La Emperatriz que regresó en el tiempo - Capítulo 259

—¿El Palacio Real de Sharai?

 

Eliana parpadeó.

 

—Si Gran Duque Howard es astuto, podría descubrir que Lía está tratando de exiliarse en la Isla de Britania. Aunque el bando del Papado guarda silencio, un joven acólito que admire al héroe de la Guerra Santa podría cometer un error al hablar.

—… ¿Eso es acaso una premonición?

 

Labrante soltó una risita ante el comentario de Eliana.

 

—No sé. Yo tampoco estoy siempre utilizando mis habilidades de premonición.

—De acuerdo. Dar a luz en el Palacio Real de Sharai también suena bien. Podría recuperarme allí y luego ir a la Isla de Britania. Para ese entonces, ¿mis trámites de asilo habrán terminado?

 

Labrante tuvo un repentino presentimiento de que Eliana no daría a luz en el Palacio Real de Sharai. Sin embargo, como siempre, no lo mencionó.

 

—Si hay oportunidad, también sería bueno hablar con Flint Howard en el Palacio Real de Sharai.

—Eso… me da miedo.

—Lía, el Palacio Real de Sharai es seguro. Si alguien se atreviera a derramar sangre en mi nación, ni siquiera el héroe de la Guerra Santa podría salir con vida.

 

Esa severa advertencia le llamó la atención a Eliana. Tal vez podría tener una conversación tranquila con Flint… No, ¿en qué estoy pensando? Es una relación que ya terminó. Eliana exhaló un profundo suspiro.

 

 

 

 

 

 

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Vivian se acercó a Labrante, que acababa de salir de la habitación de Eliana. Vivian venía acompañada de un joven acólito del Papado.

 

—Hermana, vino Ariel. Me preocupaba que este pequeño estuviera yendo a la Guerra Santa de Kenason, ¡pero mira, regresó sano y salvo, sin un solo rasguño!

 

Tal como dijo Vivian, Ariel se veía muy saludable. Ariel sonrió y saludó a la Santa.

 

—Santa. ¿Ha estado usted bien? Le traigo una carta de Su Eminencia el Cardenal.

 

Labrante se alegró y caminó por el pasillo junto a Ariel.

 

—Ariel, me alegra mucho verte ileso.

—Gracias a la gracia de la Santa, pude estar a salvo en el campo de batalla.

—¿Mi gracia? No. Es gracias a tu valentía, Ariel.

 

Labrante recibió la carta del Cardenal de manos de Ariel. Tal como ella había anticipado, el Papado no pudo ignorar la solicitud del Gran Duque Howard. Sin embargo, el Cardenal era un hombre astuto y con buenas habilidades para manejarse.

 

 

「Respecto a ‘Eliana Rosana’, quien está en proceso de asilo, mantuvimos silencio según las normas, tampoco revelamos la ubicación actual de la Santa. No obstante, no pudimos rechazar la solicitud del ‘Héroe de la Guerra Santa’. Le ruego me disculpe. En su lugar, le informamos sobre el ‘Manantial de las Hadas’, el lugar que la Santa visitó en una ocasión」

 

 

El Cardenal no rechazó la solicitud del Gran Duque Howard al revelar una ubicación que la Santa había visitado realmente, y al mismo tiempo cumplió con su deber hacia la Santa al guardar silencio sobre su ubicación actual. Incluso desvió los pasos del Gran Duque Howard a un lugar equivocado.

 

 

「Parece que el Emperador de Bianteca se encuentra actualmente recuperándose en el ‘Manantial de las Hadas’. Resultó que Gran Duque Howard se ausentó de la procesión triunfal. Por lo tanto, Príncipe Heredero Hereise pospuso la ceremonia de triunfo y se dirigió personalmente al Manantial de las Hadas. Por mucho que el Príncipe Heredero se esfuerce, es cuestión de tiempo que Emperador Leopoldo se entere de este hecho. Los dos soles de Bianteca inmovilizarán a Gran Duque Howard」

 

 

Labrante suspiró. El Flint Howard que ella conocía era alguien que se doblegaba ante la Familia Imperial. Finalmente, él no podría desobedecer la orden del Emperador e iría a la capital para la ceremonia de triunfo, en ese lapso, Eliana se convertiría en exiliada y dejaría Bianteca para siempre.

