La sirvienta fugitiva es amada por el Gran Mago - Capítulo 130

—¡¡¡Señor Lutan!!!

¡Bum!

Se oyó el sonido de la puerta golpeando la pared, aunque algo se cayó con el brusco movimiento, Josef no le dio importancia y siguió adelante.

—¡Maldito, maldito Gran Mago!

La Torre de Magia es un laberinto. Los espacios están entretejidos de forma irregular, y a menos que el Gran Mago, el dueño de la torre, lo desee, no muestra el destino correcto.

¡Pam!

Abrió la puerta del siguiente cuarto, pero tampoco era el lugar que Josef quería. Josef se cubrió la cabeza y gritó:

—¡¡Roina está en peligro!!

“Les abriré la puerta. Pero tienen que encontrar el camino por sí mismos.”

No juzgan por sí solos sin un dueño. Esa era la regla del espíritu que manejaba la Torre de Magia. Fides lo dejó entrar con esas palabras. Dijo que si su corazón se conectaba con Lutan, tal vez podría llegar a él.

En otras palabras, el hecho de que no pudiera encontrar a Lutan era por voluntad de Lutan. Aunque estuviera inconsciente, no permitiría la intrusión de nadie. Esa era la voluntad de Lutan.

«Piensa en un plan.»

Josef respiró hondo con calma y miró fijamente a la puerta.

—¿Hasta cuándo vas a seguir actuando como un niño, tú?

Esta Torre de Magia es el espacio del Gran Mago. Es decir, todos los movimientos y sonidos aquí se transmiten a él. Eso supuso Josef. Porque la característica del lugar que él había experimentado era esa.

—Señorita Roina sacrificó todo para salvarte.

‘No hay tiempo para esto’

—¿Crees que todo se terminó con la primera vez que salvaste a la señorita Roina? Si no pudiste protegerla bien, deberías levantarte ahora y asumir la responsabilidad hasta el final.

‘Ojalá yo fuera el Gran Mago’

Josef se golpeó la cabeza, al tener ese pensamiento, y gritó:

—¡Eres un idiota, un estúpido, un cobarde!

Jadeo, jadeo.

Su último grito contenía casi todas sus emociones. Era raro en él, pero estaba muy agitado y era sincero. ¿Será que la sangre de Amasto lo había impulsado de esta manera? Después de ese último grito, se dejó caer al suelo.

Si no podía encontrar al Gran Mago, nadie podría salvarla. ¿Significaba que tendría que entregarla de nuevo a las manos del enemigo? Estaba desesperado.

Josef se cubrió la cara con las manos y agachó la cabeza. La había perdido de nuevo. Esta vez, era como si él mismo la hubiera entregado a las manos del enemigo. ¡Maldita sea, maldita sea! Golpeó el suelo con rabia. Nunca se había resentido tanto por su impotencia.

¿Hubiera sido un poco mejor si él hubiera tenido poder mágico? Si no Lutan, si él hubiera sido el Gran Mago… No, debió haberla detenido cuando le dijo que iba a Castelo…

—…Qué ruidoso.

En ese momento, una voz profunda resonó en la habitación. ¡Vueltas! Josef levantó la cabeza. Frunciendo el ceño, el Gran Mago, que estaba apoyado en la pared, lo miraba.

—¿Dónde está Señorita Roina?

Con ojos dorados que ardían, el Gran Mago lo miraba, lleno de ira.

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¡Bum, bum!

Roina rodó sobre la suave alfombra. Frente a ella, el príncipe heredero, o más bien Ryu Hyeon, con sus ojos morados brillando en el cuerpo del príncipe heredero, la miraba con enojo y escupía, dejando caer saliva mezclada con sangre. Roina también escupió lo que tenía en la boca. Un pequeño trozo de carne rodó por la alfombra. Era la lengua cortada del príncipe heredero.

—»Si quieres rechazarme, recházame», dijiste.

Roina sonrió de oreja a oreja. Su cuerpo, que todavía temblaba sin parar, su deseo, lo quería a él. Pero con una voluntad más fuerte, ella lo había rechazado. ¿El contrato? ¿A quién le importaba un contrato? Ella caminaría por el camino que había elegido.

Ryu Hyeon se acarició el cabello dorado y se mofó.

—Qué tierno lo que haces.

Se metió un dedo en la boca y luego sacó la lengua. La lengua, perfectamente regenerada, se hizo visible.

—Y debió haberte dolido bastante.

Roina se alegró solo por el hecho de haberlo rechazado sin sentirse impotente y le respondió.

