La Emperatriz que regresó en el tiempo - Capítulo 274
Flint se levantó de golpe, interponiéndose delante de la Santa, y dijo:
—No amenace a mi esposa.
Labrante le espetó con feroz determinación:
—Apártese, Gran Duque Howard. ¡Tengo cosas que hablar con la Duquesa Howard!
—Escuché que es una bondadosa Santa… ¿Acaso es la voluntad de Dios coaccionar a una mujer que está a punto de dar a luz? Si algo le sucede a mi esposa por esto, no me quedaré de brazos cruzados.
Ante la advertencia de Flint, Labrante soltó una risa hueca. No hacía falta que pusiera a prueba el corazón de este hombre a través de Ariel. ¡No entiendo por qué Lia estaba tan asustada! Claro, en la vida anterior también fue una niña que siempre sufrió de dudas y ansiedad. Labrante lo miró y gritó:
—¡Gran Duque Howard! ¡Lia y el bebé que lleva dentro están tan saludables que eso es un problema, así que no se preocupe por eso!
—Pero… si la bondadosa Santa se exalta así, yo me asusto mucho.
Eliana asomó la cabeza por detrás de Flint y dijo con un mohín. Labrante gritó, visiblemente irritada:
—¡Li—a!
—Tú fuiste quien intentó adelantarse y conseguir a Laila mientras yo estaba distraída con Flint.
Labrante se sobresaltó ante el señalamiento de Eliana. Sin embargo, la Santa alzó más la voz:
—¡¿Qué utilidad puede tenerle Laila a usted para que se comporte así?!
—¿Y tú para qué necesitas a Laila? Ya eres la Santa legítima y reconocida de la Santa Sede, y has logrado suficientes méritos.
Eliana estaba extrañada por su comportamiento desesperado. Labrante tenía la cara de una empleada de tienda de ropa presionada por cumplir objetivos. Esa apariencia se parecía a la de ella en la vida anterior, por lo que Eliana soltó una risita.
—Ahora sí pareces tú, Lalan. Si dejaras de ser tan cortés, serías exactamente la Lalan que yo conocía.
En el tono de Eliana se percibía un ligero matiz de decepción. Anteriormente, cuando Eliana le había propuesto ‘hablar de forma cómoda, como en la vida anterior’, la Santa había marcado una distancia. Justo como ahora.
—Se lo dije. Yo no volví en el tiempo como usted, así que no soy la Labrante que usted conoce.
—Lo sé. Pero para mí, tú eres Lalan.
Eliana sonrió dulcemente, a pesar del comentario despegado de su amiga. La Labrante que tenía delante era claramente diferente a la Labrante de la vida anterior. Era la Santa en persona, racional y benevolente. Pero al verla enfadarse así, era inconfundiblemente la Labrante que ella conocía. La esencia de una persona nunca cambia.
—No te esfuerces tanto. ¿Quién se atrevería a amenazar a la única Santa con un poder sagrado tan inmenso? Me parece que te sientes demasiado oprimida por la responsabilidad de ser la Santa. A veces pareces muy ansiosa y agotada.
Las palabras afectuosas de Eliana conmovieron a Labrante. Hasta ahora se había esforzado por ser la Santa que la Santa Sede deseaba. No quería ser criticada por ser tan alocada e impropia de una Santa, como lo había sido en la vida anterior.
Por eso siempre usaba un tono de voz suave y bajo, y cuidaba sus modales. No era difícil. Solo tenía que imitar a la Emperatriz Eliana de la vida anterior.
—Preocupaciones innecesarias. Mi índice de apoyo dentro de la Santa Sede ha superado al de los cardenales, ¿por qué estaría ansiosa o agotada?
Eliana se mostró genuinamente impresionada.
—Dios mío, Lalan. Que la palabra ‘índice de apoyo’ salga de tu boca… ¿De verdad estás haciendo política? ¿En serio?
—¿Y por qué yo no podría? ¿Qué cree que aprendí de Lia, que fue Emperatriz?
Labrante le replicó tajante, pero Eliana, lejos de ofenderse, soltó una carcajada. Incluso parecía orgullosa, lo que irritó aún más a Labrante.
—Todo está saliendo según el plan. Ya erradiqué todas las plagas que iban a surgir en el futuro. Ahora voy a aniquilar a todos los magos oscuros y a todos los apóstatas para establecer logros que nadie pueda superar.
De la Santa se desprendía la voluntad de lograr la paz del continente con sus propias manos. Eliana vislumbró la ambición de poder que residía bajo ese noble objetivo. Al ver a su amiga cambiada, a diferencia de ella que había regresado en el tiempo, Eliana sintió una sensación de cambio generacional.
¿Cuál sería el objetivo final de Labrante? Eliana creía saberlo, pero no lo mencionó. Una Labrante bondadosa solo ejercería una buena influencia, sin importar el poder que poseyera.
—Esa es una meta realmente admirable. Siempre te apoyaré.
Eliana sonrió y añadió un comentario juguetón:
—Entonces, en esta vida también me beneficiaré mucho de mi amiga. Me emociona que todo esté saliendo según el plan. ¿Me prometes que no me arrastrarás a los problemas?