En realidad, Labrante estaba retrasando lentamente el proceso de asilo de Eliana. Lo hacía porque deseaba que Eliana se reconciliara con su esposo de esta vida. Pero parecía que estaban destinados a separarse. Labrante le dijo a Ariel, como si se lamentara:

 

—Las cosas en este mundo realmente no salen como uno quiere. ¿No es así?

 

Ariel inclinó la cabeza y respondió con inocencia:

 

—¿Incluso a la Santa, quien recibe el amor de Dios, le ocurren esas cosas? Pero usted misma dijo que todo tiende a volver a su lugar al final. Las preocupaciones de la Santa se resolverán cuando llegue el momento.

 

Labrante sonrió con benevolencia. El problema era que no eran sus preocupaciones, sino las de su amiga. Pero, ¿qué se podía hacer? Parecía que Dios no quería que las dos personas se encontraran pronto.

Sin embargo, Labrante no estaba muy preocupada. Había tenido una premonición en la que Eliana y Flint se abrazaban en el Palacio Real de Sharai.

‘Al final, los dos se encontrarán en el Palacio Real de Sharai. Incluso si se retrasa un poco, si esa es la voluntad de Dios……’

La premonición de Labrante tenía un punto ciego: el futuro siempre podía cambiar. La propia Labrante había evitado tragedias futuras al experimentar los recuerdos de su vida anterior como premoniciones. Había cambiado el futuro utilizando el punto ciego de la premonición. Sin embargo, no podía deshacerse del hábito de creer ciegamente en ellas.

 

—Ah, Santa. Tengo un favor que pedirle.

 

Labrante salió de sus pensamientos ante las palabras de Ariel.

 

—¿Qué cosa?

 

Ante la suave pregunta de la Santa, Ariel colocó sobre la mesa algo largo que había estado cargando en su espalda. Desenvolvió la tela enrollada, revelando una espada. Labrante abrió mucho los ojos al ver el emblema del Gran Ducado Howard grabado en la empuñadura de la espada.

 

—Es la espada de Su Alteza Gran Duque Howard. La traje después de que se rompiera completamente por la magia oscura. Como es una reliquia de su padre… Quería purificarla y devolvérsela.

 

La famosa espada, que había quedado rota con solo la empuñadura, había sido reparada y había recuperado la forma de una espada. Pero con las habilidades de Ariel, solo se había purificado a la mitad.

 

—Pero no puedo purificarla por completo con mi habilidad… Quería pedírselo a usted, Santa, por eso la traje.

—Si yo la toco, ¿se convertirá en una espada sagrada…? Ahora veo que Ariel quiere darle una espada sagrada al Héroe de la Guerra Santa.

 

Ariel respondió con una expresión tímida ante las palabras de la Santa.

 

—¡Sí! Parece que Su Alteza el Gran Duque se ha ganado el rencor de los magos oscuros. ¡Si usa una espada sagrada, podrá defenderse de la magia oscura en el futuro!

—Puedo hacer algo como otorgarle una espada sagrada al Héroe de la Guerra Santa.

 

Un poderoso poder sagrado de color dorado se extendió desde la mano de la Santa y envolvió la espada. Ariel abrió la boca al ver cómo la energía sucia que quedaba en la empuñadura se desvanecía. No importaba cuántas veces lo viera, el poder sagrado de la Santa era fascinante.

Luego, Labrante recogió su poder sagrado, le entregó la espada a Ariel y le dijo:

 

—Ariel, entrégale esta espada sagrada a Gran Duque Howard.

—¡Sí! Iré al norte de Bianteca.

 

Los ojos de Ariel brillaron. ¡Podría volver a ver a Su Alteza el Gran Duque Howard! Labrante, que observaba al eufórico acólito, dudó un momento y luego susurró:

 

—No, ve al Condado de Maring.

—¿El Condado de Maring…? ¿Se refiere al feudo donde se encuentra el ‘Manantial de las Hadas’?

—Así es. Allí se encuentra la residencia de descanso del Emperador de Bianteca, probablemente puedas encontrarte con Gran Duque Howard allí.

 

Labrante le dio a Ariel la ficha de la Santa.

 

—Con mi ficha, aunque no puedas entrar a la residencia, podrás acceder a esa área. Inventa una excusa apropiada.

—¡Diré que siento una energía maligna y que debo purificarla!

—Bien, eso es bueno. Y busca a Gran Duque Howard. Cuando le entregues esta espada sagrada, ¿podrías decirle que es un regalo no oficial de una amiga de su esposa?

