La Emperatriz que regresó en el tiempo - Capítulo 257
El Marquesado de Hesse, al Sur. Eliana llevaba una vida más tranquila que nunca, residiendo en el templo. Isabella se mantenía pegada al lado de su hermana.
—Vaya. El bebé se está moviendo…
Cada vez que había movimiento fetal, el vientre se hinchaba y se movía de forma extraña. Eliana sonrió dulcemente y luego hizo un sonido ahogado, llevando la mano a su vientre. El niño la había pateado fuerte, y la huella de un pie se abultó en su vientre. Eliana murmuró:
—Fuerte como su papá… al menos será sano, a diferencia de mí. Es un alivio.
Ante esas palabras, Isabella arrugó el ceño. Su hermana mencionaba a menudo al Gran Duque Howard cuando sentía el movimiento fetal. A Isabella le molestaba muchísimo. Amaba al bebé de su hermana, pero odiaba al padre.
—Mpf, ¡el bebé es fuerte porque se parece a su tía!
Isabella alzó la cabeza, con un capricho innecesario. Echó un vistazo a su hermana, que estaba otra vez abstraída, sumida en sus pensamientos. Era obvio que estaba pensando de nuevo en el Gran Duque Howard. Al fin y al cabo, eran una pareja que se había casado por amor, algo raro en la alta nobleza.
‘Ojalá el bebé no se parezca solo al Gran Duque Howard.’
Isabella deseaba de todo corazón que el bebé naciera con el pelo rosa y los ojos verdes como Eliana. Le dolía el alma pensar que su hermana extrañaría al padre cada vez que mirara a su hijo.
Cuando Eliana se levantó, Isabella la ayudó a acostarse en la cama. Al ver a su hermana durmiendo de lado, Isabella salió de la habitación en silencio. Apenas se oyó el sonido de la puerta cerrarse, Eliana abrió los ojos. No podía dormir, pues el bebé estaba muy activo en su vientre. Eliana gimió un momento, y luego sus ojos se enrojecieron debido al hombre que le venía a la mente naturalmente.
—Flint…
Anteriormente, ella le había dicho a los inspectores de inteligencia enviados por Hereis que el bebé era un «embarazo psicológico». Flint pronto descubriría esa mentira. Su corazón le dolía. Sentía pena por haberle quitado el padre al bebé.
—Bebé, lo siento…
Al susurro de Eliana, el bebé pateó suavemente su vientre. Se sintió conmovida, pues era como si el bebé le dijera que estaba bien. Cerró los ojos en silencio, cuando una voz suave se oyó afuera.
—¡Ustedes dos, escuchen bien! ¡Si a mi hermana le llega a los oídos que el Gran Duque Howard ha emitido una orden de arresto para encontrarla! ¡¡Juro que no los dejaré en paz!!
Eliana abrió los ojos de golpe, sobresaltada. ¿Qué? ¿Flint emitió una orden de arresto para encontrarla? ¿De verdad? El rostro de Eliana se iluminó sin querer por un momento. Se levantó para resolver su duda, pero no fue necesario salir. Isabella continuaba gritando, sin poder contener su rabia.
—¡Reconciliación, ni que nada! ¿Por qué la buscaría ese hombre? ¡Si le roba el bebé y la mata, ¿ustedes van a asumir la responsabilidad?! ¡¿Se olvidaron de que su padre y la madre de mi hermana mataron a los padres de ese hombre?! ¿Qué? ¿Que la Santa lo dijo? ¡Cállense! ¡Yo hablaré con la Santa, así que ustedes cierren la boca!
La expresión de Eliana se ensombreció y su cabeza cayó. Sí, no debía olvidar la tragedia de Rosana entrelazada con la tragedia de Howard. Tampoco debía dejarse llevar por esperanzas inciertas. Eliana miró su vientre y dijo con tristeza:
—Bebé, al menos tu papá te está buscando. ¿Acaso aún no ha escuchado las palabras del Príncipe Heredero?
