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La lección secreta de Señorita Baronesa Felice - 51

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Jullian salió de la galería y comenzó a caminar con la mirada fija en el suelo.

De repente, levantó la cabeza sin querer y sus ojos se encontraron con una obra. Al verla, frunció el ceño con fuerza y cerró los ojos.

Era una de las pinturas hechas por un estudiante, la escuela la había colgado con orgullo. Sin embargo, para Jullian, era una pintura que debía ser arrojada al piso de inmediato.

La razón era que la iluminación del florero en la parte inferior izquierda de la pintura estaba mal hecha.

Él volteó la cabeza bruscamente, como si hubiera visto algo que no debía.

Luego se quedó quieto un momento para recuperar el aliento.

 

—Uf….…

 

Jullian exhaló y sus labios temblaron.

En los últimos días, había sufrido de dolores de cabeza. Siempre le dolía la cabeza cuando le faltaba el sueño, pero desde que el nombre de Felice salió de la boca de Barón Radcliffe, no había podido dormir nada.

 

—Si consigo un poco más de dinero… Por eso acepté el patrocinio del Conde Legrand tan pronto como gané el premio el año pasado.

 

Las palabras que murmuró se dispersaron en el aire.

Todavía no tenía lo suficiente para pagar 10,000 francos. Sin embargo, no podía soportar el comportamiento del conde después de solo un año. Por eso, o más bien… aun así, su reputación había mejorado mucho, así que planeaba hablarle del tema a Felice pronto.

O sea, pronto…

Pero…

 

 

¡Chuac!

 

 

Los ojos de Jullian se abrieron de par en par. El sonido de un beso resonó en el pasillo vacío. Al instante, las imágenes de Felice y Barón Radcliffe saliendo de allí pasaron por su mente.

No puede ser……

Seguramente son solo estudiantes de la escuela……..

Jullian contuvo el aliento y comenzó a caminar lentamente. A poca distancia, si doblaba en la esquina, estaría en la dirección de donde provenía el sonido.

‘Por favor, que no sea, por favor……..’

Pero Jullian se asomó por la esquina y se congeló. La punta de sus labios temblaba.

Estaba seguro de que la razón por la que Felice era la pareja de Barón Radcliffe era por la petición de Marquesa Defend.

Incluso si otras personas no lo creyeran, Jullian lo creía así.

Felice nunca haría algo tan malo como usar a su maestro como escudo para evitar un escándalo con un hombre… No lo haría…

Lentamente, el barón, que la había sujetado por la cintura y la había volteado, abrió los ojos. Estaba relajado, como si supiera que Jullian estaba parado allí.

Por un momento, los ojos azules de Jullian se encontraron con la mirada penetrante del barón.

Los ojos de este se curvaron, como si le estuvieran presumiendo.

 

—¡Tú…!

 

Un insulto estuvo a punto de salir de la boca de Jullian. Al escucharlo, Felice se estremeció y volteó la cabeza.

Con el movimiento de ella, Jullian se escondió rápidamente detrás de la esquina.

Se recargó en la pared y se mordió el labio inferior con fuerza.

 

—Lord Claude. ¿No escuchó un sonido por aquí?

 

Era la voz de Felice. Su voz, llena de ansiedad, eliminó incluso la menor sospecha de que el barón la hubiera obligado.

Jullian, que se había resbalado por la pared, se quedó recargado en ella y cerró los ojos.

 

—No escuché nada… ¿Por qué? ¿Qué sonido fue?

 

Al escuchar la respuesta del Barón, Jullian se dio cuenta de que no había necesidad de que siguiera allí. Forzó a sus piernas, que no tenían fuerzas, a enderezarse y se dirigió de nuevo hacia la galería.

 

 

 

 

 

 

⋅•⋅⋅•⋅⊰⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅∙∘☽༓☾∘∙•⋅⋅⋅•⋅⋅⊰⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅

 

 

 

 

 

 

—¿Nos vamos ya? ¿Sí?

 

Los ojos verdes de Felice se fijaron en el pasillo de enfrente.

Claude también miró de reojo, siguiendo a Felice, y el pintor con el que se había encontrado antes, afortunadamente, ya no estaba allí.

‘….…Parece que se fue’

Claude pensó satisfecho y soltó a Felice, que forcejeaba para liberarse de sus brazos.

Ella miró a ambos lados con ansiedad, estiró el cuello y miró hacia la esquina.

Pero lo único que se escuchaba era el silencio.

Claude estaba seguro de que ya había eliminado a su rival.

Claro, era una situación inesperada. Nunca pensó que un pintor que debía impresionar a su mecenas se iría de la galería antes que los aristócratas presentes.

 

—Debe haber escuchado mal.

 

‘¿Qué importaba si le había gustado desde hace mucho o si su corazón acababa de crecer por él?’

No importaba si intentaba enamorarse de nuevo.

La próxima vez, aplastaría ese brote de sentimientos de una manera mucho más contundente.

 

—Estoy segura de que escuché algo…

 

Sin embargo, Claude abrió la boca con una ligera culpa, pensando que tal vez Jullian era el hombre que le gustaba a Felice.

 

—Por cierto, señorita Felice, ¿qué opina de Jullian Beale?

—… ¿Qué?