—¡Sí!

 

Ariel, que había respondido con vigor, dudó de repente.

 

—¿Eeh? ¿Gran Duquesa Howard, que está desaparecida, es amiga de la Santa?

 

Ariel había participado en la Guerra Santa de Kenason, por lo que sabía que Flint se había ausentado de la procesión triunfal y había regresado al país para buscar a su esposa desaparecida.

 

—Escúchame con atención, Ariel.

 

La voz calmada de la Santa contenía una instrucción significativa. Ariel partió inmediatamente hacia el Condado de Maring.

 

 

 

 

 

 

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Saveur, un miembro del Gremio Asta, ignoró la presión de Flint de entregarle el paradero de Eliana. Huyó con todos los miembros del gremio. Oculto en un lugar apartado, Saveur intentaba comunicarse con Astin todos los días a través del dispositivo de comunicación mágica. Pero no había conexión.

‘¡Por qué diablos no me responde!’

Ya era el tercer día que estaba pegado solo a la esfera de cristal. Saveur quería escapar del Norte de inmediato. Los caballeros del Gran Duque ya estaban persiguiendo implacablemente a él y a los miembros del gremio. En ese momento, la esfera de cristal vibró y apareció el rostro de Astin.

 

[¿Saveur? ¿Qué te pasó en la cara?]

 

El apuesto rostro de Saveur estaba un desastre, como si lo hubieran golpeado. Pero como era tan guapo, su llanto transmitía una sensación de melancolía.

 

—¡Maestra Astin!

 

Saveur se sintió conmovido al ver a su amo, Astin. Las humillaciones que había sufrido por culpa de Flint afloraron y lloró desconsoladamente, quejándose.

 

—¡Maestra Astin, mire lo que me hizo ese maldito de Bianteca! ¿Quién dijo que ese tal Flint Howard era un hombre noble y de gran carácter? ¡Destrozó la sucursal, causó un caos total y se fue! No tuve más remedio que huir, snif…

 

Astin suspiró mientras escuchaba las palabras de Saveur, pero no por el caos de Flint, sino por el rostro de Saveur.

 

[¡Hacerle esto al valioso rostro de Saveur! ¡Vaya con Señor Flint!]

 

Astin consoló brevemente a Saveur y luego le dedicó palabras de elogio.

 

[Bien hecho, Saveur. Cuando te enfrentas a un peligro que no puedes manejar, lo mejor es huir]

—Snif, Maestro Astin… ¿Por qué no respondió en todo este tiempo…? ¿Acaso le pasó algo malo?

[Es por culpa del Príncipe Imperial Bastian… Ese llorón se la pasa peleando con Su Alteza Valdemar… De eso hablamos luego. Saveur, retírate del Norte de inmediato.]

 

El rostro de Saveur se iluminó ante el permiso de Astin.

 

[Ahora mismo Señor Flint está con la bilis a flor de piel, así que debes moverte con cautela. Sal del Norte lo antes posible. Y antes de que el Señor Flint nos destruya por buscar a la Señora Eliana, el Gremio Asta se retirará primero de Bianteca]

 

Saveur se quedó estupefacto. ¡Todo el gremio retirándose de Bianteca! ¡Esa Eliana Rosana era una calamidad total! Apretó los dientes y gritó.

 

—¡¿Qué es esto por culpa de esa mujer, Eliana Rosana?! ¡Entreguémosla al Gran Duque Howard y ya! ¡Imagínese cuántas pérdidas tendremos al retirarnos de Bianteca!

[No digas eso. Ella es como una hada de la suerte para nosotros.]

 

Saveur se llevó la mano al pecho al ver a Astin sonreír ampliamente. ¡De verdad que el Maestro le tenía demasiado aprecio a esa mujer!

 

—¡Hada de la suerte, mis narices! ¡Será el hada de la mala suerte!

[Shhh. Deja de enojarte y escucha. La Señora Eliana le ha abierto un camino valioso a Su Alteza Valdemar. Ahora, Valdemar será el Príncipe Heredero. El Gremio Asta se convertirá en el mejor gremio de Zacador en el futuro, así que Bianteca no nos importa en absoluto.]

 

Ahora Astin sonreía de oreja a oreja. Saveur preguntó:

 

—¿De verdad se le abrió un camino a Su Alteza Valdemar? ¿Qué pasará con ese arrogante Séptimo Príncipe?