Ya no sentía el movimiento fetal. Eliana se entristeció al notar que el bebé había dejado de moverse. Pero solo por un momento, se mordió el labio y pensó en el futuro.
‘¿Debería cambiar de residencia? ¿Cuándo terminará mi proceso de asilo? Tengo que hablar con Labrante.’
Eliana, absorta en sus pensamientos, se quedó dormida. Pero se despertó al sentir un ligero dolor con el movimiento fetal. Miró por la ventana con ojos somnolientos y parecía que solo habían pasado unas horas. Eliana estaba bostezando cuando la puerta se abrió con un golpe, después de un toque.
—Lia.
La persona que abrió la puerta y entró era la Santa de pelo blanco, Labrante. Eliana se alegró.
—¡Lalan!
—Lo siento. Te desperté.
—No, Lalan. De todas formas, tenía algo que quería consultarte, qué bien que viniste.
Max y Lina estaban a su lado, rodando los ojos. Isabella también estaba allí, con la boca fruncida y una expresión de descontento. Eliana preguntó:
—Lalan, ¿es cierto que soy una fugitiva buscada? ¿Qué diablos está pasando?
Ante las palabras de Eliana, Isabella fulminó con la mirada a Max y Lina. ‘¿Cómo se atreven a desobedecer mi advertencia y contárselo a mi hermana?’ Al sentir la mirada punzante de Isabella, los dos se apresuraron a alegar inocencia.
—¡Lady Bella, no le dijimos una sola palabra a Lady Eliana!
—¡Es verdad! ¡Fue porque la voz de Lady Bella era demasiado alta!
Isabella estaba a punto de hablar, cuando Max le sonrió con malicia y la satirizó:
—Yo pensé que Lady Bella quería contárselo a Lady Eliana, ¿sabe? De lo contrario, no podría haber gritado de esa manera en el pasillo silencioso del templo. Solo un tonto haría eso…
—¡Maldito!
Isabella se enfureció ante la burla de Max y le dio un golpe en la cabeza al muchacho. Pero Max, lejos de acobardarse, se resistió con vehemencia.
—¡Por qué me pega! ¡¿Acaso dije algo incorrecto?! ¡Si Lady Bella se fue de la lengua! Lady Eliana, ¿verdad que tengo razón? ¿Sí?
—Uhmm…….
Eliana asintió con incomodidad.
Isabella se golpeó la boca con una expresión de consternación. Pero innecesariamente, perdió los estribos.
—¡Todo esto es culpa de ustedes por susurrar cerca de la habitación de mi hermana!
Lina y Max pusieron una expresión de injusticia. Realmente estaban hablando en voz muy baja. Labrante sonrió levemente y la reprendió.
—Bella, cálmate. Es algo que Lia tiene que saber. Y, en mi opinión, tu voz también es demasiado alta. Si Lord Flos lo hubiera visto, te habría regañado.
Isabella hizo un gran puchero al recordar al caballero sagrado que era especialmente duro con ella. A continuación, Labrante le explicó la situación a Eliana.
—El lado de Gran Duque Boarne se está moviendo discretamente a petición de Gran Duque Howard. Pero no te preocupes. No pueden registrar el templo. Si llega una solicitud, la rechazaré de inmediato.
Isabella resopló y dijo:
—Si el templo se niega a la búsqueda, ¡es como decir que mi hermana está aquí! ¡Entonces van a acampar frente al templo!
Eliana reflexionó. ¿Dónde se habría revelado su ubicación? Había evadido todo el rastreo. Recordó a la noble del Norte que la había ayudado a escapar.
‘Ex Marquesa Cyclamen me delató.’
No podía culparla sin más. Probablemente lo había revelado por lealtad al señor del Norte. Eliana preguntó con rostro serio:
—Por casualidad, ¿también están registrando el Marquesado de Hesse?
—Aún no. Pero ¿no tardarán en venir? Se dice que ha pedido que se busque por todo el Sur.
