La sirvienta fugitiva es amada por el Gran Mago - Capítulo 129

Roina no se opuso al toque de Ryu Hyeon. De hecho, no pudo.

Estaba tan enojada que le rechinaban los dientes y tan frustrada que sentía ganas de llorar, pero no podía oponerse.

Sus largos y flexibles dedos se deslizaron por su suave cuello. El traje de bailarina que llevaba puesto se desprendió con demasiada facilidad bajo su toque.

—Tú, tú me hiciste esto.

Con un cuerpo que no podía completarse sin absorber la energía de cada uno de los hombres.

—La he observado durante mil años. ¿A qué clase de humano se le aparece? Tuve que sacrificar mucho para vislumbrar las leyes del mundo, pero a medida que se acercaba el momento de renovar el contrato, se hacía más claro. Cuál sería el cuerpo en el que usted aparecería.

—¿El cuerpo en el que aparecería?

—Así es. El de un ser con el talento de una estrella.

Un hermoso cabello rubio, pestañas aleteantes y unos ojos violetas que parecían devorar a Roina. Él metió los dedos en la tela que apenas cubría su suave pecho y pegó sus labios a la nuca de ella. Un aliento caliente se posó sobre su cuerpo, estimulando sus sentidos.

—¡Ah…! ¿Qué… es esto…?

—Ah… Roina…

Sintió sus labios húmedos tocar su clavícula y su cálida lengua lamerla lentamente. Roina no quería, pero su cuerpo se enrojeció por completo y soltó un suspiro excitado.

—Claro, la confundí con Veronica por un momento…, pero mi experiencia me hizo saber que era una trampa suya.

—Vero… nica…

En la mente de Roina pasó una mujer arrogante y desesperada. La que ella pensaba que era la protagonista de la «historia original». Pensándolo bien, la «historia original» nunca había sido del todo clara. Simplemente le infundía la voluntad de hacer las cosas de cierta manera.

Fides había dicho que era una especie de premonición, pero…

—¡Uf!

Como si supiera que ella estaba perdida en otros pensamientos, Ryu Hyeon, en el cuerpo del príncipe heredero, se quitó el último trozo de tela que cubría su pecho y puso sus labios sobre el botón de oro que había dentro.

—¡Ha, hmm!

Roina no pudo evitar soltar un gemido. Su mano se apoyó suavemente bajo el pecho de Roina, y él sacó su lengua rojiza para lamer el pezón. La sensación era a la vez cosquilleante y suave, y estimulaba algo dentro de ella. Sin darse cuenta, jadeó y lo miró. Su cerebro parecía estar paralizado.

—No, quiero.

—Puede apartarme y marcharse en este mismo instante, ¿sabe?

Él se apartó por un momento y se rio para sí mismo. Su aliento y sus labios la rozaron, y una estimulación aún mayor la invadió, haciendo que sus dedos de los pies se encogieran involuntariamente.

Roina intentó pensar desesperadamente. Era como caminar a través de una niebla.

—Entonces Veronica…

—Ella era uno de los recipientes que casi contenían su alma. Si usted hubiera entrado en el cuerpo de Veronica, tal vez habría sido más fácil de seducir.

Roina sintió un escalofrío. ¿Sería posible que la historia original que ella creía haber leído fuera lo que habría sucedido si ella se hubiera reencarnado en Veronica? Si lo pensaba así, todas sus dudas se disipaban.

—Lo que más me molesta es que este contrato es de un tipo en el que tengo que compartirla con otros. Me habría gustado que solo me necesitara a mí.

Él bajó un poco la mirada y puso una mano en su cintura. Roina se estremeció de nuevo, pero no lo evitó. Su vestido consistía en un velo semitransparente que envolvía su cuerpo y una ropa interior que apenas la cubría. El tejido exterior, como alas de mariposa, se había quedado en sus caderas y se deslizó hacia abajo por la mano de él. Roina lo observó todo, sin poder hacer nada, como una mariposa atrapada en una telaraña.

—Entonces, ¿al final tendré que tener relaciones con los contratistas?

—Lamentablemente, sí. Incluyéndome a mí, son cinco… De ellos, Lutan tiene una energía opuesta a la mía, así que cuando escapó del príncipe heredero, debe haber anhelado una relación con él.

Un fuerte golpe aturdió la mente de Roina. Su visión se volvió borrosa y se tambaleó ligeramente. Ryu Hyeon, que se había metamorfoseado en el príncipe heredero, levantó la comisura de sus labios al verla.

—¿Lo entiende? Usted anheló a Lutan por la magia. No porque lo amara.

—No, no… Eso no puede ser.

