La sirvienta fugitiva es amada por el Gran Mago - Capítulo 153

Hay un Palacio Imperial cubierto de oscuridad palpitante, y en el aire sobre él, hay una grieta en forma de cicatriz afilada, como en el pasado. Es la cicatriz de la fisura del mundo.

Roina miró la escena con calma.

—Lutan, después de que detengamos a Ryu Hyeon, hay algo que realmente quiero contarte.

—… ¿De verdad? Qué casualidad. Lo mismo me pasa a mí.

Roina le sonrió. Ryu Hyeon era una existencia que los hacía sentir nerviosos incluso después de haber recuperado todo su poder. Ahora estaba amenazando el mundo de nuevo, después de mil años.

—Ahora mismo, Ryu Hyeon está desprevenido. Como el contrato de mil años está a punto de cumplirse, es natural que lo esté. Quiere usar todo en este imperio como sacrificio para encarnarse aquí y devorar el mundo. Justo como lo hizo en aquel entonces.

Roina tragó saliva. Aunque todos habían prometido ayudarla, no podía estar segura. Era verdad que tenían un poder demasiado débil comparado con él, tan débil que Ryu Hyeon podría ignorarlos por completo. Pero no podían rendirse.

—Vamos, hay que mostrarle que este no es el final.

Lutan asintió. Ya no estaba en el cuerpo del dragón dorado, sino en un cuerpo humano con esa energía. Por lo tanto, no podía ejercer el mismo poder que antes. Sin embargo, se mantuvo imponente.

Roina y Lutan se elevaron juntos y se dirigieron al Palacio Imperial. En ese momento, se escuchó una voz.

—Por fin, han venido, Roina y Lutan.

Era Ryu Hyeon, que había imitado el cuerpo del príncipe heredero. Sus ojos no eran del azul original, sino de un color violeta. Roina se tensó.

—¡Ryu Hyeon…! ¿Por qué no te rindes? ¿Qué te ganas con esto?

—¿Qué me gano? Si este mundo y tú se vuelven míos, ¿por qué no habría de ganar algo? Ya se lo dije. Pronto seremos uno.

Ryu Hyeon sonrió. Roina se estremeció y, sin darse cuenta, dio un paso atrás. Pero no podía retroceder. El destino de todos dependía de ella y de Lutan.

Roina y Lutan se hicieron una seña con los ojos y lanzaron un hechizo para sujetar a Ryu Hyeon.

—Qué tontos. Deben saber que no pueden hacer nada agarrando solo mi caparazón, ¿verdad? Y, además, usted, Roina, no desconoce que necesita el cuerpo del príncipe heredero, ¿o sí?

—No. No me ataré a ese contrato que creaste arbitrariamente. Te expulsaré de ese cuerpo.

Tan pronto como Roina terminó de hablar, círculos mágicos surgieron de todos lados y, al igual que los de Roina y Lutan, sujetaron el cuerpo del príncipe heredero. No era para restringirlo, sino para arrebatarle el control del cuerpo a Ryu Hyeon. Y así, los humanos que se escondían en la capital y que Ryu Hyeon había ignorado, actuaron en la mansión de Amasto tras escuchar las palabras de Roina, logrando este resultado.

—¡Ugh…! Qué ingeniosos han sido.

Ryu Hyeon jadeaba en el cuerpo del príncipe heredero. Con todos los hechizos entrelazados, era difícil para él incluso moverse.

—Pensaste que evitaría la fisura del mundo. Por eso apuntamos al príncipe heredero. Porque en realidad, el príncipe es el medio que te permite encarnarte en este mundo, ¿no es así?

—Cómo… se dieron cuenta de ese hecho. ¡Ja!

Ryu Hyeon se burló.

—¡Pero eso no es suficiente para detenerme!

Roina y Lutan se sorprendieron y dieron un paso atrás. Ryu Hyeon había invocado su poder por un instante, rompiendo todas las restricciones mágicas. Los ojos de Roina se llenaron de pánico.

—¡Ja, ja… Ah, ja, ja, ja, ja!

Ryu Hyeon echó la cabeza hacia atrás y se rió como un loco. A su alrededor sopló un viento cortante, creando una gran resonancia. Roina y Lutan, que estaban cerca, fueron empujados un poco hacia atrás en contra de su voluntad.

—¿Es solo esto lo que tienen? Ah, ja, ja… Es tan aburrido que ni siquiera me sirve de distracción. ¿Qué pasa? ¿A dónde se fue su gran ímpetu? ¿Solo se dedican a hacer estas niñerías?

—… Este no es el final.

—Eso es lo que le gustaría decir, ¿verdad? Pero la realidad es esta.

Ryu Hyeon, que se había acercado en el cuerpo del príncipe, sonrió con lástima y acarició la mejilla de Roina.

—La primera vez que me interrumpiste, me molestó. Pero con el paso de los años, una extraña sed me llenó.