—Qué hago…….
Eliana se mordió el labio.
Labrante miró a Eliana y recordó la carta que había recibido del Cardenal. Las acciones de Flint no se limitaban a la orden de arresto.
⌈Santa, Gran Duque Howard ha enviado una carta a la Orden. Pide encarecidamente que se le revele su paradero. Incluso parece que Gran Duque Howard sabe que usted está con Eliana Rosana, quien está en proceso de asilo. ¿Qué debemos hacer? Estamos en un aprieto, ya que nos envía cartas todos los días, urgiendo una respuesta⌋
En la carta que llegó hoy, incluso pregunta si Eliana Rosana está siguiendo el proceso de asilo. Nos sorprendió. Pero no se preocupe. La Orden de Nymphs no revela información sobre los solicitantes de asilo. Sin embargo, su petición, diciendo que su esposa lleva un niño en brazos… Su situación parece lamentable.»
La Orden no aguantaría mucho. Con el ‘Héroe de la Guerra Santa’ pidiendo con tanta desesperación, debían mostrar al menos la cortesía de revelar el paradero de la Santa al Gran Duque Howard. Además, hasta el astuto Cardenal sentía lástima por su situación. Labrante lo meditó.
‘¿Y si simplemente hago que se encuentren? Dudo que, incluso cegado por el rencor, se atreva a hacerle daño a Lia en presencia de la Santa, que soy yo.’
Pero incluso Labrante pensaba que las fechorías de Rosana, que contribuyeron a la tragedia de Howard, habían cruzado la línea. Además, ¿qué pasaría si, aunque no la amenazara físicamente, la hiriera con palabras?
Eliana parecía muy tranquila, pero por dentro estaba llena de dolor, aguantando solo por el niño en su vientre.
Mientras Labrante estaba absorta en sus pensamientos, Eliana estaba preguntando por Max y Lina. Los dos miembros del Gremio, que se habían ausentado por unos días para informar al Gremio, olían a viento. Lina sonrió ampliamente y dijo:
—Lady Eliana, este es un mensaje enviado por el Maestro. Príncipe Valdemar ha rescatado a Príncipe Bastian.
El rostro de Eliana se iluminó ante esas palabras. Por otro lado, Isabella abrió mucho los ojos al escuchar la historia por primera vez. ¡¿Valdemar y Bastian, el primer y segundo príncipe de Zacador?! Habiendo madurado en comparación con el pasado, ella escuchó primero en lugar de preguntar con insistencia qué significaba eso.
Eliana le preguntó a Lina:
—Eso es una gran noticia. ¿Ya regresaron con éxito a Zacador?
—Bueno… Ambos príncipes sufrieron heridas graves y están concentrados en su tratamiento. Especialmente Príncipe Valdemar… al intentar rescatar a Príncipe Bastian, su brazo derecho…
—¡¿No me digas que perdió el brazo?!
La voz de Eliana se volvió ansiosa. ¿Había perdido Valdemar su brazo derecho, como en su vida anterior?
Lina la tranquilizó y dijo:
—No, Lady Eliana. Cálmese. Afortunadamente, no perdió el brazo. Pero… los tendones de su brazo derecho están dañados… No puede blandir la espada como antes.
—Pero no se preocupe. ¡Dicen que Príncipe Valdemar es ambidiestro!
Lina asintió ante las palabras de Max. Eliana ya tenía un rostro tranquilo. Afortunadamente, al igual que en su vida anterior, el Valdemar de esta vida también era ambidiestro.
—Pero el problema es… que no hay manera de demostrar que el Séptimo Príncipe está contaminado con magia negra. Príncipe Valdemar piensa que deberían revelarlo de inmediato… pero Príncipe Bastian se opone. Les preocupa qué pasará si hay un revés.
—Mmm, es un punto válido. Yo también le di un aviso a Labrante sobre Marcel Zacador, pero sin pruebas, no se puede acusar.