 

Felice, que miraba hacia el pasillo, se sobresaltó y se encogió de hombros.

Por su reacción, era evidente que se conocían. A Claude le dolió hasta eso, y sonrió mientras apretaba los dientes.

 

—Ah, pues… es un pintor excelente.

—¿Y como hombre? Es bastante guapo, ¿no? Al parecer, es muy popular entre las damas.

—¿Como hombre?

 

Felice frunció el ceño.

 

—Pues… ¿como hombre? La verdad, no sé…

 

Sacudió la cabeza, como si nunca antes hubiera pensado en eso.

 

—¿De verdad?

 

Claude sonrió de oreja a oreja.

Muchas damas se encaprichaban con los pintores que patrocinaban, así que se había preocupado de que Felice también se hubiera enamorado del pintor al ver sus cuadros. Afortunadamente, no parecía ser el caso.

 

—Pero, ¿por qué la pregunta tan de repente…?

 

Felice inclinó la cabeza, confundida.

 

—… No es nada.

 

Claude mostró una sonrisa de satisfacción.

 

 

 

 

 

 

⋅•⋅⋅•⋅⊰⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅∙∘☽༓☾∘∙•⋅⋅⋅•⋅⋅⊰⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅

 

 

 

 

 

 

Felice tragó saliva ante su sonrisa.

‘¿Estaría buscando a su exnovio, al que dijo que no pudo encontrar? Quizás quiere obtener información de él, como lo hizo con el exnovio de la señorita Elise para conocer sus secretos’

Al fin y al cabo, el culpable de lo que sucedió en la mansión del conde Legrand no había sido atrapado.

Felice sudaba frío por sus propias mentiras y puso una sonrisa incómoda para terminar la conversación.

Si seguía hablando con Claude, seguramente diría otra mentira.

Afortunadamente, Claude tampoco le hizo más preguntas. Su sutil sonrisa y sus ojos azules, llenos de vida, se quedaron fijos en ella. Felice parpadeó, miró su expresión de reojo y luego bajó la vista lentamente.

Parecía que Claude estaba feliz por haber podido darle órdenes a Felice frente a la señorita Elise.

Y pensar que Claude estaba feliz por esa razón, le provocó un dolor en el corazón como si alguien la estuviera pinchando con una aguja.

 

—¿Quizás deberíamos entrar un poco separados, señor Claude? En caso de alguna situación inesperada.

 

Felice sugirió antes de entrar en la galería.

 

—Bueno… está bien.

 

Claude aceptó su sugerencia sin dudar.

Aunque la propuesta había sido de Felice, ella no pudo ocultar su decepción ante la respuesta de Claude.

 

—¿Felice?

 

Claude se apartó medio paso y la llamó. Al mismo tiempo, extendió su mano hacia la frente de Felice con una expresión de preocupación.

 

—¿Se siente mal?

 

Su mano cálida tocó la frente de Felice. Y al ver que Claude la cuidaba con tanta ternura, su corazón se aceleró sin poder evitarlo.

Pero él amaba a otra señorita.

Y además, ella tenía que ayudar a que él y la otra señorita estuvieran juntos.

 

—… No. Estoy bien.

 

Felice empujó suavemente su mano y respondió con una voz lo más tranquila posible.

 

—Felice.

 

Con su llamado, la puerta se abrió. Felice y Claude entraron de nuevo en la galería, manteniendo una pequeña distancia.

Afortunadamente, después de eso, Felice no tuvo que fingir estar bien frente a él.

Había muchos pintores que codiciaban a Claude como mecenas por ser tan rico.

Ellos se acercaron a él como si lo hubieran estado esperando.

Mientras los pintores que querían presentarle sus obras lo rodeaban, la mirada de Claude se posó por un momento en Felice, pero ella se apresuró a acercarse a la Marquesa de Defend.

En cualquier caso, para que la mentira que había creado con Claude fuera perfecta, tenía que estar con la marquesa.

Felice se acercó a la marquesa, ocultando su corazón herido.

Justo en ese momento, muchos aristócratas se habían reunido alrededor de la marquesa. Todos parecían estar discutiendo sus opiniones sobre las pinturas.

 

—Oh, señorita Felice.

 

Y una de las personas en ese grupo reconoció a Felice.

Su nombre era Delicia, se había casado hace unos tres años y ahora la llamaban Señora Whitcomb.

 

—Cuánto tiempo sin verla, Señora Whitcomb. ¿Cómo ha estado?

—Sí, de verdad. ¿Es la primera vez que nos vemos desde su debutante hace cinco años? Ah, no, la vi en un funeral, es cierto. Esta es la primera vez que la veo desde entonces.

 

Delicia sonrió amablemente. Felice asintió ligeramente, y ahora quería hablar con la marquesa sobre Annie frente a todos.

Pero la conversación de Delicia no terminaba.

 

—¡Oh, por Dios! Señorita Felice. ¿Qué es ese anillo en su mano? ¡Es tan hermoso!

—¿Eh? Ah… esto…

—¿No es un anillo Wether, de los que solo se les entregan a la realeza? ¡Qué joya tan valiosa! ¿Cómo lo consiguió? Yo le pedí a mi esposo que me consiguiera uno, pero fue muy difícil…….


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La lección secreta de Señorita Baronesa Felice

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