Eliana se rió a carcajadas. Labrante suspiró, encogiendo los hombros. Su plan ya estaba mostrando grietas. Esto se debía a las variables de Eliana y Marcel. Con solo dos personas que habían regresado en el tiempo, muchas cosas habían cambiado.
El hecho de que su premonición reciente hubiera fallado ya inquietaba a Labrante. ¿Por qué Eliana se había reencontrado con Flint Howard en la Fuente de las Hadas y no en el Palacio Real de Sharai? Y en medio de todo eso, una mujer relacionada con un grupo de magos oscuros había caído en manos de Eliana, lo que la impacientó.
Al pensar en Laila, la rabia volvió a encenderse en el interior de Labrante. Ella era la que mejor sabía que una vez que algo caía en las manos de Eliana, era imposible recuperarlo. Eliana solo le entregaría a Laila después de haberle sacado todo el jugo. Labrante suplicó con rostro anhelante.
—Por supuesto que Lia no se verá envuelta en mi plan de ninguna manera. Así que, por favor, entrégueme a esa mujer. Si me entrega a esa mujer, cumpliré el deseo que tenga.
En la vida anterior, Eliana le concedía cualquier cosa que Labrante le pidiera. Aunque al principio se enfadara y dijera que no, al final no podía rechazar la desesperación de su amiga. Pero la Eliana de ahora era diferente. Ella dijo con una expresión de disculpa:
—Lo siento, Su Santidad. Laila también es necesaria para mí. Se la entregaré a la Santa Sede más adelante.
Su tono de voz bajo y cortés hizo explotar a Labrante, que estaba hirviendo por dentro.
—¡Tampoco tienes por qué hablarme con tanta formalidad!
—Pero Su Santidad también lo ha hecho constantemente.
—¡Lia!
Ahora la Santa estaba casi a punto de soltar un improperio. Ante esa imagen, Ariel se encogió y retrocedió disimuladamente. La Santa está enfadada… Qué miedo… En ese momento, Flint se alejó de Eliana y Labrante. Se dirigió a los miembros de los Caballeros Howard, que estaban en un duelo de miradas con los Caballeros Sagrados.
Los ojos de Eliana se dirigieron brevemente a Flint y chasqueó la lengua. Ese hombre testarudo fingía ignorar esta extraña conversación, una vez más. Eliana se dirigió a Labrante con tono conciliador:
—Lalan, Laila es Rosana. Es la hija de una rama colateral de los Rosana, cuyo tutor es mi padre. Voy a usar a Laila para derrumbar a mi padre. Ella sabe muchas cosas.
—Yo puedo hacer eso. Yo también sé lo que está tramando Dmitry Rosana.
Eliana negó con la cabeza. Si hubiera sido la Labrante de la vida anterior, le habría creído, pero a la Labrante de esta vida no podía confiarle todo. Sus intereses son diferentes.
—Lo siento, no puedo confiar en ti.
Ante la franqueza de Eliana, Labrante puso una expresión herida.
—Si tan solo me hubieras remitido a Marcel a un juicio por herejía inmediatamente cuando te lo pedí. En ese momento me di cuenta: que tú eres la Santa, antes que mi amiga.
—¡Lia, sabiendo lo difícil que fue para mí, ¿aún me dices eso?! ¡Honestamente, usted también era la Emperatriz de Zacador antes que mi amiga!
—Lo sé. Por eso no te culpo. Estamos en situaciones diferentes y tenemos prioridades distintas. Por eso yo tampoco puedo ceder en esto. Tengo que ser la primera en utilizar a Laila.
Eliana planeaba usar a Laila para vincular a la Casa Ducal Rosana con la magia oscura, y hacer que su padre fuera juzgado por herejía para destruirlos.
—Los procedimientos de la Santa Sede son demasiado complicados. Si Laila va a la Santa Sede tan pronto, mi padre cortará los cabos sueltos y escapará mientras tanto. No puedo dejar pasar esta oportunidad.
—…No sabía que nuestra amistad valiera tan poco. Se lo estoy pidiendo con tanta desesperación…
El tono de Labrante se volvió cortante. Pero Eliana se burló por lo bajo. Si ella también rechazó mi súplica desesperada. ¿Por qué se ha vuelto tan descarada?
—Lalan, yo valoro nuestra amistad más que nada. Ahora, permíteme que te pida algo yo a ti.
—…….
Flint ya había reunido a los Caballeros Howard y les había ordenado proteger a Veronica y a Jane. También les entregó el pase del Maestro de la Torre Mágica, dando instrucciones secretas para activar el Portal Mágico y escoltar a Laila directamente al Norte.
Los caballeros aceptaron la orden y se dispersaron. Una vez que terminó su tarea, Flint sonrió al encontrarse con los ojos de su esposa. Eliana, que le devolvió la sonrisa a su marido, puso una expresión amarga.
—Quiero vivir feliz con Flint. Por eso voy a cortar por completo los lazos con los Rosana.
—Pero si ya cortaron lazos y ni siquiera se comunican…
—Eso no significa que no puedan hacerme daño. Siento que la sangre que corre por mis venas me atrapará en cualquier momento.
