La sirvienta fugitiva es amada por el Gran Mago - Capítulo 152

Roina y su grupo se teletransportaron directamente a la mansión de Amasto, cerca del Palacio Imperial.

Al acercarse al palacio, sintió un remolino rojo formándose en el cielo oscurecido. Josef, al ver al grupo de Roina, se acercó rápidamente.

—¡Han vuelto!

No se olvidó de intentar abrazar a Roina con esas palabras, pero fue detenido por Jason. Aunque había perdido su apariencia juvenil y ahora era un adulto, un académico que se dedicaba a estudiar documentos y magia en su tiempo libre no podía vencer a un guerrero que se ejercitaba a diario.

Josef miró débilmente a Jason, pero no dijo nada. No era una situación para que los aliados se pelearan.

—Qué bueno que llegaron. ¿Sabían que el Palacio Imperial cambió de repente?

—Sentimos que algo no estaba bien y por eso vinimos, pero ¿el Palacio Imperial? ¿Qué pasó?

—El palacio… se convirtió en una oscuridad viviente. El espacio mágico que originalmente solo estaba en el centro se expandió y se lo tragó todo. Parece que su área se está extendiendo cada vez más.

—¿Y tú, tú estás bien?

—Sí, por suerte, no me pasó nada.

respondió Josef con una ligera sonrisa ante la preocupación de Roina. Roina exhaló un breve suspiro de alivio.

—¿Y Maili?

—Mi hermana…

—¡¡Roina!!

En ese momento, Meili apareció de repente y abrazó a Roina. Esta vez, Jason no la detuvo, y las dos amigas que se reencontraban después de mucho tiempo compartieron un momento especial.

—Maili, ¿estás bien? ¿No estás herida?

—¡Mira quién habla! ¿Sabes lo preocupada que estaba cuando me enteré de que fuiste al extremo sur? Hay rumores de que en ese lugar hay monstruos oscuros en el mar.

—Ah, eso… sí había, pero Roina no los vio…….

—¡¿Qué?!

—¡¿Jason, viste algo así?!

Roina desvió la mirada de Maili, que la miraba como si se preguntara en qué peligros se había metido, le pasó la flecha a Jason. Jason, con una expresión de haber metido la pata, miró hacia otro lado.

—De todos modos, esta vez te lo perdono. ¡Pero después de que todo esto termine, tienes que contarme todo lo que pasó!

—… Está bien.

Maili agarró la muñeca de Roina y la arrastró, como lo hacía antes. Lo hizo para que Roina pudiera moverse. Lo mismo había hecho desde el principio, cuando era su esclava. A pesar de que hablaba con prejuicios o decía cosas crueles a propósito, no podía ignorar la marginación de Roina. De hecho, Roina pensaba que en ese momento, solo el hecho de tener a Maili para conversar la ayudó a aguantar.

El lugar al que Maili llevó a Roina era el salón principal de la mansión de Amasto. Allí, había gente sentada en mesas improvisadas, interpretando textos antiguos, y otros ocupados en reuniones para idear una estrategia. Al ver algunas caras conocidas, Roina abrió los ojos de par en par. Vio a la gente de la revolución, a Veronica, a Nella y también a los sacerdotes del maná.

—También vino gente de Castelo. ¿Cómo…?

—Mientras la señora Roina no estaba, logramos analizar y replicar un antiguo artefacto mágico. Fue uno de los primeros proyectos en los que me concentré, pensando que tendría un impacto importante y significativo en el desarrollo de la humanidad. Se trata de un dispositivo de teletransportación. Ahora podemos comunicarnos sin tener que pasar por la Torre de Magia. Necesitamos una gran cantidad de piedras de maná de Castelo, pero como ahora no tenemos problemas de suministro, podemos usarlo cómodamente para asuntos importantes.

—¡Señora Roina!

La gente se alegró de verla y la saludó. Veronica se sentía un poco incómoda, pero no parecía que le desagradara Roina. Roina también le devolvió el saludo, sosteniendo su mano.

Veronica, con un atuendo modesto y gafas, parecía una académica. Había venido como una funcionaria, no como una joven noble adornada como en el pasado. Cerca de ella, Erica, la líder de la revolución, la miraba con ojos llenos de adoración.

Jason saludó a la gente de la revolución con un «¡Hola!», y Ethan, que había venido con la gente de Castelo, miró a Roina con ojos sombríos. Roina no podía acercarse a él en ese momento. Se limitó a inclinar la cabeza ligeramente para saludarlo. Como rey, le habría sido difícil dejar su puesto, así que también debió sentir que la situación que cubría todo el continente era inusual.

