La Emperatriz que regresó en el tiempo - Capítulo 296

El sótano del Gran Ducado Howard. Flint tenía el ceño fruncido de manera amenazante. Eliana, que acababa de acostar a su hijo, se enfrentó al intruso con rostro sereno.

 

—¡Yo solo quería entregarles la carta secretamente!

 

El hombre, que afirmó ser un mensajero de cartas, aún no había revelado su identidad. Pero Eliana lo reconoció poco después.

‘¿Un miembro del Gremio Beled? ¿Por qué…?’

Este era un miembro del Gremio Beled. ¿Cómo no iba a reconocer a alguien del gremio con el que había interactuado incontables veces en su vida anterior? Hacía tanto tiempo que incluso se sentía conmovida.

 

—¡¿Cómo se atreven a encerrarme así?! ¡Por favor, tengan consideración!

 

El miembro del gremio, que se había convertido en mensajero por encargo, gemía con la muñeca cortada. Ante sus palabras, Mason levantó los ojos y gritó:

 

—¡¿Cómo se atreve a intentar invadir la habitación de Su Alteza la Gran Duquesa?!

 

El miembro del gremio negó con la cabeza, protestando por la injusticia.

 

—¡Yo no intentaba invadir, solo iba a entregar la carta e irme!

 

Al miembro del gremio le cortaron la muñeca mientras abría la ventana de la habitación de Eliana e insertaba la carta. Después de eso, fue arrastrado al sótano sin poder siquiera gritar y fue golpeado sin piedad por los caballeros.

 

—Me encargaré de él de inmediato. La carta también es sospechosa. Podría contener sustancias extrañas, será mejor quemarla.

 

Eliana negó con la cabeza ante las palabras de Mason. Ella sabía de quién era peón ese miembro del gremio. Y también de quién era la firma grabada en el sobre.

 

—Déjalo vivir por ahora. No quiero tener conflictos innecesarios con el Gremio Beled.

 

El miembro del gremio abrió mucho los ojos ante esas palabras. ‘¡¿C-cómo sabe mi afiliación?!’ Eliana advirtió al miembro del gremio, que estaba visiblemente sorprendido.

 

—Pero a tu gremio le conviene saber algo. La seguridad del Gran Ducado Howard no es tan descuidada como para que tú puedas lidiar con ella. Si quieren enviar cartas en secreto en el futuro, que envíen a alguien más competente. A ti todavía te falta madurar.

 

En su vida anterior, ese miembro del gremio era bastante hábil cuando interactuaba con Eliana. Aunque murió a manos de ella mientras entregaba un mensaje de su amo.

En ese entonces, Eliana había sido falsamente acusada de robar la reliquia familiar, se había expuesto su nacimiento ilegítimo, y se había autoimpuesto el encierro, por lo que estaba llena de resentimiento.

En realidad, ella deseaba fervientemente matar al amo de ese miembro del gremio, pero al no poder, mató a ese hombre en su lugar, como un mal menor.

Ahora que lo pensaba, había sido un desahogo sin sentido. ¿No debería al menos haber escuchado lo que el tipo intentaba transmitir?

Eliana suspiró mientras miraba fijamente la carta. Vio la firma que había visto incontables veces en su vida anterior. Sentía una emoción extraña al verla de nuevo después de regresar en el tiempo.

 

—Yo la abriré.

 

Flint le arrebató la carta de la mano a Eliana. Abrió el sobre y preguntó:

 

—¿Quién la envió?

 

Flint ya había notado que Eliana se había quedado mirando fijamente la firma garabateada en el sobre.

 

—Damian.

 

Ante la respuesta de Eliana, Flint, que estaba revisando el contenido del sobre, se detuvo. Ella explicó:

 

—Esta no es la firma oficial que usa Damian. Es una firma secreta que usa cuando hace cosas turbias.

—¿Cosas… turbias?

—Usted ya escuchó lo que mi padre hacía en secreto. Probablemente Damian heredó ese negocio. Y de paso, creó esta firma.

