La Emperatriz que regresó en el tiempo - Capítulo 204
Se dirigió directamente a la cama. La suave sábana tocó la espalda de Eliana. Flint olía a frescura, como si acabara de ducharse. Su cabello aún estaba húmedo.
Él extendió una mano, le acarició la mejilla a Eliana y la besó. Sus lenguas se entrelazaron en el interior de sus bocas, emitiendo un sonido húmedo y pegajoso.
La mujer, que aceptaba el beso, tardó en darse cuenta de que la mano del hombre estaba desatando el listón de su vestido. En un instante, la prenda se deslizó, revelando su piel inmaculada.
Los labios de Flint se movían hacia abajo, siguiendo la curva de su cuello. Eliana dejó escapar un gemido, pero luego lo detuvo, agarrando su mano.
No podían tener intimidad durante el embarazo. Su cuerpo era muy débil y corría el riesgo de abortar. Había sido una gran suerte que el bebé estuviera a salvo a pesar de las incontables veces que habían estado juntos sin saber de su embarazo.
Flint apartó suavemente la mano de Eliana que lo sostenía. Pero cuando Eliana volvió a tomar su mano, sus labios se detuvieron.
—¿No me dijiste que no tenías planes de tener un hijo conmigo?
Flint parpadeó ante las palabras de Eliana. Parecía confundido, como si no entendiera de qué hablaba.
—Me lo dijo Liliana.
Era algo que Liliana le había dicho a Eliana antes de irse ese mismo día.
―Tu esposo no tiene planes de tener hijos contigo por ahora. Lia, no confíes tanto en él y ten un bebé pronto.
Ante la insistencia de Liliana, Eliana respondió que «Flint era un hombre completamente diferente de Herais». Liliana resopló con desdén y se fue de la mansión del Gran Duque, no sin antes dejarle una invitación para que la visitara antes de regresar al norte.
—… ¿Duquesa Sanders ha vuelto a hablar mal de ti?
Los ojos de Eliana se abrieron de par en par ante la pregunta de Flint. Liliana había hablado mal de ella antes de su matrimonio. No tenía idea de que este hombre lo supiera.
—No. Lo que me dijo hoy lo escuché directamente de ella.
—¿Te encontraste con Duquesa Sanders? Creí que no te caía bien porque hablaba mucho de ti.
—Bueno… de alguna manera hicimos las paces. Y todo lo que decía era verdad… Lili incluso vino a mi casa con un brazalete que me había regalado cuando éramos niñas, y… mm.
Su mano grande y cálida se posó justo debajo de su clavícula. En el momento en que sus dedos la rozaron, el cuerpo de Eliana se estremeció.
Justo cuando los labios de Flint estaban a punto de tocar esa zona tan sensible, Eliana le agarró el cabello con ambas manos.
Pero no lo sostenía de la forma habitual. Le estaba jalando el cabello, por lo que Flint frunció un poco el ceño.
Eliana se apresuró a decir:
—No podemos.
Ella negó con la cabeza y Flint retrocedió con una expresión de decepción. Sin embargo, en su rostro se veía más preocupación que arrepentimiento.
Había cancelado todas las reuniones sociales de hoy porque estaba muy cansada. ¿Todavía estaba agotada? Quizás reconciliarse con su vieja amiga la había agotado más de lo esperado.
Morgan le había enviado a Flint una carta de apoyo, diciéndole que Eliana ya estaba lista para quedar embarazada. Por eso Flint quería tener un hijo con ella hoy.
Pero, ¿tal vez era demasiado pronto? Quizás lo mejor era esperar hasta que su cuerpo se recuperara por completo… Las divagaciones de Flint se vieron interrumpidas por la fría voz de Eliana.
—No me respondiste. ¿Por qué le dijiste eso a Liliana?
Flint le volvió a poner el vestido a Eliana, y respondió con incomodidad:
—En ese momento, realmente no tenía planes.
—¿No crees que debiste decírmelo a mí directamente? Hay alguien aquí que siempre ha querido tener un hijo…
Eliana dejó la frase sin terminar. Le resultaba difícil decir en voz alta que siempre había aceptado estar con él cada vez que él la deseaba porque ella también quería un hijo. Después de todo, esa no era solo una acción para satisfacer los deseos de Flint.
Ahora Flint tenía una expresión calmada, toda la excitación había desaparecido. El calor se disipó rápidamente y solo quedó un silencio helado.
—¿Estás diciendo que estuviste conmigo a la fuerza a pesar de que no querías?
Eliana se sobresaltó y respondió rápidamente:
—No dije eso.
Ahora, Eliana se veía avergonzada. Eso hizo que Flint se pusiera a pensar en un sinfín de cosas.
Sabía que Eliana no lo amaba. También sabía que la razón por la que seguían pasando las noches juntos era por el deseo de un hijo.
Ella siempre quería pasar la noche con él durante sus días fértiles. Aún así, él se había ilusionado un poco al ver que ella también se acostaba con él en otras ocasiones.
Pensó que, aunque ella no lo amara, le gustaba, así que las noches que pasaban juntos la hacían sentir bien.
