La sirvienta fugitiva es amada por el Gran Mago - Capítulo 112

—!!!

Roina lanzó un grito silencioso. El enorme hombre había entrado de golpe en su interior. Sentía que su cuerpo temblaba con fuerza, y esa reacción de Roina hizo que Laiger gimiera.

—¡Uf, Roina, mi amor! No te resistas…

Laiger respiró hondo, y Jason y Ethan la acariciaron como para relajarla. Jason le susurró «shhh», mientras le masajeaba el pecho y le lamía la nuca. Ethan, por su parte, le succionaba los labios y le frotaba el clítoris lentamente. Roina jadeaba, sintiendo todas esas sensaciones en su cuerpo sensible. Con las piernas apoyadas en los hombros de Laiger, y la otra sostenida por Ethan, el de Laiger penetraba más profundo, tocando la parte más sensible de su interior.

—¡Ahhh!

Cuando Roina arqueó la cadera, Laiger dejó escapar un suspiro de éxtasis y se movió lentamente. Ethan, con la mano resbaladiza, volvió a frotarle el clítoris, y Roina se retorció. Aunque no fue a propósito, cada vez que ella se movía, la pinga de Jason se frotaba con ella, lo que lo estimulaba enormemente. Se escuchaba su respiración agitada detrás de ella.

—Roina, mi amor, eres tan hermosa…

—Ahh, ahhh, ¡detente! ¿Por qué, por qué están todos…? ¡¡Ahhh!!

Roina agitaba las manos, tratando de empujarlos, pero Ethan tomó su mano como si le resultara adorable y la llevó hacia su entrepierna. Un pilar caliente quedó atrapado en la mano de Roina. Aturdida, lo agarró con fuerza. El líquido preseminal que salía de la punta de su glande la hizo resbalar, sintió su áspera verga en su mano. Cada vez que Laiger se movía, sentía golpes en su interior. Para empeorar las cosas, él se concentraba en la parte que más la excitaba, por lo que a Roina se le hacía difícil de soportar. Su cuerpo entero se sacudía, y terminó por agarrar y sacudir la pinga de Ethan.

Era como si todo lo que tenía dentro de su estómago se abriera de golpe. Roina gimió y echó la cabeza hacia atrás. Jason, incapaz de aguantar más, gruñó, y la besó apasionadamente. Al mismo tiempo, se bajó los pantalones y comenzó a estimularse con una mano.

Roina sintió que el placer insoportable llegaba a su clímax y se estremeció. La gran excitación hizo que su cuerpo temblara, ya que no podía escapar de las manos y los labios de los tres hombres que la sostenían y la estimulaban por todas partes.

—¡Ahhh! ¡Ahhh! ¡Ahhh! ¡¡¡Ahhh!!!

Roina gritó, pero los hombres no se detuvieron. Laiger se aferró a una de sus piernas y continuó moviendo su cadera, penetrando insistentemente en los puntos de placer de Roina. Por su parte, Ethan le sostenía la otra pierna, estimulando su punto máximo de éxtasis. La mano de Jason, emocionado, le apretaba el pecho. En lo que pareció un momento interminable, Roina lloró de inmenso placer.

Al sentir que Roina llegaba al clímax, Laiger se movió con más fuerza. La penetró profunda, muy profundamente, como si quisiera dejar su marca en cada rincón de su interior. Roina, que no podía manejar la embestida, casi se desmayó y se aferró a él. Finalmente, Laiger abrazó su cuerpo y se encogió.

Roina sintió un líquido caliente esparcirse por su vientre, y llegó a un clímax que no pudo contar. Realmente nunca se imaginó que estaría con los tres hombres al mismo tiempo.

Por un momento, el único sonido en la habitación fue la respiración de los cuatro. Se sentía un olor amargo y sexy. Roina, sin fuerzas, se desplomó sobre el torso de Jason. Laiger la besó suavemente en la frente y salió de su interior. Cuando su enorme miembro, que ya estaba a medio erigir, salió suavemente, la repentina ausencia hizo que Roina se encogiera.

En ese momento, otra persona ocupó el lugar que Laiger había dejado.

—…¿Ethan?

Era Ethan. Con cuidado, inclinó la cabeza, besó su bajo vientre y, entrelazando sus dedos con los de ella, le dijo:

—¿No dijiste que me necesitabas?

Roina, con los ojos que se le estaban cerrando por el cansancio, los abrió de par en par y miró a Ethan. Él, con una mandíbula de hombre, la miraba con una extraña mirada de anhelo.

Esto hizo que la emoción floreciera lentamente dentro de Roina. Ella lo miró con los ojos llorosos, un poco confundida.

