La sirvienta fugitiva es amada por el Gran Mago - Capítulo 32

—Señor Lutan.

Cuando Roina habló tan calladamente, Lutan y Maili la miraron. Su tono era sereno, pero en sus ojos ardía una llama.

—No podemos dejar al Príncipe Heredero así.

—Yo también lo creo.

Lutan respondió de inmediato y tomó su mano. Roina se encogió ligeramente ante el tacto. Le recordó la ardiente pasión del hombre que la visitaba cada noche.

—Yo… aprenderé magia rápido. Cuando pueda usar magia libremente, ¿podría salir de la Torre de Magia?

Roina apartó su mano suavemente. El afecto de él aún la abrumaba. El hombre de ojos dorados solo miró su mano en silencio. Como si estuviera bien que ella hiciera eso.

—Eso…..

—Yo también lo creo.

Maili dijo eso de repente. Aunque interrumpió intencionalmente a Lutan, nadie lo señaló porque su expresión no parecía tener un significado positivo.

Tendré que hablar con él más tarde. Roina pensó eso. Un espíritu revoloteó y se posó sobre su cabeza. No pesaba nada, pero se sentía suave y aterciopelado.

—Mientras tanto, investigaré más información. Si es necesario, también buscaré la cooperación de otras familias…

Clang, volvió a colgar la espada que había desenvainado en su cintura. Era una espada hermosa con una hoja blanca y líneas elegantes. Roina pensó que le quedaba muy bien a Maili.

Maili se levantó de un salto y agitó la mano. El espíritu, dándose cuenta de que ella se iba, voló de nuevo para guiarla.

—Maili, nos vemos luego.

Un saludo a una amiga. Hace unos años era algo que decía a diario, pero pensarlo diciéndoselo a Maili se sentía extraño y cosquilloso. Ella respondió con un alegre «¡Hasta luego!» y pronto desapareció, agitando su brillante coleta rubia.

Probablemente se fue para dejarlos hablar a solas con el Archimagos. Ella estaba acostumbrada a la sociedad de los nobles. Aunque no usaba un lenguaje aristocrático, su actitud de retirarse suavemente sin incomodar al interlocutor estaba arraigada en ella.

—Señor Lutan, ¿no quiere que salga de la Torre de Magia?

—No, no es eso.

Ante su pregunta directa, una respuesta impaciente salió de él de inmediato.

Roina lo miró fijamente. Pareció elegir sus palabras por un momento.

—No es que no quiera que salgas de la Torre de Magia… Es que tengo miedo de perderte de nuevo.

—¿De nuevo?

Él apretó los labios. Probablemente no pensaba responder a esa pregunta.

—Agradezco que me proteja, pero ¿no es lo mismo que decir que prefiere que no salga de la Torre de Magia?

—…Si sales, iré contigo.

Huh, Roina dejó escapar involuntariamente un suspiro de incredulidad.

—Quiero existir como un ser humano. Un individuo que pueda elegir por sí mismo dónde comer, dormir, vestirme y dónde dar mis pasos.

Lutan no pudo responderle fácilmente. Solo la miraba con ojos graves.

—Para mí, usted es un salvador y un benefactor incomparable. Me sacó de ese lodazal. Pero aun así, quiero elegir mi propia vida.

Por mucho que fuera, no podía poseerla. Estaba harta de vivir como propiedad de alguien.

—Quiero estar sola un momento.

Roina dijo eso y salió de la sala de recepción. El espíritu tembló una vez y luego siguió a Roina revoloteando. Pronto, Lutan se quedó solo.

—Uf…..

Lutan se cubrió la cara con una mano.

Una primavera fresca había llegado a la silenciosa Torre de Magia. Brotaban retoños verdes y soplaba una suave brisa. La antigua torre de piedra, que había estado llena de frío, contenía ahora una cálida energía por ella.

Ahora, solo en esta sala de recepción, era muy diferente a antes de que ella llegara. Era solo un espacio funcional, pero ahora había cortinas blancas ondeando con la brisa fresca de la ventana, flores en un jarrón, un modesto juego de té con pequeños estampados florales y un mantel de encaje. Todo había cambiado desde que ella llegó.

Él se dejó caer pesadamente en el sofá de la sala de recepción. A su alrededor reinaba el silencio. La soledad era su amiga. Sin ella, él simplemente se detenía y se estancaba sin entusiasmo en esta fría torre de piedra.

Idiota. Murmuró con autocompasión. No tenía miedo de que ella se lastimara o corriera peligro. Él mismo ya no podía soportar una vida sin ella.

Los títulos de salvador y benefactor eran palabras que él, no ella, debería haber usado.