Mientras decía eso, Eliana miró de reojo a Labrante. Labrante tenía una expresión de disculpa. Eliana se quejó:
—Ese Marcel realmente está aliado con un mago de magia negra. Y Lalan podría encargarse de él…
—Lo siento, Lia. No puedo llevar a Marcel Zacador a un juicio por herejía sin pruebas. Yo también detesto a ese tipo, pero el Séptimo Príncipe es un pez gordo que se perfila actualmente como el Príncipe Heredero de Zacador.
—Pero Lalan, ¿y si ese tipo está controlando al Emperador de Zacador? Podemos simplemente rociar agua bendita al Emperador Alexander. O quitarle de repente ese guante que Marcel siempre lleva puesto…
Labrante negó con la cabeza rotundamente. Llevar al Príncipe Imperial a un juicio por herejía no era tan simple como decirlo. A diferencia de su vida anterior, en la que se metía en líos como una niña mimada, Labrante era cautelosa en esta vida.
—El hecho de que Emperador Alexander esté siendo controlado por magia negra es solo una suposición tuya, Lia. ¿Tienes pruebas que respalden esa suposición?
Eliana dudó. Labrante continuó hablando con un tono ligeramente más severo.
—Si Emperador Alexander no estuviera contaminado con magia negra, ¿qué pasaría con la carga política que la Orden tendría que asumir? Además, ¿qué pasa si el Séptimo Príncipe no utiliza la magia negra directamente, sino que se sirve de otros? Si no podemos acorralar al Séptimo Príncipe de manera contundente, mi autoridad caerá por los suelos. Me gustaría que pensaras también en mi difícil situación.
—Pero…
—Lia, no puedo actuar de manera irresponsable como Santa de la Orden. Tú misma me lo aconsejaste.
Eliana se quedó sin palabras. Realmente, la Labrante de esta vida no era tan manejable como la de la vida anterior. Además, si lo pensaba racionalmente, todo lo que decía era sensato. Por eso Eliana se sentía aún más frustrada.
—¡El problema es la condenada prueba! ¡Si tuviéramos pruebas de que Marcel Zacador usó magia negra, podríamos derrocarlo de inmediato!
El poder de Marcel se había elevado y consolidado gracias a la propuesta de matrimonio de Gran Duquesa Vein y la cooperación de Gran Duque Vein. Al ser un poder formado en poco tiempo, se desmoronaría fácilmente con el más mínimo defecto. Su poder se tambalearía en cuanto Valdemar y Bastian regresaran sanos y salvos… Aunque seguro que Marcel también se estaba preparando para eso.
La excusa que podía desbaratar todas esas preparaciones era precisamente la magia negra. Un miembro de la realeza que usaba magia negra nunca podría convertirse en Emperador. Eliana se sentía frustrada al tener el objetivo a la vista, pero no poder alcanzarlo.
—Ese tipo ha cometido incontables atrocidades con magia negra, ¿cómo puede ser esto? Lalan, esto es ridículo.
—Por eso la Orden y la Torre Mágica se esfuerzan siempre por erradicar a los hechiceros de magia negra.
A diferencia de Labrante, que respondía con suavidad, Eliana resoplaba con rabia.
—Si al menos tuviéramos una prueba de que cometió una atrocidad… o si hubiera alguien que lo vio reunirse con un hechicero de magia negra, podríamos acorralarlo incluso con ese testimonio…
¿Debería hablar con Astin para que creara pruebas falsas? Eliana estaba considerando seriamente la idea de la manipulación, cuando Isabella, que escuchaba en silencio, habló con voz grave:
—Hay… hay pruebas…
Todas las miradas se concentraron en Isabella. Ella murmuró:
—Ese tipo trató de quemarme viva con magia negra. Yo… yo lo vi.
Los ojos de Eliana se agrandaron. ¡Es cierto! ¡Estaba Isabella, la víctima que Marcel había intentado asesinar! Isabella era el testigo viviente que podía denunciar a Marcel por conspirar con un mago de magia negra.
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