentamente su pecho y luego bajó su ropa para tomar su seno en su boca. Un sonido húmedo y estimulante resonó en la biblioteca. Roina sintió que su rostro se encendía.

—¡Señor Lutan!

—Ahora, por favor, deje de agregar ‘señor’ a mi nombre. Roina.

Dijo eso mientras hacía rodar su lengua descaradamente sobre su pezón. Al mismo tiempo, la miraba con una mirada intensa, lo cual era muy estimulante. Roina se dio cuenta entonces de que un hombre también podía ser tan visualmente estimulante.

—Lu, Lutan. Ya lo sé, vamos a la habitación.

Este es mi lugar de estudio. Roina murmuró eso avergonzada. Lutan mordió ligeramente su pecho dejando una marca, y luego respondió: —Claro. Pronto desaparecieron de la biblioteca.

Chrr.

Detrás de la puerta de la biblioteca, donde parecía que no había nadie, un niño estaba de pie de espaldas a la puerta. Era Josef, que había regresado un momento para hablar de algo más que se le había ocurrido después de la pregunta de Roina. En el momento en que intentó abrir la puerta ligeramente abierta, su espalda fue girada y su cuerpo quedó inmovilizado.

Desde entonces hasta ahora, no había tenido más remedio que escuchar la conversación de los dos. Él, un adolescente que apenas comenzaba a comprender el sexo, no pudo evitar sonrojarse por la vergüenza y todo tipo de emociones. Ahora se cubrió el rostro con la mano que había quedado libre. En realidad, su curiosidad intelectual era más fuerte, por lo que casi nunca la había notado conscientemente. Aunque pensaba que ella era bonita, aunque pensaba que su voz era agradable de escuchar, aunque pensaba que olía bien cuando inclinaba la cabeza…

Gulp.

—No me había dado cuenta…

Su rostro ardió intensamente. La imagen de ella seguía apareciendo en su mente, y su corazón latía con fuerza, haciéndose notar. Era su primer amor. Pero uno al que tenía que renunciar de inmediato.

No hacía mucho que la conocía, y él, como ella había dicho, todavía era menor de edad.

[Lutan, no me interesa Josef.]

Sobre todo, ella había dicho directamente que no le interesaba, y además, amaba al Gran Mago…

‘No. Yo, no… esto no es así.’

Ugh, su corazón latía demasiado rápido, dolía. A ella no le importaría el afecto inmaduro de un niño como él. Pero.

—Yo no soy un niño.

El chico, que experimentaba fiebre por primera vez en su vida, se quedó de pie como una estatua, agarrándose el corazón aturdido durante un largo rato.