La Emperatriz que regresó en el tiempo - Capítulo 61

La voz de Jane denotaba una leve expectativa. Eliana le había preguntado varias veces si Flint había pasado por allí. Jane, interpretando esto como el anhelo de una amante, brillaba con los ojos.

Pero Eliana se cubrió con la colcha. Jane, al comprender el significado de esta acción, se desanimó, pero le susurró que no se preocupara y se apartó de la cama. Volvió a acercarse a Flint y dijo con naturalidad:

—La señorita está profundamente dormida. ¿Por qué no vuelve mañana, Su Alteza?

Los ojos grises de Flint se posaron en Jane. Aunque se sintió culpable como un ladrón atrapado, Jane continuó descaradamente:

—Ha recuperado completamente la conciencia, pero se durmió hace poco… El médico de cabecera solo la examinó brevemente y se marchó. Caminó un poco, pero parecía muy agotada… Ya no tiene convulsiones, pero está muy sensible.

Flint guardó silencio por un momento y luego dijo:

—Ella no quiere verme.

Jane, al ser descubierta en su mentira, inclinó la cabeza con remordimiento.

No fue que la mentira de Jane fuera torpe y por eso la descubrieron. Era debido a la diferencia en su comportamiento. Por la mañana, Jane había dejado pasar a Flint, quien había pasado antes de ir a trabajar, preguntándole si quería verla aunque fuera un momento. El hecho de que de repente le pidiera que volviera al día siguiente, hizo que Flint, naturalmente, llegara a esa conclusión.

Flint, con una voz ligeramente más alta, como para que Eliana la escuchara, dijo:

—Quería ver su rostro despierto. Y también quería disculparme.

Jane no intentó disuadirlo de alzar la voz frente a una paciente.

—Lamento lo de las cartas. Las leí todas.

En ese instante, los ojos de Eliana, que fingía dormir, se abrieron de golpe. Estaba en una posición que no podía ser vista por Flint, quien se encontraba en la entrada de la habitación.

En realidad, Eliana no había decidido con qué cara enfrentaría a Flint. ¿Debería expresar gratitud con un rostro altivo, o derramar lágrimas para inspirar compasión? ¿O debería protestar, como una dama avergonzada, sin poder levantar la cabeza? No podía calcular cuál sería la reacción adecuada.

—Pero, señorita Eliana, esas cartas jamás deben hacerse públicas. Un método como ese nunca…

Flint se detuvo. Había escuchado la pequeña voz de Eliana.

—¿Está decepcionado? De que una duquesa tan honorable no haya sido criada con nobleza en absoluto.

Por eso Eliana había seducido a Flint, y esa noche también había tramitado el contrato matrimonial a la fuerza. Además, no había revelado que era una bastarda, por lo que, en cierto modo, había cometido un fraude.

Se escucharon los pasos de Flint. Se acercaba cada vez más. Eliana, sintiendo que no tenía la confianza para enfrentarlo, apretó la colcha que la cubría y dijo rápidamente:

—Aunque me pregunte más, lo único que puedo decirle es que soy tal como me vio ese día. Si leyó las cartas, lo sabrá mejor.

Él estaba muy cerca. Eliana sintió que sus manos, que apretaba la colcha, sudaban.

—Solo soy una posesión de mi padre, y que él finja que me ama y me quiere mucho públicamente… no es más que un intento de construir su propia imagen y aumentar mi valor como producto. Toda mi elegancia y esas cosas que todos admiran, fueron creadas por el látigo de mi padre.

La voz seca de Eliana contenía autodesprecio.

—Como Su Alteza dijo una vez, he practicado las buenas maneras toda mi vida. Así no me azotarían.

No sabía por qué estaba diciendo todo esto. ¿Acaso temía que él la devolviera a su padre? Pero Eliana realmente no tenía nada más que decir. Estaba confundida sobre qué decir, cómo reaccionar. A veces, la confusión la hacía hablar sin control.

Flint guardaba silencio. Eliana pensó que su corazón latía inusualmente rápido y apretó aún más la colcha. Realmente se sentía insignificante.

—Debe haber sido muy… difícil para usted.

El silencio se rompió, y en el instante en que volvió a escuchar la voz que le había parecido una salvación, la fuerza se desvaneció por completo de las manos de la mujer que sostenía la colcha.

La voz del hombre era un tono bajo y sin altibajos, como de costumbre. No había nada especial en el contenido de sus palabras. Sin embargo, también eran palabras que nadie le había dicho nunca.

Eliana sintió náuseas. Le pareció que el poco potaje que había comido le había caído mal. También sentía una opresión en el pecho.

—No vuelva a hablar de cosas difíciles.

Sintió que la colcha se levantaba. Era un toque firme, pero no se sintió amenazador.

En el momento en que se encontró con los ojos grises de Flint, Eliana se quedó sin palabras.

—Nunca más sucederá algo así. De ahora en adelante, la familia ducal Rosana jamás podrá ponerle un dedo encima.