 

Eliana desdobló la carta que le tendió Flint. Efectivamente, estaba llena de la caligrafía de Damian. Eliana, que la escaneaba sin emoción, se cubrió la boca con una expresión de sorpresa.

 

 

「¿Es cierto que Isabella está viva? Recibí una demanda de unos tipos extraños que dicen tener a la niña y que lleve el rescate. Por supuesto, mi padre no lo creyó」

 

 

 

 

 

 

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Los magos negros lograron entregar la denuncia encubierta al Ducado Rosana. Por supuesto, el contenido exigía el rescate de Isabella.

Los magos negros adoptaron activamente la idea propuesta por Isabella. Afirmaron ser los benefactores que habían rescatado a Isabella de una muerte inminente y mencionaron la recompensa. Sin embargo, el Duque Rosana no creyó en la supervivencia de Isabella y rasgó la denuncia de inmediato.

 

—¡¿Cómo se atreven estos estafadores a bromear con mi hija muerta?! ¡¿Se atreven a extorsionarme para sacarme dinero?! ¡Como si no tuviera ya suficientes problemas que me están matando!

 

Duque Rosana estaba a punto de enloquecer porque la Familia Imperial no intercedía por él. Sumo Sacerdote Piaton del Templo Central parecía decidido a matar al Duque Rosana, exigiendo día tras día que fuera llevado ante el Papado.

La Emperatriz, que se había instalado en el palacio anexo para cuidar al Emperador, también intervino. La Emperatriz Beatrice no iba a dejar pasar esta oportunidad de oro para llevar a la ruina al Duque Rosana. Recordando la existencia de Laila, le dejó caer la indirecta a Hereise.

 

—¿Qué dice? ¿¡Que Dmitry Rosana usó magia negra!? ¡Dios mío!… Pero, ¿cree que ese astuto tipo usaría magia negra directamente?

—¿A qué se refiere?

 

Hereise estaba bastante conmovido por el esmero con el que Emperatriz Beatrice cuidaba a su padre, por lo que escuchaba atentamente sus palabras.

 

—Príncipe Heredero, creo que Dmitry Rosana está en contacto con magos negros o… ha puesto a alguien a cargo. Si fuera yo, lo encerraría e investigaría a todos los que se acercaran a él.

 

Lo que ella realmente quería decir era «ha puesto a alguien a cargo». Pero para no involucrarse ella misma, añadió todo tipo de conjeturas.

Debido a esto, el Duque Rosana se convirtió en una figura evitada por los nobles. Aislado en la sociedad noble, el Duque Rosana tampoco podía descansar tranquilamente en casa. La Duquesa Rosana, que había huido a casa de sus padres al enterarse de la desgracia de su marido, había regresado.

Ella chasqueó la lengua con desaprobación ante el estado de la casa y dio órdenes a los sirvientes. Al principio, el Duque Rosana se conmovió pensando que solo su esposa de toda la vida lo apoyaba, pero pronto tuvo que entrar en pánico. La Duquesa planteó el divorcio y hundió su autoridad por completo.

 

—Dmitry, ¿¡cómo pudiste avergonzarme de esta manera!? ¡¿Mi marido usó magia negra?! ¡No puedo ni levantar la cara de la vergüenza!

—¡Yo no la usé! ¡¿Esta mujer no puede creer en su marido?!

—¡Quite esa mano inmediatamente! Si me toca siquiera con la punta de un dedo, iré corriendo al Templo a acusarlo. ¡Testificaré que usted se juntaba con gente como los magos negros!

 

Duque Rosana se sostuvo la nuca ante la amenaza de su esposa de cometer perjurio. En tal situación, le había llegado una carta pidiendo un rescate y pretendiendo ser un benefactor que decía que su hija muerta estaba viva. Estaba a punto de explotar de rabia.

 

—¡Todos, este y el otro, no son más que obstáculos…!