—Gracias a todos por venir.

Naturalmente, la atención se centró en Roina. Ya había atraído la atención por estar con el Gran Mago, ahora que saludaba a los líderes, era aún más notable. Todos los presentes esperaban ansiosos lo que Roina tenía que decir.

—Todos ustedes habrán visto que el Palacio Imperial cambió, el cielo se oscureció y el agua en la tierra se volvió roja. Es un asunto serio.

Todos asintieron con la cabeza. La mayoría se había reunido allí por esa razón. Algunas personas habían perdido a sus compañeros cuando el palacio se transformó, y sus rostros se veían sombríos.

—Todo esto es obra de un ser llamado Ryu Hyeon. Un antiguo dragón negro, el devorador de mundos, y… también el dios del contrato de este imperio, Kail.

Ante esas palabras, la gente a su alrededor se agitó. Era una reacción normal, ya que la creencia en su dios había sido negada de frente. Pero si no revertían esta situación, habría más daños.

—Los dioses se alimentan de la fe. Él eligió hacerse pasar por un dios para obtener el poder divino y hizo un contrato con el primer emperador de este imperio. Un contrato que le daría prosperidad al imperio y, a cambio, lo convertiría en un dios. A cambio, el dragón dorado fue sacrificado.

En el mito de la fundación que conocían, el primer emperador, elegido por el dios Kail, derrotó al malvado dragón dorado y fundó el Imperio de Kailum. Todos estaban confundidos por la historia completamente diferente. Una persona levantó la mano y preguntó:

—¿Puede probar lo que dice?

—Era un erudito que necesitaba pruebas para estar convencido.

Roina asintió como si lo entendiera y levantó la mano para desplegar una cortina mágica. Allí se desarrolló rápidamente el pasado que ella había visto. El primer emperador, con el mismo rostro que el príncipe heredero, mata al dragón dorado y hace un contrato con Ryu Hyeon. Y se mostró a Roina del pasado deteniéndolos, lanzando una maldición y limitando el período del contrato a mil años.

Los magos asintieron con la cabeza. No había pruebas de que esto no fuera una ilusión, pero explicaba el contrato enredado en el imperio que habían estado estudiando hasta ahora. Habían estado haciendo muchas hipótesis, confundidos por un flujo diferente al que conocían. Algunas de estas hipótesis eran de este tipo. Simplemente no habían podido avanzar porque no habían previsto la existencia de Roina, quien interrumpió el contrato en el medio.

—¿Cómo puede usted transmitir este conocimiento?

Sin embargo, el erudito que había preguntado antes aún no estaba satisfecho y continuó con sus dudas. Su esencia era la curiosidad, que los llevaba a investigar a fondo si tenían una pregunta.

—Se me llamó la portadora del talento de las estrellas, recuperé mi verdadero poder hace poco. Por eso, estos recuerdos también volvieron a mí.

—Entonces, ¿la primera Gran Maga que existió antes de la fundación del imperio es…?

Roina asintió con la cabeza. La miraron con ojos de asombro. Su objetivo final, la primera estrella que trajo la magia a la humanidad, estaba aquí.

—Pero quién soy yo no es tan importante en este momento. Me gustaría que se concentraran en este asunto. Lo que Ryu Hyeon quiere es la destrucción del mundo entero.

Ante esas palabras, el sonido de la gente reunida en el salón principal se acalló. Todos parecían tensos. Se podía escuchar el sonido de sus alientos temblorosos y el de la saliva que tragaban. ¿Será porque la situación era más grande de lo que pensaban? ¿Será porque se habían revelado muchos hechos impactantes e increíbles a la vez?

—La razón por la que les conté esto es porque necesito su ayuda para el ritual. Porque sin saber esto, no podrían ayudar.

—Ya veo.

dijo Josef a su lado, asintiendo. Como líder interino del nuevo gobierno y de los magos, cuando él estuvo de acuerdo, todos se quedaron en silencio. Habían aceptado tácitamente que debían seguir su opinión por ahora.

—Lutan y yo, es decir, los Grandes Magos, iremos al Palacio Imperial para distraer al enemigo. En ese momento, hay algo que ustedes tienen que hacer.

Roina miró a su alrededor con ojos claros y dijo con voz alta y clara. Su voz resonante llenó el aire.

—Lo que ustedes tienen que hacer es…