[Isabella Rosana estaba viva. Ella irá a Zacador con Su Alteza Valdemar para denunciar las malas acciones del Séptimo Príncipe. Ustedes traerán a Isabella Rosana con el mayor respeto.]

 

Eliana se había puesto quisquillosa, poniendo como condición garantizar la seguridad de Isabella, pero a Astin no le preocupaba. Valdemar había hecho una demostración de sinceridad espectacular. Pronto, la Señora Eliana enviaría una respuesta aceptando entregar a Isabella Rosana. Astin habló con una cara de entusiasmo:

 

[Parece que el Séptimo Príncipe de verdad está confabulado con los magos oscuros. ¿Cómo va a ser el Sol de Zacador un tipo así? Será arrastrado a la Torre Mágica y al Papado sucesivamente y será descuartizado.]

 

Si Marcel caía, Valdemar regresaría con éxito y se acercaría al trono. De ser así, el Gremio Asta realmente no tendría por qué seguir en Bianteca. Saveur abrió la boca de par en par. Astin también le dio noticias recientes sobre Eliana para su tranquilidad.

 

[Señora Eliana también está bajo la protección de la Santa y en trámites de asilo. Aunque en el Sur están buscando a la Señora Eliana discretamente a petición del Señor Flint… ¿Quién se atrevería a ponerle una mano encima al séquito de la Santa?]

 

Saveur comenzó a reír a carcajadas.

 

—¡Jajajajajaja! ¡Pues claro! ¡Nadie se atrevería a tocar a Señora Eliana, que está bajo la protección de la Santa, a menos que quiera ser arrestado por sacrilegio! ¡Flint Howard nunca encontrará a su esposa!

 

Saveur, que acababa de insultar a Eliana, cambió completamente de actitud y la elogió.

 

—¡Señora Eliana es realmente una cliente como un hada de la suerte! ¡Nos hizo un favor dándole un escarmiento a ese maldito de Flint Howard! ¡Quisiera hacerle una reverencia!

[Así que olvídate de lo que te hizo Señor Flint y trae a Isabella Rosana con cuidado]

—¡Por supuesto que sí!

 

Incluso después de terminar la comunicación con Astin, Saveur se rió como un loco por un buen rato. Los miembros del gremio cercanos se distanciaron sigilosamente, pensando que Saveur finalmente se había vuelto loco. Saveur dejó de reír y les ordenó a los miembros del gremio con rostro alegre:

 

—¡Todos, empaquen sus cosas! ¡Escaparemos del Norte de inmediato e iremos al Sur de Bianteca! ¡Nos reuniremos con la Maestra y dedicaremos nuestros cuerpos a esta gran empresa!

—¡Sí, Señor Saveur!

 

Saveur gritó triunfalmente a los miembros de su gremio:

 

—¡Que todos recuerden! ¡El Gremio Asta jamás traicionará la lealtad con nuestros clientes! ¡La lealtad es nuestro credo!

 

 

 

 

 

 

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En la residencia de Gran Duque Howard, en el Norte, la oficina de su señor estaba llena de calor gracias a la chimenea que crepitaba, pero el ambiente era sumamente frío. El caballero Alex informaba con gran dificultad:

 

—Su Alteza, lo lamento. Seguimos rastreando a los miembros desaparecidos del Gremio Asta… pero es imposible encontrar el rastro de esos sujetos.

 

Flint frunció el ceño. Los caballeros que estaban detrás de Alex se encogieron, anticipando el regaño de su señor. Hace tres días, cuando el Gremio Asta quedó completamente vacío, la furia de Flint había superado la imaginación. Si no hubiera sido por la carta de Veronica que llegó justo a tiempo, no habrían podido salvar ni sus huesos.

Los caballeros agradecieron a Veronica por traer buenas noticias a Flint y pusieron todo su empeño en rastrear a Saveur y a los demás miembros del gremio. Pero de alguna manera, esos sujetos no habían dejado ni el más mínimo rastro.

Los caballeros suponían cautelosamente que habrían escapado del Norte. Pero, ¿cómo podían informarle eso a Su Alteza el Gran Duque? El caballero que estaba al lado de Alex habló con un hilo de voz:

 

—Lo lamentamos, Su Alteza. Volveremos a rastrearlos…

—Déjenlo. Ya no los necesito, así que olvídense de ellos y quédense en espera.