—Pero padre, si de verdad Bella está viva y estas personas son los benefactores que la salvaron…

 

Duque Rosana le gritó a Damian:

 

—¡Tonto! ¡Mira bien entre líneas esta denuncia! Están hablando muy bonito de ser benefactores, ¡pero en el fondo no es más que una carta de extorsión que exige un rescate!

 

El juicio de Duque Rosana era acertado.

 

—¡Damian, recapacita! ¡Isabella murió en Zacador! En lugar de eso, ¡averigua qué maldito bastardo me denunció con eso de la magia negra!

 

La afirmación de Duque Rosana de que el Templo Central aceptaba sobornos no era falsa. Él había untado con mucho dinero al Templo para mantener conexiones. Simplemente, esas conexiones no llegaban al Sumo Sacerdote Piaton.

Damian siguió las órdenes de su padre para averiguar quién había denunciado al Duque Rosana. Al mismo tiempo, también se puso en contacto con quienes pedían el rescate de Isabella a espaldas de su padre.

Luego, inmediatamente envió una carta a Eliana. Como no podía enviarla abiertamente, recurrió a un miembro del Gremio Beled con el que solía tener una relación cercana.

 

 

 

 

 

 

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「Tal como dice mi padre, esos tipos de identidad desconocida pueden ser estafadores. Eran de lo más sospechosos. Pero, ¿qué pasa si la niña realmente está viva? Por eso me puse en contacto con ellos y recibí una carta con la caligrafía de Bella」

 

 

Los magos negros, ocultando su identidad, hablaron abiertamente de dinero y recurrieron a la intimidación, amenazando con que matarían a Isabella si no les daban el rescate.

Solo entonces Damian se dio cuenta de que el juicio de su padre era correcto. ¿Qué clase de actitud era esa de un benefactor honorable? Eran unos ladrones descarados. Sin embargo, Damian se sintió conmovido al ver la caligrafía de Isabella.

 

 

「La niña te mencionó. Dijo que si te contactaba, sabrías que estaba viva. Como la carta fue censurada, no pudo decir mucho. Por el momento, he prometido pagar el rescate de Bella」

 

 

Al ver la carta de Damian, Eliana se tragó el llanto. ¡Isabella estaba a salvo y viva! Ella leyó rápidamente el resto de la carta.

 

 

「Puse todas mis esperanzas en la caligrafía y la firma de Bella. Si Bella está viva, no importa si esos tipos sospechosos son magos negros o traidores, la traeré de vuelta. Sé que no confías en mí, pero esta vez tienes que creerme y decirme la verdad.

¿De verdad Bella está viva? Si están estafando con esa pobre niña, voy a hacer polvo sus huesos」

 

 

Eliana podía decírselo sin dudar. ¡Cualquier cosa, si Isabella estaba viva!

 

 

「Y una cosa más. Regresaste al Norte después de haber sido echada, ¿no? Si tuviste un parto difícil, deberías estar cuidando tu salud y criando a tu hijo, pero has hecho algo muy divertido」

 

 

El rostro de Eliana se tensó. ¿Acaso mi padre ya se dio cuenta de que yo fui la denunciante?

 

 

「El Sumo Sacerdote Piaton no tiene ni idea, pero es cierto que el Templo Central ha recibido sobornos de mi padre. Sin embargo, parece que el Sumo Sacerdote ha guardado un secreto estricto, porque no es fácil rastrear el origen. Le tomará tiempo a mi padre descubrir tu existencia」

 

 

¿Cómo se habrá dado cuenta Damian de que ella había instigado la denuncia? Tan pronto como Eliana pensó eso, la respuesta se hizo evidente.

 

 

「En cuanto escuché las palabras del Sumo Sacerdote, pensé en ti. Dijo que la denuncia la había puesto alguien de confianza. ¿Quién más sino un familiar? Y de los familiares de mi padre, ¿quién más sino tú o yo le pondría un cuchillo en la garganta? ¿Mi madre, que no tiene intención de divorciarse de mi padre, pero solo habla?」

 

 

Eliana parpadeó con una expresión de desconcierto. ¿Tú y yo…? Su boca se abrió de par en par.

