La sirvienta fugitiva es amada por el Gran Mago - Capítulo 128

Roina se vio envuelta en la conmoción y murmuró sin querer:

—¿Cómo es que…? ¿Cómo puedes… tú?

Se sentía avergonzada de no poder repetir nada más que esas palabras, pero no podía evitarlo.

El príncipe heredero sonrió con malicia. Sus ojos, que se habían cerrado, se abrieron y se habían vuelto de color púrpura. Roina sintió que la piel se le erizaba y retrocedió un paso.

—Esos ojos…

—¿Se ha dado cuenta?

Esta vez, se escuchó una voz suave y melodiosa. Una voz seductora y que hechizaba a las personas. Roina creó un escudo protector a su alrededor con magia y lo miró con cautela. El ser, que no se sabía si era el príncipe heredero o Ryu Hyeon, se rio ante su evidente hostilidad.

—Jaja, está demasiado a la defensiva. Me ofende un poco.

Roina no respondió a sus palabras y, en cambio, le preguntó:

—Tú, ¿quién eres?

A esas palabras, el hombre que estaba frente a ella curvó la comisura de sus labios. Como si Roina fuera lo más adorable del mundo.

—’Por ahora’, soy Ryu Hyeon.

«Por ahora» soy Ryu Hyeon. Roina lo miró con atención. No con sus ojos físicos, sino con la sensibilidad de su maná. Percibió la energía a su alrededor. Se encontró con la del príncipe heredero, quien, sorprendentemente, estaba envuelto en la energía de Ryu Hyeon.

—¿Te tragaste al príncipe heredero?

—Se podría decir que sí. Aún no soy completo, pero…

Ryu Hyeon, que había tomado la forma de Roberto, sonrió levemente mientras cerraba y abría su mano, como si estuviera probando su cuerpo.

—¿Se preocupa por él?

—Claro que no.

—Entonces, ¿se preocupa por mí?

—…No.

Si significaba que le importaba el bienestar de una persona, la respuesta era, por supuesto, no. Pero si significaba que le preocupaba lo que podría suceder debido a su presencia, entonces la respuesta era sí.

Él se acercó a Roina. Ella intentó retroceder de nuevo, pero de repente sintió la pared a sus espaldas y no pudo hacerlo. Sintió que su cuerpo se tensaba y tragó saliva.

—¿Cómo saliste de ahí y cómo llegaste aquí?

—La pregunta es incorrecta.

Él se acercó otro paso a Roina. Ella murmuró un “no te acerques”, pero él no dudó. Ryu Hyeon se acercó justo al borde del escudo protector que Roina había creado y puso su mano sobre él. Saltaron chispas donde su mano tocó el escudo, pero él solo sonrió sin inmutarse.

‘Lo normal sería que le doliera…….’

Roina frunció el ceño. Y, como esperaba, su mano se quemó por las chispas, pero él simplemente la empujó más.

—¡Basta! Si te acercas más, no me quedaré…

La mano del príncipe heredero, que se había quemado al atravesar el escudo, se regeneró. Era una escena extraña. Roina, que se estremeció por un instante, abrió los ojos de par en par. El ser entró a través de su magia. La forma en que se desintegraba y volvía a formarse se desarrollaba vívidamente ante sus ojos. Los ojos amatistas, que brillaban ominosamente, se curvaron en forma de medialuna, mezclándose con su hermoso cabello rubio. Sus dedos lisos e intactos levantaron la barbilla de Roina. Ella se congeló. De nuevo.

—Debería preguntar por qué no salió de allí antes.

A medida que el cuerpo del príncipe heredero se acercaba, su cuerpo de nuevo intentó escapar de su control. ¿Qué le había hecho el príncipe heredero? Aunque su alma no lo supiera, su cuerpo, sin duda, reconocía a su dueño. No importaba cuánto se negara y temblara, no servía de nada. La tela translúcida que la envolvía apenas se posaba sobre su cuerpo. Era una prenda decorativa, sin ninguna función protectora… y obscena. Roina se mordió los labios por la vergüenza. Su cuerpo se estaba calentando y su vulva, sin ningún pudor, se humedecía felizmente como si se estuviera preparando para recibir a un hombre. Era una situación absurda, completamente opuesta a su voluntad.

—Parece que le resulta difícil que su cuerpo no se mueva a su antojo. Qué lástima.

Ryu Hyeon frunció el ceño y habló de forma maliciosa. Su hermoso rostro se llenó de compasión y, sorprendentemente, parecía benévolo.

—Vete de aquí…

—¿Está segura de que quiere que me vaya?

Ryu Hyeon se rio, como si la reacción de Roina fuera adorable. Parecía que él sabía que su cuerpo lo deseaba.

