La sirvienta fugitiva es amada por el Gran Mago - Capítulo 144

Lutan se quedó paralizado, pero Roina lo ignoró y se concentró en el beso. Su lengua, suave y débil, invadió con firmeza el interior de sus labios.

Ese leve movimiento, como un suave golpe en la puerta, hizo que Lutan, quien se había detenido como si le hubiera caído un rayo, moviera la mano y la atrajera por la cintura.

—Mmm…

Roina, sorprendida por su repentino movimiento, dejó escapar un pequeño gemido, pero el leve sonido fue rápidamente tragado por el movimiento de la lengua de Lutan. Como un animal hambriento que encuentra a su presa, enredó su lengua con la de ella, de forma tosca, pero apresurada y torpe.

Roina intentó separarse para tomar un respiro, empujándolo del pecho, pero él no se movió. Al contrario, la mano que la atraía de la cintura se hizo más fuerte y sin consideración alguna. Ante una reacción tan opuesta a la de Lutan del futuro, que siempre consideraba sus deseos, ella se sintió abrumada.

—Lu… ¡Mmph!

Apenas pudo separar sus labios para decir algo, pero él la volvió a callar de inmediato. A través de sus labios unidos, el maná de él y el de ella se intercambiaba en armonía. La sensación regresó como un orgasmo de éxtasis, y los dedos de los pies de Roina se encogieron sin querer. Ella lo golpeó con fuerza en el hombro para empujarlo. Lutan, que se aferraba a ella como un pequeño animal, no cedía sin importar cuánto ella lo intentara.

Solo después de que ella lo golpeó, Lutan se separó de sus labios con una expresión de ligera insatisfacción. Se podía ver cómo la cuerda de su razón se mantenía apenas unida, a punto de romperse.

—Haa, haa…

—Tú… ¿qué me hiciste?

Mientras Roina jadeaba, Lutan le preguntó de manera dominante. Parecía que recién se daba cuenta de lo que había hecho, pues se cubría la boca con una mano, su rostro un poco sonrojado y con una expresión de cautela. Sorprendentemente, se veía muy tierno. Roina abrió los ojos de par en par.

—No hice nada. Solo… por Hyun…

El nombre de Hyun salió de su boca, y la mirada de Lutan se volvió más aguda. Ya no tuvo más consideración con ella y la hizo caer.

—¡Ah! Espera, Lutan…

—Hyun, ¿qué te hizo ese tipo?

Dijo, levantando uno de sus tobillos. Roina, en una pose demasiado vergonzosa, se sonrojó de vergüenza. Por suerte, su ropa era un atuendo de viaje cómodo, pero si hubiera llevado falda, sin duda la situación habría sido embarazosa.

—¡Espere! Vine aquí para deshacer eso… ¡Ah!

—Tonterías. Si fuera así, ese tipo no se quedaría tan callado.

Sin escuchar a Roina, él enredó su otra pierna en el tronco de un árbol. Roina agitó las manos para detenerlo, pero rápidamente, unas raíces brotaron, agarraron la parte superior del cuerpo de Roina y la ataron. Intentó usar magia, pero fue anulada de inmediato. Sorprendentemente, el Lutan de mil años atrás tenía un poder aún mayor que el del futuro.

—Estás jugando sucio.

—¡No, por favor escúcheme! ¡Mmph!

Lutan le tapó la boca a Roina también. Pronto, Roina quedó en una situación vergonzosa: atada por raíces y ramas, con los brazos en alto, las piernas separadas y mirando a Lutan desde abajo. Pensar que podía enfrentarse al Lutan de hace mil años había sido un error.

Las pupilas de Lutan se alargaron verticalmente. Entrecerró los ojos, la observó con atención y finalmente también le cubrió los ojos.

—Es molesto. ¿Qué es esta sensación?

Roina no podía responderle a Lutan, quien fruncía el ceño ante la sensación de que todo su cuerpo se calentaba. Él se acercó a su cuerpo. Con un tuk, tudok, la parte delantera de su ropa de viajera fue rasgada por la mano de él.

—Hueles bien… ¿Qué clase de truco usaste?

Lutan, de forma instintiva, separó la parte superior de su ropa y lamió el pecho que quedó al descubierto. Roina, sorprendida por el repentino contacto de su lengua con el pezón, se retorció, pero al estar fuertemente atada por las ramas y raíces, solo pudo lograr un ligero movimiento. Aunque Roina no podía verlo, Lutan esbozó una leve sonrisa al verla, una sonrisa con un carácter muy perverso.