—Si no es así…

De repente, Ryu Hyeon puso una mano detrás de las rodillas de Roina y con la otra la agarró de la cintura, levantándola. Roina quiso apartarlo, pero no tenía fuerzas.

—Intente rechazarme.

Se quedó sin palabras. No pudo resistirse en lo más mínimo mientras él la cargaba y la acostaba en el sofá. Todo lo que pudo hacer fue sentir y estremecerse con cada movimiento de él. Puso las manos en el pecho de él para empujarlo con todas sus fuerzas, pero la fuerza era tan débil que no tuvo ningún efecto. Mientras él la acostaba suavemente y se subía encima de ella, metiendo los muslos entre sus piernas, mientras le acariciaba los muslos y le besaba el bajo vientre, ella no podía resistirse de verdad.

Cuando conoció a Lutan por primera vez, se sintió atraída por su energía, sintió placer en su relación con él y lo anheló constantemente. La confusión sobre si sus sentimientos por él eran reales. Todo era verdad. Roina se mordió los labios con desesperación.

—Jajaja, cuántas veces ha estado con esos otros bastardos… Me desea tanto.

Sus dedos se deslizaron naturalmente bajo la ropa interior de Roina y se adentraron en su interior. Con esa sensación, Roina soltó un fuerte gemido y arqueó la espalda. Su cuerpo no le obedecía en absoluto. Su interior, invadido por los dedos de él, de hecho, estaba completamente listo y permitía la invasión.

¡Chup-chup!

Sus dedos se movían lentamente hacia adelante y atrás, emitiendo un sonido húmedo. Ella se retorció para escapar de la insoportable sensación, pero no pudo escapar de su mano.

—No necesito afrodisíacos cuando me apodero del cuerpo del príncipe heredero; tu reacción es muy buena.

Sus labios formaron una curva y sonrió ampliamente. Al mismo tiempo, su mano apartó las piernas de Roina de forma brusca, y el número de dedos aumentó a dos.

—…!

Roina echó la cabeza hacia atrás ante la sensación electrizante. Solo con que sus dedos entraran, el placer recorrió todo su cuerpo.

—No, ah, ¡uf! No quiero…

—Puede apartarme y huir en cualquier momento. No la estoy atando, ¿o sí?

¡Chup-chup!

Sus movimientos se hicieron más rápidos. Los dedos que se agitaban en su interior ya eran tres. Roina solo podía emitir sonidos que no eran palabras, como ‘uf, ah’. Él ya estaba completamente encima de Roina, abriendo sus piernas de par en par, y la deshonraba con una sonrisa relajada.

—¿Cuántos hombres has metido ahí? Ah… ¿Tanto te gustaba que te penetraran?

Era ridículo, ya que él mismo había hecho su cuerpo así. Ante esas palabras que le recordaron al príncipe heredero, Roina solo podía reaccionar gimiendo y retorciendo la cintura. Se sentía injusta, pero su voz solo emitía gritos excitados, y su cuerpo se retorcía como el de una gata en celo por un hombre. Sin importar lo que ella dijera, él no se detenía y presionaba los puntos que le daban más placer.

En algún momento, ella estaba llorando. Ni siquiera sabía cuándo había comenzado a derramar lágrimas. Esta situación era horrible, se sentía mal por Lutan y, sin embargo, sentía una gran culpa por el fuerte placer que sentía. Se derrumbó sin poder evitarlo ante las manos de Ryu Hyeon que la seguían estimulando.

—¡Para, ah! ¡Basta, ah!

—¿De verdad quiere que me detenga?

¡Alto! La mano de Ryu Hyeon se detuvo. Sin embargo, el fuego que ardía en su interior no se extinguió. Roina gimió, derramando lágrimas. Ridículamente, ella lo deseaba. No quería esos dedos, quería que él insertara su miembro endurecido en ella y la hiciera un desastre. Como lo había hecho con el Príncipe Heredero, y también…

‘Lutan…….’

Como lo había hecho con Lutan.

Roina, con las manos temblorosas, abrazó el cuello de Ryu Hyeon. Él sonrió satisfecho y se inclinó hacia ella, Roina, de forma voluntaria, le chupó los labios. Él sonrió y le ofreció sus labios de buena gana.

Lengua con lengua se entrelazaron. Se escuchó un sonido húmedo y sensual. Y entonces, Roina le chupó la lengua y la mordió con todas sus fuerzas.

¡Zas!

Él la empujó. Ella apretó los dientes con todas sus fuerzas. Con el único pensamiento de que lo mataría allí mismo. Un sabor amargo a sangre se extendió, incluso sintió una sensación blanda. Aun así, ella no se rindió.