Él levantó la mano y le acarició el cabello, colocándoselo detrás de la oreja. El cabello, que no le crecía, había estado creciendo un poco desde que recuperó su poder, y ahora le llegaba hasta los hombros. Su cabello de buena calidad, brillando, se deslizó por los dedos de Ryu Hyeon. Cuando sus dedos rozaron la punta de su oreja, un escalofrío le recorrió la espalda. Roina se encogió. Era algo maldito. Sus dedos se sentían agradables.

—¿Acaso no ha notado lo que le sucede a su cuerpo?

Él bajó la cabeza y puso sus labios cerca de la oreja de Roina. Cuando su aliento rozó la punta de su oreja, sintió un hormigueo y una sensación electrizante que parecía recorrer todo su cuerpo. Roina casi dejó escapar un “uh” sin querer, así que se mordió la lengua ligeramente. Parecía recuperar la conciencia con un ligero sabor a sangre, pero no pudo evitar las reacciones como el leve aturdimiento, la respiración agitada y la sensación de calor en todo su cuerpo.

Roina se movió con dificultad para apartarlo, pero no sirvió de nada, pues él la sujetó de la muñeca. Hábilmente agarró las dos manos de Roina, lamió la punta de su oreja, mientras ella giraba la cabeza y mantenía los ojos bien cerrados.

Cuando algo cálido y suave la rozó, sus pies se curvaron, a diferencia de su mente, que se estremecía. Su corazón latía con fuerza y su respiración se aceleró tanto que Roina no tuvo más remedio que abrir la boca y exhalar.

—¡Ja, uh!

Ryu Hyeon aprovechó ese momento para dejar una marca de dientes en el cuello de ella. Sus labios, que se habían enroscado como una serpiente, dejaron una huella en su cuello liso. Roina se vio obligada a forzar su cuerpo, que sentía que se desplomaría por la falta de fuerza en las piernas.

—¿Qué… qué es?

«¿De qué te diste cuenta?», quería preguntar Roina, pero le resultaba difícil. ¿Habría caído de nuevo bajo el encanto de Ryu Hyeon? Lo pensó, pero se sentía diferente a esa vez.

—Me refiero a por qué su cuerpo reacciona así a mí.

—Por el príncipe heredero…

—En parte tiene razón. La otra parte es por mí. Porque el príncipe heredero hizo un contrato conmigo y estaba usando mi energía.

Ryu Hyeon dijo eso y miró a Roina. Por su comportamiento tranquilo, la ira se apoderó de Roina y lo miró fijamente, pero no sirvió de nada debido a sus mejillas sonrojadas y su expresión.

—Su cuerpo es una obra de arte en la que he trabajado lenta y minuciosamente durante mucho tiempo.

La voz dulce de Ryu Hyeon resonó en la habitación. Su tono era como una canción y lleno de deleite.

—Por tu energía…

Roina pensó. La energía del príncipe heredero y la de Ryu Hyeon. ¿Qué significaba esto?

Ella había hecho contratos con muchos hombres y había mezclado sus energías para crear su propia energía única. Solo así le era posible crear la energía dorada.

Y todos esos hombres estaban en una relación contractual con ella. Una relación simbiótica en la que debía recibir maná periódicamente…

—¿Será posible…?

Los ojos de Roina se abrieron de par en par. En la relación con el príncipe heredero, ella también había recibido su energía. Una relación en la que ambos se beneficiaban a través de un acuerdo. Aunque la energía del príncipe heredero no era algo que ella hubiera querido o deseado, era una forma familiar.

—¿Se ha dado cuenta ahora? Su primer contratista es el príncipe heredero.

Ryu Hyeon sonrió.

Roina no pudo más que mirarlo con ojos de horror.

—¿El príncipe heredero y yo?

—Así es. Es un contrato un poco injusto y desigual como usted piensa, pero ¿qué se le va a hacer? La balanza del mundo no es tan clara.

Roina lo miró desconcertada. La relación con un contratista no es clara. Hay una serie de leyes mágicas, pero ella nunca las había creado ni las había comprobado en ninguna forma. No había sentido la necesidad de hacerlo. Pero no debió ser así.

Ryu Hyeon envolvió suavemente la mejilla de Roina con su mano. La mano del príncipe heredero, que tenía un poco de calidez, le acarició suavemente el rostro.

—Lo importante es que al final usted necesita el cuerpo del príncipe heredero y mi energía.

Eran palabras escalofriantes. Roina miró a Ryu Hyeon con el rostro pálido.

—Al menos, su cuerpo sí.

Lentamente, Ryu Hyeon bajó su mano, deslizando la tela translúcida. Detuvo sus dedos en la parte de arriba, la cual apenas cubría el pecho de ella. Bajó la cabeza y apoyó su mejilla en la clavícula de Roina. A diferencia de Ryu Hyeon, que era frío como una serpiente, el cuerpo del príncipe heredero tenía temperatura y transmitía su calidez al cuerpo de ella.

—¿Alguna vez le he dicho que tomaría su cuerpo?

Sus dedos, que colgaban peligrosamente sobre la tela, cayeron, de repente.