Quería decirle que no lo necesitaba de esa manera, pero sentía claramente cuán excitados estaban Ethan y Jason en ese momento. Lo más probable es que Jason, que estaba detrás de ella, mirando a Ethan, estuviera lleno de celos.

Roina jadeó un poco y dijo:

—…Te necesito. Pero…

Cuando Ethan agarró su cadera con una fuerza inconsciente, Roina apoyó la mano, se levantó y se dio la vuelta.

Sus suaves y blancos glúteos, y sus bonitas y delicadas caderas y hombros, quedaron a la vista de Ethan. Él, que había estado aguantando hasta el punto de que se le notaban las venas, soltó un fuerte respiro.

Por otro lado, Jason también se sintió aturdido cuando Roina se dio la vuelta. La misma Roina, a la que había estado tocando y explorando, se volteó y lo miró a los ojos. El trasero redondo y bien formado de Roina también se movía frente a sus ojos, y Jason, sin darse cuenta, tragó saliva.

—Hagámoslo todos juntos.

Dijo Roina, y se tragó la pinga de Jason con su pequeña boca hasta que no pudo más. La forma en que sus labios, rojos y delicados, engullían su miembro era tan increíblemente seductora que Jason no pudo evitar murmurar otra maldición. Le resultaba muy difícil resistirse. Su miembro tenía una forma inusual, ya que tenía un hueso en el interior, pero ella se lo metió en la boca hábilmente.

Para Ethan era igualmente difícil resistirse. Al final, agarró los suaves glúteos de Roina con las manos. La suave piel sobresalía entre sus dedos oscuros. Parecía que, por más fuerte que la agarrara, le dejaría una marca. No pudo contenerse y apoyó la pinga en el interior de Roina. El pasaje, que ya estaba un poco hinchado y enrojecido por haber recibido a otro hombre, tragó su miembro deformado con avidez.

Roina sintió que algo andaba mal desde el momento en que la áspera verga de Ethan se abrió paso en su interior. La estimulación era mucho mayor de lo que imaginaba. Se arrepintió de inmediato de lo que había hecho, pero no había vuelta atrás.

Cuando la pinga de Ethan entró, Roina tembló, pero aun así, se tragó el miembro de Jason que tenía en la boca. Era duro y más grande de lo que pensaba. No podía creer que algo así hubiera estado en su interior.

En ese momento, Laiger, quien se suponía que se quedaría quieto, también se movió. Con una mano, estimuló el clítoris, que estaba hinchado y sensible después de haber llegado al clímax varias veces, y se llevó el pezón a la boca. Roina quiso decirle que no lo hiciera, pero los hombres ya se estaban moviendo por delante y por detrás, así que no podía decir nada.

La sensación de ser penetrada por dos hombres, no, por tres al mismo tiempo, era muy extraña, pero la llenó de un inmenso placer. Roina quería llorar, pero con la boca ocupada, no podía, así que solo temblaba y se retorcía. Sin embargo, Laiger la sostenía con fuerza y le succionaba el pecho, Jason la tenía abrazada por los hombros y Ethan le sujetaba la cadera. Aunque era una situación que ella misma había creado, no podía escapar hasta que no llegara al final. Con los fuertes embates de Ethan por detrás, sintió un calor que subía por su estómago. «Hmph», se le escapó un gemido, pero, sin importar su voluntad o su fuerza, no se cayó.

El miembro de Jason se movía con cuidado, pero la excitación lo hizo perder el control de sus movimientos y, debido a su tamaño, a Roina le costaba tenerlo en la boca. Sabiendo esto, Jason no la forzó, por lo que su boca solo se tragó el glande, pero eso fue suficiente para que Jason se excitara tanto que su rostro mostraba que estaba a punto de enloquecer.

En ese momento, la áspera verga de Ethan volvió a raspar su interior. Su cuerpo, completamente abierto a los hombres, se estremeció.

Sentía que llegaba hasta el fondo de su cuello uterino. El interior y exterior de Ethan producían un sonido húmedo en la unión. Ya estaba lleno del semen de un hombre. Y como había llegado al clímax varias veces, su lubricación también se había mezclado.

Ethan, que ya estaba muy excitado por la reacción de Roina, no tardó en llegar al clímax en su interior. Junto con la sensación de un calor que se extendía, se escuchó un gemido débil y bajo, como un rasguño. En ese momento, Jason, que también había llegado a su límite, intentó sacar rápidamente la pinga de la boca de Roina. Ella movió la cabeza a propósito y se lo tragó de nuevo. Entonces, con el gemido de Jason que no pudo contener, su semen amargo se esparció por su boca.

La energía mágica se esparció obscenamente por todo su interior. Roina, que había absorbido las tres energías al mismo tiempo, por fin sonrió y se desplomó.