Ella había intentado sacar la energía dorada varias veces, pero fue inútil. En una situación en la que su cuerpo y su voluntad estaban separados, incluso el poder mágico no era una excepción. Solo con la entrada del alma de Ryu Hyeon en el cuerpo del príncipe heredero, él se había convertido en un contratista perfecto, al que ella no podía rechazar.

Sin embargo, ella pudo aclarar un poco su mente. La energía que había absorbido al besar a Ryu Hyeon había hecho que la energía dorada se fortaleciera aún más. Ella realmente no podía ser dominada por completo sin hacer nada. Tenía que hacerlo, aunque fuera así.

—Tú no le llegas ni a los talones a Lutan. Es cierto que lo deseaba y absorbí su poder mágico para hacerlo mío. ¿Pero qué importa? Al menos a quien elegí no fuiste tú, sino él.

Roina lo dijo, a pesar de que su cuerpo temblaba por el deseo. Al oír esas palabras, la expresión de Ryu Hyeon se endureció notablemente.

—¡Ja, Lutan, Lutan, Lutan! Desde antes, tú… ¿Por qué no yo? ¡¿Por qué?!

Él se acercó a grandes zancadas, le agarró el pelo por la nuca y le echó la cabeza hacia atrás. Sus ojos se encontraron con los de él, llenos de locura.

—Iba a ser amable, pero supongo que no se puede.

La tiró bruscamente y la puso boca abajo. Justo cuando ella intentaba bracear para apoyarse en el suelo, él la agarró por la pelvis, la levantó y tiró de ella. Con esa fuerza, el cuerpo de Roina fue arrastrado con facilidad. Roina se aferró a la alfombra, pero no pudo evitar que la arrastraran.

—No… quiero.

—Ja, de todos modos eres un cuerpo que me necesita. Ya veremos hasta cuándo dices que no.

Él se subió encima de ella y colocó su miembro sobre la vulva de ella. Roina sintió el deseo incontrolable de menearse y meterlo dentro. Le costó una gran fuerza mental detener su cuerpo.

Él, a propósito, movía el pene solo un poco, como si fuera a entrar en la abertura de la vulva, pero sin hacerlo, estimulándola. Al mismo tiempo, le lamía y le mordía la espalda, dejando marcas.

—¡Ay! ¡Ah! ¡Mmm!

Roina temblaba de forma intermitente con cada estímulo. Estaba conteniéndose con todas sus fuerzas, pero el deseo de meter su miembro en ella, de mover las caderas y de sentirlo era desesperado.

—No te resistas. Si tanto me… deseas.

Cuando él hizo fuerza, la cabeza de su verga se metió ligeramente en su vulva. Roina se estremeció y arqueó la espalda. Con solo eso, un escalofrío de excitación le subió por la columna. Su impulso hizo que él casi entrara más, pero Ryu Hyeon sonrió y se echó hacia atrás.

¡Chup!

Solo ese pequeño movimiento bastó para que el sonido de su interior, lleno de humedad, resonara en el espacio.

—No te… deseo. Yo a Lutan…

—Ja.

La mirada de Ryu Hyeon se volvió fría. Siempre era así. Ella lo deseaba a él, no a Lutan. Incluso ahora que su cuerpo era así. Él no se contuvo más y se enterró en ella.

—¡¡Aaaah!!

Roina fue envuelta en un éxtasis por el miembro duro que se abrió paso sin consideración. En el momento en que él se introdujo, sintió una inmensa ola de placer entrar en ella. Y eso que solo la había penetrado. Las lágrimas volvieron a caer por sus mejillas.

—¡¡Mmm, ah, aaang! ¡Ang! ¡Ayy!

Lo siguiente fue una penetración sin piedad. Él la agarró por la cintura y la empujó. Aunque su feminidad estuviera completamente húmeda para recibir a un hombre, sus movimientos no tenían piedad. Ella se movía hacia atrás con la violencia de él, pero a él no le importó, solo se concentró en sus movimientos, penetrándola como un animal. Y a pesar de esos movimientos, ella sentía placer.

—Por más que lo niegues, no puedes rechazarme.

—¡¡Aaah! ¡Ah! ¡Aaang, ah! ¡No… quiero!

Con los ojos completamente inyectados en sangre, cuando Roina estaba a punto de desmayarse, él la levantó y entró en su interior. Roina, a pesar de que lloraba, no pudo evitar temblar y rendirse al placer que se acumulaba y explotaba en su interior.

—Tú eres mía. Para siempre.

Una vez, dos veces, tres veces. Su acto no se detuvo, y Roina lloró mientras lo aceptaba por completo. Sintió que la energía de él se mezclaba con la suya, restableciendo el equilibrio. Lo quisiera o no. Sin embargo, fue un acto sexual que nadie podría disfrutar.