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La Torre de Magia era grande y de estructura extraña. Lutan dijo una vez que era porque el espacio estaba doblado, cortado y conectado. Ella solo pensaba en ir a un lugar abierto, pero el espíritu la guio adelante. Pensó que había bajado las escaleras, pero al abrir con incredulidad la puerta subterránea a la que el espíritu la había guiado, se encontró en el último piso de la torre.

—¡Guau!

El viento sopló y le acarició el cabello a Roina. Un cálido sol brillaba directamente sobre su cabeza. El último piso de la torre era bastante amplio y estaba lleno de césped ondeante y flores silvestres.

Era como si hubiera entrado sola en el jardín secreto de la cima de alguna montaña.

—¿Debería llamar a esto un jardín en la azotea?

Roina rió entre dientes. Ante su risa, el espíritu parpadeó y giró a su alrededor. Parecía estar increíblemente feliz de que ella riera.

El espíritu también extendió una manta a cuadros que apareció de la nada, y cuando ella se sentó cuidadosamente allí, desapareció apresuradamente.

Pronto, el espíritu trajo volando una canasta de ratán. Al recibir la canasta del espíritu y abrirla, vio sándwiches hechos cuidadosamente con jamón ahumado y muchas verduras, y una botella de leche en un bonito frasco de vidrio.

—…Gracias.

‘Este espíritu siempre hace todo lo posible para consolarme.’

Roina sintió un calor renovado en su corazón.

‘…¿Por qué… le hice eso?’

Recordó el momento justo ahora. Lutan realmente no la detuvo para que no se fuera, pero ella se enojó y lo dijo como una declaración.

De hecho, ahora mismo ella tampoco pensaba irse. Habría estado bien hablar más tarde con más calma.

Sintió un ligero remordimiento. Pero pensó que, aunque volviera, solo cambiaría un poco el momento de hablar, y diría lo mismo, así que no se sentía tan mal.

Tal vez sea una palabra lujosa en este mundo ahora. Esta sociedad de clases no permite elegir su propia vida, desde esclavos, siervos y plebeyos hasta nobles. Porque ese es un lugar donde eso es natural.

Su boca tenía un sabor amargo.

Pero aun así, ella no dejaría de ser humana. Porque pensar, avanzar y elegir por sí misma es el poder del ser humano.

El espíritu, que parecía una masa de luz blanca, se posó a su lado y se extendió un poco como si disfrutara de la luz del sol. Parece un pastel de arroz pegajoso brillante. Pensó Roina.

—Por cierto, aún no te he puesto nombre, ¿verdad?

El espíritu voló inmediatamente, giró ampliamente y sacudió su cuerpo de arriba abajo como asintiendo.

—¿De verdad te parece bien un nombre que yo te dé?

El espíritu, hecho de luz blanca y cálida, indicó su aprobación a una velocidad mayor. Realmente parecía querer un nombre de ella.

Roina dudó. Había estado posponiéndolo un poco porque no creía que su sentido de los nombres fuera muy bueno, pero al ver que el espíritu quería un nombre, se sintió mal por seguir posponiéndolo.

—Hmm, quiero darle un nombre con algún significado… Ah, ¿qué tal Fides?

En latín significa fe, promesa, confianza. Era una de sus palabras favoritas antes de venir aquí.

El espíritu parpadeó débilmente y se detuvo, sin saber si le gustaba o no. Parecía estar pensando.

—Fides. Como apodo te llamaré Pia.

Ella cuidadosamente colocó su mano sobre el espíritu y lo acarició. El tacto era realmente agradable. Este suave bulto de luz era blando, esponjoso y casi sin peso.

En ese momento, el espíritu brilló repentinamente con intensidad. No era la luz suave y discreta de antes, sino una luz como si algo explotara brillantemente, como un flash de cámara.

—¿Pi… Fides?

La luz pronto se atenuó, allí, en lugar de un bulto de luz, había un niño pequeño y lindo con cabello color crema que parecía blanco y esponjoso.

—¡Ama!

El niño dijo eso e inmediatamente levantó ambas manos, riendo alegremente.

Roina se quedó boquiabierta mirando al niño que había sido el espíritu. Su mano todavía estaba sobre su cabeza, y cuando movió la mano para acariciarlo, sintió una sensación similar a la anterior.

Antes era un pastel de arroz pegajoso, pero ahora se sentía más como una bola de pelo.

—¿Eh, Fides?

—¡Sí! ¡Ama me dio un nombre! ¡Soy Fides!

El niño sonrió ampliamente y frotó su mejilla contra la palma de su mano. La sensación suave y pegajosa como un pastel de arroz que sintió antes se sintió aquí.

Roina estaba atónita. ¿Cómo pudo pasar esto?