La Emperatriz que regresó en el tiempo - Capítulo 64

Eliana tembló violentamente ante el torrente de improperios, pero Duque Rosana estaba bloqueado por los caballeros de Howard y no podía tocar a Eliana ni con la punta de un dedo.

Los gritos, aunque no se extendían tan ampliamente como los del megáfono, llegaron lo suficiente a la gente de Howard. Sintió miradas penetrantes. Le daba mucha vergüenza tener un padre así.

Eliana contuvo sus emociones y dijo fríamente:

—Considere que yo también he sido arrancada de la Casa Ducal Rosana como esa barba suya y lárguese. Si no quiere avergonzarse más, deje de hacer estas cosas indignas.

—¡¡Mocosa insolente!! ¡¡Ustedes, suéltenme! ¡¿Cómo se atreven estos plebeyos del Norte a tocar mi cuerpo?!

Duque Rosana tenía la mirada de quien quería matar a Eliana en ese instante. Intentó abrirse paso entre los caballeros de Howard, pero ellos no se inmutaron. Los caballeros de Rosana, al ver la situación, cruzaron la puerta principal, y los caballeros de Howard, que los estaban observando, desenvainaron sus espadas.

—¡¿Qué están haciendo?! ¡Aplasten a esos tipos de inmediato y traigan a esa mujer asquerosa!

La gente de Howard no pudo ocultar su confusión y conmoción ante la verdadera cara de Duque Rosana, quien, supuestamente, amaba tanto a su hija que ni siquiera podía levantarle la voz. Eliana, avergonzada, tenía la cara enrojecida, pero se esforzó por mantener una expresión impasible.

Eliana llamó a un caballero de Howard cercano y le susurró. El caballero abrió la boca de par en par, preguntándole si realmente podía hacer eso. Eliana asintió con la cabeza y lo empujó.

En ese momento, el capitán de los caballeros de Rosana suplicó a Eliana. Él era la única persona que no sostenía un megáfono.

—¡Señorita Eliana! ¡El Duque es su padre!

—Lord David. Es precisamente porque es mi padre que no lo estoy arrastrando a la fuerza. Cuán poco estima a los Howard para que mi padre haga algo tan desastroso… Me avergüenza y me siento tan humillada que no puedo levantar la cabeza. Parece que mi padre está decidido a arruinar mi futuro.

La voz dulce de Eliana se volvió cada vez más mordaz. El capitán de los caballeros frunció el ceño.

—¿No cree que su papel es calmar y llevarse a su padre en lugar de intentar convencerme a mí? Parece que está fuera de sí por la barba, así que sería mejor que se recluyera hasta que le vuelva a crecer. A veces, siento que el alma de mi padre reside en su barba.

Eliana rió suavemente.

En ese momento, se escuchó de nuevo el grito de Duque Rosana. El caballero, siguiendo las instrucciones de Eliana, había logrado arrancarle un mechón de su barba izquierda. Esta vez también se había arrancado de raíz, y el dolor parecía considerable. La adherencia de la barba falsa era realmente admirable.

Ahora, la antes abundante barba de Duque Rosana estaba rala y desaliñada. Era una imagen patética, peor que no tener barba.

Duque Rosana, que había estado despotricando y lanzando injurias, no pudo soportar que le arrancaran dos mechones de barba. Finalmente, se llevó las manos a la nuca y se desmayó. ‘¡Duque!’, se escucharon gritos caóticos de los caballeros de Rosana.

Eliana se preguntó si su padre se había desmayado por el dolor o por la humillación.

‘Quizás por ambas cosas’, concluyó rápidamente Eliana, chasqueando la lengua.

—Entreguen a mi padre a Lord David de inmediato. ¡Qué débil de corazón es, por Dios…!

Eliana detuvo a los caballeros que se acercaban a Duque Rosana y les hizo un gesto a los sirvientes. Dos sirvientes fuertes levantaron a Duque Rosana como si fuera un fardo y lo dejaron caer fuera de la mansión.

Esta vez, Oliver se llevó un megáfono mágico a la boca.

—Si vuelven a calumniar a Howard y a cometer actos vulgares y sucios, entonces el cuello de ese rufián quedará como la barba de Duque Rosana.

Las palabras de advertencia resonaron ampliamente y la puerta de la mansión Howard se cerró con fuerza.

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[¡Ay, mi hija Lia! ¿Estás comiendo bien en esa guarida de los astutos Howard? ¿Tu salud está bien? ¡Tu padre está muy preocupado! Ay, ay. ¡Gran Duque Howard! Por favor, devuélveme a mi hija. Por este pobre padre, por favor…]

—¡No se cansa! Ugh. ¡Esto es solo el primer día o dos, ¿cuánto tiempo más va a seguir así?!

Hereise, que estaba atendiendo asuntos de estado en el palacio imperial, tiró unos documentos y se enfureció. ‘¡¿Por qué la Casa Ducal Rosana está tan cerca del palacio imperial?! ¡Voy a tener que regular ese maldito megáfono!’.

Mientras tanto, Flint se limitaba a procesar los documentos en silencio. Hereise movió la cabeza, asombrado al ver a su amigo, que no cambiaba ni un ápice su expresión.

Y con la siguiente voz que escuchó, Flint derramó la tinta. Los documentos quedaron hechos un desastre y el secretario soltó un grito silencioso.

[Padre. Estoy muy bien, soy feliz. Padre, ¿cómo puede hacerle esto a mi esposo? Sabe que no fue un secuestro.]

Era la voz de Eliana. Con las palabras que le siguieron, Hereise perdió la compostura y se quedó boquiabierto.