Cada vez que ella se abandonaba al placer y se aferraba a él, él se sentía inmensamente feliz. En esos momentos, sentía que ella lo amaba de verdad.
Hubo momentos en que deseó que ese tiempo nunca terminara.
Pero, ¿podría ser que era una fantasía creada por sus propios deseos? Los ojos de Flint se volvieron sombríos.
—Entonces, ¿qué ibas a decir después?
Cuando Flint la acorraló, Eliana se sintió realmente en un aprieto.
Flint sentía una opresión en el pecho. Quería sacar el corazón de ella y verlo. Quería examinar sus sentimientos por él hasta el más mínimo detalle.
Pero al mismo tiempo, no quería hacerlo. Si viera con sus propios ojos que ella no lo amaba, no podría soportar esa desesperación.
Se había prometido a sí mismo que se conformaría con que ella lo quisiera y dependiera de él, pero las personas eran muy inconstantes. Siempre querían más.
‘Ojalá sintieras lo mismo que yo.’
A pesar de que había decidido esperar toda su vida hasta que ella lo amara, se sentía impaciente.
—Entiendo. De ahora en adelante, si no quieres, solo dilo.
Ante las palabras de Flint, Eliana bajó la cabeza. Flint parecía herido. Eliana se desanimó y dijo:
—Nunca me sentí a disgusto.
—…….
—En serio. Mi rechazo de hoy… fue por el em…
—Creo que sería mejor que regresaras al norte.
Las palabras de Eliana, que estaba a punto de revelar su embarazo, se detuvieron abruptamente. Luego, ella asintió.
—Está bien. Pero, ¿estás seguro? He oído que el Ministerio de Relaciones Exteriores y el Departamento Militar están muy ocupados últimamente.
Por supuesto, Eliana asumió que regresaría al norte con Flint. Pero lo que salió de la boca de Flint fue inesperado.
—No. No puedo ir porque tengo algo importante que hacer.
—¿Qué cosa? Te esperaré hasta que termines. Vámonos juntos. Además, me gustaría quedarme más tiempo ya que no venía a la capital hace mucho…
—Solo tú vas a regresar.
Eliana alzó las cejas. Por un momento, una extraña idea se le cruzó por la mente. No dudó en expresar sus sospechas.
—¿Hay alguna razón para que yo tenga que volver al norte ahora mismo?
—Has estado fuera del norte por mucho tiempo… y estoy a punto de partir en una expedición.
—¿Te vas a la guerra? ¿Con el Reino de Kenason?
La red de información de Eliana era sorprendentemente rápida. Flint asintió.
—Entonces tengo que despedirte. ¿Estás diciendo que yo me vaya al norte y tú te quedas para irte al campo de batalla?
—…….
Flint no podía, bajo ninguna circunstancia, decirle a Eliana que quería que se fuera de inmediato por culpa de Marcel. ¿Qué pensaría ella si lo hacía?
Como hombre, su orgullo le impedía mostrar la inquietud que sentía. Tampoco quería que Eliana se angustiara por su pasado.
Simplemente quería que todo se resolviera de forma suave y ambigua. Él, que siempre prefería resolver las cosas con la misma claridad que un corte de cuchillo, por primera vez deseó un arreglo vago.
Pero Eliana era muy perceptiva.
Así como Flint era capaz de captar las emociones de Eliana con agudeza, ella también pudo leer la incomodidad en su rostro inmutable. Se dio cuenta de que él estaba poniendo excusas.
—Además, ya te has ausentado del norte por más tiempo que esto. Solo llevamos un mes en la capital.
Eliana estaba más acostumbrada a encontrar las fisuras en lo que la gente decía que a preguntar la razón directamente. Su pregunta fue tajante:
—¿Por qué insistes en enviarme al norte de una manera tan forzada?
—No es así…
—Flint, dime la razón. Solo así lo entenderé.
Flint exhaló sus palabras como un suspiro:
—Simplemente… ¿no puedes hacer lo que te pido?
—……
—Así como yo pretendo que no veo, ¿no puedes tú también seguir mis deseos sin preguntar nada?
Eliana no pudo objetar más.
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La cabeza de Eliana era un torbellino.
El rostro de él se veía tan agotado que al final ella aceptó. No entendía por qué, ya que no era una persona que cediera tan fácilmente.
―Entonces, puedes irte mañana.
Él le había dicho con una sonrisa radiante que se fuera al día siguiente, ¿Cómo iba a negarse ante esa cara?
Eliana asintió sin discutir con él. Y la rapidez de Flint para actuar fue notable. Inmediatamente le ordenó al mayordomo que empacara las maletas. ¡Y a mitad de la noche!
Aunque las palabras de Flint sonaban a ruego, para Eliana no fueron más que una orden.
Ojalá me lo hubiera ordenado sin rodeos. Eso le hubiera resultado más cómodo.
Decir que dormiría en otra habitación fue un berrinche impulsivo. Y él no la detuvo.
Flint no lo hizo porque se sentía culpable. Pero a Eliana eso también la exasperaba.
—¡¿Por qué no me detienes?! ¡Dices que te vas pronto a la guerra! ¡Y yo me voy mañana!
Al final, Eliana le soltó toda su frustración.
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