Parecía que solo se sintió aliviado al recuperar el control, y comenzó a explorar el cuerpo de Roina. La ropa de viaje de Roina se rasgó y se desgarró como papel frágil en sus manos.

Sus manos agarraron el pecho de Roina, y sus labios mordieron su pecho. Sus manos acariciaron su cintura, su ombligo y su pubis, y Roina se estremecía cada vez que él lo hacía. Con cada movimiento, la mirada de Lutan se hacía más intensa.

—Haa…

Lutan suspiró, embriagado por su olor. Su miembro ya estaba muy excitado, y ante una sensación que nunca antes había experimentado, Lutan en realidad estaba ejerciendo una paciencia sobrehumana. Su instinto le decía que tenía que desatar esa sensación en ella, Roina, pero en realidad, no sabía la forma exacta de hacerlo. Él, nunca antes, había copulado.

Mientras le mordía el pecho y tocaba varias partes de su cuerpo, se sentía complacido, pero al mismo tiempo sentía más claramente que algo no estaba bien. La mirada de Lutan se posó en la parte inferior del cuerpo de Roina. Un olor peculiar emanaba de ahí. En realidad, desde hacía un rato, su instinto le decía que se concentrara en esa zona.

Él se había esforzado por ignorarlo, pensando que era una artimaña de Hyun. Racionalmente, sabía que debía sentirse mal, pero al final, cedió ante el sentimiento de bienestar que sentía desde hacía un rato.

—No sé qué truco usaste, pero… solo lo dejaré pasar por ahora.

Finalmente, le quitó la parte de abajo de la ropa. Los estorbosos cinturones y hebillas fueron arrancados por sus manos. Tuk, tuk, todo lo que ella llevaba puesto cayó al suelo.

Solo quedaron unos trozos de tela que apenas podían llamarse ropa. Roina temblaba de vergüenza, pero a Lutan no le importó. Parecía satisfecho al ver la humillación de Roina, y una vez más, levantó la comisura de sus labios.

Era la primera vez que observaba la parte inferior del cuerpo de una mujer. Lutan se acercó, estrechando sus pupilas, similares a las de un gato, hacia su intimidad húmeda y contraída. Recordó los labios suaves que lo habían tocado antes y lo habían dejado aturdido. De inmediato, puso la punta de su lengua en la intimidad de ella.

Roina se estremeció, sorprendida. Su lengua recorrió largamente su intimidad. La sensación era demasiado estimulante. Roina, instintivamente, emitió un gemido, umm, y arqueó su cuerpo. Sintió que la piel se le raspaba con las duras raíces de los árboles. Lágrimas brotaron de los ojos de Roina.

Su cuerpo blanco se estremecía, y su piel suave y pálida era oprimida y sacudida por las raíces en varios lugares. Al verla así, las pupilas de Lutan se hicieron más profundas. Sentía el deseo de triturar y tragarse todo el cuerpo de esa mujer, desde la cabeza hasta los pies. Todo era suyo. Su hembra.

Finalmente, no pudo resistir a su instinto y agarró su pelvis. Su enorme miembro rozó la entrada de ella, produciendo un sonido húmedo.

—Haa…

Por fin, pensó en ello de forma instintiva. La punta de su glande penetró lentamente en su interior.

Ante la presión más grande que de costumbre, Roina no pudo evitar gemir, ump, sacudió la cabeza. Las lágrimas que había retenido cayeron por su rostro. Aunque tenía la intención de estar con él, no de esta forma. Le daba vergüenza.

Lutan ya no tenía el control de sus ojos. La vacilación que sintió al principio desapareció en cuanto probó el interior de ella. Su miembro penetró en ella sin ninguna consideración, hasta el final. Roina gritó sin emitir sonido.

—!

Por alguna razón, su cuerpo reaccionó como si también fuera la primera vez para ella. Su interior se sentía caliente, como si estuviera quemándose. Su cuerpo casi se derretía por la presión masiva y estimulante.

—¡Mmph, ha! ¡Ang! ¡Haang!

La rama que le tapaba la boca había desaparecido. En cambio, esa misma rama le sostenía la barbilla para mantener su boca abierta. Como si él quisiera escuchar todos sus gemidos.

Cada vez que penetraba su interior, Lutan sentía un placer que nunca había experimentado y un fuerte impulso de dejar una marca en cada parte de ella. El sonido húmedo y estimulante de su miembro entrando y saliendo de ella retumbaba en medio del bosque.