[Señor Flint y yo hemos estado saliendo desde hace mucho tiempo. Mi padre siempre se opuso, tomando como excusa la tragedia de los Howard, pero… yo amo al señor Flint.]

Definitivamente era una señorita enamorada. Hereise abrió mucho sus ojos azules.

[Él no me secuestró. Si consideramos todas las circunstancias, la violadora soy yo, que entré en su habitación. Fui yo quien se aferró a él.]

‘¿Tenía Eliana Rosana un lado tan apasionado?’

Hereise tartamudeó, con una expresión de asombro. Una confesión tan ferviente que le daba vergüenza escuchar, y además, resonaba muy fuerte.

[¡Yo amo al señor Flint! Por mucho que mi padre se oponga, no podrá detener nuestro amor. Él también me ama, y yo también amo al señor Flint. ¡Hemos recogido innumerables estrellas, ¿cómo puede pedirme que lo deje?! Quiero vivir feliz con la persona que amo. Así que, si va a culpar a alguien, repréndame a mí.]

Hereise preguntó con una expresión de desconcierto:

—Flint, ¿usted y Duquesa Eliana han estado saliendo por mucho tiempo…? ¿Esa noche no fue solo una noche…?

—……

La actuación de Eliana fue tan convincente que Hereise, por un instante, creyó firmemente esas palabras. Flint no respondió a las palabras de Hereise.

Más bien, era correcto decir que estaba en un estado en el que no podía hablar.

[Si ya hemos compartido innumerables días viendo el cielo y hemos recogido innumerables estrellas, ¿cómo me pide que me case con otro hombre?]

En el pasaje que insinuaba que habían pasado innumerables noches juntos, Flint, mientras recogía los documentos y la pluma de tinta derramados en el suelo, se golpeó la cabeza contra el escritorio.

Se golpeó bastante fuerte, pero Flint seguía aturdido. Probablemente, si alguien hubiera visto su rostro, habría dicho que tenía una expresión de bobo.

Ahora Eliana, llorando, gritaba que permitieran su amor. Cuando Duque Rosana gritaba que su hija se había vuelto loca, Eliana lloraba aún más fuerte. Era una verdadera farsa.

—¿Duquesa Eliana no se habrá golpeado la cabeza? No, Duque Rosana tampoco parece estar en sus cabales…

Ahora, la voz de Hereise denotaba preocupación.

[¡Padre, ya basta! ¡No puedo vivir ni un día sin el señor Flint! Ya no puedo dormir si no es en sus brazos. ¡No quiero las joyas de oro y plata de Rosana, sino el amor ardiente del señor Flint!]

—Dicen que una fiebre alta puede afectar la mente… No, no puede ser. Flint, le enviaré al médico de la corte para que la examine detenidamente… ¿Flint?

De nuevo se escuchó un golpe fuerte. Flint, que había vuelto a derramar documentos, se metió debajo del escritorio para recoger los papeles y se golpeó la cabeza. El impacto hizo que el escritorio se tambaleara y el tintero salió disparado. El tintero golpeó la cabeza de Flint y cayó al suelo, rompiéndose en pedazos.

—Flint, ¿qué haces ahí?

Hereise entrecerró los ojos al ver su comportamiento inusual.

Desde la punta de las orejas hasta el cuello de Flint, todo estaba teñido de un rojo intenso. Su rostro no se veía, pero era obvio sin necesidad de verlo.

—……

La expresión de Hereise cambió extrañamente. Se mordió los labios con una cara que no se sabía si reía o lloraba.

[¡Ahora voy a tener los hijos de Señor Flint y me convertiré en una verdadera Howard! Así que, si de verdad me ama, ¡desee mi felicidad!]

Hereise, al escuchar la parte de ‘hijos’, puso una cara seria.

—¿Acaso Duquesa Eliana está embarazada? ¿Fue un ‘accidente’? ¿Por eso en ese momento…?

—¡¡¡Absolutamente no!!!

Flint, que había gritado con fuerza, se sentó correctamente frente al escritorio. Su cara parecía arder.

Al verlo así, Hereise soltó una carcajada.

—Por muy descarado que seas, esa es una confesión tan audaz que te has puesto rojo. Con esto, ni siquiera el emperador podrá decir nada.

En ese instante, la expresión de Hereise se volvió peculiar.

—Ahora veo que Duquesa Eliana era muy astuta……

dijo Hereise, entusiasmado.

—¿Quién se atreverá ahora a llamarlo violador? Se ha convertido en un consentimiento perfecto. ¿Cómo va a ser secuestrada y encerrada una persona que dice esas cosas?

Pero Flint no escuchaba nada. Solo oía la voz de Eliana.

[¡Si yo amo a Señor Flint, ¿por qué mi padre no me respeta?! ¡Estoy tan triste!]

En medio de todo, la hermosa voz de Eliana resonaba a través del megáfono mágico.

Su pronunciación era tan buena que cada palabra que decía se le clavaba en los oídos. Hereise, que había captado unas palabras curiosas en medio de la apasionada declaración de amor, preguntó con voz llena de dudas:

—¿Así que Duque Rosana fue humillado y se orinó del miedo? ¿Por su culpa?

En ese momento, Flint se levantó de repente de su asiento.

[¡¡¡Aaaaaaah!! ¡Padre, no lo haga!!!]

Eliana había soltado un grito agudo. Era un tono de voz tan alto y penetrante que incluso Hereise se sobresaltó.

El rostro de Flint se congeló, salió corriendo del Palacio del Príncipe Heredero.

—¿Flint? ¡Flint!

Aunque Hereise lo llamó desesperadamente, él no miró hacia atrás.

Las puntas de las orejas y la nuca de Flint seguían rojas.