Luego, miró de reojo a Lutan, quien luchaba por mantenerse firme ante la energía violenta y el viento, y dijo:

—Lutan, ¿qué te parece si mato a este bastardo y me apodero de la mujer que ama?

La mano de Ryu Hyeon tocó a Roina, acarició su cuello y se deslizó sobre su clavícula. Roina lo miró con ojos firmes. Ryu Hyeon le devolvió la mirada con una sonrisa de oreja a oreja.

—Fue tan escalofriante y fantástico como lo imaginé. Tocarla directamente.

Y se rió con melancolía. Una escalofriante sensación, que solo él podía tener después de sobrevivir miles de años en la oscuridad, la recorrió por completo.

—Así que la tendré para siempre.

Roina lo miró con la misma mirada firme y luego abrió la boca.

—No. No puedes.

En ese momento, un círculo mágico dorado se desplegó alrededor de los dos. Parecía estar preparado de antemano, ya que una serie de textos antiguos los envolvieron de manera fluida y natural. Ryu Hyeon, que tenía una expresión relajada, frunció el ceño y trató de librarse, pero unas cadenas doradas lo envolvieron y lo sujetaron.

—Te dije que no era el final.

Los ojos de Roina brillaron con un destello dorado. De repente, detrás de Roina, apareció Josef, quien estaba invocando un hechizo con una concentración aterradora. Había estado escondido allí desde el principio, esperando el momento adecuado.

—¡Señora Roina!

Josef dio la señal, Roina infundió toda su fuerza. Su poder completamente recuperado era como una ola torrencial, que lo cubrió todo. Y Ryu Hyeon, pareciendo tener dificultades, hizo un sonido de ¡Ugh!

Josef entró en el círculo mágico y dijo:

—De ahora en adelante, yo, Josef Amasto, heredo este contrato. Esta es la promesa entre Roina, la parte contratante, y Josef, que lleva la sangre real.

—¡¿Qué?!

—En la rama materna de la familia Amasto también hubo una mujer de la familia imperial. Después de todo, no solo los hombres pueden transmitir la sangre.

Era un contraataque que atacaba el punto ciego del contrato. El contrato para que Ryu Hyeon apareciera en el mundo era entre él y el príncipe heredero. Y el príncipe heredero, al conectarse con Roina, había completado la forma de ese contrato. Lo que hicieron fue torcer el contrato y pasárselo a Josef. Y Josef no tenía la intención de seguir la voluntad de Ryu Hyeon.

—¡Muere en este lugar y completa el contrato!

—¡No!

Aprovechando la vacilación de Ryu Hyeon, Josef apuñaló el cuerpo del príncipe heredero con el cuchillo. El príncipe heredero, cuya conexión con Ryu Hyeon se había roto, cayó sin vida como una marioneta con los hilos cortados. La sangre goteó, y Josef absorbió todo el rastro del contrato.

Y todo se quedó en silencio.

—Ja… ja…

—Lo lograste… ¡Lo lograste, Josef!

Roina gritó de alegría y lo miró. Josef, con el rostro cubierto de sudor, también la miró y sonrió. Fue en ese momento.

—¡Cuidado!

—¡Ja, ja, ja, ja!

—¡Josef!

Un tentáculo oscuro se extendió desde el entorno de Josef, tratando de envolver a Roina, pero fue neutralizado por el ataque de Lutan. Josef, con un ojo teñido de púrpura, miró a Roina y se rió de forma extraña. Ryu Hyeon había entrado en el cuerpo de Josef.

—Qué tonto. Si solo se trata de heredar el contrato, ¿no puedo usarlo yo? ¡Solo cambia el anfitrión!

Ryu Hyeon se rió como un loco. Roina puso una expresión cercana a la desesperación. Cuando Josef le dijo que esto era posible, debió haberlo detenido. ¿Sería el problema haber modificado el contrato demasiado rápido por la falta de tiempo? La situación había dado un giro inesperado, contrario a sus intenciones. En el nuevo contrato, su intención original era excluir a Ryu Hyeon.

—¡Ah, ja, ja, ja! Ahora, devoraré este mundo, te tendré a ti, Roina…

¡Clang!

En ese momento, su cuerpo se detuvo. Como si el mundo entero se hubiera detenido, la oscuridad que palpitaba y el palacio distorsionado se detuvieron. La mano de Josef, que empuñaba el cuchillo, se levantó. Con la fuerza de sus músculos tensos.

—N-no, no puede ser. Esto no puede pasar. ¿Un simple humano se atreve a salirse de mi control? ¡No puede ser! ¡Maldita sea!
—¡Josef!

Roina se dio cuenta al instante de lo que Josef intentaba hacer. Ella lo llamó con desesperación. Le dijo que no lo hiciera. En ese momento, Josef, con un ojo cerrado, miró a Roina y sonrió débilmente.

‘Adiós’, pareció decir con sus labios. Y entonces, él mismo se clavó en el pecho el mismo cuchillo con el que había apuñalado al príncipe heredero.