A pesar de que el tono no era afectuoso en absoluto, Eliana sintió un nudo en la garganta. Las lágrimas brotaron de sus ojos verdes. La mano de Flint se estremeció.

—Puede decir que no quiere tener una mujer así como Gran Duquesa.

Eliana se autolesionaba constantemente con sus palabras.

—Ahora mismo la situación no es buena… Cuando la opinión pública se calme… entonces podemos revertirlo. No es que no haya precedentes de contratos matrimoniales rotos… Así que…

Aunque sabía que debía aferrarse a los pantalones de Flint para que el matrimonio se concretara, Eliana había perdido toda la confianza. Al fin y al cabo, lo único que importaba era que no la devolvieran a la familia ducal Rosana. Ese era el único propósito del matrimonio.

—Señorita Eliana.

Flint la interrumpió llamándola por su nombre. El rostro de Eliana parecía tan triste que él quería detenerla de hablar.

Eliana bajó la cabeza y contuvo las lágrimas. Con voz temblorosa, pero decidida, dijo:

—Entonces… primero, debemos revelar la verdad de mi padre ahora mismo. Por favor, permítame exponerlo todo en la sociedad. He trabajado duro en la vida social para este día.

—No podemos hacer eso. Eso es absolutamente inaceptable.

Ante su fría interrupción, Eliana levantó bruscamente la cabeza. Los ojos grises y los ojos verdes se encontraron de nuevo.

—No la expondré al mundo solo para recuperar mi reputación de inmediato. Lo dije claramente ese día. De ahora en adelante, déjeme a mí.

Esas palabras significaban que no tenía intención de retractarse del matrimonio. A pesar de que no habían celebrado la ceremonia ni registrado el matrimonio.

—Gran Duque, debe tomar una decisión sabia. ¡Cómo va a convertirse en un hombre desvergonzado que cometió un secuestro matrimonial! Una deshonra es suficiente conmigo.

—Usted realmente está tratando de convertirme en un hombre cobarde.

La voz del hombre era fría. A diferencia de sus ojos temblorosos, Eliana habló con fuerza:

—Si hablamos de cobardes, soy yo. ¿Quién se atrevería a criticar a Su Alteza? Su Alteza es el héroe que me rescató de un padre malvado. ¿Por qué quiere ir por el camino difícil cuando hay uno fácil? ¡No debe dejarse arrastrar por las intrigas de mi padre!

—Usted me está pidiendo que la use como escudo y me esconda detrás de usted. Yo no peleo de esa manera.

Aparte de la alegría que sentía porque Flint no tenía intención de cancelar el matrimonio, Eliana se sentía frustrada. Quería golpear esa terquedad y su mente estaba revuelta. Las emociones la dominaban.

—¡Si mi esposo está en problemas por mi culpa, ¿qué tiene de malo que yo sea su escudo?!

En ese instante, el ceño fruncido de Flint se relajó. Con sus ojos verdes llenos de pasión, Flint desvió la mirada y dijo:

—No dije que fuera malo. Solo aceptaré los sentimientos de Señorita Eliana.

La voz de Flint se había vuelto más suave que antes. Pero Eliana solo se sentía más frustrada.

—Entre nosotros, yo soy quien cumple el papel de escudo. Señorita Eliana, por favor, concéntrese en recuperar su salud.

—Yo.

Flint interrumpió a Eliana.

—Lo decidí cuando la saqué de la mansión Rosana. No permitiré que Rosana vuelva a tocar un solo cabello suyo.

—……

—Y eso también se aplica a los demás.

—……

—No la exhibiré al mundo para probar mi inocencia.

Flint añadió.

—Si lo analizamos, no somos tan inocentes ya que irrumpimos en casa ajena.

Flint lo había dicho a modo de broma, pero Eliana estaba seria.

—¡Su Alteza el Gran Duque! No debe subestimar el poder político de mi padre. Él arrastrará su honor por el fango. ¡Ya lo está haciendo!

Flint dijo con indiferencia:

—También me han dicho que soy el hijo de un rehén de bajo rango, ¿y qué hay de ser un secuestrador?

Eliana puso una expresión incómoda al recordar los insultos que su padre le había proferido.

—Digamos que me cegué por la señorita Eliana y enloquecí de amor. Usted tiene muchos hombres así, ¿no es cierto?

Esas fueron las palabras que Hereise le había encomendado antes de irse. El Príncipe Heredero quería resolver esta situación con la razón romántica de que ‘Gran Duque Howard se había enamorado’. Incluso añadió que no era extraño, ya que Eliana tenía una gran cantidad de hombres que la codiciaban. Dijo que cuanto más una persona que normalmente no se comportaría así lo hacía, más sincero parecía.

—Pero, Su Alteza. Es una forma fácil de dañar a mi padre de inmediato. Sé que como Gran Duquesa, mi dignidad caería demasiado,—

—Señorita Eliana.

Flint interrumpió a Eliana una vez más. Eliana frunció el ceño, pero Flint la ignoró y continuó hablando