Al igual que en la vida anterior, su nacimiento como hija ilegítima se había revelado en esta vida. Incluso se expusieron las malas acciones de sus padres, que ella no había sabido en la vida anterior. Por eso, Eliana estuvo a punto de perder la paz que tanto le había costado conseguir, e incluso de perder a Flint.
Eliana ya no quería ser derrotada por la verdad. Destruiría a su familia natal que la amenazaba constantemente. Y…
—Quiero acabar con mi padre de la forma correcta, con mis propias manos. ¿Solo así podré expiar mis culpas con Flint…?
Solo así se sentiría un poco más tranquila.
—Esa no es culpa de Lia.
—Pero…
Labrante suspiró, como si no hubiera remedio. La Santa se sentó pesadamente junto a Eliana y ya no insistió en que le entregara a Laila.
—Parece que a Flint Howard no le importa en absoluto, ¿o no vio cómo me amenazó su marido hace un momento? Tanta ansiedad ya es una enfermedad.
Labrante, después de haberle dado un reproche, continuó:
—De acuerdo. Haga lo que quiera con Laila, si la quiere usar para levantar o destruir la Casa Ducal Rosana. Solo le pido que no interfiera en absoluto con Marcel Zacador.
Eliana asintió sin darle mucha importancia.
—Como Isabella se fue a Zacador, Marcel pronto será remitido a un juicio por herejía. Con ese bastardo, pueden jugar en la Santa Sede todo lo que quieran.
—Dice lo obvio. Ese miserable que será fulminado por un rayo morirá de la forma más dolorosa, atormentado por los inquisidores en el sótano de la Santa Sede.
Eliana sonrió dulcemente ante esas palabras.
—Me parece bien. Asegúrate de que le cortas el cuello al final. No olvides que él fue quien violó y mató a Vivian en la vida anterior.
—…Por supuesto que lo recuerdo. ¿Cómo podría olvidarlo?
Labrante rechinó los dientes. Culpa y arrepentimiento cruzaron la mirada de la Santa. En ese momento, la voz de un hombre se interpuso entre las dos mujeres. Era Flint, que se había acercado sin que se dieran cuenta y estaba escuchando su conversación.
—Lia, ¿no le dije que ni siquiera pensara en ese Zacador?
—Pero podemos reírnos de un miserable que pronto caerá en desgracia, ¿o no?
Flint se tragó las palabras que quería verificar con Eliana y preguntó:
—Pero, ¿qué quiere decir con que Isabella se fue a Zacador? La única Isabella que conozco es su hermana menor, ¿es otra persona con el mismo nombre?
Flint quitó sutilmente la mano de la Santa, que estaba sosteniendo la de Eliana. Labrante intentó no soltar la mano de su amiga, pero no pudo resistir la fuerza de un guerrero. Eliana, arrastrada por la fuerza de la mano de Flint, se levantó aturdida de su asiento.
—Isabella estaba viva y a salvo. Estuvo conmigo, pero ahora, valientemente, se ha ido a buscar venganza contra Marcel Zacador.
—No me diga que…
Eliana asintió con la cabeza. Ahora estaba acostada con la cabeza reposando en el muslo de Flint.
—Sí, ese miserable conspiró con un mago oscuro para intentar matar a mi hermana. Isabella se fue a Zacador junto con el Príncipe Valdemar y el Príncipe Bastian. Va a exponer todos los crímenes que Marcel cometió en complicidad con el mago oscuro. Espero que lleguen sanos y salvos…
Una ligera preocupación ensombreció el rostro de Eliana. Flint le acarició el cabello a la mujer y dijo:
—No se preocupe. Valdemar protegerá a la señorita Isabella con su vida, aunque solo sea por el trono. Y Bastian también.
—Sí. Si Isabella sufre el más mínimo rasguño, haré que la vida de ambos príncipes sea muy difícil.
—Yo también ayudaré. Conozco muchas debilidades de Valdemar. Y Bastian es un cobarde, así que es fácil asustarlo. Sería mejor molestarlo poco a poco.
—Tiene razón. ¿Vio la última vez? Bastian temblaba solo con ver un monstruo. Claramente no es material para el trono.
Ahora Eliana empezó a quejarse de Valdemar a borbotones.
—Valdemar es increíblemente arrogante y desagradable. Dan ganas de darle una patada.
—Si nos lo encontramos más tarde, me aseguraré de darle una patada.
La Santa negó con la cabeza al ver a la pareja, que se turnaban para planear cómo darles su merecido a los dos príncipes de Zacador. De verdad que hacían una excelente pareja. Llegó a pensar que tal vez fue un error de Dios que Lia se casara con Marcel en la vida anterior.
—Lalan, ¿crees que Bela estará bien? ¿No puedes usar tu poder sagrado o tu presciencia para ver cómo está Bela? Me pregunto si ya habrá llegado a salvo a Zacador…
Madara Info
Madara stands as a beacon for those desiring to craft a captivating online comic and manga reading platform on WordPress
For custom work request, please send email to wpstylish(at)gmail(dot)com
Farah T
Muchas gracias 🌺🌺🌺🌺🌺🌺