 

 

「Tu intento fue excelente, pero será mejor que te cuides. Ya sea aumentando tu escolta, o pegándote a tu marido… No me fío mucho de Gran Duque Howard al escuchar que fuiste expulsada」

 

 

Eliana levantó una ceja. ¿A quién se refiere este al hablar de mi marido…? Pero, ¿cuidarme? ¿Es una amenaza? ¿Este bastardo piensa enviar un asesino a la desesperada?

Sus ojos verdes, mientras bufaba, adquirieron un brillo inusual.

 

 

「Mi padre tiene la ‘Inmunidad Divina’. Supongo que armaste todo esto sin saberlo. Cuando lo arrastren ante el Papado, mi padre usará eso inmediatamente y regresará a Bianteca. Prepárate para lo que vendrá después」

 

 

‘Inmunidad Divina’. Ante esa frase, el rostro de Flint, que también estaba leyendo la carta, se endureció al instante.

 

—Si tiene la Inmunidad Divina… Lia, esto es…

 

Pero en el rostro de Eliana se dibujó una sonrisa. Flint pensó por un momento que tal vez Eliana no sabía lo que era la Inmunidad Divina.

 

—Lia, la Inmunidad Divina es…

—Yo sé lo que es. El Papado perdona todos los pecados de una persona que posee la Inmunidad Divina. ¡Todos los pecados, sin excepción…!

 

El grito de Eliana contenía un resentimiento ardiente.

Debido a esa maldita herencia dejada por el ancestro de la familia, ella no pudo destruir al Ducado Rosana en su vida anterior. A pesar de haber unido fuerzas con Labrante para poner al Duque Rosana en peligro, su padre salió tranquilamente del Papado usando la Inmunidad Divina como escudo.

En aquel momento, ¡cuánto se había lamentado y golpeado el pecho de rabia!

Pero ahora era diferente. Ya había tomado medidas. Eliana sostuvo la carta de Damian y se echó a reír a carcajadas.

 

 

 

 

 

 

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A altas horas de la noche, las luces del Ducado Rosana estaban encendidas. Aunque había habido un gran revuelo con la visita del Templo Central, ahora todo estaba impecable, como si nada hubiera pasado. La jefa de las sirvientas, Miller, dirigía a los empleados dando varias instrucciones.

 

—El Duque está de mal humor, así que limpien bien. ¡Tú, ahí! ¡Hay polvo! Quítate, lo haré yo misma.

 

Duquesa Rosana asintió al ver la eficaz manera en que Miller se encargaba del trabajo. Tosiendo un poco, dijo con alegría:

 

—Miller, no tienes por qué esforzarte tanto. De todas formas, Dmitry volverá y lo destrozará de nuevo. ¿Para qué te esmeras tanto en limpiar el despacho?

 

En lugar de Miller, el subjefe de mayordomos intervino:

 

—El Duque se enfureció diciendo que estaba más sucio que la habitación de la Señora la última vez.

—Ese temperamento sucio que tiene…

 

Duquesa Rosana soltó una maldición y deambuló por el despacho de su marido. Le dio una orden a una sirvienta:

 

—Abre esta caja fuerte. Tengo que sacar algunas cosas de valor.

—¡Sí, Señora! ¡Confíe en mí!

 

Mientras la sirvienta golpeaba y hacía clic en la caja fuerte, el subjefe de mayordomos se alarmó e intentó detenerla.

 

—¡S-Señora! Esto no se puede ha…

—¡Cállate! ¡¿Por qué tanto alboroto porque quiera ver la caja fuerte de mi propio marido?!

 

Miller arrastró rápidamente al subjefe de mayordomos hacia afuera. El subjefe de mayordomos dijo nervioso:

 

—¡Miller! Si hago esto, el Duque me…

—El Duque está en el Palacio Imperial, ¿no? Se rumorea que pronto lo arrastrarán al Papado. ¡Qué ocupado debe estar! Tostará en regresar.

 

Miller inmediatamente cerró la puerta del despacho de golpe.